Entre tu y yo
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Me gustaría relatar algo diferente hasta lo que leí ahora. Solo necesito que te relajes… e imagines conmigo.( Tengo 19 años, me llamo Lía, soy rubia de pelo ondulado y ojos verdes. Mis labios un poco gruesos, estrecha de cintura y unos pechos muy provocativos.)
Imagínate que soy la niñera, o quizás la chica de la limpieza y que por trabajar para ti tengo que llevar un uniforme que tu me proporcionaste. Con la excusa de que era de otra chica más bajita que yo, el uniforme me queda algo pequeño. Una falda recta bastante corta y una camisa blanca. Siempre me paseo por tu casa sin sujetador pues, al estar recogiendo y limpiando las cosas de los niños me molesta.Tu mujer no está en casa durante mes y medio por temas de trabajo y por ello, me contrataste a mi.
Una jovencita muy guapa, esbelta y sexy con la que disfrutar mirando mientras limpio y cuido de tus hijos. Un día llegas a casa después del trabajo, son cerca de las 10 de la noche y yo estoy bañando al más pequeño. Llegas, dejas las cosas en la entrada y te diriges a ver a tu bebé, recién dormida en su habitación. Escuchas un ruído de la ducha y te acercas al baño, y me ves de espaldas a ti, el culo en pompa mientras baño al niño. Tocas a la puerta abierta para avisarme de que has llegado, te saludo sonriendo y noto como empiezas a mirar mis pechos.. Me doy la vuelta y seco al pequeño, le visto y lo acuesto en cama. Me dirijo a tu habitación donde te estabas cambiando para ducharte y te pillo con la toalla puesta.
– Perdóon, ¿se puede?- dije sonriendo mientras abría la puerta.
– Lía!!!
-Ups disculpa- contesté sonrojada mientras te miraba de arriba a bajo mordiendome el labio inferior- Perdona, solo era para avisarte de que ya acosté al niño. Le espero en la sala si quieres.
-Emm..- Hubo un silencio. No parabas de mirarme los pechos y no entendía que sucedía.
– Pasa algo? – te pregunté. Tú me señaste disimulando mis pechos mientras yo me quedaba embobada para ese bulto que había tras tu toalla. En seguida me miro la camisa, y veo que estaba algo mojada y se me transparentaba. ¡Qué vergüenza! – Oh no… Marquitos me debió de salpicar en la ducha, se me nota mucho?- te volví a preguntar mientras me acercaba un poco más a ti.
– A ver… espera…- me decías mientras me cogías de la cintura y me ponías en medio de la habitación, cerca de la lámpara- Pues la verdad es que sí, y fuera hace frío- me respondías, e inconscientemente te tocaste tu pene mientras me mirabas como se me marcaban los pezones en esa camisa.
– Qué verguenza! Y aún tengo un buen tramo hasta llegar a casa, además de que no tengo chaqueta… -dije en voz un poco más baja como hablando para mi.
– No te preocupes Lía, si esperas a que me duche te llevo yo en coche y te pago lo de esta semana.
– Vale, estupendo! Muchas gracias!- contesté alegre.
-Esperame aquí, que termino rápido.
