Feita pero putita 3 – final
Sin decir una palabra saqué mi verga que estaba como hierro candente, lubriqué con los abundantes líquidos que fluían de su rajita y procedí a masturbar con la cabeza de mi verga su clítoris que se veía muy inflamado, sus piernas empezaron a temblar… .
Se hizo frecuente sus visitas a la tienda, sobre todo por las tardes cuando no estaban sus padres, yo me daba cuenta que venía porque le gustaba más que por la plata, pero le daba sus 10 soles por cada sesión anal, cada vez era placentero apoderarme de ese delicioso culito y cada vez era más fácil penetrarla, ya no sentía ningún dolor y se iba contenta moviendo deliciosamente mientras caminaba.
Pasó más de un mes para que me permita romper su himen. Una tarde, mientras la tenía empalada por el culo, frotaba con mi dedo su clítoris, ella gemía con la punta de la lengüita sobresaliendo de su boca, intenté introducir el pulgar en su vagina hasta que el himen se interponía, le pregunté al oído —¿cuándo por aquí?, te voy a dar 50 soles—, por un momento abrió los ojos, parecía sobreponerse a las sensaciones y respondió —ya, pero la próxima semana—. Fue suficiente, bombeé con mayor fuerza hundiendo hasta la empuñadura y llenarla sus intestinos con abundante leche. Luego de pagarle y cuando se alistaba para salir, a modo de despedida, introduje mis dedos en su caliente y húmeda rajita y le repetí nuevamente —Seguro la próxima semana ¿no? —, ella sólo respondió sonriendo —ya—, y se fue caminando meneando su culito que ya estaba bastante abierto por mi verga en las varias ocasiones que pude perforarla.
Llegó el día esperado casi dos semanas después, para ese entonces ya había empezado las clases en su colegio, su hermana también ya estaba nuevamente y siempre andaba con ella, dejó de venir sola y estaba perdiendo las esperanzas, era sábado y sin previo aviso se apareció en la puerta de la tienda, venía con su faldita de la primera vez, entró muy contenta y me dijo que sus padres y su hermana se fueron al campo y teníamos toda la tarde, se notaba que ella también estaba ansiosa.
Cerré la puerta y la levanté de su jugoso trasero y me di cuenta que no traía puesto su calzón, mis labios abrieron sus labios y mis dedos llegaron a su rajita que estaba muy húmeda, se notaba que la chiquilla ya venía muy excitada por lo iba a pasar, mientras introducía mis labios en lo profundo de su boca mis dedos trataban de hurgar en su vagina, puesto que la humedad que salía de su vagina era abundante la fui embadurnando su culito hasta introducir mi dedo índice, luego de dilatarlo un poco saqué mi verga que también estaba destilando ya sus líquidos pre seminales, así parado dirigí mi pene súper erguido a la entrada de su culito, calculé con mis dedos la entraba y la fui penetrando, ya no era muy difícil y se introdujo hasta dentro, así empalada la llevé a la cama donde la eché y seguí bombeando teniendo a la vista su hermosa rajita que se mantenía cerradita, con mis dedos la abrí para apreciar una hermosa flor con el agujerito en el medio, luego froté su clítoris a lo que se volvió loquita gimiendo despacio y sacando la punta de su lengüita del puro gusto, el momento esperado había llegado y tenía que proceder de inmediato.
Sin decir una palabra saqué mi verga que estaba como hierro candente, lubriqué con los abundantes líquidos que fluían de su rajita y procedí a masturbar con la cabeza de mi verga su clítoris que se veía muy inflamado, sus piernas empezaron a temblar, señal que venía un orgasmo, lo que aproveché para ejercer presión en el pequeño agujero, despacio y con insistencia la fui forzando hacia su agujerito virgen, cuando retiré un poco mi falo pude ver el agujerito bastante dilatado, mis dedos no paraban de frotar su botoncito por lo que ella ya estaba en otro cielo con los ojos cerrados, fue el momento para forzar la entrada con mayor fuerza a lo que cedió con un sonido como algo que se rompía, ella pegó un grito pero fue sólo un grito corto, cuando cedió el himen mi verga se introdujo hasta el fondo, me quedé quieto un momento para luego continuar con el mete y saca, despacio y constante, lo caliente y suave como seda de su cuevita hizo que eyacule en varios espasmos, también sentí las contracciones de su vagina que indicaba que ella también había llegado al orgasmo, fue prolongado por lo quedé pegado sintiendo todas las sensaciones del clímax.
