EXCITANTE INFIDELIDAD
Mi nombre es Mónica, tengo treinta y ocho años, me case hace cinco y con mi esposo desde novios hemos sido muy ardientes, follamos bastante y cuando bebemos unas copas los encuentros son absolutamente increíbles porque nos desinhibimos y hacemos de todo lo que se nos ocurra. .
Mi nombre es Mónica, tengo treinta y ocho años, me case hace cinco y con mi esposo desde novios hemos sido muy ardientes, follamos bastante y cuando bebemos unas copas los encuentros son absolutamente increíbles porque nos desinhibimos y hacemos de todo lo que se nos ocurra.
La razón de esta historia es que recientemente se pasó a vivir al departamento contiguo un joven de unos treinta y cinco años de origen cubano, es de tez morena y con un contraste de ojos verdes y con excelente presencia.
La primera vez que nos encontramos en el ascensor yo estaba con mi esposo y cruzamos algunas palabras, pero nada más.
Pero hace dos meses me lo encontré estando yo sola esperando el ascensor que se estaba demorando, entablamos conversación y se me ocurrió preguntarle como la había pasado en este tiempo que lleva viviendo en este edificio y me dijo… bien y mal y yo como buena mujer preguntona le dije… Si, ¿y por qué?
Me respondió… bien porque tener una vecina como tú, tan linda me alegra todos los días que te veo.
¿Sí? Muchas gracias y mal ¿por qué.?
Porque mi habitación debe dar contra la habitación matrimonial de ustedes y escucharte gemir en las noches, me excita demasiado y viviendo solo, ya te imaginaras las cosas que tengo que hacer para desahogarme solito. Jajajajajajaja.
En ese instante me dio tanta pena que creo que mis mejillas se debieron enrojecer y solo atine a decir…Que pena, me cuidare de no volver a molestarte.
Noooo, al contrario, me agrada, lo malo es que vivo solo. Jajajajaja
Cuando llegamos al sótano del parqueadero nos despedimos y cada cual caminó hacia su auto.
En los días siguientes, quise contarle a mi esposo, pero varias veces me arrepentí pensando que eso pudiera afectar nuestra fogosidad.
Cuando nuevamente me encontré con Manuel, el vecino, como ya habíamos roto el hielo me dijo con una risa pícara…Han estado muy calmaditos y me guiño el ojo.
Yo le respondí… en verdad me da tanta pena incomodarlo que he tratado de controlar mis gemidos.
Al llegar a nuestro piso él me dejo salir primero y me siguió hasta donde el pasillo donde se abría para cada departamento. Era medio día y Manuel me dijo… Aceptarías si te invito a tomar un refresco o un café y conversamos unos minutos.
Lo dude, pero acepte. Caminamos hasta su departamento, el abrió la puerta y me invito a pasar. Un orden impecable y decorado con muy buen gusto. Cuando fue a la cocina a traer el refresco me dijo… ¿O prefieres un vino delicioso que traje de mi último viaje a Chile?
Sin pensarlo mucho acepté. El trajo las copas y la botella, sirvió y me alcanzo una copa.
Dejo la botella sobre la mesa y acercando su copa me dijo… brindemos y cuando lo fuimos a hacer, dijo… ¿Pero porque brindamos?
Le respondí… No se.
Él me dijo… brindemos por mi hermosa vecina.
Yo reí y tome un sorbo luego otro y otro hasta que acabe sin darme cuenta por que la conversación estaba muy amena.
Pero como una cosa lleva a otra, llegamos a compartir temas íntimos y le conté que con mi esposo somos muy fogosos en el sexo, desde que éramos novios y él me pregunto, si mi esposo había sido el único hombre en mi intimidad.
Yo le dije mirándolo a los ojos, me parece un poco indiscreta tu pregunta
El riendo dijo… Noooo, hoy en día es muy normal que hombres y mujeres hayan compartido sexo con varias personas.
Le respondí… Si eso es verdad, pero casi nunca toco ese tema.
Y él dijo… Bueno, pero imagino que él no fue el primero, ni será el último ¿verdad?
¡Queeeeeee estas diciendo!
Pues que encuentro muy normal que una mujer tan linda como tú, haya estado con varios hombres.
¿Sí? Le respondí, eso es cierto Pero agregué una pregunta ¿Pero y con cuantos hombres crees que he estado?
Como me has contado que con tu esposo son muy fogosos, yo creo que hayas estado con no más de tres. ¿Acerté?
Si, y bajé la mirada porque me sentí intimidada. Estaba destapando mi vida privada delante de mi vecino, en apenas treinta minutos de conversación.
