Experimento pervertido pt. 5
luego de haberle hecho aquella propuesta se atrevió a chuparme la verga sin importar lo babosa que estuviera..
Tras descubrir los juegos que tenían Johana y Valentina hacía que gran parte del día tuviese una erección y si bien el sexo con mi mujer aún era placentero tampoco era una muñeca sexual que pudiese usar cada vez que me diera la gana, si por mala suerte la encontrase con el humor equivocado o yo la cagara de algún modo en ese caso me jodo. Bueno volviendo a la situación que tenía en manos durante toda la semana estuve pensando en cómo aprovechar dicha situación ya que en definitiva Johana aceleraría el desarrollo sexual de valentina, siendo ambas de edades similares mi pequeña niña se abría de manera totalmente distinta y como esas niñas compartían un secreto mientras nadie las descubriera seguirán explorándose más y más.
Tras varias semanas había desarrollado un morbo por Johana, ya no solo quería continuar viendo, sino que también quería probar el majar que se comía Valentina, por lo que cada vez que la llevaba en el auto a la escuela me la comía con los ojos y es que también era una niña linda y dado que tenía piel blanca bien hermosa lo hacía más apetecible casi que envidiaba que no fuera Valentina esa niña de tez pálida, pero no sabía cómo acercarme a ella para tocar esos temas y aunque era algo que podría hablar frente de Valentina sin problemas no quería hacerlo, pero como que como que alguna entidad divina o maligna escucho mis oscuros deseos y un lunes Valentina amaneció enferma pro lo que no pudo ir a la escuela por lo que de tanto tiempo creo que era la primera vez que tenía tiempo a solas con Johana sin embargo gran parte del trayecto nos mantuvimos en silencio, si bien al principio traté de sacarle conversación era algo que no avanzaba de modo que se me ocurrió algo simple para tratar de romper el hielo y fue llevarla a la panadería para brindarle algo. Así que me estaciono
—compraré algo rápido, ¿quieres algo? —.
Pero ella de manera algo tímida solo encoge sus hombros por un breve momento
—ve no tengas pena—, y me la llevé, —vale, ¿entonces dime que quieres? —.
—no importa, lo que sea—, me dice con un tono bajo y dulce.
—ay, no tengas pena. ¿quieres esto? —, le señalo varias opciones para desayunar, pero parecía conforme con lo que sea no obstante cuando le señale los dulces noté el cambio de su expresión, sobre todo cuando le señale las fresas con cremas.
Tras comprarlo ella me pregunta si podría comérselo y yo le respondo:
—por supuesto, es tuyo. Anqué creí que te lo comerías en la escuela—.
—es que en la escuela me van a pedir—.
—que mala eres—, y me río con ella.
Ya en el auto por fin fluía una conversación totalmente casual donde le pregunte varias cosas sobre la escuela. Hasta que llegamos, pero antes que esta fuera a abrir la puerta le dije que si quería podría esperar con ella y esta acepto ya que le gustaba el fresco dentro del auto y en ese momento le pregunto:
—¿y el novio, está por acá? —, lo digo con un tono medio juguetón y ella se echa a reír.
—ay no, yo no tengo novio—.
su sonrisa mientras evitaba el contacto directo era encantador
—¿por qué?, alguien tan linda como tu es para que tuviera a todos los niños de la escuela persiguiéndote—.
—mi mamá dice que eso es para cuando esté grande y que solo debo estudiar—.
—tss, ni que tu mamá se fuera enterar—.
Y ella solo alza sus hombros.
—¿entonces tienes novia? —, y atentamente la observo.
—ay señor, ¿Qué está diciendo? —, y me mira con una cara extrañada.
—es que, si no te gusta ninguno de los niños, debe haber alguna niña que te guste —.
—pero dos niñas está mal, todos saben eso—.
—pero eso no evita que le andes lamiendo sus partes a Valentina—.
Johana peló sus ojos y se empalideció mientras se me queda mirando.
