Fui seducido por Martina, una chiquilla de escuela primaria-I
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Martina, con su cuerpito muy bien desarrollado para su edad, ocho añitos muy bien llevados.
Un culo portentoso, una sonrisa pícara, con labios gruesos y generosos, es por lejos la mejor de su curso.
Todo empezó en la escuela.
Yo voy a la escuela en su mismo edificio, pero mientras ellas reciben clases en el primer piso, nosotros ocupamos el tercer piso del edificio.
Es que yo voy a segundo año del secundario.
Con mis trece años, son un chico normal, ni muy muy ni tan tan.
Soy divertido y bastante ocurrente, me salen los versos y piropos rápidamente.
Eso les gusta a las chicas, ya que siempre estoy diciendoles algo.
Compartimos patio de recreo.
Hacía ya más de una semana que todos los recreos, Martina junto a un par de sus compañeritas buscaban estar cerca mío.
Y me miraban con ojos de carnero degollado, se hacían las interesantes y me daban miradas de enamoradas.
Yo realmente les daba poca importancia.
Pero de a poco comencé a brindarles mas atención, yo veía que Martina, cuando yo la miraba se ponía colorada.
Una tarde de Jueves, haciéndome el tonto, me acerqué a las niñas en el recreo de la tarde, y llamé a Martina.
Ella se acercó lentamente y toda colorada no se atrevía a mirarme a los ojos.
Entonces pude admirar sus ojazos de cerca, esa hermosa boca, y sin darme cuenta tuve una erección.
Yo ya me masturbaba muy seguido.
Pero nunca había tenido ningun encuentro sexual con ninguna chica.
Al encontrarme yo en short de deporte, se hizo notorio el bulto en mi entrepierna, la verdad que en el grupo de chicos del equipo de basketboll soy uno de los mejores dotado, mi pene es bastante gordote, y cuando está erecto tiene unos 15 cms de largo.
Pero recalco que lo que llama un poco la atención es su grosor.
Son como 6 cms de ancho en el lomo.
Martina al distinguir el bulto de mi pija, abrió los ojos grandes, y se sonió pícaramente.
Y levantando la mirada hasta encontrar mis ojos, sonriendo me dice, que pito grande que tenes.
Me dió una verguenza enorme.
Intenté taparme el bulto, pero ella arrimándose a mi lado, me habla al oído y me dice, me la mostrarías? Nunca vi una en vivo.
Vamos a la biblioteca, seguime.
Esta nena era totalmente lanzada.
Ella caminaba delante mío indicando el camino, y yo atrás como todo macho caliente detrás de un culo.
Entramos a la biblioteca y ella se dirigió al lugar más oscuro y donde normalmente no va nadie por que al haber poca luz no se puede leer bien.
Ni bién llegamos al fondo, ella se dá vuelta y apoyandome una mano en el pecho me pide que me baje el short.
Haciéndole caso, bajo mi deportivo y libero mi verga a la vista de ella.
Guauuuuu!!! qué grande que es.
Ese comentario hizo que mi pija pegara un salto.
Ella extendió su mano y tomó mi verga por el tronco, y acercándose, se agacha y se la mete a la boca.
Nunca yo había tenido nada parecido.
Ella chupaba y lamía desenfrenadamente, y muy rápidamente me provocó mi primer orgasmo a manos de otra persona.
La leche le llenó la boca, las gotas de semen chorreaban por sus cachetes, y ella no largaba el rabo, seguía mirándola y chupando.
Sacó un pañuelo de su bolsillo y limpió su cara, luego procedió a limpiar también mi poronga que ya estaba disminuyendo de tamaño, entonces Martina, en un susurro me dice al oído, si no contás nada, y nadie se entera, podemos entretenernos voy y yo.
Y dando media vuelta, se retiró dela biblioteca dejándome con los patos volados y totalmente enamorado de ella.
Así fue el comienzo de una serie de relaciones sexuales que han ido subiendo de nivel, y hoy ya no puedo estar un día sin ella.
Les iré contando en los próximos relatos todo lo que hemos disfrutado con esta pequeña de ocho años, que no sabe leer muy bien, pero es una maestra en el arte del sexo.
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