Experimento pervertido Pt.3
continuando el moldeamiento de mi futura zorrita.
Los lazos con Valentina cada vez eran más estrechos además era una niña muy afectuosa, cuando llegaba de trabajar me recibía con un abrazo y un besito en la mejilla, ese momento me sentía dichoso. El simple hecho de escuchar: “bendición papá o papi” me hacía feliz, el cansancio que sentía parecía esfumarse, pero un día de esos accidentalmente me dio un besito en la boca ya que gire la cara para saludar a su madre y todos nos sorprendimos y comenzamos a reírnos y comento mientras reíamos: “uy, que beso tan rico” sin embargo mi actitud cambió un poco cuando fui a darle el besito a su madre porque en vez de darle un simple pico, le di un beso rápido con lengua mostrándole en primera fila a Valentina de cómo iba un beso.
—¡Asco! —, dice Valentina.
Y Camila me da un golpecito en el pecho, dándome a entender que no debí hacerlo por el hecho que la niña estaba muy cerca. Tras eso me fui a bañar y me recosté a descansar un poco y las horas pasaron con total tranquilidad, al final de la noche cuando acosté a Valentina le di sus buenas noches y le di un besito en la boca.
—Ay, me besaste en la boca—, lo dice con un tierno susurro.
—tu empezaste—, y me rio un poco.
—no fue mi culpa—.
—¿y no te gusta? —.
—no se—, mientras recogía sus hombros y mantenía media carita oculta entre sus sabanas.
Ami sus expresiones me parecía super tierna, —te quiero mi bebé, que sueñes con los angelitos—.
Desde entonces comencé a mantener esa rutina que el besito de buenas noches me lo diese en la boca obviamente alejados de los ojos de su madre.
A veces me sentía confundido con respecto a lo que hacía porque sentía un gran aprecio por esa niña, quería que tuviese un gran futuro o sea lo típico qué pensaría un padre a pesar de que no fuera mi hija biológica, pero a su vez había momentos que mientras lo hacía con su madre me imaginaba que tipo de cosas podría hacer con valentina y ese tipo de imaginaciones perversas eran como viagra ya que dejaba completamente noqueada a Camila.
Por ende, ese tipo de momentos que tenía con su madre hacía que continuara mi plan de moldear a Valentina y también me daba curiosidad que tipo de persona resultaría con ese tipo de crianza. Porque la manera en la que la corrompía no siempre era directa, el solo hecho de que me viera besando apasionadamente a su madre era suficiente para que su inocente mentecita hiciera el resto del trabajo y dada la confianza que teníamos me terminaba preguntando por las cosas que no sabía. Cuando me preguntó del porque nos besábamos aside ese modo, mi respuesta era prácticamente la de siempre ya que le respondía que era como lo hacía el gante grande.
—¿pero no da asco?, la hermana de Paola (vecina de la misma edad) también se besa así con su novio —.
—cierra los ojos—.
—¿para qué? —, pregunta ella.
—para qué veas que se siente —.
Ella se reía —ay no se—, pero yo le insistía entre juegos hasta que la tenía tumbada en su cama y por fin cerró sus ojos para mí por lo que empecé a hablar con un tono suave y dulce mientras de rodilla en el suelo besaba su cuerpo sobre su ropita. Después le pido que me sacara su lengua y le doy un pequeño chupete, ella se ríe y a mí me alegraba porque parecía disfrutarlo por lo que vuelve a sacar su lengüita. Tras unos minutos viendo que ella que ella estaba dispuesta continuar y aprovechando que estábamos solos en casa continuamos con lo mismo, pero ahora ella chupara mi lengua y sin decir nada me siguió el “juego” hasta el punto de llegar a los besos de adulto, simplemente juntábamos nuestras bocas mientras nuestras lenguas se rozaban entre ellas, aunque para mí era casi como dar un pico con lengua, pero el estímulo era mucho mayor, Valentina estaba completamente a mi merced, cada vez que nuestras bocas se separaban ella respiraba profusamente con una sonrisa tratando de recuperar el aliento mientras mi mano acariciaba su muslo hasta su entrepierna. No obstante, yo tenía un límite y no era precisamente el tiempo, sino que mi lívido estaba al tope que solo podía pensar en follar, así que le dije que se daba por terminado nuestro “juego” y cuando tenía pensado pararme e ir al baño para ya terminar este morboso encuentro Valentina mira mi verga y dice —papi, tu pipí está grande otra vez—. Eso me hizo querer bañarla en mi leche, pero a pesar de mi éxtasis no había perdido completamente la cordura, sin embargo.
—nena, ¿le quieres hace un favor a tu papi?, necesito tu ayuda —. Ella asiente por lo que me siento a su lado y le pido que me agarre la verga.
—Está muy dura y está más caliente que antes—.
Y tomándole por la muñeca comienzo a mover su mano de arriba abajo para que me hiciera una paja y ella notando mis expresiones ella ajustaba los movimientos de sus manos por si sola a su vez yo acariciaba su plano pechito y medio pellizcaba sus tetillas, aunque aquello no duro mucho porque al momento que sentí que me venía use mi mano para tratar de atrapar lo que pudiera y aunque no fue Valentina la que me masturbó hasta al final ya que la sorprendí ante lo brusco que me moví, la sensación de esa venida estuvo en otro nivel.
—¿estás bien, papi? —, me pregunta ella un tanto preocupada.
—tranquila bebé, simplemente se sintió muy bien—, y le doy un besito.
Pero a pesar de que estuvo muy rico todo tuve que moverme rápido para limpiar antes de que yo fuese a ser el sorprendido y mientras limpiaba le daba a entender a la niña que no debía decirle nada a nadie y que tampoco debía hacerlo con otros niños. Ella pareció entenderlo y su madre tampoco sospechaba así que podía planear que tipo de cosas podría probar en un futuro con Valentina.
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