Gemidos 1 – Mis inicios con una pequeña
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por zombieman.
La vida es tan cambiante e inestable que uno nunca puede dar las cosas por sentado; desde pequeño he sido de mente abierta, dispuesto a lanzarme a un abismo si tengo la convicción necesaria que éso está bien.
No temía ir en contra de las reglas sociales y miraba al mundo de una manera un poco más tolerante.
El tema de la sexualidad siempre ha sido algo tabú, algo para juzgar, algo para recriminar abiertamente y sentir que las maromas eróticas que ejercemos con las luces apagadas entran en el plano de lo "normal".
Normal, es una palabra curiosa ya que es tan subjetiva como engañosa; Quizás nosotros creamos que es normal comer carne de vaca ignorando que en algún lugar de la india nos están enviando al infierno por comernos a sus venerados animales, o quizás nosotros recriminamos a los asiáticos que comen perro sin darnos cuenta que para ellos es normal e incluso lo hacen personas con el dinero suficiente para pagar buenos ejemplares.
La vida misma no es normal, la sexualidad no es normal; no hay por qué encasillarla, debemos disfrutarla.
Desde pequeño fui muy curioso al tema de la sexualidad, tengo recuerdos de mí mismo en el baño masturbándome con la sección de modelos del periódico dominical, no sabía exactamente qué escondían las mujeres detrás de esa fina tela en sus entrepiernas pero a mis 11 años la imaginación jugaba a mi favor y mis manos me daban más satisfacción que jugar al Play Station y eso ya era mucho decir.
Mis impulsos pseudo sexuales fueron incrementando: masturbaciones diarias en el baño, acariciar mi miembro en plena clase mientras alguna compañera lo ameritase, hasta llegar a abrazar primitas con intenciones de sobar mi órgano cavernoso entre sus glúteos.
Mis hormónas estaban en punto de ebullición y el vapor nublaba mi vista, mis acciones.
Recuerdo mi primer acercamiento a la sexualidad como tal, fue un día de escuela cuando tenía 12 años y mis primeros vellos estaban apareciendo, iba rumbo al baño cuando ví a una niña de básica, supongo de unos 9 años, dirigirse en la misma dirección que yo, era una especie de nínfula: piel blanca y suave, labios rojos carnosos que hacían juego con sus ojos cafés como su cabello, la blusa blanca de su uniforme transparentaba y dejaba ver su top de muñequitas y su falda tras que era corta, se le alzaba debido a sus glúteos paraditos y grandes.
Mis ojos brillaron y mi "amiguito" dió un salto de felicidad, al parecer mi ida al baño iba a demorar un poco más.
Seguí sus pasos lentos mientras miraba sus muslos blancos hasta que llegamos a los sanitarios, allí dos puertas nos separaban por sexo así que fui a la sección de caballeros para comenzar a jugar con mi miembro.
Los movimientos aunmentaban su ritmo conforme al placer y mis dedos hacían la presión necesaria para que todo siga su rumbo; le estaba rindiendo honores a esa pequeña niña hasta que por las finas paredes se escuha algo.
-Niño, está ahí?-Dijo la tierna voz de una niña.
-Sí, necesitas algo?
-Ayúdame!-su semi grito se ahogó en llanto
-Qué tienes? Ya voy!
Subí mis pantalones acomodando mi modesto (por no decir pequeño) miembro en mi bóxer y salí corriendo hacia la pequeña pensando en que podía estar en verdaderos apuros; entré y no ví nada.
-Dónde estás?-le pregunté
-En el baño, dentro.
-Puedo entrar?
-Sí, rápido!!
Abrí la puerta con mucho miedo y al ver que no había nada fuera de lo común puse cara de enojo; acto seguido ella con sus ojos me mostró una cucaracha en la esquina del cubículo, la hubiera matado pero mis ojos bajaron un poco más y descubrieron que ella estaba sentada en el retrete totalmente descubiera de la cintura hacia abajo, su vagina rosadita sin vello alguno se veía tan gordita y brillante que mi boca comenzaba a salivar, no sabía cómo pero en ese momento supe exactamente que mi pene debía ir dentro de esa hermosa vagina, cuestiones de instinto supongo.