Y luego de aceptar una segunda copa de vino, Manuel me dijo… ¿y de pronto podrían llegar a ser cuatro los hombres que hayan disfrutado del sexo contigo?
¿Comooooo? ¿Porque cuatro?
Porque me gustaría estar contigo, me respondió Manuel
¿Sí? ¿Y por qué?
Porque así tu volverías a gemir tranquilamente como lo has hecho antes y yo en mi soledad cerraría los ojos e imaginaria que lo haces conmigo.
Jajajajajajaja. Sentí una risa nerviosa.
Entonces Manuel como estaba sentado a mi lado en el sofá, deslizo su mano por mi cabello para acomodármelo detrás de la oreja y después de hacerlo se quedó acariciando el lóbulo que es uno de mis puntos débiles, junto con mi cuello. Yo le dije… Por favor no lo hagas
El me pregunto… ¿Te excita?
Si, Por favor no lo hagas.
Pero su reacción fue como si le hubiera dicho… ¡Excítame más!, porque me dio un beso en la mejilla y luego bajo a mi cuello.
En ese instante sentí humedad en mi concha y lo que vino a continuación fue su mano acariciando mis senos por encima de mi ropa.
Yo estaba que volaba de excitación cuando sonó mi celular.
Lo mire y era mi esposo.
Le dije a Manuel… discúlpame y conteste.
Hablé con mi esposo varias cosas entre ellas me preguntó dónde estaba le dije estoy llegando al departamento, lo cual escucho Manuel. Era claro que estaba mintiendo. Él me dijo que llegaba tarde porque tenía una reunión de trabajo, le respondí ok, entonces en la noche nos vemos. Este mensaje lo capto Manuel y con más ganas deseo estar conmigo.
Yo en vez de aprovechar el momento para irme a mi departamento, continue sentada al lado de Manuel, quien volvió con sus caricias ahora acompañadas de un beso en la boca que se terminó prolongando por varios minutos. Nuestras respiraciones aumentaban al igual que las caricias de Manuel en mis senos, las cuales luego se trasladaron a mis piernas comenzando a subir bajo mi falda hasta llegar a mi concha lo cual me produjo un sobresalto. El sintió la humedad de mi concha y dijo… te voy a hacer gemir más de lo que te hace gemir tu esposo.
Él se arrodillo frente a mí, metió sus manos por debajo de mi falda, la cual se recogió hasta la cintura y luego me quito el panti. Separo mis piernas y se inclinó clavando su cara en mi sexo y enseguida sentí su lengua rozando mi clítoris. Me pidió separar más mis piernas y al hacerlo percibí su lengua tratando de entrar en mi concha. Con el continuo movimiento de su lengua explorando mi sexo y rozando continuamente mi clítoris pronto estaba que volaba de excitación, gimiendo y deseando que no me escucharan en el vecindario.
Manuel realmente resultó ser un maestro a la hora de hacer disfrutar a una mujer del sexo oral y no paró hasta llevarme a gozar un asombroso orgasmo. Cuando lo experimente, dure un par de minutos tratando de recuperar la calma de mi agitada respiración.
Él se levantó y vi su boca empapada en mis flujos los cuales él disfruto paseando su lengua y diciendo… hummmm que rico saben tus flujos.
Yo solo me reí y le dije… que bueno que te gusten.
Pero aún no terminaba todo, Manuel, parado frente a mi bajo el cierre de su pantalón y su bóxer, saltando a la vista una tremenda verga oscura, la cual me ofreció y yo en respuesta a lo que él acababa de hacer por mí la tome con una mano y la frote un poco, luego acerque mi boca la explore con mi lengua y al animarme la metí en la boca para empezar a chuparla cada vez con más intensidad, escuche su respiración irse agitando cada vez más hasta cuando me dijo… Para, para, vamos a mi cama y yo obedientemente lo seguí. En el camino él me despojo de mi blusa y al estar acostada con la falda enrollada en la cintura, Manuel saco mis tetas del sujetador y comenzó a mamarlas. Esto me excito más y luego él fue descendiendo sus caderas sobre mi pelvis y pronto sentí su verga buscando la entrada de mi concha. Afortunadamente estaba bastante lubricada y aunque tuvo que hacer un esfuerzo para meterla, por el mayor grosor frente a la de mi esposo, una vez que entro la cabeza, se fue adentro lo demás. La verdad es que sentí que toco fondo y solté un gemido de ayyyy.
A continuación, Manuel volvió a besarme en la boca y nos fundimos en un beso con cruce de lenguas, mientras tanto él se fue tomando confianza para meter y sacar su verga de mi concha, transmitiéndome una sensación nueva que me fue llevando hasta al éxtasis de mi segundo orgasmo. Después que él debió haber escuchado mis gemidos y el uhmmmmm de mi orgasmo, siguió al menos un minuto más follándome y de pronto se contrajo llenando mi concha con su semen y así nos quedamos pegados.
