Enamorado de la pequeña Liliana (II)
Pasar el día con la nieta de mi vecina fue divertido, pero la tentación aumentaba y se volvía incontrolable.
Al día siguiente al medio día, doña mari llevo a su nieta mi casa, le dijo que se porte bien y todo eso, le recordé que tiene mi celular por cualquier cosa, que de preferencia me mande mensaje pues la señal en esa región es débil y las llamadas suelen cortarse (sin mencionar que esa noche yo no estaría disponible para nada ni para nadie).
Lili estaba un poco nerviosa cuando su abuela se fue, y sinceramente, yo también. Quería seducirla, tomarla por la cintura, subirla a la mesa, arrancarle la ropa, abrirla de piernas por la fuerza, lamer su coñito hasta que le arda y para rematar, penetrarla y llenarle de mi leche las entrañas. Obviamente no podía, jamás le haría daño a una nena, no soportaría verla asustada, o llorando, o sufriendo, no soy un monstruo, además le había cogido cariño, era muy buena niña, si pasaba algo debía ser consensuado, lo que ella quiera, como quiera y cuando quiera.
Como les comenté, los fines de semana voy de compras a la ciudad, así que la llevé conmigo en el auto, ella no acostumbra salir de su comunidad por obvias razones, por lo que decidí pasar todo el día con ella paseando para que se divirtiera y así fue, comimos en McDonald’s, le compré una cajita feliz, fue a los juegos, después fuimos a un mall en donde había videojuegos que dan boletos de premio y por un millón de boletos puedes canjear algún premio. Aproveche para platicar por primera vez con ella, hablamos de su escuela y cosas sin importancia pero nos divertimos mucho.
Las compras las deje al final, a las 7pm aproximadamente fuimos a comprar comida y las cosas de la casa, recién allí, caí en cuenta de que necesitábamos cosas para ella, una toalla para la ducha, cepillo de dientes, ropa… en cuanto esa palabra paso por mi mente un choque eléctrico recorrió todo mi cuerpo. Mi lado paternal que prevaleció todo ese día desapareció, devorado por mi lado lujurioso.
Yo: ¿Tu abuela olvido hacerte la maleta verdad? (como les dije, en algunas cosas le prestaba muy poca atención a la niña)
Lili: Sí –Dijo algo apenada y nerviosa
Yo: No te preocupes, al contrario, hay que aprovechar y comprarte ropa
Lili: Bueno –Dijo algo apenada, se notaba que no estaba acostumbrada a que hagan cosas por ella-
Cuando fuimos al pasillo de ropa me sentí nervioso y excitado, podía comprarle lo que yo quisiera, cualquier prenda para vestir a mi hermosa muñequita. Entramos al pasillo de ropa interior, mi corazón latía a mil, había todo tipo de prendas, de todos colores, tamaños y formas, quería que las modelara todas para mí, que posara mientras le tomaba decenas de fotos.
Vi unas pantys rosas con encaje rojo en los bordes y dibujos de corazones, en mi mente la veía a ella de pie usándolos y a mí de rodillas deslizándolos lentamente hacia abajo. Luego vi unos amarillos con la parte trasera algo delgada, no como una tanga, pero que permiten ver media nalga. Imagine que mientras la pequeña Lili los usaba, yo jalaba la prenda hacia arriba para meter la tela dentro de su trasero por completo.
Había tops, shorts, camisoncitos, ojalá hubiera lencería, tangas, bikinis transparentes, medias, ligueros, falditas, lycras y leggins –pensé-, ¡¡DIOS!!, se me estaba cocinando el cerebro de tanta calentura, me tranquilice y recupere la cordura, trate de pensar rápido y para no despertar sospechas, con toda la indiferencia posible tome 5 pantys y las avente al carrito como si fueran basura, tratando de elegir las más sexys posibles.
Yo: ¿Qué tipo de ropa te gusta Lili? –En mi mente quería que eligiera ropa interior y falditas cortitas-
Lili: La que sea –Le costaba mucho trabajo pedir algo-
No le insistí, la vestiría a mi antojo, tome un shortcito, una faldita, otra faldita, tres falditas, cada una era más linda que la anterior, seguro se vería muy sexy, tome un pantalón pegado tipo leggins, mi salario no daba para eso, no me importaba, dejaría de comer una semana por verla usar todas esas prendas, en un momento una luz de razón me advirtió que toda la ropa que le estaba comprando era muy sexy comparada a lo que suele usar, no hay razón lógica para que yo le compre todo eso a menos que quisiera… por ello, decidí hacer la compra más casual, o al menos eso pensé. Solo deje un shortcito, la maya tipo leggins, una faldita y agregue un pantalón, un short, y dos blusas muy normalitas que no llamaban nada la atención. Tampoco creo que su abuela hiciera esa relación entre ropa interior nueva y quedarse conmigo a dormir ¿o sí?
