Estaba lloviendo fuera…. por Mago Merlin
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por MagoMerlin.
Despachaba al unico cliente que estaba en el interior. Termino su compra, pago y abandono el local, y solo quedo ella dentro.
La vi ojear el monitor de su ordenador y mirar su reloj de pulsera. Eran cerca de las 8. Antes de que pudiese accionar el cierre, baje del coche y fui hacia la tienda. Entre, observandola de reojo mientras seguia manipulando el ordenador. Me puse delante de ella, al otro lado del mostrador, y la observe detenidamente, mientras permanecia con la mirada absorta en el monitor. Pelo castaño, media melena que descansaba sobre los hombros de su bata blanca por encima de las rodillas. Intente imaginar que llevaria bajo aquella bata.
Ella levanto la vista, con un escueto… “Buenas tardes… ¿que desea?”. Sus ojos eran claros y su mirada intensa y profunda. Senti renacer algo entre mis piernas. “Hola, – le dije – soy yo… Mago”. Su cara cambio de semblante mientras note que tragaba saliva. No podia creer que lo hubiera hecho… escaparme aquella tarde para ir a verla. Simplemente pudo susurrar… “Mago…”. Cogio el mando a distancia y acciono el cierre.
Mientras la puerta metalica de la tienda bajaba lentamente salio de detras del mostrador, acompañada del repique de los finos y altos tacones de sus zapatos. Se colgo de mi cuello, justo en el mismo instante en que la puerta llegaba al suelo. Nos besamos. Nuestros labios muy abiertos y nuestras lenguas muy juguetonas, abrazandonos con ansia. Le acaricie la espalda, sus hombros, y ella me atraia hacia si, tirando con su mano de mi nuca.
Mi lengua entraba mas y mas en su boca humeda, y nuestros labios alcanzaban ya una temperatura insospechada. Se retiro de mi, me cogio de la mano y me dijo… “Ven conmigo, Mago”. Iniciamos el camino hacia el interior de la tienda, en el que solo se detuvo para descolgar el telefono. Cruzamos un par de puertas y llegamos a lo que debia ser el almacen, cuyas paredes estaban rodeadas de estanterias y parte del suelo cubierto por grandes cajas de carton. Se detuvo de nuevo, se giro hacia mi y me volvio a besar, mientras me quitaba la gabardina y la lanzaba lejos de nuestro alcance. Empece a desabotonar su bata blanca, deseoso de descubrir lo que se ocultaba debajo de ella.
Cuando llevaba tres botones, empece a vislumbrar un precioso sujetador negro, con detalles plata, bordeado de puntillas caladas, que ocultaban en su interior dos preciosas y grandes tetas. Segui desabotonando, mientras ella empezaba a hacer lo propio con mi cinturon. Desabroche el ultimo boton, cerca ya de sus rodillas, y abri la bata. A juego con aquel sujetador negro aparecio ante mi vista un diminuto tanga, igualmente calado en sus bordes, que temblaba sobre unas caderas perfectas. Deje caer la bata hacia el suelo, y me aferre a sus preciosas tetas, dejandolas libres de la opresion del sujetador. Eran firmes, y sus pezones diminutos estaban completamente erectos, apuntando hacia mi rostro. Las saboree con ansia, estrujandolas entre mis manos y retorciendo sin contemplacion sus pezones entre mis dedos.
Ella habia conseguido desabrocharme mi pantalon y lo habia dejado tambien caer al suelo. Se agacho para retirarlo de mis tobillos y alejarlo de nuestro alcance. En su ascension rozo con su mano mi polla que estaba a punto de reventar en el interior de mi boxer naranja. De nuevo busco mis labios, mientras su mano se introducia dentro de mi ropa interior, descapullando mi polla con la palma de su mano, que, previamente habia humedecido de saliva. Fue acelerando su ritmo y mi polla empezaba a dolerme de la dureza que aquella mujer estaba consiguiendo que alcanzara. Para que el placer fuese compartido, deslice mi mano en el interior de su tanga, desde su culo hacia adelante. Su pubis estaba perfectamente depilado al tacto, lo que agradeci sobremanera. Ella contorneo sus piernas para dejarme hacer.
Con toda mi mano depositada sobre su sexo, uno de mis dedos se introdujo lentamente entre sus labios, y pude sentir la humedad que ya tenia almacenada. Primero lo introduje hacia adentro, tanto como fui capaz, y mientras ella dejaba escapar un grito ahogado, empece a sacarlo muy lentamente. Sus piernas empezaban a temblar de placer. Cuando mi dedo estaba practicamente fuera, lo fui subiendo hacia arriba, separando sus labios de nuevo, camino de su clitoris. No me fue dificil localizarlo. Alli estaba esperandome, durito, como era natural, y empece a jugar con el, rodeandolo con suaves movimientos de mi falange y ejerciendo sobre el ligeras presiones que ella no esperaba y agradecia con susurros de placer a mi oido. Me freno la mano con la suya, cuando comprendio que de seguir asi alcanzaria su primer orgasmo, mientras su otra mano me despojaba ya de mi boxer.
