ESE OLOR A SEXO NOS FASCINA A MI MUJER Y A MI
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Cuando uno es joven, todo nos parece fácil y cometemos excesos de distintos tipos que, mas adelante, cuando ya entramos en la madurez, recordamos con sentido del humor y de forma agradable. Hace poco estaba cogiendo con mi esposa y ella tuvo varios orgasmos muy ricos. Es de las mujeres que se excitan mucho cuando le chupo los senos y succiono sus pezones al mismo tiempo que le acaricio el culito y sinceramente, nuestra vida sexual es muy agradable, al extremo que puedo decir que somos cómplices en mucho de nuestra vida intima. En cierta forma éramos bastante conservadores en cuanto al sexo y me fue fiel por años hasta que, por fin, ella cogió con un ilegal negro, Sergio se llamaba, y era de Honduras. Fue más o menos discreta, es verdad, pero como todo, terminé por enterarme y después de un tiempo de crisis las cosas se suavizaron y debo aclarar que ella siempre lo negó hasta que una mañana, quizá forzada por su deseo de estar bien con Dios, terminó por decirme que si, que había pasado “algo mas” entre Sergio y ella.
Me molesté, es verdad, pero luego ocurrió algo curioso ya que a partir de ese momento nuestra vida intima se enriqueció mucho, y ahí puedo decir que empieza nuestra complicidad en cuanto al sexo. No quería ella hacerlo, pero como le insistí bastante, mi mujer terminó por contarme con detalle como fue que ella y Sergio cogían, la manera en que se la metía, cómo la ponía para cogérsela, y créanme, cada confidencia de mi esposa era más cachonda que la anterior y las cogidas que nos dábamos eran más y mas intensas, y desde luego ella aprendió lo importante que es el platicar de sexo con la pareja ya que los dos nos excitamos muchísimo mas y disfrutamos del sexo mucho mejor, contándonos de nuestras experiencias, y de nuestras fantasías, que muchas veces no se las contamos a nadie en absoluto… ¿Qué mejor que contárselas a nuestra pareja y junto con ella volverlas realidad? Nos tomábamos mas tiempo para coger, nos estimulábamos mas, hablábamos de sexo como nunca antes lo habíamos hecho, ya que en un principio éramos, insisto, bastante rutinarios. Pasaron quizá unos meses y un día estábamos hablando de cómo nos estimulaba olernos a la hora de coger, y para mi sorpresa, ella me dijo que le gustaba que mi verga oliera, y me extrañé ya que me considero una persona muy aseada. Se me quedó viendo y sonrió. Entendí que me estaba tratando de decir algo y esa tarde tranquila de sábado, después de estar fajando y excitándonos, le pregunté al oído:
-Mi amor… ¿Entonces te gusta que me huela la verga?… ¿No será, cariño, que te recuerda a alguien? Humm, a mi se me hace que si, mi cielo; No cabe duda que eres de lo mas caliente, mi amor… -le dije sin dejar de sobarle el ponche y acariciar su clítoris, cosa que le encanta que le haga. Ella sonrió y me dijo:
-Mira, si, si he de serte sincera, mi amor ¿Te acuerdas de aquel? –me dijo refiriéndose a Sergio desde luego, y yo, sin inmutarme, seguí sobándole el clítoris, y ella continuó- mira, no sé pero las veces que estuve con él, dos o tres ocasiones de plano se la mamé y tenia un olor muy rico… la traía limpia pero ya era suyo ese olor, y créeme que me encantaba olérsela, y luego se la mamaba… no como te la mamo a ti, mi amor, sino así, como ligerito, y me gustaba untarme su verga en mi cara para seguir oliendo ese aroma tan cachondo, mi cielo… ¿No e enojas de que te cuente esto, mi amor?
-No, para nada, cariño… es mas, de solo imaginar cómo se la mamabas a Sergio me excito… mira como me tienes, cielo –le dije, animándola a que me sobara la verga y ella comenzó a masturbarme despacito, así como a mi me gusta, y siguió diciéndome:
-Si, mi amor, se te siente rica y… dura… me vas a coger rico el día de hoy, mi cielo… pues si, Sergio poco a poco me obligaba a que me hincara para mamársela y sinceramente me encantaba hacérselo, y además, el muy cabron se vino en mi boca dos veces, y luego, ya quería siempre venirse así pero de plano le dije que no, que esas cosas a mi no me gustaban, que a mi me encantaba sentir su leche dentro de mi ponche. No se porqué, mi cielo, pero ese olor me encanta, y hace poco no sé porqué no te bañaste al mediodía y cuando cogimos, el olor de tu verga hizo que recordara a Sergio, al olor que el tenia en su verga negra… ¿De verdad no te molesta que te cuente cómo cogía yo con Sergio, mi amor?