Cerré rápidamente la puerta con cerrojo y le dije que mataría a la cucaracha si ella me dejaba jugar con su cuerpo y naturalmente ella aceptó debido al temor del insecto así que lo aplasté y lo lancé detrás del cubo de basura.
Ella me dijo que se iba a poner su panty pero la detuve y le dije que bajara la tapa del retrete y se sentara con las piernas abiertas.
En esa posición acerqué mi rostro hasta su entrepierna y un olor a niña penetró mis sentidos activando mis más fuertes instintos sexuales.
Saqué mi lengua despecio y suavemente introducí la punta entre sus labios vaginales, ella estaba quieta, no decía nada.
El sabor es indescriptible, es agrio, dulce, suave y fuerte; mi boca recorrió toda su vagina mientras mi pene incrementaba su tamaño.
Mis arremetidas eran cada vez mas fuertes y mi lengua penetraba más con cada intento, miré hacia arriba, a su rostro, pensando que ella estaría llorando pero al contrario, estaba con los ojos cerrados mordiéndose sus carnosos labios.
Me puse de pide y le dí un suave beso mientras baja mi pantalón, ella sólo respiraba de manera agitada y respondía con ganas cada beso, cada contacto.
La miré a los ojos y ella bajó la cabeza así que la puse de pie y yo me senté sobre el retrete para ordenarle que se pusiera sobre mí.
No sabía que la primera vez iba a ser tan dificil, ella se colocó sobre mí y mi pene apuntaba hacia su vagina, poco a poco fue entrando hasta que se detuvo y ella se quejó, me dijo que le dolía.
Le dije que se acostara en el piso con las piernas abiertas y ella así lo hizo.
Otra vez pasé mi boca por su sexo pero ésta vez ella puso sus manos sobre mi cabeza, ella segregaba líquidos y yo los disfrutaba con mucho gusto.
Me despegué de su manjar subí beso a beso hasta llegar a su boca de nuevo; mientras la besaba acomodaba mi pene con mi mano para que quedara en posición, abrí sus piernas un poco más y comencé a penetrar un poco más, bombeaba suave y sentía que me iba a orinar de tanta exitación, hasta que llegamos a ese punto límite, ella se quejó de nuevo.
Le dije que tenía que aguantar un poquito y ella cerró los ojos así que tomé mi pene con una mano para que tuviera mas fuerza y sonó algo por dentro "trak", mi pene pudo seguir su camino.
Ella gritó pero lo ahogué con un beso, sus ojos llorosos inidcaban que le dolía pero estaba muy exitado para parar, le abrí las piernas un poco más y comencé a arremeter hasta que mis testículos golpeaban sus muslos.
Ella gemía (no sé si de dolor o placer) y yo cegado por la nueva sensación arremetía con todas mis fuerzas, le abrí la blusa y sin parar mis movimientos le subpi su top y comencé a chupar sus pezones planos.
Me levanté y me senté en el retrete, le dije que viniera con la promesa de que ya iba a acabar todo, ella abrió sus piernas y mi pene entró de nuevo en su vagina, ésta vez de un sólo.
Ella movía sus caderas torpemente de arriba hacia abajo mientras su cabeza estaba clavada en mi pecho, no pude más y le dí una nalgada, acto seguido mis primeras gotan de semen salieron seguidas de un pequeño chorro de orina.
Ella levantó la cabezay hundió sus caderas en mi entrepierna como disfrutando y se orinó un poco.
Quedamos en esa posición por varios segundos mientras nuestra respiración se normalizaba y luego nos separamos.
Salí desnudo y con mucho cuidado hasta el lavamanos por unos pañitos húmedos para poder limpiarnos, al volver al cubículo ví a mi pequeña nínfula un poco asustada y me dijo que de su vagina le salía sangre, me asusté mucho y le dije que nos limpiáramos para salir rápido.
Primero salió ella y después de su seña salí hacia mi curso, a lo lejos la veía alejarse y mi pene se levantó de nuevo.
Con que eso se siente tener sexo; allí empezó mi adicción.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!