Enamorado de la pequeña Liliana (V)
La abuela de la niña regresa y el miedo a ser descubierto se apodera de mi.
El día siguiente transcurrió normal, su abuela regreso y me platico lo que sucedió con su hermano, al final le amputarían el pie y no entrare en detalles de ese lamentable incidente. Todo volvió a la normalidad, pero estaba nervioso ante la posibilidad de que ella contara algo incluso por accidente, pues a veces hasta los adultos nos cuesta guardar un secreto o mantener una mentira. La señora me agradeció por comprarle ropa y regaño a la niña por pedírmela, yo le dije que lo hacía con gusto y seriamente le pedí que por favor no la regañe, que si está en mis manos ayudarlas lo haré y si no puedo seré honesto y se los haré saber. Me agradeció de nuevo por cuidarla y comprarle cosas.
Esa semana transcurrió normal, pero un día la señora estaba muy cortante, quizás de mal humor o algo rara. Debido a la situación de su hermano sería normal que no este del mejor humor, también es común que las mujeres cambien su estado de animo de un día para otro, sin embargo, yo imaginaba lo peor. Un par de días no me invito a comer, me dijo que estaría ocupada, pero me dio la comida en unos recipientes, los días que si fui platicamos muy poco, pero no me dijo nada, supuse que no nos había descubierto, pero toda esa semana estuve muy nervioso, incluso mi libido estaba apagada por lo mismo, solo pensaba en lo que pasaría si se enteraban.
Lo poco que vi a la niña apenas y nos saludábamos, parecía que ella me evitaba también, su abuela era muy regañona con ella si se le ocurría “molestar” a los demás, supuse que en su cabeza pensaba que de enterarse que éramos novios, su abuela la mataría a golpes, en parte eso me beneficio, pero también era triste, pues no era una mala niña, le hacían falta sus padres.
La siguiente semana todo volvió a la normalidad, la señora volvió a estar de buen humor, ser amable conmigo, incluso era más confianzuda, un par de días comimos todos en la mesa con la niña incluida, platicamos todos, incluso Lili también platicaba cosas, normalmente ella no habla mucho, pues su abuela suele excluirla de las pláticas mientras “los adultos hablan”, pero parece que se volvió un poco más flexible después de que le pedí de favor no regañarla tanto.
Sin embargo, ese fin de semana algo cambio, note algo diferente, la señora sin darme explicaciones me dijo: ¿El sábado podrías cuidar a la niña?, tengo unos asuntos urgentes que atender. Sus palabras fueron esas, pero el tono en el que lo dijo, la mirada y la firmeza en su semblante en realidad decían: Cuida a la niña, estaré ocupada.
Hasta ese momento toda la interacción con ella fue como si estuviera en deuda conmigo, como si yo las mantuviera, pedirme un favor era algo inaceptable y solo lo hacía en situaciones de vida o muerte, esos mismos valores parecía que se los transmitió a su nieta, pues era muy tímida para pedir cosas, incluso le incomodaba que le compre ropa o comida. Pero ese día fue totalmente diferente, como si supiera algo, era como si dijera: Folla con la niña todo lo que quieras, puedes poseerla hasta quedar satisfecho, pero aliméntala, cuídala, ve que no le falte nada y hazte responsable de su bienestar, es tu obligación como hombre.
Nunca pensé en negarme, yo feliz con quedarme otro fin de semana con esa nena, pero algo en mi me decía que, si me negaba a cuidarla, o le daba alguna excusa, iba a hacerme pedazos, sentí una autoridad en ella sobre mi como si fuera mi propia madre que incluso me daba un poco de miedo. Nunca supe qué hacia la señora, si se iba con amigas o no sé, a su edad dudo muchísimo que tuviera un amante, en comunidades y barrios pobres por falta de empleo muchas personas se meten en asuntos ilegales, no lo sé, preferí no indagar en su vida privada, al fin y al cabo, yo tampoco quería que ella profundizara en mi vida íntima. Pero de allí en adelante era más frecuente que me dejara a cargo de la niña, no necesariamente en la noche, a veces por varias horas en la tarde, horas que obviamente dedicábamos para hacer el amor como dos adolescentes.
