Flashback: El final de una vida llena de placer y lujuria tempestuosa
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por YYPPSSAA.
Las rachas de viento batían contra los árboles, quizás, aquel ruido me hacia sentir menos solo de lo que posiblemente podría estar. A lo lejos se podía ver el resplandor de la iluminación de la ciudad. Apenas hacia un par de minutos que se había oscurecido.
Tan solo me acompañaba el teléfono móvil, un mechero y un paquete de tabaco a medio empezar
En mi mente y mis ojos guardo tu recuerdo, se que si cierro los ojos empañaría mi pupilas con lagrimas. Quizás el viento incesante me ayuda a secar las pocas gotas que intentan asomar, y que no deseo exteriorizar. Pero tu imagen esta tan arraigada en mi interior que resulta difícil desprenderme de ti y echarte al olvido. Tal vez escogí la peor hora para dejar caer mis recuerdos contigo al vació.
Sentado en lo alto de aquella piedra me recuesto con las piernas flexionadas, la música se corta, esta el teléfono sonando, rechazo la llamada, eres tu… pero mi decisión esta tomada, se que lo que hoy es dolor, mañana será alivio. Se vuelve a cortar la música, eres tu nuevamente, pero esta vez dejare que suene, pero ni aun así, insistes una y otra vez… Ha parado, por fin vuelve la música a sonar.
Poco a poco la luna comienza a asomar… empiezan los recuerdos mas melancólicos a remover mis cimientos, son tantas cosas las que hemos compartido, tantas… que es imposible no tener flash tras otro de nuestras vidas entrelazadas, quizás… ella fuera la única testigo de nuestros excesos, de nuestras lujurias, de tantas noches de pasión desatadas que me reclama una oportunidad para ti, quizás… quizás sea mi propia imaginación.
“No importa cuanto daño me haga tu amor, no importa el dolor que las circunstancias hayan creado en mi interior, contigo aprendí a padecer en silencio, pero hoy soy quien se quiere alejar de ti, aun así… siempre te amaré, y éste lugar será testigo de la primera vez que cuando te traje aquí.
Recuerdo la primera vez que te desnude, estábamos jugando, estábamos evadiendo nuestras responsabilidades, estábamos… convirtiéndonos en amantes, durante el día yo seria quien mantendría la compostura, no levantaría sospechas de por quien tu sonrisa y alegría había vuelto a recuperarse en tu rostro.
No puedo olvidar la primera vez que te rasuraste todo el vello de tu pubis, y todo porque yo te lo había pedido. Me había excitado como jamás me había pasado ante aquella situación, lo suave que estaba tu piel al rozar mis manos por tu vientre abajo, lo delicioso que era practicarte sexo oral. Lo mojada que te habías puesto y lo delicioso que había sido relamerte y comerte el sexo una y otra vez aquella noche en el coche. Son de esos recuerdos que hoy… afloran en mi mente. Mis dedos se hundían incesantemente dentro de tu sexo, mientras notaba como te ibas mojando cada vez mas, el ruido que aun conservo intacto de tus labios mojados con el fuerte roce de mis dedos entrando y saliendo a la vez que tus gemidos eran continuos hacen que me excite aun hoy. Mi lengua recorría despacio aquel espacio de tu rajita mientras te iba provocando más y mas hasta regalarme aquello que salía de tu sexo que de tan buen agrado recibía como premio.
Otra vez vuelve a sonar el teléfono nuevamente, vuelves a ser tu, quizás hayan pasado un minuto, quizás son cinco, tal vez sean quince… ensimismado con mis pensamientos miro al teléfono, otro recuerdo viene, cuando de la oficina te obligaron a viajar para pasar tres meses lejos de aquí, y empezamos a llamarnos a media noche comenzando a masturbarnos y a jugar con nuestras palabras, imaginándome como seria donde estabas, recibiendo en el teléfono fotos provocativas que te hacías para mi. ¿Cómo olvidarlo? ¿Cómo olvidar aquella foto en tanga donde tus dedos se ocultaban dentro de ellas haciendo notar tus dedos dentro de tu sexo? ¿Aquella… donde dejabas tus pezones visiblemente asomando en el sujetador? ¿O tan solo aquella que te hiciste en el baño del hotel donde solo mostrabas tus nalgas con tu espalda arqueada insinuándome donde querías que te penetrara?