Y mientras te duchabas, yo esperaba sentada en la cama, excitada al ver que me habías visto los pechos y por la cara que pusiste, te gustó. Tontamente empecé a tocarme por fuera de mis braguitas aprovechando que estabas duchándote. A penas necesitaba subirme la falda pues, era muy corta. Empecé a imaginarte desnudo y me tocaba con más fuerza. Hasta que se me ocurrió acercarme silenciosamente al baño, aún con mi mano puesta en mis braguitas. Que gusto para mi clitoris fue el ver que los cristales eran transparentes a pesar de que estaban algo empañados, podía ver tu silueta y la forma de tus piernas, de tus musculos, de tu barriga…
Pude ver el tamaño de tu pene, y me excitaste tanto que sin querer gemí un poco. En seguida me eché para atrás para que no me vieras y me volí a tumbar en la cama, tocandome el pecho con la otra mano, cerrando los ojos recordando esa imagen. Me mordía los labios, pasé la mano por dentro de las bragas ya mojadas y seguí en mi mundo, imaginando cómo me lo harías en el salón, cómo me meterías mano por debajo de esa falda.. Mientras tanto, tú habías escuchado algo que te pareció un gemido de cuando estaba en la puerta, te la sacudiste un par de veces y te asomaste por el hueco entre abierto de la puerta, todavía con tu pene en la mano, dejando el agua de la ducha caer para que no me diera cuenta. Y ahí me viste, tumbada sobre tu cama, abierta y tocándome. Tu corazón de repente se acelera, jamás imaginaste que haría algo así en tu cama.
Era tan inocente y responsable que no creíste que tuviera ese atrevimiento. Pero me pudieron las ganas. En ese momento, empezaste a tocarte mientras mirabas por el hueco entre abierto de la puerta. Mientras tanto, yo me llevé el dedo a la boca y me lo mordía. Te gustaba esa imagen pues, podías imaginarte que ese dedo era tu pene y éste que estaba en mi boca pequeña y dulce. Decidiste ponerte la toalla y salir para pillarme desprevenida. Así que te enrrollaste la toalla a la cintura, cerraste rápido el grifo y saliste.
-¿ Lía?! – Dijiste haciendote el asombrado. En seguida me erguí, muy sonrojada y saque mi mano de entre mis bragas. Me quedé muda, no sabía qué decirte, qué hacer.
-oh.. perdona.. yo..- decía avergonzada mientras agachaba la cabeza, me llevaba de nuevo el dedo a la boca y quedaba mirando para tu sobresaliente pene. – ¡Lo sieento!Por favor no se lo digas a mi mamá, necesitamos el dinero… No lo volveré a repetir, se lo prometo! – Te dije, nerviosa, al mismo tiempo que agarraba fuerte mi falda.
– No pasa nada, es natural… No le diré nada a tu madre pero.. una pregunta- En ese momento, alce la cabeza y te miré a los ojos con una mirada de inocencia…- Por que lo hacías ahora?
-Am… yo… yo nunca lo.. yo nunca lo hice. Y tenía curiosidad por ver como era una… y disculpame!! – Te dije con los ojos llorosos..
– Disculparte por qué? – En ese instante, te acercaste a mi y te pusiste en frente mía. – Que pasa Lia?- Volviste a preguntarme tocandome el brazo
– Pues que.. me asome a la puerta de tu baño para ver si veía un…- y señalé con el dedo a tu pene que cada vez era más notorio tras la toalla.
-Nunca viste uno?
-No..- respondí negando con la cabeza
– ¿quieres ver como es?
– ¿Me dejarias?
– Solo un poco… pero esto no debe salir de aqui, esta bien?
-Sisisi, por supuesto- contesté entusiasmada. Al momento te quitaste la toalla y pude ver más de cerca como se empinaba hacia mi, como señalandome. Tan grande y dura. Al menos para mi pues, nunca antes había visto una. – Puedo… tocarla?- pregunte ensimismada.
– Uf… – suspiraste. – Está bien.
Y comencé a tocarla, la roce primero con un dedo por todo tu pene. La acariciaba, podía sentir como tu respiración se aceleraba y eso me animaba a seguir tocandotela.. Quise mirarte mientras lo hacía y pude ver así, tu cara de deseo. Me dirigiste hacia la cama para que me sentara mientras estabas en frente mía de pie. Luego, me acariciaste la cara con una sonrisa, entre tanto, fui bajando mi mano hasta rozar tus huevos. Escuche un pequeño gemido que me llevó a seguir tocandote, cada vez con mas confianza, tu escroto. Me estaba excitando de nuevo, y todavía mas con tu pene cerca de mi cara apuntandome. Acerqué muy despacio mi boca hacia tu pene mientras te miraba a cada poco esperando tu aprobación.Estaba nada más a unos pocos centímetros de metermela en la boca, vi tu cara de placer y deduje que te gustaría. Saqué la lengua lentamente mientras te dirigía una mirada inocente y sensual, respiraba cada vez más fuerte, y eso lo podías sentir en tu prepucio. Agarré tu polla con una mano y le di el primer lenguetazo.
