Encuentro Real
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por mahul.
Era una tarde soleada y a pesar de eso hacía frío, es algo muy común en esta ciudad que se encuentra 2600 metros más cerca al cielo. Me encontraba en una modesta cafetería, cómo no, disfrutando de un café para amenizar el frío y la ansiedad, pues era la primera vez que nos veíamos cara a cara a pesar de llevar ya varios meses chateando y conociéndonos por el Messenger. Su nombre ahora no importa ni cómo la conocí, lo que importa es como terminaría ese encuentro esa tarde, después de haber hecho un largo viaje para encontrarnos.
Eran casi las 5 de la tarde, la hora acordad, y entraba ella algo raro en una mujer de estos días, vestía como una universitaria, es decir, jeans, tenis converse y una camisa blanca, lucía hermosa a pesar de lo informal de su vestimenta, debe ser el aura que irradian las mujeres universitarias. Ella me reconoció al verme sentado, creo que no era muy difícil, era el único que me encontraba sólo en ese café, se acercó a mi sonriendo, que bonita sonrisa, aún la recuerdo, y dijo mi nombre en forma de pregunta a lo que asentí poniéndome de pie e invitarla a sentarse. Así lo hizo, y ordenó un café también, me preguntó si hace rato la esperaba, a lo que contesté que no hacía unos 15 mins, cuando en realidad llevaba toda la tarde tratando de matar la ansiedad y la incertidumbre de si aún seguía en pie el acuerdo pactado por el chat dos noches antes.
Pasamos casi una hora hablando cosas banales, riéndonos, disfrutando de nuestra compañía, la cual era mucho más agradable en persona, o al menos eso sentía yo, y puedo asegurar que ella también. En un momento decidí dar el esperado paso, y me quedé observándola fijamente a su rostro para no perderme un sólo detalle de su reacción, y así solté la pregunta.
– Aún sigue en pie lo que hablamos – su rostro dibujo algo de sorpresa seguido por una sonrisa picara, lo cual me tranquilizó
– Tú qué crees?
– Creo que sí, si no, no estarías aquí
– Tienes razón, contestó ella mientras se ponía de pie ¿Vamos? Preguntó ella mientras se dirigía a la puerta del café.
Yo me puse de pie y dejé algo de dinero en la mesa, con lo que esperaba poder pagar lo consumido.
Nos dirigimos al hotel en el que me encontraba hospedado, el camino era corto, unas dos calles, pero se hacían kilómetros, era la primera vez que ambos hacíamos algo parecido, y por eso parecía que los dos desbordábamos intriga y cierto aire sexual. Llegamos al hotel y nos dirigimos al cuarto. Era algo modesto, en verdad mis ingresos aún no daban para pagar algo lujoso, pero en últimas no estaba mal el lugar, era decente y aseado que es lo que importa finalmente.
Una vez en el cuarto, no pude evitar sentirme excitado, todo lo que habíamos hablado, todo lo que nos habíamos confesado y todo lo que había imaginado por fin se haría realidad, sentía como toda la sangre se dirigía a mi pene, ella por su parte se quedó de pie cerca a la puerta con su morral colgado de su hombro derecho, estaba petrificada pero también se podía notar que estaba excitada. Por un momento nadie dijo nada, sólo nos mirábamos fijamente y de un momento a otro me dirigí a ella y la besé, el contacto con sus labios era cálido, ya el frío de la ciudad quedaba atrás y sólo quedaba el calor de nuestros cuerpos que era transmitido a través de ese beso en que nuestras lenguas jugaban y se buscaban con pasión, ella dejó caer el morral al piso y así liberar sus manos, con las cuales ella comenzó a acariciar mi pene por encima de mi ropa, mientras yo acariciaba su espalda y bajaba hacia su hermoso trasero, el cual quería sentir, así que decidí desabrochar el botón de su jean para bajarlo, llevaba unos bóxer negros con una franja rosada, lo cual resaltaba su redondo trasero, era toda una delicia sentirlo, sentir su calor mientras ella seguía acariciando mi pene.
De esa manera nos dirigimos a la cama y nos dejamos caer sobre la cama, ella se terminó de quitar el jean y luego quitó el mío, dejándome en bóxers, también se deshizo de su camisa dejando ver ese par de hermosas tetas cubiertas por un brassier rosado, así se puso sobre mí, y comenzó a frotar su coño sobre mi pene, a pesar de tener ambos aún puestos la ropa interior, la sensación era deliciosa, la excitación iba in crescendo y la humedad de su sexo traspasaba la tela de ambos bóxer lo que hacía la fricción más placentera.
Pero yo no me podía quedar sin hacer nada, también tenía que hacer algo, así que solté el broche de su brassier y salían a la vista ese par de tetas coronadas por unos pezones de color rosados los cuales comencé a acariciar de forma suave y de vez en cuando los acariciaba mientras ella siguió con el roce hasta que sintió que se venía, sus gemidos fueron una melodía para mis oídos, y aumentaron mi excitación, ahora era mi turno de tomar la batuta de la situación, la tumbe sobre la cama y terminé de desnudarla, su coño brillaba de la humedad de sus jugos, así que sin pensarlo decidí probarlos, me dirigí a ella y comencé a pasar mi lengua por todo el rededor, limpiaba los jugos que rodeaban su coño, evitaba tocarlo, y eso la volvía loca, quería me dirigiera a él e intentaba forzarlo corriéndolo hacia mi cara y yo seguía evitándolo, su sabor era toda una ambrosía, después de dejar limpio todo a su alrededor pasé mi lengua de abajo hacia arriba por todo su coño y un gemido salió de su boca y su cuerpo se arcó sobre la cama, luego la introduje y mi saliva se confundía con su saliva y ella comenzó a mover su cadera de forma circular al ritmo que mi lengua se paseaba por todo su coño, después de unos minutos ella me dice que la penetré que no aguanta más, que me quiere sentir dentro de ella, esta vez no la hago sufrir y acudo a su pedido, me termino de desnudar y dirijo mi erecto pene a su coño, primero lo rozo con él y lo mojo con los líquidos que emanan de su sexo y después de una sola vez y de forma rápida la penetro, al ella se le escapa un gemido y comienzo a penetrarla suavemente y voy aumentando el ritmo de mis embestidas, mientras ella sigue gimiendo y se acaricia sus senos
Cada vez sus gemidos son más fuertes, anunciando que ella está a punto de venirse, a lo que yo aumento y ella de nuevo tensa su cuerpo y siento como su vagina presiona mi pene acompañada de unos espasmos que son agradables para mi pene que siente como su vagina es inundada por los jugos de su orgasmos, a pesar de ello, ella se sigue moviendo para hacerme venir, a lo que yo respondo aumentando de nuevo el ritmo de mis envestidas y cuando siento que me voy a venir, saco mi pene y me corro sobre su vientre, al sentir ella mi semen sobre su cuerpo, un suspiro sale de su boca, y ella comienza a jugar con mi semen sobre su cuerpo y de forma lasciva se lleva sus dedos a su boca y los saborea.
Después de eso, nos duchamos, en donde tuvimos otro encuentro y después salimos a comer algo y quedamos de repetirlo próximamente.
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