La luna empieza a alumbrar con mas intensidad, el frió comienza a calar en lo mas hondo… mis lagrimas no pueden esperar mas y como una presa que esta apunto de estallar comienzan a caer por la mejilla, te deseo, mi cuerpo te invoca, mis labios te evocan, y mi corazón clama porque vengas. No he podido compartir este sitio con nadie más, sino es contigo.
Recuerdo el primer días que nos conocimos en la oficina, me sonreíste, llevabas aquella falda que un día levanté levemente, sin pensar en nada mas, donde mis mano se adentraron en busca de tu secreto más intimo. Estaba mirando tus ojos, que incrédulos y excitados me pedían que lo hiciera sin miedo y temor. Mis oídos percibían la agitación de tu respiración. Todo aquello hacia que mis caricias en tu cuerpo se intensificaran, deje de ser yo para ser solamente tuyo, nublando mi mente, haciéndome olvidar todo lo que nos rodeaba. Solo quería tocar tu sexo y hacerte mía, quería empapar mis dedos de tu flujo, y que me dieran lo que jamás podré tener, a ti.
Mañana volveré a ser el yo que era hasta hoy, solo tu sabes lo que hay dentro, pero te mentí, ni tu sabes todo lo que yo aún siento por ti, y lo esta ardiendo en cada latido cuando pienso en ti. He de rehacer mi vida sobre los pedazos de nuestro amor, de este dolor de no tenerte solamente para mi, pero esos pedazos de hoy los lleva el viento, soplándolos que por momentos me derrumba en mi decisión.
Enciendo el décimo cigarro desde que estoy aquí, cierro los ojos esta decidido, mientras intento disfrutar de estos momentos robados a nuestras vidas. Sigo recordando… Nadie sabia nada, nadie. Aquellos quince días de curso en los que estuvimos juntos parecían nuestras vacaciones, en las que en el hotel pensaban que éramos pareja, en la oficina jamás sabrán que las horas fuera del curso decidimos aprovecharlas. Casi aun siento el olor al mar. Te recuerdo, en aquella playa, en aquella noche, nuestra última noche antes de volver, quisimos vivirla como la ultima, donde desnudos hicimos el amor en el mar, terminando en la arena rebozados dando rienda suelta a la pasión, sin importarnos que nos pudieran estar viendo, tu cuerpo sobre mis piernas, y mis manos rodeando tus nalgas mientras te impulsaba de arriba abajo notando como tu flujo mojaba mi falo, hasta que me obligaste a que fuera la primera vez que me corriera mas de una vez para ti, terminando en aquellas aguas ya no tan calidas a tomarte por detrás mientras el agua acariciaba tus pechos y donde mi verga disfrutaba de tomarte sujetándote para que las olas no nos separaran… pues después de aquello solo nos separaría la rutina de tu con tu pareja y yo con la mía. Si no hubiera un mañana, habría sido el mejor final. Ahora recuerdo cuanto dolor me causo descubrir durante el viaje de regreso que eras de otro… no dejare de odiar ese momento de sinceridad que cuantas lagrimas no derrame antes de entrar esa madrugada con el coche al garaje, aun resonando en mi corazón cuando esa misma noche a la salida del aeropuerto me gritaste que me amabas aunque tu vida estaba atada a otra persona.
La primera vez que nos cogimos de la mano. Tu calor, aun creo sentirlo. Tu respiración. Aquellos ojos marrones que me inspiraban cada noche, que no era capaz de hacerte el amor sin ver para tus ojos, que disfrutaba y gozaba cada vez que me portaba mal contigo, desando que disfrutaras como te merecías, como nuestro amor merecía a la vez que iba creciendo entre nosotros.
