HACIENDO REALIDAD MI FANTASIA DE SER VOYEAUR Y COCKOLD
Esta historia comienza hace unos diez años o más, cuando conocimos una pareja con quienes se creó una amistad muy especial, con frecuencia salíamos a cenar, a fiestas, paseos y siempre nos llevamos muy bien. Ellos de una edad similar a la nuestra, alrededor de los cincuenta años.
Esta historia comienza hace unos diez años o más, cuando conocimos una pareja con quienes se creó una amistad muy especial, con frecuencia salíamos a cenar, a fiestas, paseos y siempre nos llevamos muy bien.
Ellos de una edad similar a la nuestra, alrededor de los cincuenta años, hace más de un año se divorciaron y no volvimos a saber de la esposa, pero con él sí nos seguimos encontrando gracias al vínculo existente de amigos comunes compartíamos en reuniones momentos muy agradables porque Rubén, así se llama él, es muy simpático, alegre y buen conversador y gracias a esto posiblemente se dio lo que más adelante les voy a relatar.
Según tengo entendido su origen es de una isla del caribe por eso tiene ese swing propio de alegría, baile y buen ambiente, además ancestros afros mezclados con europeos que le dieron una buena fisonomía, porque siendo de raza negra tiene unos ojos verdes y unas facciones que atrae a las mujeres y de pronto esta fue la razón de su divorcio, aunque yo nunca supe de alguna aventura de él.
Pero ahora estando divorciado, de un tiempo a acá, él que siempre fue muy efusivo con mi esposa en saludos, felicitaciones, y siempre hubo mucho acercamiento entre ellos, haciéndose bromas, se divertían en cada oportunidad que asistíamos a fiestas, paseos o cuando salíamos a cenar, esa cercanía se intensifico tanto que yo la pude notar.
Esa efusividad de él hacia mi esposa se intensifico y me pareció que ella aceptaba con agrado que fuera así. Y una vez se dio espontáneamente, que ellos hablaron de las bondades de ir a un centro comercial, ubicado en las afueras de la ciudad, donde se conseguían productos a precios muy especiales, él le pidió a mi esposa que cuando fuéramos a ir lo invitáramos, pero yo quería comprobar hasta donde llegaba la atracción de Rubén por mi esposa y la aceptación de ella de sus coqueteos.
Para el día en que mi esposa hablo con él de ir a ese centro comercial, yo le dije a ella que no podía acompañarla por compromisos de trabajo, pero si ella quería ir por mí no había ningún problema. Cuando dije esto hasta noté cierta alegría en ella, pero pensé que era idea mía.
En la fecha acordada mi esposa hablo con Rubén para confirmar la hora en que lo recogería, porque precisamente él no tiene auto, ni permiso para conducir. De parte de ella la vi que se arregló muy bien se puso una falda algo corta lo cual no es muy frecuente, una blusa con botones dejando algunos sin apuntar, zapatos de tacón negro, muy bien peinada y maquillado natural, ella no necesita mucho este recurso porque sus facciones no lo necesitan.
Cuando estaba por salir se despidió dándome un beso en la boca, algo no tan frecuente, y la vi caminar hacia la puerta luciendo sus hermosas piernas y su cuerpo que no revela la edad que tiene. Mire mi reloj eran las tres de la tarde, calculé media hora de viaje de ida, media de retorno y una hora de compras estaría de regreso a las cinco de la tarde, sin embargo, pasó el tiempo y a eso de las seis de la tarde recibí una llamada de ella diciéndome que iba a pasar por la casa de su hermana y luego venía a nuestra casa.
Esto despertó mi curiosidad, y cuando llegó a las ocho de la noche, la salude normalmente, no pregunte nada y seguí trabajando. Ella entró al baño, tomó una ducha y mientras tanto yo aproveché para revisar el historial de ubicaciones de su celular y allí pude conocer su recorrido, salió de casa, fue hasta donde Rubén se dirigió al centro comercial y hasta allí habían transcurrido cuarenta minutos, después de un poco menos de una hora, está la salida del centro comercial y diez minutos después, detención en un motel para parejas, y allí observé una detención por algo más de dos horas. Fue claro que habían estado follando en todo este tiempo. La llamada a eso de las seis diciéndome mi esposa que iba hasta donde su hermana era una excusa para disfrutar al límite la oportunidad con Rubén.
Cuando ella salió del baño se puso su pijama y en el baño quedo la ropa que había usado esa tarde, cuando revisé sus panties pude comprobar que había restos de semen de la corrida de Rubén, a pesar que hubiera secado su concha en el motel, algo quedo dentro, lo cual fluyo durante su regreso a casa.
En este punto vi claro que se había roto el hielo entre ellos y la oportunidad que se volvieran a encontrar estaba latente. Debo aclarar que la actitud de mi esposa en nuestra relación íntima siguió igual, o quizás mejor porque siempre que la busque para follar después de ese día, nunca se negó como si algunas veces sucedió en el pasado.