Cuando nos recuperamos él se levantó y me alcanzo una caja de pañuelos desechables para que secara mi concha, por donde ya comenzaba a salir el regalito que me acababa de dejar dentro.
Recompuse mi ropa y él también, volvimos a la sala, nos sentamos y me dijo… Mónica fue extraordinario estar contigo.
Cuando en días anteriores te escuchaba gemir dejaba volar mi imaginación y pensaba que estabas totalmente desnuda, acostada boca arriba, con las piernas separadas y yo reemplazando a tu esposo, con mi verga dentro de tu concha moviendo mi cadera hasta correrme como lo acabamos de hacer.
En respuesta, gracias a las copas que yo había bebido y estando tan desinhibida, le dije… Y de ahora en adelante cuando este con mi esposo follando como loca, imaginare que es tu verga la que tengo dentro de mi concha.
Antes de despedirnos me sirvió la última copa, la cual bebi como si fuera un refresco y me fui a mi departamento. Descanse una media hora y luego tome una ducha y cepille muy bien mis dientes para borrar el olor a licor, luego serví mi almuerzo y en la tarde me senté a trabajar en mi computador y por momentos pensaba que pared de por medio estaba el amante que acababa de disfrutar mi concha y yo su deliciosa verga.
Ese día quede muy satisfecha de disfrutar el sexo y solo hasta cuando mi esposo me busco volví a tener un nuevo orgasmo, dejando salir sin filtro mis gemidos pensando en que Manuel los escuchara y disfrutara como me lo había dicho.
Pasaron al menos dos meses que no lo volví a ver porque su trabajo le exige viajar a otros países y me entraron deseos de volver a verlo. Y una noche llego mi esposo de trabajar y me dijo… me encontré con nuestro vecino, me pareció una persona muy amable porque traje la camioneta de la empresa y casi no la puedo estacionar porque es muy grande y él me colaboro hasta que lo logré.
En ese momento, recordé aquel día tan maravilloso y sentí que mi concha se humedeció. Esa misma noche busque tener sexo con mi esposo para dejar salir mis gemidos, sabiendo que posiblemente Manuel los estaría escuchando.
Al día siguiente cuando revisé mi WhatsApp encontré un mensaje de él que decía… “Anoche tuve sexo virtual contigo. Y una carita feliz”. Espero verte pronto.
Le respondí…Desde luego que sí, mañana al medio día podemos vernos.
Esa mañana espere con ansia que llegara el medio día y llegada la hora fui a su departamento y apenas timbre se abrió enseguida la puerta encontrándome con una sonrisa de oreja a oreja de Manuel y su frase… Bienvenida, te estaba esperando.
Entre, él cerró la puerta, nos abrazamos y compartimos un beso de al menos tres minutos. Luego me hizo seguir, nos sentamos en el sofá que vio nacer nuestra primera relación y comenzamos a hablar de lo ocurrido en los días que no nos vimos.
A continuación, me pregunto si había almorzado, le dije que no, entonces me dijo… espérame que prepare algo ligero. Enseguida trajo una bandeja con pequeños sándwiches y un refresco. Comimos y bebimos y pasado el tiempo mimandonos con besos y caricias, Manuel me dijo… hoy no tengo vino, pero te puedo ofrecer un delicioso tequila, el cual yo acepte. Yo sabía que el licor me dejaba desinhibir y disfrutar un encuentro como el que se estaba dando.
Nunca antes había bebido tequila y no imaginé el efecto mayor que tenía frente al vino así que a la tercera copa me sentí algo borrachita y fui presa fácil para dejar que Manuel me desnudara totalmente y cuando lo logro, me dijo… Mónica vestida eres hermosa, pero desnuda pareces una diosa. Yo me reí y le respondí… No es para tanto Manuel, aunque es cierto que la naturaleza me regalo este hermoso cuerpo.
A continuación, Manuel también se desnudo y su cuerpo no era propiamente el de un atleta, pero si lo suficiente como para encenderme la llama del deseo sexual.
Nos fuimos a su habitación y en su cama king size comenzamos a disfrutar un sesenta y nueve. Mientras el hacía maravillas en mi concha yo procuraba darle una sesión de sexo oral que él disfrutara. Luego hicimos un pare y el trajo la botella y las copas, las sirvió y como ya le había cogido el sabor, la bebi de un solo sorbo tal y como él también lo hizo.
