Es mi primera vez ~
Mi novia Camila es la chica más linda y tierna del mundo, y me acaba de dar el mejor regalo de todos….
Todo comenzó un día al volver de una cita juntos, que mi novia me invitó a pasar a su casa, llevábamos ya un mes de novios y como de costumbre, la habíamos pasado muy bien en una de nuestras típicas salidas, sin embargo, en esta ocasión, a mi chica le dio por charlar un poco luego de eso, y así estuvimos, los dos solos en su habitación platicando por varios minutos sentados sobre su cama, hasta que, de un momento a otro, aquella charla dio un giro inesperado
— Y dime, te divertiste hoy preciosa?
C: Mucho la verdad
— Me da gusto, te prometo que la próxima semana salimos de nuevo
C: Gracias en serio, estuvo increíble
— No fue nada amor, de verdad te gustó tanto?
C: Demasiado, hacía mucho que no me divertía así, de hecho, ni siquiera con mis ex parejas, sabes que no me ha ido bien en eso…
— Lo se jeje, y bueno, a mí tampoco me había ido muy bien en el amor hasta que te conocí, de hecho aún soy virgen je
C: Bueno, emm, si tú quieres… yo podría ayudarte con eso…
Aquellas palabras me tomaron desprevenido, sin embargo, decidí tomar la iniciativa, por lo que tomé suavemente su mentón con mi mano haciendo que esta me mirara directo a los ojos
— Lo dices en serio…?
Cuestione sin más de manera directa, mientras las mejillas de mi hermosa novia se iban tornando cada vez más rojas, ella siempre ha sido una chica sumamente tímida, de esas chicas bajitas, con anteojos y que hablan bajito, en parte, eso me daba ternura y fue una de las razones por las cuales me enamore de ella, sin embargo, a pesar de eso, ella no desvió la mirada como pensé que lo haría, sino que simplemente se limitó a asentir tímidamente con la cabeza, mientras que su rostro ya se encontraba tan rojo cuál tomate, por lo que, sin más, me acerqué lentamente hasta ella para besar sus labios, esos labios gruesos y carnosos que me hacían enloquecer, fue un beso corto y algo torpe, pero lleno de cariño y de atracción el uno por el otro, estábamos nerviosos, quizás yo más que ella, dado que ella ya había tenido parejas antes, no era virgen, el virgen era yo, por lo que me daba miedo y algo de pena hacerlo mal y que ella tuviera que mentir o fingir placer para no hacerme sentir mal, y esto último era lo que menos quería, por el contrario, deseaba hacerlo lo más placentero posible para ella pese a mi falta de experiencia, así que pensé en recurrir mentalmente a la única guía que tenía al respecto, la pornografía, y es que, como todo hombre la he consumido en algunas ocasiones, sin embargo, estaba consciente que eso no era del todo realista, además, sentía que lo mejor en ese momento, era dejarse llevar y dejar que todo fluyera naturalmente, y eso hice, después de unos segundos más besándonos, me tomé el atrevimiento de llevar mis manos hasta su cintura, y deslizar lentamente su blusa hacia arriba, despojando a mi novia de esta, cosa que aumentó aún más el calor y tensión del momento, pues me encontré cara a cara con un hermoso sostén de color azul cielo, y aunque su diseño era simple, el simple hecho de ya tener a mi novia semidesnuda ante mis ojos, encendió algo dentro de mí que me hizo dejar de lado la timidez y el nerviosismo por unos instantes, haciendo que llevara mis manos a ese lindo par, comenzando a masajearlos suavemente por encima de aquel brasier
— Dios… son muy hermosos…
C: N… No sé por qué te gustan… S… Son muy pequeños… a… ah ~
— Me gustan porque son tuyos ~ y eso… los hace perfectos para mi ~
C: Bueno… e… espero no te vayas a decepcionar…