-No, ya te dije que para nada me molesta sino al contrario mi amor… Y dime, mi amor ¿Alguna vez te la metió por el culo? Te lo pregunto porque aun con lo sincera que has sido conmigo, mi cielo, yo siempre he tenido esa duda, mi amor, y es que me encantan tus nalgas y tu anito, mi amor, y solo hemos intentado coger por atrás mi amor, pero no lo he logrado… ¿Sergio si te convenció con su verga negra, mi amor?
-Humm, ¿Ya ves cómo eres? Yo no se para que e cuento tantas cosas si se que te vas a poner muy caliente… pero te mereces que e cuente todo, mi amor… Si, mi cielo, Sergio me la metió por atrás pero déjame que te cuente cómo estuvo… Yo no quería porque mi comadre Bárbara me había dicho que mi compadre, su esposo, se la cogía por atrás y que le dejaba el culo adolorido, y el dolor le duraba bastante, así que cuando Sergio me pidió el culo le dije que no, porque ese iba a ser tuyo, mi amor, y el cabrón me dijo entonces que si de verdad era yo señorita del fundillo, y le dije que si… ¿Y has de creer que me estuvo insiste e insiste hasta que… pues de plano le dije que si, pero que debía cuidarme mucho… la primera vez fue durante esos dos días que te fuiste a Xalapa por lo de tu trabajo y te quedaste un día mas… ¿Te acuerdas?
-Si, mi amor, lo recuerdo… y ¿Dónde estaban cuando te la metió por el culito, mi amor?
-Pues aquí, en esta cama, cariño… pero cuidé de que nadie lo viera entrar, ya sabes que soy cuidadosa… el caso es que ya serian como las 11 de la noche cuando le abrí la puerta del patio y Sergio entró. Nos quedamos un rato en la sala, allá abajo, mi amor, pero sinceramente los dos estábamos mucho muy calientes y el fue quien dijo que porqué no se quedaba a dormir, y yo acepté, ya que has de acordarte que tu llamaste para decirme que llegarías hasta el día siguiente y ya de noche, así que tendríamos tiempo… y si, nos venimos aquí a la recamara y hasta pena me da contarte, mi amor, pero ya subimos los dos encueraditos, y me daba risa llevar a Sergio tomado de la verga como si fuera su mano… ¡Nos hubieras visto, mi amor… y seguramente te vienes de solo vernos!
-Humm, yo creo que si, mi amor… es que estas buenísima… ¿y ya Sergio te había pedido el culito?
-No, todavía no, mi amor, pero estaba yo emocionada porque iba a pasar la noche enterita con Sergio, y desde luego, pensaba que me cogería una vez bien rico pero si fallaba o no se le paraba como yo quería, vi que tenias en el cajón varias tabletas de Viagra de esas que te dejan los representantes médicos, y me dije: “Si a mi negro no se le para bien, le doy una, esperamos un ratito y cogemos de nuevo… ni modo, no voy a desperdiciar esta oportunidad de estar con Sergio toda la noche”
-Humm, previsora la señora –le dije dándole un beso en la boca y ella sonrió para continuar:
-Pues si, mi amor… el caso es que esa noche lo hicimos en todas las posiciones posibles… el quería mas la de perrito pero apenas me medio ponía en cuatro y el empezaba a hurgarme el culo, y me molesté con él, pero me dijo que las hondureñas son muy cachondas y casi todas cogen por el culo y se extrañaba de que a las mexicanas no les gustara coger por atrás… y ¡Que me pica el amor propio el cabrón! Me dije entonces: “Este cabrón no me va a venir a presumir de sus paisanas… nosotras las mexicanas y sobre todo nosotras las de Veracruz podemos coger por el culo” y pensé entonces en cómo cuidarme y que no me fuera a lastimar… y fue cuando saqué el tubo de gel que usas para explorar a las pacientes, ese que se llama KY ¿Recuerdas? Ahí había uno en tu cajón y lo saqué, pidiéndole que si quería metérmela por el culo debía primero holgármelo, irlo aflojando poco a poco, y además, el tenia que ponerse bastante en su verga… y es mas, yo misma le unté el gel en su verga y casi se viene de la masturbadota que le di esa noche con el gel… y fue cuando se me ocurrió algo que no se si contarte o no mi amor –me dijo con aire enigmático.
