Fui su putita privada
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
He titulado mi relato de este modo, después de leerlo creo que entenderán. Por lo comprometedor de la historia he cambiado lugares y nombres. Por qué he decidido contar algo tan personal?, pues por dos cosas, primero por un desahogo, y segundo por qué desde hace casi un año que leo este lugar y me encanta fantasear con los relatos de otros.
Soy Jenifer de 24, pero cuando todo esto sucedió tenía apenas 19 años cumplidos. Vivo en una de las partes más pobres de San José, mi madre es madre soltera y soy hija única, vivimos las dos solas. Mi madre ha trabajado toda su vida y me ha dado educación con mucho esfuerzo. Pero la desgracia entró a mi casa, a ella le atacó una diabetes de grado alto, y ahora apenas puede valerse por si misma, la medicina que toma todos los días es onerosa, asi que dejé la prepa para salir a buscar trabajo. Pero en un país del tercer mundo la paga es casi una explotación, apenas podía pagar la medicina de mi madre y me queda poco para vivir.
Como suele suceder para las mujeres que no son profesionales, los mejores trabajos están ligados al sexo; una mi amiga me dio una dirección electrónica a donde debería mandar tres fotos en ropa interior, (de frente, de espaldas y de perfil) y si calificaba me darían una cita, era una empresa de diversiones para hombres. Trabajan en fotografías y videos para adultos, sexo explicito. Yo estaba desesperada y mi madre no podía trabajar en ese momento.
Debo decir que mido 1.68 metros, cabello castaño hasta los hombros, ojos cafés, tengo bonito rostro, soy morena clara, tengo una cintura bien definida, piernas largas y delgadas, pero de bonita forma, no tengo gran trasero, pero como mi figura es delgada mis nalgas son atractivas, ah y tengo unos senos pequeños, pero muy bonitos con carnosos pezones. En ese momento tenia un novio que solo estudiaba, que llamaré José, fui tres años novia de él, y fue quien se quedó con mi virginidad, practicábamos el sexo frecuentemente, a raíz de eso se me ensancharon mis caderas y mi cuerpo tomó una apariencia deseable para los hombres.
Volviendo a la historia, a la semana de enviar mis fotografías digitales, recibí una contestación de alguien que se hacía llamar Valentino, quien me envió una dirección y una cita a cierta hora. Aún estuve a punto de no ir, sentía cierta vergüenza el vender mi cuerpo, pero una complicación que terminó en el hospital popular de mi madre, dos días antes de la cita me hizo tomar la decisión de asistir. Asi que me puse un pantalón jeans de los mejores que tenia y una blusa pegada sin mangas y sin sostén. La dirección resultó ser un edificio de apartamentos, subí y llegué a la puerta, toqué un par de veces y me atendió un hombre joven, delgado, con anteojos obscuros, con un poco de barba, cabello castaño. Pregunté buscando a Valentino y él me dijo que pasara adelante. Me sentó en un sofá grande y él estaba en otro, tomó una libreta apuntó mi nombre y comenzó a interrogarme. La primera pregunta fue por qué quería yo hacer videos para adultos, yo le conté mi historia y el puso atención.
Luego de oírme, me señaló un vestido color fusia que estaba en el sofá y me dijo que me lo pusiera. Me puse a quitarme el pantalón y me quedé en braguita tipo bikini, él me miraba con atención, luego me quité la blusa, cuando quise tomar el vestido, él me dijo que me detuviera, que quería verme, yo sentí vergüenza, creo que las únicas personas que me habían visto desnuda era mi mamá y mi novio José. Me puse casi firme, solo con los zapatos puestos, me estuvo viendo unos segundos, luego me indicó que me quitara mi braguita, lo hice, yo suelo rasurarme el coñito, pero no completamente, sino me dejo una rayita como de una pulgada de grueso de pelitos púbicos, mi vientre es plano. Me dijo que me volteara lentamente, enseñándole mis nalgas. Ahora sí, me pidió que me pusiera el vestido, que era de tela delgadísima, pegado a mi cuerpo, me dijo que lo había escogido de talla pequeña, cuando vio mis fotografías.
El vestido como dije me quedó muy pegado, no sé por qué razón, pero mis pezones se erectaron, tal vez el nerviosismo que yo tenía, pero se marcaban muy sensualmente en el vestido, no podía verle los ojos por los anteojos, pero sabía que él me veía muy bonita. El se acomodó en el sofá como degustando mi figura.
-Ven aquí!, te voy a hacer una prueba- me dijo Valentino y se puso de pie.
Yo me acerqué lentamente hacia él.
-Saca mi pene del pantalón!- me pidió. Yo me agaché y le bajé el cierre, en el pantalón se le dibujaba un enorme bulto, él había tenido una erección solo de verme, eso podía ser bueno o muy malo para mi.