En seguida me agarraste del pelo y empujabas mi cabeza hacia tus partes para que entrara cada vez más. Ya tenía mi señal. Al momento, te quité la mano de mi cabello y empece a metermela en la boca yo solita.Hasta dejarla más que mojada. La aspiraba y podía notar como te gustaba, y cada vez que me la metía hasta la garganta escuchaba un gemido tuyo. Yo estaba muy excitada, cerraba las piernas y agarraba fuerte la falda, como de impotencia o de aguante a tocarme. Con la otra mano te tocaba los huevos mientras tu pene entraba y salia de mi boca. A ambos nos encantaba y yo ya me notaba mojada de nuevo. Paraste un momento y me dijiste:
– Lía … y yo puedo verte a ti? Nunca vi desnuda a una chica de tu edad, tan jovencita..- yo me encogí de hombros mirandote. Entonces decidiste echarme para atrás, que me acostara en la cama, e ir besandome los muslos de mis piernas. Poco a poco subias y yo cada vez me excitaba más. Empezaste a sentir el olor de mi vagina virgen y le pasaste la lengua por el pequeño clitoris que se marcaba en mis bragas. Empezaste a bajarmelas suavemente y contemplabas mi vagina rosadita, depilada y pequeñita. Movias los dedos en circulos encima de mi clitoris y empezaba a acalorarme, a suspirar cada vez mas alto y mas rapido, me agarraba a las sabanas de la cama e inconscientemente abria más las piernas para poder sentir tu lengua acariciando mis partes. Me empece a tocar los pechos y en seguida me desabrochaste la camisa dejanlos al descubierto. Terminaste por desnudarme y comence a besarte, apasionadamente, con ganas, con ganas de sentir tu cosita dentro de mi, a morderte el labio,a besarte el cuello, a masturbarte…
Poco después te acostaste encima mía y empezaste a rozar tu pene con mi cosita… Dios, como me excitabas… Podías sentir como te agarraba más fuerte cada vez que me rozaba, y cuando tu lengua jugaba con mis senos, con mis pezones… no pude aguantar mas y gemí. Gemía sin poder evitarlo..Eche mi cuerpo hacia abajo hasta que llegue a metermela en la boca una vez mas, aun acostada y tu de rodillas encima de mi cara. Me la metia un poco pero cada vez que bajabas un poco tu cintura, me llegaba a la garganta y me atragantaba. Y eso te gustaba. Así que me la saqué de la boca para darme un respiro yseguí lamiendola por fuera, empece a chuparte un huevo.. luego el otro, y por tu reaccion te encantaba.Mi mano se oposiciono detras de tus huevos, cerca de tu ano y comence a palpar por ahí. Parecía que te avergonzaba que te tocase pero no podías evitar fingir que no te gustaba. Suspirabas tan fuerte que te separaste, me cogiste y me pusiste de nuevo en la parte de arriba de la cama. Te mojaste la punta de tu pene con saliva y fuiste a metermela.
-Espera.. – te dije mientras te tocaba el pecho como señal de que pararas.
– ¿que pasa?
– yo… soy virgen
– no te preocupes, te encantara..confia en mi, vale?