Me quito la camisa por encima de mi cabeza y, cogiendome de nuevo de la mano, me llevo hacia un rincon con el suelo abarrotado de cajas de carton. Extendio su bata blanca sobre las cajas y se dejo caer sobre ellas, con las piernas muy abiertas, invitandome, con su mirada lasciva, a acercarme. No lo dude… me arrodille frente a ella y mi boca se acerco a los humedos y sonrosados labios de su sexo, que estaban completamente abiertos y esperandome. Apoye mis manos sobre sus rodillas, separe sus piernas un poco mas aun y recorri con la punta de mi lengua los alrededores de la entrada de su gruta mojada. Cuando empezo a notar que mi lengua empezaba a explorar los pliegues interiores de su sexo y recorria golosamente su clitoris, ella cerro los ojos y se abandono a mis movimientos. Primero con la punta, luego con toda la extension de mi lengua, sobre el clitoris, sobre sus labios, sobre la entrada de su culo… saboree cada rincon que encontraba a mi paso y ella se volvia loca, subiendo su cadera hacia el techo para que mi lengua entrase mas en ella. Cuando su cuerpo empezo a temblar, comprendi que el orgasmo la estaba sorprendiendo e introduje a fondo mi lengua en su vagina, para que no se me escapase ninguna gota de su preciado liquido, que bebi ansiosamente mientras inundaba mi boca.
Ella suspiro, abriendo los ojos, mientras se incorporaba. Giro sobre mi, mientras me besaba en la boca. Con un simple empujon sobre mi pecho consiguio que mi cuerpo ocupase el lugar que anteriormente habia ocupado el suyo. Y sin tardanza, abrio sus piernas y se sento sobre mi. Cogio con su mano mi polla erecta y la condujo hasta la entrada de su sexo. Dejandose caer sobre mi polla consiguio sin mucho esfuerzo que esta entrase hasta lo mas profundo, sintiendo como golpeaba contra la pared final. Se mantuvo quieta un tiempo prudencial, disfrutando de la dureza que mi polla le estaba transmitiendo en su interior. Despues inicio un leve movimiento sobre ella, ascendente y descendente, muy lento y placentero. Entonces fui yo el que cerro los ojos. Asi transcurrieron unos cuantos minutos que no pude concretar. Mi polla estaba a punto de estallar… lo notaba en los continuos escalofrios que recorrian mi espalda. Ella lo debio notar porque, llegado el momento, se incorporo y me descabalgo, dejando que mi polla cayese sobre mi vientre, golpeandolo de la tension que acumulaba. Se coloco de rodillas frente a mi y, cogiendo mi miembro erecto con su mano, se lo introdujo entero en su boca.
A pesar del tamaño que mi polla presentaba, fue capaz de introducirsela entera y de iniciar un endiablado movimiento de mete-saca, con sus labios rodeando las paredes exteriores de mi miembro y su lengua frotando la base del glande, del frenillo y del conducto seminal, a lo largo. El placer que me estaba proporcionando era indescriptible. Poco a poco acelero el ritmo, fruto, sin duda, de las sacudidas que mi pelvis iba sufriendo. Y cuando lo considero oportuno y sin disminuir el ritmo que estaba imponiendo, apreto aun mas sus labios contra las paredes de mi miembro que, agradecido, exploto en innumerables borbotones de liquido que golpeaban las paredes de su boca, antes de descender camino de su garganta. Me quede extenuado, alli, tumbado sobre las cajas de aquella improvisada sala amatoria, y, antes de cerrar mis ojos, solo pude retener la excitante imagen de sus ojos claros, de su boca abierta y de su lengua, aun jugando con los liquidos que la recubrian.
No se cuando sali de aquel letargo embriagador, pero lo siguiente que recuerdo, al abrir de nuevo mis ojos, es la imagen de mi reloj de pulsera marcando las 8. Levante la mirada y pude vislumbrar, a duras penas a traves de las gotas de lluvia que colmaban el parabrisas de mi coche, la imagen embriagadora de ella dentro de la tienda vacia, con la mirada perdida en el monitor del ordenador y mirando de reojo su reloj de pulsera… quizas pensando en mi promesa de acudir cualquier dia a visitarla.
CARPE DIEM!
Autor: MagoMerlin
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