Le saqué aquella gran erección, su pene era grande para mi, más grande que el de mi novio, hinchado y con algunas venas dibujadas en su piel que parecían estallar.
-Ahora ponlo en tu boca y enséñame como te la comes!- me dijo Valentino.
Primero comencé a darle una paja con mi mano, lo pajié varias veces, su verga estaba rolliza y durísima. Mi delgada mano apenas podía sujetarla completa. Con eso no quiero decir que tenía una verga de campeonato, pero si era talla grande y gorda para mi poca experiencia.
Me la llevé a la boca y comencé a darle chupones, me imagino que él notó mi poca experiencia y que lo hacía de forma desordenada, porque me dijo que lo hiciera despacio. Asi que calmándome un poco, le lamí primero todo el tronco, cerré los ojos y me imaginé que era al verga de mi novio, le pasé la lengua hasta llegar de la punta a sus huevos, le lamí cada uno y él exclamó un –oh sií!-, luego metí su glande en mi boca y lo chupé varias veces como si fuera un helado de hielo, él volvió a exclamar y sentí el sabor de sus primeros líquidos seminales salados. Yo sabía que lo estaba haciendo bien y seguí metiendo un poco más de la carne de su verga, repetí los chupones y luego lamer el tronco de nuevo. Nunca lo había hecho asi de esa forma. Sentía lo duro de su verga entre mis labios. Los gemidos de Valentino empezaron a hacerse más frecuentes.
En un momento, él me tomó de la cabeza y movió su cadera en un movimiento parecido al movimiento de fornicación, solo que en vez de meterla en un coño, la metía en mi boca abierta, cada vez lo metía y la sacaba de mi boca con mayor rapidez, los gemidos de Valentino eran más intensos, yo sentía su sólida carne entrar a mi boca y llenármela toda. De pronto, emitió un bramido, sacó su verga de mi boca e inmediatamente sentí sus chorros de semen en mi rostro, me baño la boca, la nariz y alguna parte en mis senos. Fueron varios chorritos de semen que emitió.
Luego de varios gemidos secos, se guardó el pene en su pantalón y se sentó, lo vi satisfecho, me pidió que me volviera a cambiar la ropa y ponerme la mia. Lo hice rápido y regresé al sofá. El sacó una chequera e hizo uno por $.100 (su equivalente en moneda de éste país), me lo entregó y me dijo que había quedado sorprendido, que se comunicaría conmigo a través de mi dirección electrónica, que por el momento era todo.
Me fui de allí. Llegué a mi casa, $.100 en un día estaba muy bien para mi. De lo anterior no le comenté nada ni a mi mamá ni a la amiga que me dio la información.
Pasaron exactamente tres días, yo checaba mi correo diariamente, al fin me volvía a citar en la misma dirección, casi a la misma hora.
Ya en el apartamento, ahora la ropa era solo una blusa blanca sin mangas y amarrada al cuello, me dijo que abajo no me pusiera nada, estaba desnuda de la cintura hacia abajo, me tomó algunas fotos en diferentes poses, yo notaba de nuevo el bulto en su pantalón, tal vez porque su pantalón le quedaba muy ajustado. Me llevó a otros ambientes del apartamento. Luego el mismo se sacó la verga de sus pantalones, estaba como había pensado, totalmente parada y dura como la primera vez. Me pidió nuevamente que se la chupara, ahora ya sabía cómo le gustaba, se la fui comiendo lentamente, lamiendo su tronco y chupando su glande. Nuevamente el gemía degustando lo que yo le daba.
Pensé por un momento que pasaría lo de la cita anterior, el terminando en mi rostro, pero no fue asi. Me sacó la verga de la boca y me dijo que me inclinara sobre una mesa de vidrio que había allí, me voltee y me incliné recostando mis senos sobre la mesa, casi en forma de escuadra. El primero en silencio, acarició mis nalgas, las apretó y manoseo mi rayita con sus dedos, recorrió mi ano y luego mi chuchita, sus dedos separaban los pliegues de mi vagina y aunque yo no quería, eso me fue mojando.
Luego vi que se fue agachando, poniendo su rostro en mi trasero, podía sentir su aliento caliente, pronto sentí algo húmedo y tibio en mis nalguitas, era su lengua y sus labios que lamían y chupaban mis glúteos, se aferraba de mis caderas para empujar su lengua entre mis nalgas. Su lengua recorrió mi rayita, primero mi ano fue victima de sus lengüetazos, siguió hacia abajo y abriendo mis nalgas con sus manos su lengua lamió lo largo de mi chuchita, que para ese momento ya estilaba líquidos lubricantes de dentro de mi chuchita.
