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Heterosexual, Incestos en Familia, Intercambios / Trios

Frutos prohibidos pt.2

mis dos hijastras son dos putitas a mi disposición.
Tras haberme cogido a Erika no pude evitar soñar con ella, esa sesión de sexo fue de los más intenso y a pesar de que había quedado satisfecho a la mañana siguiente desperté con tremenda erección, aunque también era una situación que me tenía algo nervioso porque no sabía cómo afectaría nuestro día a día y en el peor de los casos, que su madre llegara a sospecha algo, pero por suerte las niñas simularon perfectamente como si no hubiera sucedido nada y pues tampoco era de extrañar ya que estuvieron ocultando su incestuosa relación por tanto tiempo sin que ninguno sospechara de lo que hacía realmente. 

Lo que si noté fue que haber tocado a mi hijastra fue como haber probado droga, mientras trabajaba aún tenía la sensación de mi pene siendo engullido por su conchita mientras que por parte de las niñas parece que nada había cambiado, me recibían como de costumbre al llegar del trabajo, pero un día Erika en el momento que me da mi besito de bienvenida me dice al oído: —¿la tienes parada? —, cuando miro tenía tremendo bulto así que solo me reí y me lo acomodé rápidamente. Estaba claro que la nena ahora andaba más pendiente de mi entrepierna de modo que los días posteriores comencé a intimar con ella de manera sutil, un apretón de pompis cuando me recibía al llegar de trabajar, una acariciada de muslo mientras hacía la tarea o incluso una metida de dedos mientras veía la tv o cuando se sentaba conmigo cuando usaba el ordenador y sin embargo luego de 2 semanas no había tenido oportunidad de cogérmela e incluso la misma Erika me preguntó cuando volveríamos “jugar”, mi niña sabía cómo volverme loco pero no era momento para perder la cordura porque fácilmente podía llevármela en la camioneta y explotarla en algún lado, no obstante quería continuar viviendo tranquilo, luego de haber tenido en el pasado una discusión con mi mujer porque consiguió el labial de una de las putas pues eso fue tremendo lío aunque tuve la suerte de zafarme de esa. 

Continuando con el presente vuelo cansado del trabajo y las niñas no me reciben, en vez de eso me encuentro a Samanta una vecina que cuidaba a las niñas cuando nadie más podía, esta me dijo que mi mujer llegaría tarde y pregunté por las niñas: Daniela se acababa de despertar y la dejó mirando la tv mientras que Erika y Tatiana recién habían entrado a ducharse, en ese instante sentí un gran palpitar de mi corazón por todo el cuerpo y traté de actuar con naturalidad hasta despedir a Samanta.
Una vez que cerré la puerta prácticamente corrí, saludé a mi nena Daniela y me fui al baño. Allí escuché a las niñas como charlaban y reían bajo la ducha, podía notar a través del cristal en como Tatiana enjabonaba todo el cuerpo de su hermana sin embargo yo no estaba allí solo para observarla a través del cristal, por lo tanto, abrí la puerta corrediza y ambas se sorprendieron. 

—con que aquí estaban —, digo eso mientras entraba con ella a la ducha para posteriormente cerrar la puerta. 

Ambas me pidieron la bendición mientras se reían entre ellas. 

—¿Qué sucede? —, les pregunté, aunque sabía el motivo. Mi verga estaba bien parada y ellas no dejaban de mirarlo. 

—¿te vas a bañar con nosotras? —. 

—claro, así gastamos menos agua—. 

—pero eres muy grande, no nos caerá a nosotras—. 

En ese instante yo estaba bajo la ducha y le respondo: —nos podemos turnar o… —, abrazo a las 2 y las pego hacia mi —o podemos bañarnos los 3 pegaditos—. Las niñas se reían y era porque estaban haciendo contacto con mi verga más no comentaban nada, posteriormente me enjabono y a pesar de que trataban de disimular podía notar su interés en mi miembro y no las culpo, estaba muy erguida. 

—¿me pueden hacer un favor? —, y ellas me responden que sí, —para que me enjabonen la espalda—. Así que comienzo a sentir sus manitas recorriendo mi espalda y de pronto: —¡ya! —, dice Erika. 

—¿que, tan rápido? —. 

—¿si, ya te enjabonamos todo? —. 

—pero lávenme bien—. 

—¿y cómo? —, preguntan ambas. 