Dicho esto, ella comenzó a retirarse aquel lindo sostén dejando expuestos sus algo pequeños, pero lindos pechos delante de mí, cosa que aumentó aún más ese latente deseo dentro de mí, por lo cual, la recosté lentamente sobre la cama, para acto seguido, sacarme la camiseta en un rápido movimiento, a este punto, ella ya no decía nada, solo me miraba con su tímida carita roja, literalmente entregándose a mí, como si realmente, fuera la persona más importante en el mundo para ella, y en la que más confiaba, solo esperando pacientemente y de manera totalmente pasiva mi siguiente movimiento, mismo que no tardó mucho en llegar, pues ni bien arrojé mi camiseta al suelo, me abalancé sobre sus hermosos pechos, comenzando a besarlos suavemente en un par de ocasiones, para luego, comenzar a chupar y lamer uno de sus pezones con mucho deseo, dando succiones de manera constante sobre este, sin embargo, el otro no se quedaría desatendido, pues lo masajeaba constantemente con mis dedos tirando de este en alguna que otra ocasión, así estuve por un par de minutos, probando por primera vez los pechos de una mujer, MI mujer, quien ahora me pertenecía en cuerpo y alma, mientras de sus labios escapaban algunos suaves y dulces gemidos, como los de una tierna gatita en celo, finalmente, me retiré un momento de sus pechos, habiendo dejado sus pezones más que duros, satisfecho de que de momento, todo estaba saliendo bien, quizás, en ese momento, yo ya estaba listo para pasar a la acción, pero no había prisa, los padres de mi novia trabajaban hasta la noche, teníamos toda la tarde para nosotros, e iba a disfrutar de su delicado cuerpo como se disfruta de un delicioso postre, despacio, saboreando cada milímetro de este hasta quedar completamente satisfecho, así mismo, fui bajando lentamente hasta su vientre, mientras iba dejando varios besos sobre su piel en el trayecto, fue así, que al llegar a la zona de su ombligo, en un acto de gallardía y tenacidad, tomé el ojal de sus jeans, y tiré de este con mis dientes, para luego hacer lo mismo con su cremallera, bajándola lentamente mientras que ella simplemente se dejaba hacer, así, muy como al principio del acto, me tomé mi tiempo para disfrutar del momento, bajando lentamente sus jeans y sus bragas, mismas que llevaba en conjunto con el mismo color del bra que ella misma previamente había retirado, de igual manera, retire tranquilamente sus tenis converse y sus calcetas, dejando a mi hermosa novia completamente desnuda frente a mí, la vista de ello era sublime, y me había excitado sobremanera, tanto que la erección en mis pantalones ya era incluso dolorosa, por su parte, ella abrió sus piernas para mí de par en par lista para recibirme dentro suyo, sin embargo, yo tenía otros planes para ella, pues el mirar aquel hermoso coño ante mí había despertado aún más el morbo dentro de mí, por lo cual, me acerqué aún más a ella inclinándome hacia adelante y, muy para sorpresa de mi novia, metiendo mi cabeza entre sus piernas, comenzando a devorar aquel hermoso coño con desesperación, esta vez, sin siquiera esperar el consentimiento de mi chica, simplemente limitándome a disfrutar del momento y de aquella apretada intimidad
C: a… aah ~ amor ~ e… espera ~ n… no tienes que hacer esto ~
Decía mi dulce novia entre tiernos y ahogados gemidos mientras yo, continuaba lamiendo su vagina como si del manjar más exquisito se tratase, sentía sus dulces fluidos entre mis labios, saboreándolos, sintiendo su cálida intimidad en mi boca, así como su dulce aroma a hembra en celo, de igual manera, pude notar como algo de vello adornaba sutilmente su húmeda intimidad, quizás ella no esperaba que termináramos haciendo esto justo hoy, pero eso no me disgustaba en absoluto, por el contrario, siempre he pensado que un coño con vello es mucho más estético, más natural, así como la belleza de mi novia, que sin tanto maquillaje o adornos luce siempre preciosa, de hecho, fue tanta mi emoción al mirar su coño de esa manera, que no pude evitar mirarle de reojo desde el interior de sus piernas, mientras que, de manera aleatoria miraba también aquella zona, lo cual, hizo que su rubor y su vergüenza se intensificara, como si aquello le apenara terriblemente, dejando escapar apenas un par de frases medianamente entendibles, debido a la intensidad de su éxtasis
C: P… Perdón… yo… no pensé que nosotros…
— No te preocupes mi cielo ~ realmente… pienso que se te ve precioso así ~
C: E… ¿En verdad lo crees…?
