En la terraza
Sexo en la terraza, dónde se puede ver en cualquier lado, una de las mejores experiencias….
Años atrás, cuando empezábamos la relación, eramos muy tímidos, él siempre fue más atrevido, más loco, ella, por el contrario, era reservada, le gustaba la privacidad, la seguridad, pero todo eso cambio; Ese día estaba haciendo mucho calor, pero ella tenía un vestido para la casa espectacular, un vestido de flores con un escote que dejaba mucho que desear, empezamos a besarnos por simple gusto, me encanta cuando ella me muerde los labios, así sé que está excitada y quiere juguetear, por lo cual empecé a meter mano en su vestido para agarrar ese hermoso trasero que trae, sin pensarlo, él me arrojó a la cama y ya sabía que se venía, quería sexo salvaje porque había tenido una semana pesada, estaba ansiosa por devorarme por completo ese pene, sin embargo, el calor era mucho y después de tantos besos y caricias, estábamos más acalorados de lo normal, ni el ventilador servía; En la casa de aquel entonces, había una terraza, una parte era pública y la otra era semi privada con techo y parte de un muro, él decidió invitarme a tener sexo en la parte «no tan oculta» así podríamos pasar rico y ventilarnos, yo muy temerosa le dije que no, que intentaramos, pero cuando seguimos con los besos, me quedó sonando la idea de exhibirme para sentir esa adrenalina, aún no nos quitabamos la ropa, así que fui atrevida y le dije «!SI, FOLLAME AL AIRE LIBRE!«, él sorprendido titubeo, pero le dije que quería intentarlo y dejar de ser tan reservada; Sin pensarlo dos veces subimos, miramos que no hubiese nadie, y empezamos con la faena, al principio, era incómodo porque él siempre decía cosas como «Puta, perra» pero no lo tomaba como una ofensa para mí, de hecho, eso me hacía mojar más pero no se lo decía, eran palabras que decía al aire libre, así que, como pude, nos tiramos al piso en unas colchonetas, y empecé a cabalgarle, sentía como tenía el pene a estallar, una erección a 1000, él masajeaba mis senos muy bien, siempre se enfoca en ellos cuando estamos empezando con el ambiente, de un momento a otro, sentí como mi vestido caía de mis hombros, y dejaba mis senos al aire libre, sentir ese viento, saber que podían vernos, era tan ! excitante !; Como pudo, él se acomodó a besarme los senos mientras yo le quitaba la camisa, pero ella, quería más cosas, ella quería ya estar sin nada, sus gemidos no mentían, así que decidimos quedarnos sin nada de ropa, ella me llevaba ventaja porque solamente llevaba unas tangas de encaje exquisitas, por lo cual, una vez nos quedamos sin ropa, hicimos un 69 delicioso para darnos un oral mutuo que siguiera encendiendo más la chispa, si algo me encanta de él, es que es un hombre que gime sin temor a nada, si le gusta, gime sin miedo a sentirse incómodo, aprendí que le gusta que me lleve los testículos a la boca y los succione, subir por todo su falo hasta llegar a la punta, jugar con mi lengua y entrarlo de a poco, luego de varios minutos, tuve mi primer orgasmo, era hora de pasar a la penetración, quería que él me follara con ganas para gemir al aire libre y que los vecinos estuviesen envidiosos sin saber quienes estaban pasandola tan rico con ese calor, me puse para que entrara en misionero, ví esa verga tan rica a punto de entrar, lo miré dandole mi aprobación y empezamos, siempre es rico que entre lento para sentir como todo se mueve, como la vagina atrapa al pene, como se abre camino hasta su punto G, como sus ojos comienzan a colapsar de placer, como él, se muerde los labios, me sujeta de la cintura, me estimula un pezón (Recordarlo mientras se redacta, es merecedor de tener sexo por lo encendidos que estamos), empiezo suave, abriendo espacio, dejo que ella lleve el ritmo a su gusto, se mueve más rápido, dejo que me guíe hasta cierto punto, luego soy quien toma las riendas, empiezan los gemidos, no se controla, me pide más, pide más velocidad, más penetración, sus gemidos no se detienen, es tan apretadita esa vagina, que siento como viene otro orgasmo adicional, se muerde los labios, nos besamos y me pide penetrarla de pie, al borde del muro que nos separa de los demás, verificamos que nadie esté para que no nos vean, y empieza ella a pedir nuevamente, ahora él, es todo mío, está a mi ritmo, seguimos follando contra el muro, el calor es fuerte, pero las ganas mucho más, le pido que después de tanto recibir placer con el último orgasmo del momento, me de su leche, pero quiero que lo haga en la mitad de la terraza, no sé si era por el calor sexual o la adrenalina, pero no me arrepiento de pedirlo, nos hacemos en la mitad, lo masturbo para que eyacule, y me llena parte de los labios son su rica leche, me trago una parte, y luego lo que quedó por fuera, lo limpio con mi lengua lo más sexual posible, para luego irnos a bañar después de tan rica faena.
Nunca supimos si alguien nos vio o no, pues nunca nadie nos miró raro, pero fue una de las cosas más excitantes que pudimos sentir.
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Bye, cuidense, hasta una próxima cogida 😊
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