Retomamos nuestro encuentro sexual con la posición misionero, yo me acosté boca arriba, separé mis piernas para recibirlo a él y a su deliciosa verga. Sentí como centímetro a centímetro se fue perdiendo dentro de mi concha. Tiempo durante el cual disfrutamos de un delicioso beso con cruce lenguas y entradas y salidas lentas de la verga de Manuel en mi concha. Así pasamos consintiéndonos y acariciando nuestros cuerpos al menos media hora. Hicimos un nuevo pare y Manuel sirvió otras copas y ya con esta quinta copa sentí que estaba perdiendo todo el control y Manuel ya podía hacer conmigo lo que quisiera.
Como ya era hora de disfrutar un orgasmo él se esmeró por iniciar una penetración continua, pero yo no lograba elevar mi libido, entonces me propuso acomodarme en cuatro o de perrito y él desde atrás me follaba.
Me acomodé y él se arrodillo detrás de mi y lentamente me clavo su deliciosa verga, luego me tomo de las caderas y empezó a meter y sacar su delicioso miembro, pero mi borrachera no me dejaba arrancar camino a mi orgasmo. Manuel me follo constantemente, luego con fortaleza estrellando su pelvis contra mis nalgas, pero no lograba iniciar mi excitación.
Sentí que deslizo un dedo dentro de mi culo y me dijo… tienes un culito rosado hermoso que me esta coqueteando. Yo le dije… nunca lo he hecho por allí y el me pregunto… ¿Y te gustaría probar?
Yo estaba tan fuera de control que le respondí… intentémoslo.
Él puso saliva en su mano y la esparció en su verga y luego lo mismo con mi culo y a continuación comenzó a tratar de penetrar mi culito virgen. Varias veces intento meter su verga, pero no lo conseguía, entonces le propuse que tuviera firme su verga con la mano y yo me encargaba de empujar mi culo hacia atrás y así controlé lo que podía aguantar de presión, pero el deseo de disfrutar un orgasmo de esta forma me animo a empujar con mas intensidad hasta lograr que la cabeza de la verga de Manuel entrara y ya lo demás se fue adentro sin problema.
Como sentía algo de presión le pedí a Manuel, esperar a que mi culo asimilara su verga y mientras tanto él me estuvo motivando frotando con las yemas de los dedos de una de sus manos mi clítoris y con la otra apretaba el pezón de uno de mis senos y ya con esta trilogía comencé a sentir excitación. No debí haber consumido tanto tequila, eso lo recordare siempre.
Cuando ya mi culo acepto la verga de Manuel, yo misma comencé a balancear mi cuerpo hacia adelante y atrás permitiendo que la verga de Manuel penetrara una y otra vez en mi culo y poco a poco esta innovación en el sexo despertó mi libido y comencé a sentir esa sensación que experimente con la verga de Manuel en mi concha la primera vez y de esa excitación comencé a ser consciente cuando empecé a gemir con la boca abierta cada vez con mayor intensidad y volumen y de pronto se me nublo la mente cuando inicie un orgasmo que nunca olvidaré, todo mi cuerpo se estremeció y tuve que pedirle a Manuel que parara porque ya no resistía más excitación.
Él se detuvo y yo logre recuperar el aliento y cuando retome el control le permití que follara mi culo a su antojo.
Me tomo por las caderas y comencé a disfrutar la entrada y salida de su verga, no alcance un nuevo orgasmo, pero si disfrute una sensación deliciosa hasta cuando Manuel explotó en mi culo y lo llenó con su semen.
Al correrse se quedo estático pegado a mi espalda y permaneció allí hasta que su verga se recogió y salió de mi recién desvirgado culito.
Me estire sobre la cama boca abajo y Manuel se recostó a mi lado y me dijo… Gracias Mónica fue maravilloso hacia mucho tiempo que no disfrutaba tanto como hoy. Y yo le respondí, que también había disfrutado mucho, aunque había sentido mucha pena de haberme demorado tanto en lograr mi orgasmo. El me dijo… Todo lo contrario, estoy muy agradecido porque tu demora nos llevo a disfrutar algo nuevo.
Le pedí me alcanzara el panti porque quería conservar su semen en mi culito, luego me levanté, me vestí, nos despedimos y me fui a mi departamento, muy satisfecha sexualmente.
Cuando entré a mi departamento me acosté a descansar y a gozar recordando los maravillosos momentos que acababa de disfrutar. Cuando eran como las cuatro de la tarde tome un baño delicioso para borrar las huellas que me había dejado Manuel y a continuación un cepillado de dientes para alejar el olor a licor.
Hasta aquí van las cosas, solo me tiene pensando como voy a lograr que mi esposo se decida a follar mi culo y gozar como lo hice con Manuel.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!