— Absolutamente ~
Una vez dicho esa frase, nuestras miradas se cruzaron una vez más, intercambiando sonrisas para nuevamente, retomar mi lugar entre sus piernas e introducir dos de mis dedos en su ya muy húmeda intimidad, comenzando a moverlos dentro de esta suavemente de arriba abajo, intentando hallar aquel “punto” más sensible, lo cual provocó que ella se llevara el puño a la boca para ahogar así sus alaridos de placer, quizás consideraba algo vulgar el gemir tan alto, o simplemente le daba vergüenza hacerlo, e intentaba contenerse a toda costa para no verse “pervertida” delante de mí, pero yo no quería eso, quería que se dejara llevar, que disfrutará del momento tanto como yo, que gimiera o de ser posible gritara mi nombre a los 4 vientos, por lo que, sin contemplaciones, acerque aún más mi rostro a su intimidad, comenzando a lamer e incluso en ocasiones, a chupar la zona de su clítoris, cosa que la hizo aferrarse con fuerza a las sábanas y comenzar a gemir intensamente justo como tanto deseaba
C: aahh!!! ¡Si amor! ¡Así!! Justo ahí joder!!! ~
El escucharla tan desatada y perdida en el placer, solo me motivó a aumentar la intensidad de aquello para cumplir con su petición de brindarle a mi amada más de aquel intenso placer que ahora la hacía retorcerse sobre la cama, fue así como comencé a sacar y meter mis dedos de su intimidad de manera algo agresiva, quizás era idea mía, pero sentía como si su lindo coño succionara mis dedos con fuerza para obtener aún más placer
C: a… amor! ~ y… ya no aguanto… e… estoy muy cerca… p… porfa… Aah! ~ por favor ~ para ~
Luego de un par de algunos segundos más, mi novia pego un intenso grito de placer, pensé que quizás le había hecho daño, por lo que rápidamente saqué mis dedos de su interior, a lo cual ella expulsó un pequeño chorro de un líquido transparente de su interior, al tiempo que sus piernas y sus caderas comenzaron a temblar con intensidad, me preocupé un poco, pues parecía como si convulsionara, pero todo estaba bien, más que bien, pues había cumplido con mi cometido, se había corrido, la había hecho gozar como nunca, y estaba satisfecho por ello, al principio pensé en dejarla descansar, creía que ya había tenido suficiente, pero sorpresivamente, ella pasó dos de sus dedos por sus labios diciendo apenas un par de palabras entre dulces jadeos de placer
C: P… Por favor ~ Mételo ~
Tan pronto dijo eso, no me pude contener, el verla así, excitada, invadida por el deseo, me excitó aún más, casi podía ver su cálida y acelerada respiración, mientras que su rostro pasó de uno dulce y tímido, a uno lleno de lujuria y desesperación, pero al mismo tiempo, suplicante, por más de aquellas sensaciones que acababa de experimentar, sin perder un solo segundo, me bajé los pantalones y el bóxer, dejándome únicamente los calcetines, pues todos mis amigos decían que era de buena suerte, y así, sin más, me acomodé lentamente entre sus piernas en la típica pose de misionero, sus piernas estaban completamente abiertas, dispuesta a recibirme en su interior, honestamente, sentía un poco de vergüenza pese a la excitación, mi pene jamás ha sido muy grande que se diga, apenas unos 10 o 12 cm, algo bastante promedio la verdad, y aun así, ella lo miraba con deseo y absoluta devoción, como si fuera lo más preciado para ella, sin más, tome mi miembro completamente duro y palpitante y lo acomodé en su entrada, introduciéndolo lentamente en su interior, cosa que, sinceramente, fue increíblemente placentero para ambos, sobre todo para mí, el sentir aquel calor y humedad de sus paredes internas era literalmente el cielo para mí, poco a poco comencé a moverme, me daba miedo correrme demasiado rápido, ya que aquello se sentía demasiado bien, era toda una gala de nuevas sensaciones sobre mi miembro, pero no quería arruinarlo en mi primera vez, sorpresivamente para mí eso no pasó, y comencé a deslizar mi pene dentro suyo suavemente, era una sensación muy placentera, como un ligero cosquilleo en mi miembro con cada estocada que daba, era simplemente exquisito, una sensación única, bastante diferente a la masturbación, porque si, lo hacía a menudo como cualquier hombre, pero esto, era muy diferente, y mucho más placentero, al menos en mi opinión, no hubiera cambiado ese momento por nada, ni por todas las pajas y porno del mundo, con el pasar de los minutos, fui aumentando la velocidad e intensidad de mis arremetidas, al tiempo que mi chica aumentaba el volumen y potencia de sus gemidos