De lo acontecido ese día quería saberlo todo, pero como sin haber estado cerca de ellos, entonces se me ocurrió invitar a Rubén días después, era un viernes, a compartir unas viandas y unas copas de vino o de tequila, en compañía de mi esposa y esa noche me ocupe de mantenerles llenas las copas de vino a mi esposa y a Rubén. A eso de la una de la mañana, se supone que los tres estábamos muy borrachos, en la realidad los borrachos eran ellos porque yo administrando el licor pase por alto varias veces sin que lo notaran.
No obstante, a esa hora yo me hice el más borracho de los tres y les dije que me iba a recostar unos minutos y luego regresaba. Cuando subí a mi habitación, desde la escalera noté que podía observarlos y en ese instante comenzaron los acercamientos, pero minutos después mi esposa se levantó, y mientras le decía algo a Rubén yo me fui a acostar previendo que ella subiera a nuestra habitación y efectivamente mi esposa entro a la habitación me vio supuestamente dormido, me quitó los zapatos y me cubrió con una frazada y antes de salir se acercó y me dijo… ¿Estas bien?, pero mi respuesta fue un ronquido, garantizándole que estaba definitivamente dormido. Al salir ajustó la puerta, yo espere unos minutos y cuando considere que ella había bajado a la sala, volví a mi sitio de observación y no pasaron muchos minutos cuando Rubén ya estaba acariciando el cabello de mi esposa, luego sus mejillas y más tarde sus cabezas estaban más cerca mientras hablaban y fue fácil que se dieran el primer beso y más tarde esa cercanía facilita que él acariciara sus piernas aprovechando lo corta y recogida que estaba su falda. Eso lo había observado cuando estuve sentado frente a ella y vi sin mucho esfuerzo su tanga blanca.
Al pasar de los minutos las caricias de Rubén se intensificaron en las piernas y luego en los senos de mi esposa y ella lo aceptó sin el menor rechazo. Era evidente que la intimidad que habían compartido, le daba la confianza para disfrutar del cuerpo de ella y al mismo tiempo motivarla con sus caricias. En medio de besos y caricias transcurrieron al menos unos veinte minutos hasta que Rubén se arrodillo frente a mi esposa y metiendo sus manos por debajo de su falda le retiro la tanga y le recogió la falda hasta la cintura y al separarle las piernas quedo a la vista su concha muy bien depilada lista para que Rubén comenzara a prodigarle sexo oral, motivándola hasta lograr que ella comenzara a gemir y a separar más sus piernas y ella termino disfrutando un orgasmo tan enérgico que no controló sus gemidos, al punto que si yo hubiera estado efectivamente dormido me habría despertado. Después de esto, Rubén la dejo descansar y cuando se repuso, él se levantó y estando frente a ella se bajó el pantalón y el bóxer saltando enseguida a la escena su verga bastante prominente, o al menos una tercera parte más grande que la mía.
A continuación, se arrodillo y acomodándose en medio de las piernas de mi esposa, acercando su verga a la concha de ella, después de lubricarla en sus flujos la ubicó en el lugar preciso para iniciar la penetración. Ver esta situación por primera vez me genero una tremenda excitación y consecuentemente una erección fenomenal, se estaba haciendo realidad la fantasía que tiempo atrás imagine.
Una vez que Rubén la penetro ligeramente, volvió a sacar su verga y comenzó a repetir esta acción hasta alcanzar una penetración total, cuando lo logro, se detuvo por un momento, estuvo besando apasionadamente a mi esposa y un par de minutos después reinició un mete y saca que fue creciendo en velocidad y fuerza, y minutos después comencé a escuchar a mi esposa con cada penetración un aghhh, aghhh, aghhh, que creció en intensidad de volumen en la medida que Rubén aceleraba el movimiento de su cadera. Pasado un tiempo de acción continua, los dos respiraban agitadamente, mi esposa levanto sus piernas y rodeo la cintura de Rubén y así permitió una penetración más profunda, además de jalonar las caderas de Rubén logrando una penetración total, que los dos terminaron disfrutando, ella con un nuevo orgasmo y él explotando dentro de ella, quedando inmóviles por al menos dos minutos.
Luego organizaron sus ropas, Rubén se fue a la habitación de huéspedes y mi esposa a la nuestra. Ella fue directo al baño a secar los recuerdos que le había dejado dentro Rubén y a ponerse su pijama de seda.
Al meterse bajo las frazadas le dije al oído… Vi que disfrutaste muy bien la verga de Rubén, pero la mía esta que revienta. Y ella rápidamente me respondió ¿y qué quieres?
Con tu ayuda quiero bajar esta erección y ella se subió su pijama permitiendo que me pegara a su espalda y acomodara mi verga en su concha, que por cierto estaba tan lubricada que fácilmente la metí sin mucho esfuerzo. A continuación, la tome de las caderas y sin preocupación por su orgasmo, la folle con intensidad chocando mi pelvis contra sus nalgas y pronto estaba explotando en su concha. Al terminar nos quedamos pegados y continuación dormidos. Después de descargar mi excitación sentí una satisfacción total al haber hecho realidad mi fantasía y ahora lo podría hacer con más frecuencia.
Al día siguiente cuando despertamos Rubén y ya se había ido.
Pero ese día hable con mi esposa y aclaramos cuales eran los deseos de los dos y convinimos que ella podía follar con Rubén cuando quisiera pero me permitiera ser voyeur y cockold.
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