Fantasías con Marifely, una jovencita sensual, 1.5
Como ya lo comenté en el relato anterior, los siguientes son una mezcla de realidades con fantasías, los nombres están cambiados para la protección de los protagonistas.
Marifelita es una jovencita inquieta, morena, de ojos dulces y labios carnosos.
Marifelita estaba turbada, desde que abrió la puerta a Alberto tuvo un mal presentimiento, pero no hizo caso.
Le había pedido ayuda para estudiar en una materia en la que no le había ido bien, en la cual tenía que aprobar un examen en el verano para regularizarse, había pedido permiso a su mamá y ésta que conocía al profesor lo concedió por la confianza que le inspiraba, además de que gustaba de él.
Su hermana Margarita salía a la escuela veterinaria diariamente por la mañana y no volvía hasta la tarde.
Qué podía salir mal?
Marifely se había colocado en una trampa que ella misma puso.
Al abrir la puerta el “que linda te ves” de Alberto no sonó prometedor para Marifelita y al invitarlo a sentarse en el sofá para revisar los temas, el profesor no había perdido el tiempo, lanzándose al ataque la había manoseado y abrazado.
Por la mente de Marifelita corrieron varias ideas, gritar, pero tuvo miedo de Alberto, se resistía pero él era más fuerte.
Qué le pasaba a ese hombre? Qué no entendía que él le daba asco, repulsión? Era al menos tres veces mayor que ella.
Qué paaba por su mente?
La besaba a la fuerza y su lengua hurgaba ya su boquita.
Sus manos se introducían en su short.
Por qué uso un short? Le facilitaba su ataque.
Acariciaba sus piernas mientras le besaba su cuello y ella decía “No, por favor!” Pero Alberto sabía que sólo tenía una hora nada más y no desperdiciaba el tiempo.
Su mano acariciaba su vaginita virgen, abría sus labios superiores y con un dedo la recorría.
Marifely Comenzaba a humedecerse, y se atormentaba por eso, ella no debía sentir eso, por qué Dios lo permitía? Por qué?
Intenta Alberto desprenderle el Short y ella se resistió con todas sus fuerzas, sabe lo que eso significaría, pero el introduce una falange de su dedo cordíal en la panochita de ella, Marifely se arquea y recuesta por acto reflejo en el sofá, facilitando que Alberto le desprenda con todo y tanguita de su ropita.
No recuerda ella como fue todo el acto, ella sólo sabe que fue mamada de su panochita, de sus senos y penetrada, que dolor sintió Marifelita.
Ese pedazo de carne se abría paso por su cuevita de placer, separaba sus paredes vaginales y ella sentía un dolor intenso y… Un poco de placer? Se sentía asqueada, lloraba, él lo notaba pero no le importaba, lloraba desconsoladamente, nadie la ayudaba, estaba siendo violada por un viejo y ella había puesto todo en bandeja de plata.
Sentía el movimiento pélvico de Alberto, como entraba y salía de ella, la estaba pistoneando, el dólor iba pasando y dejaba su lugar al… Placer? Por qué sentía ella eso? No debería pero lo sentía, lloró aún más se sentía traicionada por su propio cuerpo.
Alberto no paró hasta lograr su plena satisfacción y ella sin buscarlo ni desearlo, empezó a sentir como una corriente eléctrica la recorría por todo su cuerpo sin poder evitarlo y luego gritó, por fín gritó, pero no era un grito de ayuda ni de dolor.
Aaaaaaaaaaaaaaah gritó Marifely.
Aaaaaaaaaaaaaaaaah lo volvió a hacer y una vez más, llegando al orgasmo más violento que en su vida sexual experimentaría, el primero de su vida, robado, no concedido, robado por una bestia a la que odiaba.
También Alberto llegó a su orgasmo y Marifelita sintó como el pene de él se movía de diferente forma, dejando chorros de semen en el interior de la sensual jovencita.
Se sintió morir, podía quedar embarazada de ese monstruo.
Sintió el peso del cuerpo de Alberto derrumbándose en ella.
Así, con el pene ya fláccido introducido en ella se quedaron por unos minutos.
Todo lo que pensó Marifelita en ese momento.
Al retirarse ella observo una mancha de sangre sobre la tela de cojín del sofá, semen que salía de su desflorada panochita y mucha humedad.
Desnuda, se sentía vulnerable, intentó cubrirse pero Alberto no la dejó.
El tenía otros planes y la abofeteo rudamente, posteriormente, con su teléfono celular le hizo algunas fotos, fotos de su “obra”.
Lo demás fue un soliloquio de Alberto, le dijo que ella seguramente quedaría embarazada pero que él le daría una pastilla en dos tomas (mentía, era parte de su plan) para evitarlo, la primera se la daría más tarde por la noche, cuando Marifely saliera a la tienda y la segunda le tocaría mañana por la mañana pero a las 10 no a las 11, lo cual era muy importante.
El quería poseerla todas las veces que pudiera y lo lograría.
Marifelita, sumisa y llorosa no sabía que hacer más que obedecerlo.
Alberto le limpió con una toalla la dulce vaginita recién desflorada a Marifely Quiñónez, voltearon el cojin para que no se vieran los rastros de violación, con la instrucción de lavar el forro del mismo más tarde.
Le limpió la cara y esperaron a su mamá para que todo pareciera normal.
Para mejor suerte de Alberto, además de la sumisión de la jovencita, su mamá llegó aun más tarde por lo que los ojos de Marifely se aclararon, ya no lucían rojos por el llanto.
Aprovecho el tiempo para besarla largo rato, ya sin oposición de la niña.
Qué dirían sus vecinos, amigos y compañero de escuela de ella si se enteraban de lo que había sucedido? Marifelita vivía un infierno.
Queda mucho más que relatar.
Qué pasará después?
Lo que sucedió lo contaré en un próximo relato.
Continuará…
Que rico. Más excelente