Luego de varios minutos mi verga seguía en la cuevita recién desflorada y llena de leche caliente, me empecé a mover nuevamente, primero muy despacio, luego fui aumentando el ritmo, esta vez mi boca se abocó a sus pequeños e incipientes limoncitos, ahora mis embestidas tuvieron una mayor duración que finalmente terminaron en otro fenomenal orgasmo tanto par mi como para ella.
Luego de un suficiente tiempo, cuando mi verga empezó a tornarse flácido, reaccioné y me paré para mirar ese agujero perforado al retirar mi verga, el semen que empezó a salir fue abundante mezclado con un poco de sangre, mi visión fue otro flash de mi cerebro que de inmediato ordenó que mi verga se ponga nuevamente duro como piedra, el semen y los flujos había empapado su culito y bajaba hasta la ropa de cama, dirigí nuevamente mi barreta ahora a la entrada de su culito empapado, se introdujo fácilmente puesto que ya estaba dilatado por la penetración anterior, bombeé por más tiempo hasta venirme nuevamente, ahora llenado de semen su agujero posterior, esta vez saqué mi verga aún erecto y toda la leche se vino cayendo a la cama. Parado en la cama, mi agitado pecho se fue calmando, así como me respiración, ella se quedó como desmayada por bastante tiempo, cuando fui por papel higiénico y agua para lavarla, aún estaba como dormida con los ojos cerrados, esperé un rato hasta que abrió los ojos en forma cansada me sonrió y al fin se sentó al borde de la cama.
Con mucha paciencia lavé su chuchita recién desflorada y su culito introduciendo mi dedo en ese agujerito delicioso. Estuvimos hablando de muchas cosas y de lo que había pasado, le pregunté si le había gustado y dijo que sí. Le pregunté si me dejaría hacerla si no tenía plata y me dijo que si podría hacerlo. Ya era tarde y estábamos hechos trapos por el cansancio, luego de arreglarle le invité chocolate y le di sus 50 soles bien ganados, ella se fue caminando medio raro porque seguramente al moverse sentía el dolor en su chuchita, pero contenta por lo que había sentido como por el dinero que se había ganado.
Así pasaron las semanas y meses, no era muy frecuente que venga sola a mi tienda, muchas veces venía con su hermana o sus hermanitos, pero en las ocasiones que venía sola era porque necesitaba dinero o porque sentía las ganas de tener una verga en su rajita. Casi siempre se repetía la rutina, le hacía pasar a la trastienda, la hacía inclinar de frente a la cama, le bajaba su pantalón y calzón o le levantaba, la calentaba frotando sus incipientes tetitas o su rajita y luego la penetraba a veces por la vagina, a veces por el culito, o, si había tiempo, la penetraba primero por el culito y luego por la vagina.
En una de aquellas se presentó con su uniforme del colegio, me dijo que les habían dado asueto y no había nadie en su casa, sus padres habían salido con el más pequeño de los hijos y los otros estaban en el colegio, nunca la había cogido con el uniforme de colegiala por lo que inmediatamente la hice pasar y cerré la tienda, la tomé en mis brazos y la besé introduciendo mi lengua en su cavidad bucal, no lo hacía con frecuencia porque su rostro era realmente fea para mi gusto, pero esta vez estaba tan excitado que no me importó. La llevé cargando hacia la cama, ella rodeando mi cintura con sus piernas y yo agarrándola de su rico trasero, la puse boca abajo en la cama y subí su falda de uniforme, su calzoncito blanco cubriendo una parte de su abultado culito con la señal de la hendidura por el medio era un deleite para mi vista, la miraba extasiado, mi verga estaba a full.