—me sorprendí bastante cuando las vi, ¿y desde cuando lo hacen? —.
—¿le va a decir a mi mamá? —, me lo dice con un tono ligeramente titubeante.
—por dios, claro que no. Solo quiero saber así que no tengas miedo, ese será nuestro secreto — y de pronto abren el portón de la escuela, —que mala suerte, entonces me cuentas luego —.
La niña se baja mientras me lamento un poco de no haber avanzado la conversación un poco antes, sin embargo, de regreso me di cuenta de que no había manera de retomar aquella conversación, pero algo sí que cambió porque cuando la veía en mi casa le decía “cuidadito”, en tono de broma y si Camila salí yo le decía.
En un principio ella se abstenía de hacerlo como ante, pero poco a poco viendo que en realidad yo le encubría sus cosas, se fue desinhibiendo más y más con Valentina ya que teniéndome a mí como centinela, podía enfocarse completamente en el placer, además que comencé a aconsejarle a Johana para que probara cosas nuevas y ese fue la nueva dinámica. Que para cuando Johana cumplió sus 9 años le compré un pequeño rotor, pero al mismo tiempo me pregunté a mí mismo para que regalarle un juguete de ese tipo sin contar que podría ser riesgoso así que en vez dárselo, lo estrené con Valentina ese día en el que sabía que tendría la casa solo por varias horas por lo que era día para desayunarse a mi querida hijastra a la que le encantaba mis juegos, que incluso ya ni tenía que hacerle sugerencias para manipularla, sino que apenas yo le decía que: “mamá se fue”, “mamá anda en el super” o algo similar, a esa niña se le activaba la zorrita que llevaba dentro por lo que si estaba acostado en la cama ella se acostaba sobre mí y se frotaba contra mi bulto o incluso si estábamos en la sala llegaba un punto que ella se desnudaba sin más y me decía “¿jugamos papi?” y corría a su cuarto en cuatro patas y por consiguiente sucedía lo de siempre, pero en esta ocasión soy yo el que entra a su cuarto para avisarle que mamá se fue, aunque su respuesta fue inesperada “ah, está bien”.
—¿no quieres jugar conmigo? —, pregunto algo extrañado ya que era algo casi automático que a esa niña se le mojara apenas al saber que estaba sola y era que estaba sumergida en su videojuego.
—no tengo ganas, estoy ocupada con esto —.
me le acerco y mis manos con mucho morbo paso mis manos desde sus pantorrillas hasta su espalda para así volver hasta sus nalguitas y por consiguiente acariciar un poco su entrepierna que a pesar estaba sequito sí que estaba bien calentito.
—ay papi ya, no me molestes que voy a perder—.
—si eres malita nena y yo que quería probar esto—, y muestro el pequeño vibrador.
—¿y qué es eso? —, mientras mira curiosamente aquel objeto.
—algo que hace sentir muy rico a las niñas como tu—.
Agarra el vibrador y nota su peso y tras examinarlo un poco lo enciendo y esta se sorprende al notar la vibración.
—tiembla bastante—, esta lo dice mientras se ríe, — hace que me pique las manos, pero ¿Cómo se usaría en nuestro juego? —, y en el instante en que esta me preguntaba eso inconscientemente se puso el rotor sobre sus braguitas presionando en donde estaría el clítoris haciendo que se le escapara un delicioso gemido y luego se echa a reír.
—¿te gustó mi vida? —.
—fue como si me diera corriente —.
—¿y fue malo o bueno? —, y le arrimo a un lado su braguita notando que ya se le había humedecido su rajita, —parece que te gusto —.
Y acerqué mi rostro para darle un gran beso con lengua a esa boca inferior por lo que una vez que mi lengua hizo contacto con su vagina, la cachonda de Valentina aprieta mis cabellos y presionando sus caderas contra mi boca continúo lamiendo, chupando e incluso dándole leves mordidas para que en el momento que combiné todo eso con el vibrador esa niña no tardó en mostrar sus deliciosos espasmos.
