Follando con mi madre antes de dormir.
Una noche entre semana, subo a follar con ella a su cuarto mientras que mi papá se queda viendo una pelicula en el cuarto de la televisión. .
Es lunes por la noche, alrededor de las nueve y media, casi diez. Me encuentro en la cocina solo en la casa de mis papás, en donde la fecha vivo, cenando un plato de espagueti junto con un poco de atún y salsa de tomate. Escucho como el perro se aburrota porque han llegado mis papás. Habían salido por la tarde para ir a el orio de la amada amistad de ellos, a quien yo personalmente no conocía, y después de ahí se habían ido a cenar. El perro celebra la llegada de estos cuando entran a la casa. Llego a las escaleras al primer nivel, encontrándome en la cocina cenando, ambos saludándome. Mi mamá se acerca y me da un beso y un abrazo a momento de saludarme. Me comenta que puede percibir el aroma y un poquito el sabor de atún con la pasta en mi boca, como cualquier otra pareja que besa. Le digo que sí y le ofrezco un poco a lo que ella me comenta que estaba algo satisfecha por la cena, ya que también habían ido a jugar italiano. Mi papá igualmente me saludó dándome la mano y después de un abrazo, preguntándome que cómo me había ido en el trabajo el día de hoy. Le digo que el turno en el hospital fue un poco largo, sin embargo, no hubo ningún paciente grave y que al final había podido descansar bastante bien. Mi papá como de costumbre, ya haciendo casi las dies de la noche, sube el cuarto a la televisión, en donde pone el primer canal de películas que puede encontrar, para pasar un poco el tiempo. Mi mamá aprovecha para quedarse conmigo en la sala y platicamos un poquito de la cotidianeidad de su trabajo, al igual que el mío, y lo que yo termino mi plato de espagueti. Después de eso yo me subo a mi cuarto, en donde me comienzo a alistarme para la noche. Me lavo los dientes, me pongo desodorante, me perfumo, no sin antes, como todas las noches, la barba en mi área de la ingle, así como el igual, mi polla, testículos y la entrepierna, para estar más presentable debido a que no tenía ganas de ducharme y no había hecho ejercicio al día de hoy. Después de un momento, sintiendo como mi polla se pone un poco tiesa, sabiendo que era momento para bajar al cuarto a mis papás, para poder convivir un poco con ellos, emprendo el camino hacia su alcoba.
En el camino al cuarto de mis papás, cruzo por el cuarto de televisión, en donde encuentro a mi papá, todavía sentado, contemplando una película que había encontrado en un canal al azar. Yo, desnudo, al comentarle que si se nos iba a unir en su cuarto, recibo como respuesta que pensaba quedarse todavía un rato viendo la televisión, por lo que decido adelantarme. Cuando llego al cuarto de mis papás, toco la puerta, preguntando qué ha sido y puede pasar, a lo que mi mamá me dice que sí. Inmediatamente me dirijo a la cama, en donde me acuesto, boca arriba, mi mamá en ropa interior, en frente de su tocador, aplicándose una crema en la cara, como parte de su rutina nocturna diaria. Continuamos platicando un poco de la conversación que estábamos teniendo en el comedor mientras ella me acompañaba a cenar, enfocándonos sobre todo en una transacción de bienes raíces que había realizado en su trabajo el día de hoy. Cuando termina su rutina nocturna, se dirige a la cama. Yo me pongo de pie al lado de ella, encontrándonos frente a frente, un silencio de preámbulo tan familiar ya para los dos, invadiendo la habitación. Me acerco a ella, mientras que ella se suelta el sostén y se quita su ropa interior, quedando completamente desnuda ante mí. Nos miramos a los ojos y nos entrelazamos en un beso, ella abrazándome con sus brazos y yo a ella con los míos. Después de un par de besos más, mis labios bajan a su cuello, recorriendo un trayecto que termina a la altura de sus tetas, copa B, teniéndome que agachar un poco debido a que yo mido 1.74 y ella mide 1.65. Mis labios se encuentran con sus besones, hipertrofiados por los embarazos previos, los cuales ya me eran tan familiares desde que tengo memoria.
Permanezco ahí un poco, alternando mi boca entre ambos pezones, mientras que ella nada más me toma del cabello con sus manos, apretándome contra su pecho, como lo había hecho desde que yo era un bebé, hasta como lo continúa haciendo a mis 27 años. Una de mis mágonos viaja en su entreperna, comenzando a acariciar su pulvis y vulva, también tan familiares ya para mí, caracterizados por un triángulo de cabello café, que ya con la edad, a sus 58 años, se había comenzado a poner un poco canoso de las puntas, pero sin embargo estaba bien mantenido, y solamente limitaba un triángulo en la parte superior al clítoris. Mi mano tan familiar le comenzó a provocar gemidos, antes de que yo volviera a ponerme herido para seguir besándola. Me invitó a acostarme en la cama, a la cual yo accedí, quedándome completamente plano en el centro de ésta, ella al principio se colocó de mi lado derecho, de a cuatro, tomando mi polla, comenzando a masturbarla antes de comenzar a mamar la punta, cada vez metiéndose en más longitud adentro. Yo tenía ante mí una visión completa de su cuerpo, mi mano recorriendo desde sus tetas que estaban hasta su alcance, hasta por arriba de su espalda, hasta sus glúteos.