—ven así—, hago que Erika se ponga de espalda, más que todo porque era la más alta y comienzo a restregarme en todas las direcciones, aunque dada la diferencia de estatura parecía que iba a hacer otra cosa e incluso me pareció que por instinto ella medio levantó su culo; así que luego de enseñarles lo que quería, ambas niñas se pegan a mí y comienzan a restregarse contra mi espalda; era una sensación muy placentera, sus suaves pieles y sus pezones que aún eran chiquititos podía sentir lo durito que estaban me estimulaban de gran manera, no obstante había algo mejor y era el hecho que lo hacía con alegría; comentaban las cosquillitas que les daban cuando se estrujaban entre sí. 

—¿también quieres que te lo lave? —, me pregunta Erika mientras tenía sujeta mi verga. 

Honestamente me sorprendió por la manera en que me preguntó, pero era más que claro lo que quería y tras darle un profundo beso le respondo con otra pregunta: —lo quieres limpiecito, ¿no? —, ella solo sonrió y pasa a restregarse frente de mí, pero no es la única; Tatiana repite lo que hace su hermana mientras nos quitamos el jabón que comenzaba a secarse, mi verga era acariciada por sus lindas manos y al mismo tiempo se deslizaba por sus planos cuerpos; mi mano también recorría el cuerpo de ambas y la pasaba sucesivamente por sus rajitas. La lujuria en el lugar era más que evidente, con cada segundo que pasaba el morbo crecía y cada vez ellas se desinhibían más e incluso la menor me dio la primera lamida y en plena cabecita. 

—uy si, cómetelo —, su pequeña lengua de Tatiana se sintió fabuloso. 

—¿te gusta así? —, pregunta ella. 

Pero luego Erika dice: —creo que es mejor así—, y me lame desde la base y me da un buen chupetón en la cabeza. 

—¡mierda! —, fue la expresión que dije lógicamente con voz baja tras recibir la breve mamada de Erika y pregunto: —¿dónde aprendiste eso? —. 

Pero Tatiana le interrumpe: —yo ya sabía—, se mete mi verga a la boca y me la comienza a chupar bastante intenso. 

—¡si…! ¡Así…! Como un tetero—. 

La boca de Tatiana era un muy pequeña, a lo mucho engullía la mitad además que me la estaba chupando como si la estuviese amamantando. 

—¡uf…! Eso… ¿te gusta? ¿te gusta mi verga? —. y ella asiente mientras aún tiene mi verga en su boca. —¿y tú, estás caliente por ver como tu hermana me la está comiendo? —, le pregunté a Erika por mera retórica no obstante ella asintió mientras dirigió mi mano y me apretó el brazo en el instante en el que introduje mis dedos; lo ardiente y lo baboso de su interior reflejaban su deseo.  

Me sentía un rey, nunca creí posible tal situación; al menos no gratis. Por un lado, tenía a una niña de 9 que estaba mamándome la verga como si fuera un biberón mientras que la de 10 retorciéndose con mis dedos a la vez que nos besábamos. Simplemente no había situación más privilegiada que esa y de pronto en el momento en que los labios de Erika y los míos se separaron ella viene y me susurra al oído: —quiero que me lo metas otra vez —. Su deseo hizo correr una fuerte corriente por todo mi ser el cual no pude aguantar más, inmediatamente tomé a Tatiana por el pelo un gran chorro dentro de su boca, pero fue tanta que la ahogué y la solté no obstante estaba en pleno clímax por lo cual estaba siendo dominado en casi su totalidad por mis instintos así que, teniendo a mi lado a Erika la tomé por el pelo al igual como su hermana, sin embargo, correspondió mis intensiones por su cuenta; se flexiono y recibió las descargas restantes con su boca. 

—¡trágatelo! ¡trágatelo! ¡trágate la lechita, putita! —, me iba a ver mi propio cerebro de tanto que volteaba. 

La experiencia de Erika en realizar sexo oral a un hombre era confusa porque su mamada en si era la de una completa novata, pero el mover de sus manos tratando de extraerme hasta la última gota no eran los movimientos de una primeriza y después miro como se le escurre la leche de la boca y dice con voz graciosa: —sabe feo—. Pero tirándole del pelo hago que mire hacia arriba. 

—vamos, se una buena niña y trágatelo—. 

—yo sí me lo tragué—, dice Tatiana. 

—vez hasta tu hermana se lo tragó—. 

miro como Erika cierra su boca y hace el esfuerzo en tragarlo. 

—sabe rarísimo, que asco—, dice eso mientras se lava la boca. 