Era un deleite para la vista ya que ella se esforzaba en contener su voz. Para cuando ya por fin se relajó se comienza a reír.
—creí que me iba a ser pipí—, mientras continuaba jadeando.
—me hace feliz que te haya gustado—, me le cuesto al lado y le doy un besito en la sien y a su vez que mi verga todavía seguía erecta le estaba punteando el muslo con ella.
—aun la tienes muy dura papi—.
—es que estoy feliz de estar contigo, que no quisiera sepárame nunca—.
Y ella me sonríe, pasado un breve silencio en ese pequeño descanso notaba como Valentina con su pierna movía mi verga de lado a lado.
De pronto ella me hace una pregunta que cualquiera amaría:
—¿Quieres que te la mame? —.
Y a pesar de que el sexo oral con ella no fuera ninguna novedad me sentí muy sorprendido de que me preguntara aun conservando una tonalidad inocente.
—¿te gusta mi verga bebé? —.
Pero no me responde nada, solo veo como se comía la cabeza de mi verga
Le doy otro beso.
—Estoy tan feliz de tener una hija como tu —, estaba más excitado al punto de querer cogérmela por lo que me acosté a su lado y tras ensalivar mi miembro se lo meto entre los muslos, lo mejor era que no tenía que decirle nada ella solo apretaba sus muslos y veía como mi verga se deslizaba entre ellos. Se quedaba mirando de manera casi hipnótica y al poco tiempo ella frotaba su vagina, pero en mi mente solo pensaba en una cosa “se lo quiero meter, se lo quiero meter, se lo quiero meter”. Era lo único que pasaba por mi cabeza así que para sorpresa de Valentina de manera brusca la puse boca arriba, le cruzo las piernas y continúo masturbándome con sus muslos, pero ligeramente más brusco.
—así bebé, así. Anda apriétame más—, y con mis jadeantes palabras Valentina respondía apretando sus muslitos hasta que me vengo, dándole ese primer chorro de leche que le llega a la cara y sin asco alguno Valentina sostiene mi verga y me saca lo que queda.
—se siente rico cuando lo sueltas? —.
—sí muy rico y ¿a ti te gustó? —.
—no sé, creo que sí. Cuando me lo haces siento hormiguitas en mi cosita—
—entonces está bien, aunque no estés segura significa que te gusta, ¿pero sabes que me gustaría aún más? —.
—¿que? —.
—que me lo chupes ahora—.
Pero su carito como apenada de querer decirme que no, pero aun así todavía no me la había soltado que tanto manosear lentamente se me estaba volviendo a parar, por lo que entre juego le estaba insistiendo mientras restregaba la leche que le había caído en el cuerpo, parecía que su cuerpecito estuviera bañado en aceite hasta que se empezó a secar.
—bueno, vamos a bañarnos, antes de que mamá nos descubra—
Ya en la ducha era otro deleite, de por si estar en el baño con tu pareja desborda erotismo. Estar con una nena dispuesta a que le toquen todo era aún mucho mejor. Valentina le gustaba que jugara con su chochito e incluso le había agarrado gustito que un dedito jugara en su culito y cuando me tocaba enjabonarme a mi ella ya no solo jugueteaba con mi verga si no que, con solo ponerle mi verga erecta de frente, ella abría su boca como si le fuera a dar comidita en su boquita, ahora solo faltaba que se quisiera comer mi lechita y tras unos minutos ya estaba sintiendo que venía otra descarga por lo que al sostener su cabecita le empiezo a soltar todo en la boca sin previo aviso, obviamente ella trato de apartarse pero yo no la dejaba. —si te lo tragas te llevo a la heladería que te gusta—.
En ese instante noté que había subido otro nivel, si bien gran parte de la leche ya lo había escupido, luego de haberle hecho aquella propuesta se atrevió a chuparme la verga sin importar lo babosa que estuviera.
Ya para cuando llego Camila con Emilia, Valentina dormía en su cuarto y yo las recibí felizmente ansioso de tener otro día como este..
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