La reubiqué boca arriba con la cabeza casi colgando de la cama, sin quitarle nada de su ropa, saqué mi verga que estaba tieso como fierro, acerqué a su boca, ella me miró con sorpresa como preguntado qué hacer, froté ligeramente el glande en sus labios lubricando con los líquidos pre seminales, era la primera vez que recibía una verga en su boca, hice un poco de presión para abrir su boca, abrió ligeramente y empezó a introducirse, al principio me hacía un poco de daño con los dientes, pero luego entendió e introdujo casi hasta la mitad, la sensación de la humedad caliente de su boca casi me hace eyacular, pero me controlé y empecé a penetrarla como si fuera su vagina, despacio al principio, mis manos se dirigieron a su falda de uniforme que cubría sus piernas y la subí hasta la cintura, la quité el calzón, abrí ligeramente sus piernas y alcancé con mi lengua su almeja que ya estaba destilando bastante líquido, abrí un poco más para introducir mi lengua y alcanzar el clítoris, ella seguía con mi verga en la boca en un delicioso 69, aceleré el movimiento de mi lengua entre su almeja y su clítoris hasta que se vino dejando de chupar mi verga y se desvaneció por un momento.
La acomodé boca arriba en el filo de la cama, lubriqué mi pene en su encharcada cueva sin introducirle y presioné en su anito con pequeños empujones hasta que se introdujo la cabeza, con mis dedos me puse a masajear su clítoris lo que permitió relajar su anito y con fuerza introduje la verga casi hasta la mitad, ya con mayor paciencia y con un mete y saca constante pude introducir hasta la empuñadora, ella ya estaba gimiendo muy fuerte que temí que se escuche hasta la calle. La visión era hermosa, una verga gruesa entrando y saliendo por ese pequeño asterisco mientras la almejita se había cerrado prácticamente, introduje un dedo en ese charco caliente, luego otro dedo simulando una doble penetración, cerré su boca con el beso con lengua para acallar sus gritos, hasta que se vino nuevamente con otro desvanecimiento, seguí bombeando lentamente.
Lentamente la fui volteando en el filo de la cama sin sacarla la verga de su ano, ahora estaba echada justo en el filo con el cuerpo en la cama y los pies hacia el suelo con la verga clavada en el culo, nuevamente empecé con el mete saca, ella ya no sabía qué hacer, daba golpes con la mano en la cama y gemía muy fuerte, saqué mi verga de su ano que quedó abierto por un momento, pero luego se cerró casi por completo, estaba rojo, muy dilatado e hirviendo en los fluidos sexuales, al igual que su vagina, ahora introduje de un solo golpe mi verga en su vagina, seguí bombeando en esa posición, al ver su anito bastante inflamado y lubricado introduje mi dedo índice hasta el fondo, ahora sentía la presión de mi dedo sobre mi verga separado sólo por la membrana que separa su vagina de su ano, ella ya parecía desmayada, luego otro rato de bombeo de ambos agujeros pasé a introducir nuevamente mi verga en el ano, luego de algunas embestidas ya no pude contenerme y con espasmos pronunciados descargué todo el semen en el ano de la pequeña, aun cuando parecía desmayada se notaba todavía la presión del su ano al compás de los espasmos indicando que estaba llegando a su enésimo orgasmo.
Ya era tarde y apenas nos vestimos, ella estaba hecho polvo y en un hilo de voz sólo me dijo – casi me muero—, la ayudé a ponerse su calzón y arreglar su uniforme del colegio, abrí la puerta de la tienda para asegurarme que no había moros en la costa, la vi caminando moviendo deliciosamente su culito que me parecía más abultado por las constantes penetraciones. Casi a los 5 minutos vi pasar a sus padres y su hermanito por la puerta de la tienda, recordé que no hubo tiempo de darle sus 50 soles que merecidamente se había ganado.
De aquella vez tuvimos sólo algunas oportunidades para tener sexo, casi siempre en forma apresurada, pero no tuvimos otra para repetir la forma brutal que tuvimos esa vez. Ya se acercaban las vacaciones y de un momento a otro, sin decir palabra, desapareció de su casa, al preguntar a su hermanita me dijo que se había a trabajar a Lima con su tía, un supe más de ellas no sé si continuaría con la forma de ganarse dinero, pero para ser prostituta era realmente feita y dudo que pueda haber tenido éxito.
FIN
Me gusto mucho esta historia