La ultima vez que nos peleamos fue la mejor… Te besé. Y tú me diste una bofetada y al rato me abrazaste fuerte, muy fuerte, contra ti. Podía sentir el palpitar de tu corazón acelerado, tus mejillas estaban húmedas por las lágrimas que te había hecho derramar. Tus puños querían pegar a mi pecho culpándome de la absurda situación de adolescente que estábamos viviendo, durmiendo con extraños, mientras deseábamos a otro. Poco a poco los besos se apasionaron, cada vez había menos dolor y más pasión en ellos. Se notaba como algo crecía bajo del uno mientras los pezones del asomaban tras aquella camiseta delgada. Fue cuando te miré a los ojos y sonreí. Te arrincone contra la pared y comenzamos a besarnos hasta terminar en el portal haciendo el amor en el garaje mientras no dejaba de sonar mi teléfono en el bolsillo.
Tus manos acariciaban mi cara, mi piel, mi cuerpo, con deseo contenido. Mis manos tomar tu cuerpo, sacarte hasta la última gota de sudor y pasión que guardabas y reservabas para mí. Siento aun tu calor, tu tacto suave, las ganas y el desenfreno con que lo hacíamos, me embriague del perfume de tu piel. Tu cuello, tu clavícula se marcaba bajo la camiseta. Bajé mi mano por tu pecho, sobre la ropa, y buscando un hueco para acariciar tu piel. Tus manos correteaban y recorrían las curvas de mi cuerpo sin rumbo fijo como si temieran llegar más lejos, como si temieras tenerme para luego perderme; y yo lo hacia por encima de aquel vestido que te había regalado.
En ese momento lleve la iniciativa y me desnude para ti, como aquella noche que nos sorprendió la tromba de agua donde te habías calado, justo aquella camiseta pegada a tus pechos marcando tus pezones era la que hoy traías. Tus manos por fin dejaron de resistirse y comenzaron a masturbarme con toda el ansia contenida. Mis dedos comenzaron a hundirse en la hendidura de tu sexo, prácticamente al mismo ritmo con los que tus dedos se movían por el tronco de mi miembro erecto. No pude resistir sacarte los tirante del vestido, liberando tu intimidad. Descubrí aquellos pezones empitonados que jamás en mi vida se había parecido a ninguno que hubiera visto antes. Tanto que como un salvaje comencé a chupartelos, intentando que crecieran mas, que salieran mas, y volverte loca de placer, mientras que tu otra mano comenzó a pellizcarme mis pezones de una manera que jamás nadie antes me había hecho, sintiendo… cosas que jamás había notado.
Te despojaste de aquel tanga que traías y cogiendote entre mis brazos te subí sobre mí. Fue la primera vez que sentí mi verga dentro de tu sexo, y mientras te estaba penetrando sellamos nuestro pacto de amantes. Mi boca buscaba tu boca, mi piel tu piel. No había un rincón de tu piel que mis labios no recorrieran. El plato fuerte fue para el final. Cuando sin dudarlo te agachaste y estupefacto vi con mis ojos como un delicado beso en la punta comenzó terminando de ser algo más que pura ternura.
Aquella noche fueron las primeras en que todo apenas importaba… Siento el ruido de algo que se va acercando, quizás me estas buscando, pero son las hojas que corretean por el suelo. Sin embargo me confundí, alguien posa mi mano sobre el hombro, aunque tuviera motivos para el sobresalto sigo acurrucado delante de aquella piedra, siento como te sientas a mi lado de la misma manera, me agarras la cara y me giras, estas llorando, me haces gesto de contrariada y me pides que te abrace con miedo a que no lo haga, no puedo resistirme. Te agarro fuertemente mientras me dices al oído “Lo he dejado todo por ti”. La noche cae… y terminamos haciendo el amor otra vez.
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