C: aahh! ¡Sii! Sí, Qué rico mi amor!! Que ricoooohh!!! ~
Así pasaron los minutos, y el sonido de nuestros cuerpos chocando el uno con el otro se hacía cada vez más intenso, así como aquel chapoteo provocado por el sudor de nuestros cuerpos, pese a ello, a ninguno de los dos le parecía algo desagradable, por el contrario, ambos jadeábamos con mucha pasión y excitación, invadidos completamente por el deseo el uno por el otro, mirándonos a los ojos en todo momento, la timidez y vergüenza del inicio se había esfumado por completo, ahora, éramos dos amantes apasionados, uniendo sus cuerpos en un solo ser, no quería que ese momento terminara, pero el acto se había vuelto demasiado intenso, y ambos estábamos al límite, por lo cual, me incliné hacia adelante para besar sus labios, presagiando así lo que estaba por venir, fue un beso corto, y algo torpe, pues nuestros jadeos y constantes movimientos impedían lograr algo más fluido, y, sin embargo, fue uno de los besos más placenteros que habíamos tenido, lo estábamos disfrutando como nunca, y ambos sabíamos que no resistiríamos mucho más antes de caer rendidos
C: A… Amor… ya no aguanto ~
— N… No lo hagas amor ~ vamos ~ d… déjalo salir ~
Dicho esto, ella juntó sus brazos dejándolos sobre su pecho y cerrando los ojos con fuerza, para luego de unos segundos más comenzar a temblar nuevamente mientras que un abundante líquido transparente salía de su intimidad, estuve a escasas milésimas de segundos de no poder sacar mi miembro de su interior, pues durante su orgasmo, sus paredes internas se contrajeron sobre este, apretándolo gustosas y succionándolo con fuerza, por suerte, pude sacarlo en el último segundo, derramando mi abundante semilla caliente sobre su vientre y aquel hermoso Monte de Venus decorado con aquella fina capa de vello, frotando mi miembro suavemente sobre este al final, sintiendo el suave roce de aquel delgado vello sobre mí ya bastante sensible pene, sobre todo mi glande, que hacía palpitar mi pene de placer con cada suave roce mientras que poco a poco iba perdiendo aquella firme erección, luego de eso, me recosté suavemente sobre la cama al lado de mi amada novia, quedando de lado para quedar cara a cara frente a ella, mientras las risas traviesas y comentarios tanto pícaros como románticos se hacían presentes, dicen que después del sexo, a los hombres les da por dormir y a las mujeres ganas de charlar, y es verdad, sin embargo, aunque estaba cansado, la intensidad del acto me hizo mantenerme despierto de alguna manera, quizás, con ganas de un segundo round, porque si, luego de probar el sexo por primera vez, tenía muchas ganas de repetirlo, de hecho, no dejaba de agradecerle a mi novia por tan hermosa experiencia, a lo cual ella solo sonreía tiernamente y se sonrojaba, de igual manera, ella por su parte, me comentaba lo mucho que lo había disfrutado y que incluso, de todos los hombres con los que había estado, yo había sido el mejor de todos, y por mucho, al principio, pensé que lo decía solo para adularme, pues aún tenía algo de miedo de no haberlo hecho del todo bien, pero al preguntarle el porqué lo decía, me dijo algo que me dejo sorprendido, dijo que había sido diferente, más especial, y luego de una “torpe” y confusa explicación, lo entendí, ella… había sentido lo mismo que yo, ese vínculo, esa conexión especial más allá del placer carnal que solo los verdaderos amantes enamorados pueden experimentar, esa sensación que hace que ambos no solo tuviéramos una eyaculación, sino que alcanzáramos el más puro e intenso de los orgasmos, cosa que me dejó ampliamente satisfecho a nivel emocional y que recompensé, ahora sí, con un enorme beso bien dado, así estuvimos, un buen rato charlando, desnudos sobre su cama siendo cubiertos únicamente por la fina sábana que ella usaba todas las noches para dormir, hasta que, luego de varios minutos, le sugerí que durmiéramos un rato para poder descansar un poco antes de que volvieran sus padres, a lo cual, ella accedió, asintiendo con una tierna sonrisa dibujada en sus hermosos labios rojos en forma de corazón, pensé por unos instantes en sugerirle que tuviéramos una segunda ronda, pero mi chica estaba cansada, lo veía en su rostro y no quería presionarla, además, ya no era necesario por el momento, después de todo, ya me había dado el regalo más hermoso de todos, me había regalado, mi primera vez ~
Fin ~
Este relato está lleno de amor, de pasión, de lujuria y de excitación extrema!