ENY
ENY mi chinita preciosa me dió su virginidad, me dió su vida .
Eny es la mejor amiga de mi hermana y siempre llega a mi casa, yo soy mayor que ellas, Eny tiene 17 igual que mi hermana, yo tengo 21, a cada reunión siempre llegaban sus amigas, pero Eny es la única que se queda a dormir, llegó el cumpleaños de mi padre y estuvimos bailando, ese baile cambio todo, miré a Eny con otros ojos, estaba linda, y cada vez que nos mirabamos ella me sonreía, entonces comencé a enamorarla y era correspondido, cada vez que bailaba con ella la apegaba como quería a mi cuerpo, en una de esas la apagué tanto que pude ser sus senos y su panocha, yo estaba fierro y sé que ella también lo sintió, la noche había avanzado y fue en la cocina que coincidimos y me mandé con todo
Estás muy linda Eny
– (solo sonrió)
Quiero salir contigo
– Estás loco que dirá tu hermana
No sé, pero ella no tiene nada que ver acá, me gustas mucho
– (se sonrojó)
Saldré a la sala y pondré una canción para bailar contigo así que no vayas a bailar con nadie
– Está bien
Salí y mientras conversaba con mi padre, ella me miraba, puse una salsa y la saqué a bailar, les juro que en el mundo no existía nadie más que nosotros, nunca dejé de mirarla a los ojos, esos ojos chinitos me estaban volviendo loco y mientras bailamos no para de decirle cosas lindas, y cuando nadie me veía yo le regalaba besos muy cerca de su boca, entonces no pude con mis ganad y le dije:
Hoy quiero que duermas en mi cama
– Pero que dirá tu hermana, siempre duermo con ella
No te preocupes de eso, ya vemos que hacemos, ella solo sonrió.
No sabía cómo hacer para que Eny entre a mi cuarto así que me acerqué dónde Eny y le dije:
Dile a mi hermana que tú mamá te escribió y te viene a recoger y apenas yo la lleve a la cocina tu subes y te metes a mi cuarto y te cierras por dentro, está bien me respondió, esperé que le diga a mi hermana y cuándo me dió su señal yo llevé a mi hermana a la cocina.
Al rato salimos y yo pregunté:
Y Eny?
– Ah, me dijo que su mamá la recogía
Bueno y enseguida saqué a bailar a mi hermana como para distraerla, no sabía cómo subir a mi cuarto, por mi cabeza pasaban miles de cosas, estaba caliente, con muchas ganas de hacerle el amor, menos mal pasó media hora y la gente se comenzó a irse, ya cuando ví que mi padre se metió a dormir le dije a mi hermana que cierre todo que ya me iré a descansar, ella muy amable me dijo que no me preocupe.
Subí lo más rápido posible, casi corriendo, al entrar Eny estaba sentada en mi cama, apenas me acerqué nos besamos, Eny cabello largo, ojos chinitos, 1.60 de estatura con unas caderas espectaculares estaba de verdad deliciosa, mis manos recorriendo su espalda le hicieron saber que esa noche ella sería mía, mi boca ya recorría su cuello y ella daba leves suspiros, la acosté en la cama y me puse encima de ella, nos seguimos besando y justo cuando quise sacarle la ropa me dijo que la tape, que le daba pena, entonces vino la pregunta:
Eres virgen?
– Si
Me quedé perplejo, por un momento no supe que hacer, la tapé, nos volvimos a besar y poco a poco nos fuimos sacando la ropa, me daba ternura verla todo el tiempo con los ojos cerrados, ya desnudos y con mucho cuidado mis manos fueron acariciando cada centímetro de su rico cuerpo, oír sus primeros gemidos fue delicioso, escarbé su cuerpo como quise, probé sus encantos, sus senos eran suaves, mi lengua jugó con sus pezones vírgenes, mientras mi mano bajaba lentamente al paraíso, estaba depilada, muy suavemente abrí esos labios vaginales y cuando mi dedo rozó su clítoris Eny dió un fuerte suspiro y abrió mucho más sus piernas invitándome a recorrerlo, Eny estaba mojadita, no pude más y bajé a chupar toda su vagina, ella se arqueaba de placer, después de un rato escuché NO PARES, SIGUE y enseguida se vino, me tomé todo lo que salió de esa panocha virgen, entonces la puse en cuatro y lentamente la fui penetrando, super lento, sentí como mi pene rompía cada pared vaginal, ella me pedía que pare y luego que siga, que pare y luego que siga, cuando ya estaba por la mitad se le metí de una sola y ella me rogó que se la saque pero le expliqué que debía acostumbrarse, después de unos minutos ella solita comenzó a moverse, primero despacio y así poco a poco nos fuimos haciendo el amor, fue lo más rico, la primera vez solo lo hicimos en misionero, le dolía mucho, terminamos, ella me abrazó y con lágrimas en los ojos me dijo que no la deje, la abracé fuerte y le dije que eso no iba a pasar.
Nos quedamos dormidos y al despertar esta vez sí le di de alma, bajé a chuparle esa panochita virgen, se la chupé hasta más no poder, ella me agarraba la cabeza y me lo apretaba hacia ella, después de un buen rato de chuparle hasta el culo, la puse en cuatro y comencé a bombear, las embestidas fueron de menor a mayor, la hice mi mujer como quise, ni que decir que le llené de leche toda su panochita, ella se levantó y se asustó porque vio sangre en mis sábanas, ya llevamos dos años de relación…
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