-Dime, anda ¿Qué se te ocurrió, mi cielo?
-Fue la única discusión, vamos a decir, que tuvimos él y yo. La cosa es que le dije que si quería cogerme por atrás debía el dejarse también coger. Primero se desconcertó y luego me preguntó qué era lo que yo quería, y le dije que yo quería meterle algo en su culo también. Se puso molesto pero al final me preguntó qué tenia en mente y le contesté que una zanahoria o un plátano… ¡Y has de creer que sonrió y solo me dijo que era yo mucho mas cabrona que las hondureñas! El caso es que use con el un plátano de esos tiernos, para que no se le desbaratara cuando se lo metiera, y al mismo tiempo que se puso en cuatro patas, paró el culo y comencé a meterle el plátano haciéndole una chaqueta al mismo tiempo… ¡Sergio estaba feliz de verdad! Cuidé que no se fuera a venir, y luego cambie el plátano por una zanahoria y ¡Lo hubieras visto! Me dijo que estaba muy dura y gruesa y yo le contesté que si quería metérmela entendiera que él la tenia no solo dura y gruesa sino también larga y me iba a aguantar ahora si que como las mujeres… pensé en hacerlo venirse para que no insistiera pero no… después de un rato de mamársela y de darle con la zanahoria, comenzamos a coger. Me puso de todas las formas posibles, de ladito, de patitas al hombro, de carretillita… y al final me puso de perrito y comenzó a hurgarme el culito con su dedo… con lubricante desde luego, mientras me metía la verga por la conchita… y ya después de un rato de hacérmelo así, me la sacó y me dijo que ya estaba listo mi culito… y comenzó a metérmela por atrás, mi amor… ¡Ay, yo no sé ni porqué te cuento todo esto, mi cielo, no te vayas a enojar!
-No, mi amor, al contrario… me da gusto tu franqueza y además, sabes contarme las cosas de una forma muy cachonda… mira cómo me tienes, mi cielo.
-Humm, se te siente rica, mi amor… la tienes durísima… ¡Cogidota que me vas a dar, papacito! ¿Quieres metérmela por el culo tú también, mi amor?
-Claro, mi amor… ya me pusiste a mil con lo que me cuentas que hiciste con mi socio… creo que si se hubiera quedado mas tiempo tal vez hubiéramos terminado cogiendo los tres en la misma cama y así te hubiera podido ver en acción, mi amor… siempre lo he pensado desde que me dijiste que habías cogido con él. Pero si he de serte sincero, mi amor, creo que nuestra vida sexual ha mejorado muchísimo después de que me pusiste el cuerno con Sergio, mi amor… ¡Te amo! – le dije lleno de convicción de que así es, amo a mi esposa.
-Ya no me digas así, que te puse el cuerno… acuérdate que tu no me atendías y todo era trabajo para ti… pero en fin, mi cielo, eso ya es del pasado y debemos tomar lo bueno de lo ocurrido… ¿Quieres ya metérmela, papacito?
-Si, mi amor, pero antes dime si Sergio no te lastimó cuando te cogió por atrás… dices que la tenia o más bien la tiene gruesota, mi amor.
