Fui seducido por Martina, una chiquilla de ocho años – Parte III
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Viernes es día de relax en nuestra escuela, último día de la semana, todos ya piensan en irse a la playa, o a practicar deportes, picnics y cosas así, por lo tanto los guardas están siempre más relajados.
Esperé como siempre a Martina en la parte mas oscura de la biblioteca para nuestra sesión de sexo desenfrenado, como a los 15 minutos llegó corriendo y sacándose la ropa.
Esta piba es terrible para la verga.
Ni bien llegó, nos besamos ella ya estaba manoteando mi pija.
La sacó y rápidamente la engulló, de mas esta decir que mi barra de 21 x 7 cms estaban a pleno sabiendo lo que se venía.
Luego de mamarme la verga por unos buenos 20 minutos, se bajó la bombachita y se puso a caballito de una silla dejándome así muy fácil el acceso a su conchita lampiña, gordita que ya resumía su buena cantidad de jugos.
Me acomodé desde atrás de ella y tomándola de las caderas apenas levantándola un poquito la ensarté hasta que la cabezota de mi pija chocó contra su útero.
Se quejó pero no por eso gritó, es más, empujaba con un fervor en contra de mi poronga queriendo que la misma le llegue hasta el estómago.
Pegaba unos sentones bárbaros, y yo empujaba con toda las ganas, y al poquito rato comenzó con su serie de orgasmos en cadena, yo bombeaba sin miramientos, pero no sé si por la intensidad del acto no podía acabar.
Ella alcanzó cuatro climax uno detrás del otro y se retorcía y pedía más.
Finalmente ya cansado de metérsela y no poder acabar, se la saqué y ella se enojó.
Quería seguir con la tripa adentro.
La convencí de que no me era posible acabar y que lo dejáramos para otro día.
Me dolía el hueso pelviano de tanto empujar.
Martina se agachó y tomó mi pene en su boca y comenzó nuevamente una mamada espectacular, tenía miedo de que se ahogara, ya que mi badajo le llegaba más allá de la garganta.
Cuando le pareció que ya estaba a punto, se apoya en una de las bibliotecas y me dice, te presto la cola.
Pero hacémelo despacio, ya que nunca me metí nada por ahí.
Eso exacerbó mi lívido y llevó mi tranca a su máximo esplendor nuevamente.
Le pregunté si tenía alguna crema a lo que ella buscó en su mochila y sacó una crema de esas que se usan para la cara y las manos.
Untando el dedo gordo con crema, se lo metí por el agujero trasero, ella se quejó y medio quiso esquivarle al bulto pero ya estaba jugada.
luego con más crema le metí dos dedos y luego tres, a esa altura ya Martina gemía, y se quejaba en vos alta, aprovechando su calentura unté la cabezota de mi picha con mucha crema, y abriendo sus cachetes apoye mi glande en su hoyito, que por los dedos estaba muy dilatado, eso facilitó la entrada de la cabeza de mi verga, y junto a ella media pija en el primer intento, ella medio se desmayo y gritó, yo no teniendo más consideración empujé a fondo y se la enterré toda hasta que los huevos chocaron con sus cachetes y empecé a darle duro, se la sacaba casi toda y la metía con fuerza hasta el fondo.
Estaba tan apretado ese culito que al ratito estaba a punto de llenarle el culo de semen, Se lo hice saber y ella abriéndose los cachetes con ambas manos me dice, dale, más adentro, rómpeme toda, lléname el culo de leche y acabó con un gran gemido.
Mi semen llenó su conducto anal, cuando se la saqué salía a borbotones, pero también comenzó a salir mucha sangre, realmente la había roto el orto.
Ella no se quejaba pero casi no podía caminar.
Así y todo me mira y me dice, no creas que esto acaba acá.
El lunes te espero a la misma hora en este mismo lugar, y medio rengueando de costado se fue dejándome todo sucio de semen, jugos anales y sangre.
Pero feliz de haber tenido mi primer culo roto.
Y tenía razón, ya que como no pudo evitar encontrarse con su mejor amiga en la galería tuvo que contarle qué había pasado para que la cubriera.
Pero les cuento que el lunes ya no vino sola Martina, Joselin la acompañaba dispuesta también a gozar de un buen pedazo de carne.
Continuará-
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!