Experimento pervertido pt.4
un elemento inesperado aparece.
Con paciencia observaba el buen desarrollo de Valentina, era una niña inteligente que sabía ocultar sus cosillas si bien no era una pervertida que buscaba tener siempre algo dentro de su coñito sí que adoraba que se la lamieran y por supuesto a mí me encantaba comérsela sin embargo no es algo que yo tuviera permitido hacer cada vez que se me antojara.
El trabajo y el reducido tiempo a solas que tenía con ella me estaba dificultando las cosas o sea no me quejaba porque mi tiempo con Valentina era de calidad, sin ningún tipo de vergüenza disfrutábamos nuestro tiempo completamente desnudos mientras ella jugueteaba con mi verga a la vez que mi lengua ase retorcía dentro de ella. Obviamente lo recién mencionado no lo repetíamos todo el tiempo, pero básicamente era nuestra rutina o sea mi pequeña “frustración” es que no sabía cómo abordar el siguiente nivel y si bien podría instruirla directamente, prefería esperar a que ella misma se atreviera en experimentar otras cosas porque algo que deseo es que ella me considere su amigo sexual, el confidente de todas sus fantasías. Y si, Valentina me contaba muchas cosas sucias no obstante sentía que algo faltaba en esta relación, sin embargo, es algo que el tiempo me podría responder u otorgar.
Curiosamente aquel elemento que sentía que faltaba un día lo encontré. Mejor dicho, me enteré ya que dicho elemento al parecer estuvo presente desde un tiempo y empecé a sospechar luego de que Valentina empezara a ser más activa con las mamadas y no es porque ella no lo hiciera desde antes si no que anteriormente lo dejaba de hacer a la primera aparición de baba, pero ahora era más proactiva con mi miembro. Por lo que un día le pregunté si tenía novio o si también jugaba con algún amiguito, pero no tuve ninguna respuesta favorable. Valentina ya tenía sus 6 años así que no era de extrañar que hubiese otro aprovechado, pero no había ninguna anomalía en su horario y Camila era la típica madre que no le gustaba que su niña jugara con varones, obviamente con sus excepciones y como no pude descubrir nada me rendí. Hasta que una noche descubrí algo asombroso en mi propia casa y es que luego de ver la tv iba a salir un rato a tomar aire, pero escuché voces en la habitación de Valentina, rápidamente pensé que sería una de las amiguitas de Valentina, como Camila se pone a chismorrear con la vecina, las niñas siempre juegan juntas, pero mi mente jugaba así que quise espiar para ver que hacían sin embargo no sucedía lo que esperaba sin contar que eran cuatro niñas en total jugando al hospital hasta que les interrumpieron el juego cuando llamaron a 2.
Luego de un rato fuera, al regresar Camila me dice que ira a la casa de la vecina para revisar unos catálogos. “ten pendiente de las niñas que siguen arriba,” me dice Camila y luego se va con Emily y la vecina. Estando “solos” en casa, aunque fuera unos minutos tenía expectativas en lo que podría ver, pero al entreabrir la puerta ellas continuaban jugando al hospital.
Johana: —oh Sra., su hijo está creciendo de maravilla —.
Valentina: —ay ya quiero que sea el día, ¿pero podrá salir por mi cosita? —.
Johana: —tranquila, ya la examino—.
Y de pronto las cosas se pusieron interesantes, Valentina abre sus piernas frente de Johana dejando y esta le echa su braguita a un lado —que bonita la tienes Sra.—. y ambas se ríen un poco. Luego empieza a acariciarle un poco su chochito hasta que le mete el dedo, —esta mojadito—, y continúa jugando con el coñito de Valentina que respiraba de manera profunda acompañada con suaves jadeos. —¿Cómo se siente Sra., está bien? —.
Valentina: —si…—.
Johana: —ay, no veo bien—, se acerca a la entre pierna y le da unas lamidas haciendo que Valentina gimiera un poco.
Por lo que rápidamente me aparté y me oculté en mi cuarto.
Y al en ese instante se asoma Johana: —¡mamá…! —, pero esta solo nota el silencio de la casa, baja las escaleras y nota que están sola así que regresa a la habitación.
Valentina: —¿y bien? —.
Johana: —menos mal que no hay nadie—.
Valentina: —¿y no vas a cerrar? —.
Johana: —abierta podemos escuchar cuando lleguen—.
Y escucho que se zumban en la cama, por lo que con cuidado me acerco para ver que sucedía y para mi sorpresa es que las niñas pasaron a formar un hermoso 69, nada de jueguito previo, ambas se estaban devorando, aunque Johana mostraba más experiencia sobre todo cuando dominaba a Valentina. En parte no era nada anormal ya que Johana era 2 años mayor que Valentina y no era la primera vez que hacían ese tipo de cosas por la manera en la que ambas se devoraban que incluso se dieron de tijerazos y si nadie las hubiera interrumpido posiblemente podrían hacerlo por horas, pero yo no pude aguantar. Mis pasos al correr al baño para correrme no pasaron inadvertidos.
Y mientras me corría como desgraciado en el baño al poco tiempo escucho que tocan la puerta, —¿papá? —.
—¿Qué pasa nena? —.
—¿viste? —.
—¿Qué cosa mi amor? —.
—no, nada—, y se va.
Mientras yo me quedé en el baño hasta relajarme.
Pasada las horas cuando me acosté a dormir aún tenía en mente lo que había visto la vez que comprendí aquel elemento que faltaba para acelerar el desarrollo sexual en Valentina y su amiga sería la mejor apuesta, aunque también sería arriesgado, pero el que no arriesga no gana.
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