Fiesta de la primavera:mi tremendo sexo con mujeres
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por DIEGOCUERO.
Fui tipo 9, vestido con mi campera de cuero, pantalón y zapatos, empapado de perfume, loción y recién bañado, con sandwiches de miga y saladitos para la cena. Y como conté, estuve sentado al lado de María Teresa, excitado entre la potente comida y los perfumes, pintura y demás de la gordota, aparte de sentir su campera de cuero colgada de la silla al lado mío. Aparte, la gordota me daba queso, fiambre y demás, mientras me charlaba re dulce. Tenía ganas de cogérmela ahí, pero preferí quedarme. Para colmo, tenía otras mujeres tremendas alrededor: Estela de mi otro lado, muy fina y maquillada, de exquisito perfume, Ana María a su lado que me charlaba, Sandrita, Carmen y Mónica que estaban dale pico. Y encima mironeaba a Annabella y su tapado de cuero. Varias de cuero, otras de conjunto fino, todas de pollera, todas con mucha pintura, como a mí me gusta y excita. Todas listas para el sexo.
Y entonces, qué puede salir: coger soberanamente.
Tras la cena, la torta y demás, y mientras las locas se empezaban a emborrachar, empastillar y ponerse en clima para su porquería, yo intentaba ver con quién ir a hacer alguna travesura.
"¿Qué hago?", pensé.
Belinda no porque está el marido, Annabella ya estaba entre dos, Sandrita, mi amigovia, se fue con hombres, las maduras ni hablar.
Pensaba y pensaba, mientras todos se iban excitados del living comedor a las piezas y demás de la casa a garchar.
Pero no me hizo falta pensar mucho: de pronto sentí una mano suave de mujer terminada en uñas larguísimas que me tironeaba.
Era Consuelo, la hija de Estela, que había venido sin el marido, con quien parece se está por separar.
Con fino conjunto de blazer con piel y pollera, tacos y muy maquillada, la pelirroja pelilarga me llamó, besó, agarró media borrachona y loquita y me arrastró para ir a una pieza.
Yo chocho, lo que venga me viene bien.
Y nomás jugueteé con Consuelo, con quien nunca había intimado, me estimuló, jugueteó, bailoteó y ttras sacarse su tremenda y fina bombacha negra, se abrió en cuatro perfecta y me la cogí con un pene duro y grueso, largo como nunca.
Se la metí con violencia, me le revolqué con tutti y la llené de interminable semen, el que luego le di en su boca.
Coni, como la llaman, me pidió más, me la sobó y le di semen en su boca, y luego la rematé dos veces por cola y la última por vagina.
Con eso estaba listo, al menos una cogida.
Pero yo quería más.
Y se me hizo: vino Estela borracha, no sé si me confundió con el marido, se me pegó, desnudó y yo, que sí la reconocí, me la penetré y garché hasta embadurnarla de mi semen, repitiendo dos o tres veces más.
Luego vino Clara, pidiéndome desesperada sexo, y le di hasta acabarle en su vagina.
Luego busqué a otra, me encontré con Susy Calderioni y me chocó del pedo que tenía, aproveché y me la cogí sobre la mesada de la cocina, ella no quería mucho pero le di hasta acabar.
Terminé, quise otra y se me cruzó Emma, la alemana, a quien le tengo ganas por lo elegante y por el fiambre, y tras llevarla al baño, se la metí con ropa y todo y luego por su vagina taponándola.
Yo quería con Sandrita, pero Susy Guerrero, a quien también me encontré, me dijo que se había ido antes porque se sentía mal.
Mucho no la creí a la doctora y encima ella me propuso coger, y se lo hice dándole con todo, pero yo pensaba en mi Sandrita.
Y acerté.
Porque la mentira tiene patas y vagina corta.
De pronto y cuando me estaba lavando la poronga en el baño, escuché que alguien me llamaba, como boludo me descuidé y salí del baño en calzón.
Y quie´n me agarró: Sandrita, y encima, bañada, encremada, en corpiño, bombacha y medias negras.
Obvio, a una pieza, cerramos, ella se sacó todo y me la cogí sin piedad, dejándola a la miseria entre la vagina, cola, sus tetas que le retorcí todo lo que pude, las chupadas que le di y la sobada de pija que ella me hizo.
Le dimos hasta casi las seis y luego me bajé tres o cuatro mujeres más para rematar una noche de las mejores de mi vida.
Lo que se llama pasarla bombacha.
No sólo las locas, yo también.
Genial.
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