Cuando fuimos a pagar a la caja, había una cajera veinteañera, morena y muy bella. Mientras pasaba los artículos me puse nervioso, tomaba las pantys y las pasaba por el lector de código, no tenía nada de malo, pero no podía ocultar la verdadera intención por la que las compre. No sé si ella lo noto, no debería, pero estoy seguro que yo no podía esconder todo lo que la expectación me hacía sentir, ¿Qué pasaría esa noche? ¿Usaría su ropa nueva? ¿Qué pensaría su abuela? Tras terminar de cobrar, la cajera me miro a los ojos, luego miro a Lili y dijo: que pasen una bonita noche.
¿Eso tenía un significado? ¿O era mi calentura la que ya estaba nublando mi juicio?, no lo sabía, la idea de que esa cajera pensara que Lili y yo éramos amantes y encima lo aprobara, me embriago de excitación.
Finalmente llegamos a mi casa, al lado de mi recamara hay otro cuarto donde guardo cajas y cosas varias, allí le improvise una cama con unas cajas grandes de madera, varias cobijas, y un trozo grande de esponja que tenía. No era una cama como tal, pero cumplía bastante bien su función. En ese momento me di cuenta de algo, doña Mari conoce mi casa y sabe que solo tengo una cama ¿acaso su idea era que durmiéramos juntos? No, como siempre seguramente ni se detuvo a pensar en la comodidad de la pequeña.
Le dije a Lili que se metiera a bañar mientras preparaba la cena, tras unos minutos que se fue escuche el ruido del agua de la regadera, me volví a excitar de inmediato, quería espiarla, debía hacerlo, necesitaba verla desnuda, algo para saciar un poco mi deseo pues estaba volviéndome loco. Me quite los zapatos, los deje en mi cuarto y sin hacer ruido me acerque al baño en busca de una rendija o una forma de poder espiarla, no lo logre, no había forma de verla. Resignado regrese a la cocina, termine de preparar hotcakes y en un rato ella apareció.
Cuando voltee a verla casi tiro el sartén que estaba sujetando, ¡¡¡olvide comprarle pijama!!!, por lo que ella apareció usando solo una panty rosa y una blusita rosa sin mangas que le llegaba arriba del ombligo. Mi mirada debió ser la de un enfermo degenerado violador, debí lamerla asquerosamente con mi mirada pues su carita transmitía vergüenza, incomodidad e incluso un poco de miedo.
Me sentí un idiota, no controle mi reacción, no tengo idea de cómo la mire, pero la expresión en su rostro me decía que no le gustó para nada la situación. Ella se presento ante mi con tan poca ropa sin avergonzarse y yo lo arruine, tenía a un lado de la estufa un cuchillo y me dieron ganas de clavármelo en la mano y despejellarme todo el brazo por lo idiota que fui. Merecía poner la cara en el sartén por imbécil, seguramente perdí toda oportunidad con ella y la confianza que me había ganado por ser un maldito lujurioso incapaz de controlar su calentura.
Sin embargo, en un último intento desesperado por salvarme dije
Yo: ¡Que toooonto soy!, se me olvido comprarte tu pijama, ¿Cómo se me pudo olvidar?
Lili: No importa, hace calor
Yo: No, pues era lo primero que te debía comprar y se me olvido, que tonto, perdóname, ¡tu que no me recordaste! –le dije culpándola, pero en tono de juego-
Lili: no me dijiste
No sé si se lo creyó o que se yo, en algunas cosas era muy inocente, típico de las personas de algunos pueblos o comunidades, pero logre arreglar la estupidez que hice y se tranquilizó, trate de fingir que mi reacción fue por darme cuenta que no le compre pijama, pese a toda la situación era muy incómoda, la tenía allí, frente a mí en pantys y en esa blusita de tirantes que me dejaba ver su fino cuello y su abdomen perfecto, era imposible actuar como si nada.
Estaba volviéndome loco, mientras ella derramaba leche condensada en su hotcake, lo que yo veía en mi mente era mi semen deslizándose por su estómago, sus labios se veían brillosos por el dulce, quería besarlos, morderlos, quería meter mi pene en su boquita. No importaba si no la penetro, me conformaba con que me dejara acariciarla, desnudarla, eyacular en su espalda baja, en sus nalgas, en su abdomen, en su pecho, todo el semen de mis testículos se produjo por ella y debía ser para ella, no tenía idea de lo que esa noche pasaría.
Continuara…
Hayyy se quedó interesante nuevamente!
excelente relato me intriga que paso despues, exitante
Uff esa lujuria y ese deseo al imaginarse todo eso y ella un pobre borreguito que no tiene idea jaja, tienes que seguir