Su boca y lengua oscilaban entre el glande de mi polla, el tronco, y ocasionalmente bajaba mi escrota para succionar mis testículos, antes de volver a subir a la punta, mientras que con la otra mano recorría mi pecho, ocasionalmente pasando por mis pezonas, estimulándolo. Eventualmente la invité a que se pusiera en la posición de 6’9″, poniendo ella su cadera sobre mi cara, dejando caer su vulva sobre mis labios, mi nariz quedando justo entre la parte del límite inferior de su vagina y su ano, que olían a crema corporal recientemente aplicada antes de que comenzáramos nuestro acto. Así permanecimos unos cuantos minutos, dándonos el estímulo oral el uno al otro, aunque tan familiar ya no sea después de estar follando juntos desde hace ya 20 años. No tarde mucho en lograr, con los estímulos que sé que tanto le gustan, en sacarle su orgasmo, el cual disfruto con un gemido, ni tan fuerte, ni tan callado. Permanecemos así un poco más, ahora yo incorporando dedos a su vulva, además de mi lengua en su clítoris, logrando sacarle un orgasmo más. Subió su pierna, bajándose de mi rostro, ella aún masturbándome con una mano. Aprovechó para encontrar sus labios con los míos, besándome, para luego, volteándome a ver, subirse encima de mí. Apuntó mi polla hacia su vulva, eventualmente cayendo toda esta adentro de ella, cuando dejó su cabeza. Como cualquier chico que folla con su madre puede entender.
Yo me dediqué al tener mis manos, entre más viajar sus pechos, que oscilaban de un lado al otro con su sube y baja, al igual que recorrer con ellas su espalda, encontrándolas, encontrando sus glúteos con mis palmas, abriéndolos, apretándolos, e inclusive encajándole un poco las uñas, como sabía que tanto le gustaba. Comenzó a gemir un poco más fuerte, llegando a un tercer orgasmo. Era una follada rutinaria, que iba a ser breve, como la gran mayoría de las noches que subía al cuarto a mis papás para encontrarme con ellos. Eventualmente se cansó, pasando a acostarse al lado mío, yo incorporándome en una posición de misionero, comenzando a besarla, tomando de las manos, mientras seguía follándola, logrando sacarle otra vez un último orgasmo. Eventualmente, sabiendo yo que debía de ser breve, ya que ambos estábamos cansados, le dije que me iba a venir, a lo que le pregunté que dónde quería ella recibirme. Ella me comentó que como yo quisiera, por lo que me salí de ella y me puse de pie sobre la cama. Ella y yo, entendiéndonos tan bien después de tantos años de ella crearme y de ser la primera mujer con la que follé, se rodeó enfrente mío, consumiendo una gran cantidad de mi pollo en su boca, mientras que con una mano acariciaba mi interpierna y con la otra, estimulaba mis huevos. Eventualmente el orgasmo se hizo próximo, sin necesidad de avisarle, debido a que ella ya conocía cada centímetro de mi piel, así como yo la de ella.
Un gran calambre invadió todos los músculos de mi cuerpo, mientras que mi semen brotaba hacia la boca y garganta de mi mamá, ella recibiéndolo todo, tragándolo sin esperar un solo momento. Dejó mi polla seca y me acosté al lado de ella, que eventualmente me despedí, dándole un beso en la frente, agradeciéndole por la follada y diciéndole que la quería mucho, y que le deseaba una buena noche de descanso. En el camino de regreso a mi cuarto, pasé nuevamente por la habitación de la televisión, en donde mi papá ya se estaba poniendo de pie y apagando esta. Me vio desnudo bajar, preguntándome que si habíamos terminado, a lo cual yo le comenté que sí. Sin más que decir, me tendió la mano, desciéndome una buena noche y recordándome que me quería mucho, a lo cual yo le comenté que también lo quería mucho. Sin saber si mi papá llegaría directamente a dormir a su habitación, o llegaría a follar con mi madre, subí a mi cuarto tomando mi celular, aún desnudo, con la punta de mi polla todavía un poco húmeda, y le marqué a mi novia, que no había sentido que dormíamos conectados, ya que estábamos en una relación a distancia. Me comentaba que si ya podía quedarme conectado, o que si tenía pensado subir al cuarto de mis papás, a lo cual yo les comentaba que había estado con mi mamá, y que ya estaba de regreso y listo para dormir conectado con ella. Nos dijimos que nos amábamos, nos agradecimos por un día más juntos, y nos dimos las buenas noches.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!