Pasaron 3 semanas, hicimos el amor varias veces en ese tiempo, seria redundante describirlas pues no pasó nada nuevo, nunca le pedí sexo oral, era muy tímida y creo que tendrían que pasar meses para que ella empezara a dominarme a mí en la cama, de momento ella se entregaba totalmente sumisa a mí y me dejaba hacer con ella todo lo que quisiera sin lastimarla, si ella aun no tenía la confianza o ganas de someterme y no iba a presionarla.
En ese tiempo seguía penetrándola con mi dedo meñique, luego el anular, el dedo índice, dos dedos, y poco a poco podía abrir mis dos dedos un poquito dentro de ella sin enterrarlos a profundidad. Por mi parte seguía usando su cuerpo como si fuese una muñeca sexual, usaba sus nalgas, inglés, pecho, incluso llegue a envolver mi pene con su cabello mientras me masturbaba fuertemente para eyacular en su cara. Me gustaba hacérselo con uniforme escolar, a veces le pedía dejarse solo las braguitas y las calcetas, a veces solo la faldita, la cual quedaba llena de los fluidos de ambos. Ella recibía mi espeso néctar, pero se veía que no le gustaba, pues su cara era de desagrado al tener mi semen en su boca, aunque no al punto de quitárselo o decirme que no lo hiciera así.
En ese tiempo la niña también cambio, tomo confianza, ya me pedía que le comprara juguetes, todo tipo de caprichos, yo también cambie un poco y ponía mis limites, no podía darle todo aunque quisiera, le explique que no tengo tanto dinero, no quería convertir a esa niña en una malcriada insoportable. Le dije que ella tenía que portarse bien, estudiar, obedecer a su abuela y que cuando pudiera le compraría algún juguete.
Al principio me sometí a lo que la abuela me decía, intuyendo que sabía mi secreto o lo sospechaba, pero poco a poco yo también ponía mis condiciones, o le pedía favores también a ella.
Cierto jueves me desperté y pensé para mí mismo: ya es hora, hare mía a esa nena, si no quiere darme sexo oral está bien, pero debo desflorarla, es mi mujercita y la amare toda la noche.
En la tarde le dije a doña Mari que el sábado en la tarde me llevaría a Lili a hacer las compras, no le estaba pidiendo permiso, le estaba avisando. Yo también me sentía con derecho a hacer lo que yo quería e iba a hacerlo.
Sra. Mari: Si, has con ella lo que quieras
Lo dijo con una cotidianeidad y naturalidad que hoy día no olvido esas palabras, ¿me estaba dando permiso de follar a su nieta hasta la saciedad como un animal? ¿O simplemente me daba a entender que cuando quisiera que me acompañara me la llevara?
Ya el sábado fuimos al centro comercial en donde hay videojuegos y muchas tiendas, comimos en Subway, fue un día normal padre e hija común y corriente, mientras estaba jugando le dije que se quedara sola un par de minutos, que iría a ver una tienda. Al salir de ahí mi corazón latía cada vez más rápido, no quería tardarme mucho tiempo, pero a la vez sí.
En el centro comercial había una tienda de Victoria’s Secret, estaba muy nervioso al entrar, me atendió una sexy señorita, la cual me puso todavía más nervioso. Saqué una lista de mi bolsa como si mi esposa me hubiera mandado y le dije a la señorita
Yo: Quiero un brillo de labios Caramel Kiss, panty tanga rosa con cordón, una panty brazilian con tiras brillantes blanca y un camisón de satén rosa
Señorita: ¿En qué talla?
Yo: Extra chica –mi corazón casi se me sale, pues mientras decía esas palabras en mi mente apareció la imagen de Lili usando esas prendas-
Señorita: Le cobro por aquí
Me mostró las prendas, no sabía si le iban a quedar y me costaron un ojo de la cara, pero lo hice. Salí de la tienda y fui a recoger a Lili, fuimos a seguir viendo las tiendas y mientras caminábamos pasamos en frente de la tienda de lencería en donde se encontraba la empleada limpiando el vidrio, cruzamos miradas y desvié mi mirada como si estuviera haciendo algo malo. No sé si hilo las ideas, pero ahí estaba yo, con una bolsa llena lencería sensual extra chica en una mano, y en la otra, la mano de una nena de 9 años.
Me dio un escalofrió que se convertiría en excitación, mi pene ya lubricaba con liquido pre seminal y esperaba ansioso por ver a una niña de 9 años usando lencería sexy, y, aunque nos llevara toda la noche, finalmente desflorarla.
Continuara…
Excitante y con ternura y amor.
😋
Wooow, vamos a ver cómo avanza!