El saboreo mi eyaculación y pude sentir la punta de su lengua jugando con la entrada de mi vagina, quiso empujarla hacia dentro de mi lugar íntimo, pero aún estaba muy cerrada. Asi que se conformó comiéndome toda la chuchita. Por mi lado, no era ajena a lo que sucedía, yo gemía sin control, a veces quería jalarme el cabello, casi rayaba la mesa con las uñas, si la estaba gozando, me corrí en su boca, eso me trajo sentimientos encontrados, por un lado, el sexo oral tan placentero que me daba Valentino que me hizo terminar y por otro pensaba en mi novio y que no era justo para él que yo gozara.
De repente, él dejó mi chuchita y se puso de pie, sentí su gorda verga frotarse contra mi sexo, el fue empujando y sentí como su duro musculo se fue abriendo paso dentro de mi vagina, exclamé un gemido fuerte –ohhhhh!!-. Su larga verga atravesó mi vagina y luego comenzó a culiarme, primero despacio, pero él ya estaba muy excitado, y eso hizo que sus movimientos fueran rápidos y fuertes, yo sentía que me corría, no podía evitarlo, quería gritarlo, pero parecería muy puta, asi que me mordía la mano para contener los espasmos que daba el orgasmo que me invadía. Valentino me daba pistonazos secos que movían la mesa arrastrándose en el piso de la habitación. El ruido clásico de nuestras carnes topándose era excitante.
Valentino gritó y sentí cuando la sacó de mi chuchita y la restregó contra mis nalgas, inmediatamente un espeso chorro de semen cayó sobre mis nalgas y mi espalda, luego él como si fuera una crema de cuerpo, me la esparció. Yo estaba rendida allí recostada sobre la mesa de vidrio. El me ayudó a quitarme de allí y sentarme sobre una silla, mientras él se componía la ropa. Luego me dijo que me vistiera. El llegó conmigo y me entregó un cheque por $.300, me dijo que cada vez lo convencía más, pero no me dijo para qué. Aun asi me fui contenta, había gozado como nunca y me pagaban, esa cantidad de dinero, la gana una persona en este país pero con un mes de trabajo.
La tercera vez fue siempre en el mismo apartamento, pero fue en una de las recamaras, había una cama King size, me fue tomando fotos mientras me desvestía, hasta quedarme en cueros, luego me dijo que me tocara la chuchita, yo me la empecé a tocar con los dedos, eso me fue calentando, luego me metí un dedo y luego otro y me los metía y los sacaba, al rato mis dedos salían con mis líquidos vaginales impregnados en ellos, yo fui viendo como Valentino de ponía calientísimo, casi no podía tomar ya las fotos, cuando me puse en cuatro y luego con una de mis manos meti dos dedos en mi vagina, fue el acabose, él tiró la cámara, se subió a la cama y poniéndose detrás de mi sacó su verga y me penetró de un solo golpe, me clavó su dura carne y me empezó a culiar como loco, metiendo y sacando su verga de mi chuchita mojada.
Yo gemía de placer, yo quería que Valentino me clavara con fuerza y dureza, estaba demasiado excitada para contenerme, yo le pedía que me diera duro y que no parara de hacerlo, me corrí como una perra, el seguía culiandome sin piedad, dándome duros pistonazos, yo del orgasmo me dejé caer en la cama boca abajo, Valentino seguía cogiéndome subido encima de mi, hasta que lo oí correrse brutalmente, esta vez no hizo el menor esfuerzo de sacármela de la chuchita, se corrió dentro de mi vagina, sentí su semen caliente inundar mi utero, él no paraba de segregar semen. Finalmente quedó encima de mi.
Unos minutos después, me fui al tocador a quitarme el semen de mi vagina, yo no tenía preocupación porque desde que tenía sexo con mi novio tomaba pildoras anticonceptivas. Al salir del tocador, vi que Valentino estaba desnudo sobre la cama acostado boca arriba, me llamó, yo también semidesnuda me acerqué, me dijo que me quitara la blusa, quería verme desnuda, lo hice, me dijo que era demasiado bonita. Me subí a la cama por donde tenía los pies, me fui acercando por horcajadas, no cabe duda que aún estaba caliente, fui besando sus rodillas, luego su entrepierna y finalmente llegué a su verga, la tenía impregnada de su semen y mi líquido vaginal, no sentí asco de nada, se la fui lamiendo y luego tomándola con una mano me la metí a la boca para chuparla.