-Si, así la ha de tener todavía… pues si, me dolió un poco pero al fin entró y sinceramente Sergio fue muy tierno porque me la fue metiendo de a poquito hasta que la tuve toda dentro… y así como estaba yo, de a perrito, metía yo mi mano entre mis piernas y le sobaba los huevos… se le sentían enormes y pesados de tan caliente como estaba… después de un ratito, no mucho, ya con el culo acostumbrado a su verga, fue que Sergio comenzó a moverse despacito entrando y saliendo pero lo que si me dolió bastante y se lo dije, fue cuando se vino… tu sabes que cuando te vienes como que tu verga se hincha y así cuando Sergio se estaba viniendo dentro de mi ano sentí mucho dolor y le dije que no se moviera mas… pero ya cuando terminó de vaciarse, su verga se puso aguadita y ya pudo salir sin mucho dolor para mi… y en ese momento recuerdo que sentí pena de que le hubiera yo dejado la verga llena de caca y disimuladamente me senté para acariciársela y si, vi como unas manchitas amarillas en su verga… que rápidamente limpié con una toallita… de esas que tu usas cuando sudas mucho, mi amor… y Sergio se rió al verme hacer esto y me dijo que en Honduras muchas veces las mujeres hacen bromas sobre esto de que dejen caca en la verga de sus amantes… ¡Y yo sentía una pena que no veas!
Yo, de solo imaginarme la escena, estaba a mil. Mi esposa lo entendía y no dejaba de masturbarme y de sobarme los huevos. Es rico estar así, con nuestra esposa hincada a nuestro lado, masturbándonos mientras nosotros le sobamos el ponche y acariciamos su clítoris, y ella nos cuenta cómo fue que cogió con otro hombre y nos describe con detalle cómo lo hizo con su amante. Mi mujer por fin se puso en cuatro y al mismo tiempo que sonreía, puso en mi mano un tubo de KY y amoroso le unté en su fundillo el gel hasta que entró con facilidad mi dedo pulgar. Le pregunté si ya se sentía lista y con un gesto dijo que si, así que comencé e meterle mi verga.
Creo que por gentileza hizo como que le dolía pero mentalmente yo imaginaba que era Sergio quien se la estaba cogiendo pero de cualquier modo disimulé hasta que le entró enterita… y mi mujer pujaba como si de verdad estuviera haciendo un esfuerzo… y luego ella solita comenzó el va y viene apretándome la verga con su culo y sobándome los huevos como lo hizo con Sergio… hasta que le dije al oído, agachándome sobre su hombro, que quería venirme y ella sonrió y dijo:
-Si, mi cielo, vente en mi culo papacito… es tuyo mi amor… quiero sentir tu lechita mi amor, calientita… ¡Ahg, así mi amor, así mero… lléname el culito mi amor!- mientras yo me vaciaba como pocas veces me ha ocurrido. Debo decirles que he notado que desde que supe que mi mujer anduvo de cogelona con Sergio, como que mis huevos producen más leche cuando cojo… y mi esposa lo nota. Por cierto, déjenme decirles que ya ella se ha tragado mi semen pero me ha pedido que deje de fumar y de beber, y además, me obliga casi a que coma fruta porque dice que así el semen sabe mejor… y es que Sergio era de los que comía bastante fruta… y recuerdo que mi mujer compraba mucha fruta para que comiera él y el otro chavo, un salvadoreño al que, junto con Sergio le dimos ayuda para vivir mientras continuaban el viaje a Estados Unidos. Por cierto, le pregunté a mi mujer si no había cogido con Luis, el chavo salvadoreño y me dijo que no, porque no se le antojaba la verga de Luis sino solo la de Sergio porque era negro… ¡Ideas que tienen las mujeres y se ahora que casi todas tienen la fantasía de que se las coja un negro de verga grande!
Ya después de que me vine, reposamos un rato y antes de que me levantara a bañarme, mi mujer me dijo amorosa:
-Mi amorcito… no te laves la verga como acostumbras, mi amor… solo enjuágatela… quiero sentir el olor en la noche, cuando volvamos a coger y te la mame, mi cielo… quiero sentir ese olor de tu verga, papacito, ese olor que tanto me recuerda a Sergio, mi cielo… ¿No te enojas porque te cuente esto?
Y desde entonces y hasta la fecha, me lavo la verga de forma superficial cuando ella me dice, coqueta, que esa mañana vamos a coger… y es que mi mujer disfruta con el aroma que despide mi verga, ya que le recuerda el olor de la verga de Sergio… ha cogido con otros hombres, y me cuenta lo que hace con ellos, pero es discreta y hasta ahora no hemos tenido problemas por eso… aunque he de decirles que casi siempre preferimos los dos salir de vacaciones sobre todo a la zona de Belice donde abundan los negros, y allá ella elige al o a los negros con los que cogerá en los días que pasemos por allá pero eso se los cuento en otra ocasión.
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