-uff- suspire preocupada
– Hazme caso, solo relajate..-
Tras decirme eso me besaste, jugaste con mi lengua y nos volvimos a poner a 100. Comenzaste a introducir tu pene en mi cosita y pude ver la cara de asombro antes de que cerrase los ojos fuerte. Ibas muy poco a poco, costaba que entrase.. quizás por que era muy estrecho, o tu pene muy gordo.. o quizás por ambos. Te escuchaba gemir y eso me calentaba tanto que provocaba que me agarrase fuerte a ti, pegando mi cuerpo al tuyo y relajando las piernas.Notabas mis pechos en tus pectorales, mi voz gimiendo en tu oreja y mi coño caliente, estrecho y mojadito. Por fin rompiste el himen, y aunque me dolió, no llegué a sangrar. -Que alivio-. Ya entraba con más facilidad y cada vez lo hacías mas rapido y con mas fuerza. Jamas pense que me gustaría hacerlo así, pero me encantaba. Gemía cada vez mas alto por lo que me tapaste la boca. Yo te mire sorprendida y mis manos fueron directas a tu cadera, para que me la siguieras metiendo, mas fuerte, más rapido. Yo no paraba de retorcerme, de mover mi cadera, de gemir, de impulsarte para que me la metieras…
No podía mas. Entonces, paras y me dices que me ponga de rodillas, enfrente al espejo pegado a la pared al lado de la cama, que separe un poco las piernas y encurve mi espalda. Seguí tus pasos, te colocaste detras mía y me la volviste a meter. Podía verme de lleno en el espejo, a mis tetas moverse constantemente, a mi coñito abierto y a ti, detras mia, penetrandome mientras me mirabas y abrias el culo para que la sintiera mas. Mis manos se apoyaban en la pared pero me lo hacías tan fuerte y me temblaban tanto las piernas que no era capaz de mantenerme. Me cogiste de la cintura, de esos huesitos sobresalientes de mi cadera y me empujabas hacia ti.
Te empezaba a gustar demasiado… abrías la boca, suspirando entre cortado y agarrandome fuerte los pechos, apellizcandome los pezones. Me di la vuelta y te dije que te acostaras boca arriba. Me puse encima tuya y empece a metermela poco a poco, volvias a notar todo tan estrecho y mojadito..De nuevo, no pudiste aguantarte las ganas, y comenzaste a mover tu cadera para metermela toda. Te frene con las manos, me coloque comoda encima de ti y empece a meterla y sacarla yo solita, moviendome de diferentes formas que hacian que te retorcieras de placer. Te erguías un poco para morderme los pezones y yo volvía a gemir. No aguantaste mas y empezaste a hacerlo super rapido, me rodeaste con los brazos y me agarabas los hombros, de esta forma, cada vez que tu cadera se movía hacia arriba penetrandome, con tus manos empujabas mi cuerpo hacia abajo, haciendo el golpe mas duro, mas placentero.
Yo no podía más, mi cadera empezo a moverse inconscientemente, mis gemidos eran mas largos y altos, mi respiracion entrecortada… mis piernas temblorosas. Me agarrea tus brazos lo mas fuerte que pude, y mientras me mordia el labio inferior te negaba con la cabeza. ¿no ? – me decias. Yo solo decia que no moviendola y abria la boca cada vez que le dabas mas fuerte. Solté un gemido bastante alto y mis piernas empezaron a estirarse, mi cadera se movia, arqueaba la espalda y me agarraba el pelo fuerte. Éstos gemidos duraron unos 4-5 segundos. Bastante tiempo para una sensacion tan intensa. Por fin me corrí. Mi cuerpo quedo rendido sobre el tuyo, todavia caliente. Te pusiste de rodillas, abriendome las piernas, mientras te masturbabas. Me cogiste del cabello y me llevaste tu cosita hacia mi boca, la rechupetee todo lo que quise hasta que noté que te ibas a correr. Te pajeaste un par de veces, y salió todo disparado, primero mi pecho, cayendo gotas en mi cosita.. y luego la dirigiste hace mi cara y boca…
Me había gustado tanto que volvi a metermela en la boca, a pesar de tener semen dentro. Acabé por tragarmelo lo que había entrado.
Fue una experiencia única, ¿no crees? Ojalá te guste y repitamos…
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