Su verga no estaba del todo flácida, por eso en dos o tres minutos se puso rígida de nuevo, él me jaló tiernamente y me llevó a su boca, me dio por primera vez en las tres citas un húmedo beso, nuestras lenguas se entrecruzaron, fue un beso muy ardiente, que rápidamente me puso acelerada, mientras nos besábamos rico, me fui colocando sobre su verga, la tomé con una mano y la puse en la entrada de mi chuchita, luego la coloqué bien y me fui sentando sobre ella, sentí como su verga se iba perdiendo dentro de mi vagina nuevamente, solté su boca para gemir y degustar la penetración. Luego me la terminé de meter toda en mi chuchita y empecé a cabalgarlo con movimientos lentos, la sacaba y me la hundía toda dentro de mi.
Valentino me tomaba de las nalgas y las apretaba, eso me gustaba, luego me tomó de la cintura y me atrajo hacia él, lo que buscaba era mis senos, los tomó con los labios y chupó mis pezones que estaban hinchados; los apretó con sus labios hasta casi morderlos, eso aceleró mi venida, comencé a gemir como si me ahogara o me faltara el aire, estaba muy caliente. Pero quería gozar bien mi corrida, asi que aumente la velocidad de galope sobre su verga, grité y me tomé los cabellos, mi frente tenía ya sudor de transpiración. Alargué mi orgasmo moviéndome encima de su dura erección.
En un movimiento casi brusco el me quitó encima, se notaba muy excitado nuevamente, me puso boca abajo y tomando una almohada la metió debajo de mi vientre, con eso elevaba mi trasero, inmediatamente buscó algo en el cajón de la mesa de noche, era un pomo que abrió y se embadurnó la verga y luego lo hizo con mi ano, presentí que lo que quería era metérmela en mi culito, sería la desfloración de mi ano, pero en ese momento no tenía ni fuerzas ni ganas de evitarlo, me la fue metiendo en mi culito, empujó y empujó con paciencia y sentí como mi esfínter se aflojó y permitió que entrara su dura carne en mi recto. Luego comenzó a moverse dentro de mi, metia y sacaba su verga de mi culito con mucho deseo, casi bramaba cada vez que me poseía por allí.
No sentí dolor, ya que luego sabría que la crema era lubricante y anestésica, el roce de su verga dentro de mi ano estimulaba los musculos de mi recto, poco a poco comencé a sentir un placer distinto, diferente, desconocía yo todavía el placer del sexo anal, pero Valentino tuvo la paciencia de esperar hasta que yo estaba completamente excitada por su verga dentro de mi culo, luego pegándose a mi me estimuló el clitoris. Valentino supo esperar hasta que me corrí por el placer del sexo anal, era exquisito. Luego me siguió penetrando hasta que él mismo logró correrse, y lo hizo dentro de mi, el placer de su semen en mi culito fue intenso también. Esa noche me dio un cheque por $.500.
De regreso a mi casa, yo pensaba que realmente lo que estaba sucediendo era que Valentino me tenía como su putita personal, la relación era como si pagara por mis servicios sexuales, pero mi paga era buena y tenía necesidad, asi que no dije nada todavía.
Los encuentros con Valentino siguieron, semana tras semana, mes tras mes. Mi novio ya sospechaba, porque yo ya no quería tener sexo con él. Con Valentino comenzó a crecer una relación más estrecha, yo pensaba que hasta algo serio podía haber, que gran error, que novatada. El sexo era increíblemente rico, yo quería tenerlo dentro de mi a cada momento. Lo hicimos en todos los ambientes del apartamento. Un día me dijo que me bañara y que saliera envuelta en la toalla, lo hice. Lo encontré masturbándose en el sofá, tenía la verga erguida al máximo, me quitó la toalla y me hizo sexo oral estando yo de pie con las piernas bien abiertas, el paso debajo de mi lamiendo mi chuchita y mi ano, me hizo correrme allí parada.
Luego se sentó en el sofá y me dijo que me sentara sobre su pene, me fui sentando dándole la espalda, el deteniendo su verga con la mano, me fue acomodando el trasero y me puso su pene en mi orificio anal, me fui sentando a la vez que me ensartaba su duro musculo de carne, me metí toda su verga hasta que sus huevos se frotaron con mis nalgas, fue una penetración bien profunda de mi culito. Me hizo ver estrellas, me vine como una perrita, de nuevo me llenó de semen mi recto.
Dejé a mi novio por Valentino creyendo que era una persona especial, pero cierto día que me estaba mojando en mi cama, me levanté y me fui a su apartamento, como cosa rara la puerta estaba abierta, me introduje, pero apenas lo hice oí quejidos y gemidos que venían de una habitación, el cuadro no podía ser pero para mi, Valentino cogiéndose a una chica, posiblemente menor de edad, ya que apenas tenía senos, ella estaba arriba y él abajo. Eso fue suficiente para mi. Ya había reunido suficiente dinero para retirarme. Fui su putita privada por siete meses, nada significó algo para él. Estuve a tiempo.
Yo hubiera seguido