—a mi si me gustó —, menciona Tatiana. 

Y algo sorprendido le pregunto: —¿en serio te gustó? —. 

Tatiana asiente: —pero sí sabe raro y huele raro, no sé cómo explicar—. 

—pero te gusta—, me agacho para darle un abrazo y un beso en la mejilla, —así que te gusta mi lechita—, y le doy un besito en el cuello y ella se ríe, —yo te puedo dar toda la leche que quieras—, ya estaba dándole besitos en el pecho a la vez que mi verga paulatinamente se iba armando para otro asalto. Los continuos besos que le iba dando cada vez eran más bajo y era algo que Tatiana también estaba disfrutando, incluso en el momento que mi lengua jugaba en su ombligo pude sentir como ella con sus manos me ejercía fuerza sobre la cabeza para que bajara más, hasta que simplemente ya estaba lamiendo su rajita, mi lengua sentía una combinación de frescura y calentura mientras ella movía ligeramente su pelvis contra mi cara y no solo ella; Erika se para a mi lado y observo como ella misma se acaricia y se separa levemente los labios de su raja de modo que yo también le ayudo y lo mejor fue su reacción en el momento en el que mi pulgar rozó su clítoris, no había mejor señal de que estaba lista. 

En el momento que me levanto y pongo su mano hacia la pared, Erika por sí misma apoya la otra y se pone en posición. 

—esa es mi perrita—, susurro para mí mismo y la beso mientras le pincelaba la conchita, después en el momento en el cual la estaba penetrando pude observar cómo entrecerraba sus ojos y mordía su labio inferior, la diga expresión de alguien que se estaba degustando mi verga. 

De pronto al lado Tatiana en la misma posición dice: —yo también quiero probar—. 

Yo estaba encantado de ver que ella lo pidiera, —¿en serio quieres hacerlo? —, mientras tanto tenía a Erika ensartada contra la pared en un constante bombeo contra su útero. 

—sí, ella me dijo que se siente mejor que cualquier cosa de la que tenemos—. 

—mucho mejor—, dice Erika con voz entrecortada.  

—¿tu cosita aguantará mi verga? ¿no vas a llorar después? —, era meras preguntas capciosas, estaba seguro de que no habría problema por el hecho que ambas usaban los mismos objetos para masturbarse. Así que tras cuantas embestidas a Erika se la saco y me pongo detrás de Tatiana. 

—¿seguro que lo quieres nena? —. 

Tatiana asiente y mirándome a los ojos dice: —cógeme—. 

Ya no había más nada que decir, ella se había servido por sí misma y esperaba a que me la comiera, de modo que me agaché para admirarla mejor y admirar su rajita la cual estaba mucho más cerradita que su hermana; era un metro veinte de puro morbo lo que tenía frente de mi así que sin más demora le di una lamida y me acomodé mientras separaba aquellos labios con mi verga. 

—¿estás lista? —, y comienzo a sentir como iba entrando, Tatiana se mantenía en silencio mientras que Erika le decía cosas. Hasta que se queja en el momento que le toqué el fondo, —solo le cabe la mitad—.
Erika se observa y Tatiana se dobla para tratar de mirarse para luego mostrarle como entraba y salía, —viste nena, ahora ya eres mía—. Su coño era prieto y acogedor, si bien no le entraba toda; Tatiana era completamente maleable. La flexibilidad, tamaño y peso que poseía la hacían el consolador perfecto además que era silenciosa. 

En los minutos que pude aguantar penetré a las dos, un rapidín a una y luego le daba a la otra mientras ellas reían y se besaban hasta que no pude más he hice que ambas recibieran mi leche en su cara. La alegría que sentí al acabarle encima fue indescriptible, las dos dejaron que mi leche cayera en su rostro con una sonrisa e incluso Tatiana dejó que cayera dentro de su boca; las hijas de mi mujer eran todas una golfas.  

Luego de aquello, les compré un helado de 2ltr. no merecía menos ambas me pertenecían. 

No podía imaginar mejor situación; ellas eran felices porque les “regalé” un poco de helado, pero yo era más feliz porque ellas se dejaban que las tocara sin sobresalto alguno y teniendo tiempo de sobra antes de que mi mujer llegara mi diversión no acabaría aquí. 

47 Lecturas/16 julio, 2025/0 Comentarios/por Buzuk
Etiquetas: baño, culo, hermana, madre, mamada, oral, sexo, vecina
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