Gangbang a mi madre antes de cenar.
Les cuento cómo mi padre, mi tío y yo nos follamos a mi mamá el domingo por la noche..
Me encontraba en mi habitación haciendo tareas del trabajo en la computadora. Fue entonces cuando me dio un poco de hambre y decidí bajar a la cocina para prepararme algo. Ya había transcurrido un rato desde que habían llegado mis padres. Había llegado un tío Miguel para haber visitado a mi prima Susana en su casa. Bajé por las escaleras y pasé por el cuarto de la televisión en donde vi que mi padre estaba viendo un partido de fútbol. Bajé al piso inferior siguiente, a la altura de la planta de la casa en donde se encuentra la sala, el comedor, antecomedor, cocina y recepción. Fue entonces cuando me apareció escuchar unos ruidos que provenían de la sala. Al asomarme a esta, vi como mi tío Miguel tenía a mi madre a cuatro, ambos desnudos, él follándola a ella. A un ritmo moderado.
Mi madre, una mujer blanca de pelo café oscuro que le llegaba hasta los hombros, de 60 años, con tetas copa C, algo de sobrepeso, mientras que mi tío Miguel era un hombre blanco, rubio, de 63 años de edad, de un 85 de altura, ya con algo de cabello carente. Yo, por mi parte, era un chico de 27 años, blanco, de pelo café oscuro, delgado, de 1.74 de altura. Al momento que notaron mi presencia, me saludaron. Yo, en chiste, les dije que estaban siendo envidiosos por no avisarnos a nadie más de que estaban gozándose en la sala, mi madre invitándome a que me uniera a ellos. Me acerqué al sofá, comenzando a quitarme la camiseta y posteriormente bajándome los pantalones, quedándome completamente desnudo. Comencé a masturbarme para ayudar a mi polla a que obtuviera algo de dureza. Miguel salió de mi madre para permitir que ella se pusiera a cuatro a lo largo del sofá, recolocándose detrás de ella para seguirla envistiendo, mientras que yo me sentaba ante ella, con polla en mano, para que ella comenzara a masturbarme y empezara a mamarme. Así estuvimos un rato los dos, pensándole a ella como si fuera un pollo en la hojera, siendo envestida por mi tío por delante, y eventualmente yo también comenzando a envestirle la garganta por enfrente. Después de un momento así, decidimos cambiar de posición, ahora siendo yo quien la envestía por detrás, mientras que mi tío gozaba su garganta.
Fue entonces cuando escuchamos que mi padre bajaba las escaleras, seguramente porque ya había escuchado los gemidos de mi madre. Él era un hombre blanco, un poco más alto que su hermano, de 1.85, mucho más delgado, con pelo café oscuro, similar al mío. Igualmente, en chiste, criticó que mi tío, mi madre y yo no le hubiéramos notificado de que se estaba armando una orgía en la sala de su casa, él también desvistiéndose para integrarse a nosotros. Mi tío Miguel sacó su polla de la boca de mi madre para hacerse a un lado, sentándose en el sofá opuesto de la sala, masturbándose mientras que con la otra mano revisaba los mensajes de su celular, mientras que mi padre ahora se colocaba en frente de mi madre para que esta le diera oral a él, mientras que yo la seguía envistiendo.
En eso mi madre nos dijo de que ya se había cansado de estar de A4 todo el tiempo, por lo que ajustamos nuestra posición. Mi padre tomó asiento en el sofá haciendo mi madre, quien ahora se subía, sobre él, sentándose sobre su polla comenzando a votar, mientras que mi padre le mordía y le funcionaban las tetas, y mi tío Miguel y yo nos parábamos, uno a cada lado de ambos, sobre el sofá, para tener las pollas a la altura de la cara de mi madre, quien se turnaba, primero mamando a uno por un lado, mientras que masturbaba al que no era mamado, y luego cambiando la polla dentro de su boca por la polla del otro. Comenzamos a turnarnos, luego siendo mi tío Miguel quien se sentó al lado de mi padre, mi madre bajándose de mi padre para subirse a mi tío y comenzar a votar sobre él también, yo parándome todavía al lado de ella para disfrutar de su boca, mientras que mi papá observaba la escena, también revisando su celular, mientras que se masturbaba.
Por fin fue mi turno de sentarme en el sofá para que ella se subiera sobre mí, sintiendo como mi polla entraba en el agujero que me dio vida alguna vez, mientras que las tetas que me nutrieron en mis primeros meses de vida estaban al alcance de mi boca para que yo mordiera y succionara sus pezones, siendo ahora mi padre y mi tío quienes estaban parados a ambos lados de nosotros con sus pollas disponibles para la garganta de mi madre. Botaba mientras que yo le mordía las tetas y le tomaba las nalgas para ayudarla a subir y a bajar, ocasionalmente nalguiándola. Permanecimos un rato más de esa forma, hasta que, después de que ella había alcanzado múltiples orgasmos, prácticamente uno sobre cada uno de nosotros, decidió que ya era momento de terminar, por lo que se bajó de mí y se arrodilló. El primero quien terminó en su boca fue mi tío Miguel, quien recibió una masturbación frenética por parte de mi madre mientras que la boca, la cabeza de su polla estaba rodeada por los labios de ella, gimiendo fuertemente en el momento que comenzó a expulsar su semen. Una vez terminando con mi tío, se giró a voltear a ver a mi padre, igual engullendo su polla en un solo movimiento, mientras que le rascaba con las uñas la entrepierna y los huevos, eventualmente mi padre también descargando su semen en el interior de su garganta. Ya por último me volteó a ver a mí, yo todavía sentado con mi polla en la mano, masturbándome en el que se observaba la escena que se estaba desarrollando ante mí. Avanzó de cuclillas para estar rodeada de mis piernas, igual tomando mi polla, masturbándola de forma frenética.
Eventualmente llegué a mi clímax, mi madre mirándome a los ojos, con la lengua afuera, apoyando la cabeza de mi polla sobre ésta, mientras que me seguía masturbando y jalando los huevos, eventualmente yo descargando todo mi semen en su boca. Una vez terminando, ella se levantó, tomando un poco de agua para lavar todo el semen que había caído en su garganta, sentándose sobre una de mis piernas, dándome un beso en los labios, mientras que mis tíos y mi papá habían colapsado sentados uno al lado del otro en el sofá opuesto de la sala. Después de platicar un poco sobre lo sucedido, entre risas, nos pusimos la ropa y nos dirigimos a la cocina para prepararnos algo de cenar.
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