ERSA – MI PRESENTACIÓN
Hola, soy ERSA, este es mi primer relato que les doy, si deseas que te escriba uno parecido o una historia, contáctame. Saludos..
Unidos en la cama esposo y esposa se quejaban del placer intenso que ambos se daban a cada momento, era imposible, era bienvenido, sus hijitos dormían, su generosa prole, ambos conocidos desde la adolescencia, ahora con casi doce años de matrimonio cualquiera diría que se habían arruinado la vida, en realidad ellos se sentían más apegados el uno al otro.
Besa el cuello con intensidad, deseoso de extenderse aún más abajo, ella le sujeta fuerte los brazos, su metro setenta la hacía más alta que la mayoría de mujeres que vivía en este lugar, sus caderas potentes y su preocupación nula por la posteridad la hacía maravillosa, sus grandes tetas lo volvían loco, lo excitaban, sus pezones salidos lo sacaban de su “normalidad”, 36D, era más que suficiente para aferrarse a ella como un bebé de pecho, como su hijito más pequeño, como su pequeña criatura, su menor vástago, un castañito de un año que mamaba con fuerza la leche que todavía manaba de sus tetas. Este abnegado padre de familia se agarra con furia de la cintura 68 de su mujer, pasa las manos por esas caderas, el verdadero reflejo de la perfección, su primogénita también las había “copiado”, la genética de la madre se replicaba en ella, sería tan guapa igual.
ESPOSA: Mm…
Hunde su verga, se desespera, embiste con las caderas al compás de los gemidos de su esposa, embiste, fuerte, con furia, ambos de costado, él ligeramente encima de ella, su metro ochenta y cinco casi no alcanzaba en este catre pero era una obligación dejar parte de su semilla otra vez en su esposa, ¿buscaba el sexto?, si no rompían la cama tal vez lo lograrían, tal vez, pero no estaban apurados, su papá no le enviaría más dinero si lo hacía.
Penetra profundamente, sus diecisiete centímetros tendrían que servirle para algo, tendrían que funcionar en ella que estremeciéndose se entrega orgullosa de su esposo, que se entrega como ninguna otra, deseando más, pidiéndoselo con una carita lasciva, veintiséis años, tendrían la vida entera por delante, disfrutando, mamando, chupando, su sudor, sus vapores, todo parecía ser alimento para estos dos, métodos de protección “naturales”, con razón, se entregaban como les daba la gana.
ESPOSO: Sí.
La cerviz parece tocarse, roza la punta de su larga verga en la entrada de su esposa, la “última” barrera, empuja, ella lo agarra con fuerza, en las manos y en la mirada, él se divierte, su mueca lo denota, empuja, listo para ir más allá, empuja, se da cuenta que no será tan fácil, con ella nunca lo es, no toda la verga logra ingresar, siempre queda un pedazo, se excita cuando lo ve, ella también, medio enterrado en ella, embistiendo cada vez más rápido para entrar aunque sea un poquito más, haciendo el esfuerzo supremo para lograr una entrada triunfal, esforzándose para qué, empuja, empuja, decidido para que la chica se abra ante él. Rubio y castaña, pelos envueltos en flujos, no se tocan directamente, aunque todavía conectados mediante los flujos que hacen un divertido puente entre ambos cuerpos, entre las pelambreras de ambos esposos, ambos cachondos, ambos botando mucho líquido en el otro, supurando placer de sus venas. Las caricias se repiten, la energía rica los embarga por momentos, desesperados.
ESPOSO: Sí, sí…
ESPOSA: Mm… sí…
Ambos se aferran con todas sus fuerzas, intentan resistir pero es imposible, se retuercen, se desfogan, eyacula copiosamente en el interior de su mujer, ella apretando la vagina le impide escapar, ensanchando sus sexos se entregan como animales, deseosos de fuego y sudor, empapados de fluidos de todo tipo salen de su excitación, empalados, petrificados, no se pueden mover, como si los hubieran congelado allí mismo esa monumental corrida, quince segundos y seguían bufando, ella con las oleadas de esperma y él con la contracción de su chocho, ambos disfrutaban, gozaban.
Intentando recuperar el aliento sale de ella, con mucho cuidado, se sienten plenos, se miran, saben lo que va a pasar más adelante, uno nuevo, un nuevo bebé que los hará felices y quién sabe, si amplían la familia, quién sabe lo que vaya a pasar más adelante.
Si desean que les escriba un relato personalizado, con su historia personal u otra que se les ocurra escríbanme a los comentarios o díganme su correo para conversar. Los primeros cinco serán muy bien recibidos, ERSA.
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