Helena 2
Seguimos los inicios en el sexo de Helena. .
Cuando me desperté ya era casi medio día. No había podido dormir tras la experiencia. Eso y la brutal follada que le dieron a Mabel hizo que me masturbase varias veces más. Me levanté y me di una ducha rápida.
En el salón todo era lo habitual. Mabel, medio desnuda, esnifaba una raya de coca bastante gruesa de un tirón. Javier preparaba la comida. De mi primo y de Reinaldo, el otro chico no sabía nada.
-No te preocupes, enana. Tenían una reunión con un cliente que nos ha ofrecido el trabajo. Si tiene éxito nos sacará del circuito un par de meses. Será lo más grande que hayamos atracado. Por cierto, puedes vigilar la comida. Siempre que estoy puesto me apetece follarle el culo a esa zorra.
Se dirigió hacia Mabel que seguía apoyada en la mesa y se bajó los pantalones. Una polla de considerable grosor salió de su pantalón enfilando el recto de la muchacha y penetrándola de una vez.
-Esta tan dada de si, que ni nota ya las pollas. Antes de que tu vinieses nos la follamos los 3 por el culo a la vez. Podría haber tenido tu edad. No me acuerdo. A nadie le importa.
Con una mano aplastó la cabeza de Mabel contra la mesa y con la otra agarró su cintura mientras la penetraba con violencia.
-Era una chica pija. Una niña de bien. De esas cuyos padres se hacen notar comprándola cosas pero que les da igual lo que les pase. Salimos un día por ahí y nos encontramos a esta puta y a sus amigas en el reservado del antro donde estábamos. No te digo lo que se montó allí. Pero todas salieron bien rellenas de leche. Incluso a una la meamos en su boca. Esta puta se quedó tan prendida de tu primo que se vino con nosotros. Les dijo a sus padres que se iba al extranjero a iniciar una nueva vida Y mírala… – Javier gemía mientras la penetraba cada vez de forma más violenta.
– ¿Ya os la follabais los 3? – pregunté removiendo la carne, aunque con mis ojos puestos en la violenta enculada. Mabel permanecía en silencio.
– No. Primero ocupó la cama de Julio. Follaban a todas horas. Incluso muchas veces mientras comíamos ella se dedicaba a chuparle la polla debajo de la mesa. Julio le había hecho tan dependiente de las drogas que hacía lo que fuera por poderse meter una raya…
– Y se cansó de ella… Conozco a mi primo lo suficiente.
– Así es, enana. – Javi dio un gran gemido mientras se corría en los intestinos de la joven. – Se cansó de ella y nos la puso atada en la mesa y nos dijo. Usadla a vuestro antojo. Esa noche la dejamos literalmente destrozada. Más incluso de lo que está ahora. – Javi se sacó la polla y se limpio en el tanga de la chica. – La enseñamos a que no hiciera ruido mientras la follábamos. No queríamos oír a putas gemir.
Me asusté un poco al por eso. Si es cierto que mi primo me había puesto muy cachonda llevando el peso de la mamada. Pero una cosa era ser la puta de mi primo y otra también la de sus amigos sádicos. Quizás, y pensé, lo mejor era fallar en la manada y hacer como que nada habría ocurrido.
Javi volvió a la cocina. Mabel seguía apoyada en la mesa ofreciendo sus agujeros. Tras ocupar su puesto en la cocina, me dirigí a la nevera para coger una cerveza.
-Diviértete un poco. Coge una zanahoria. De las más grandes. Y métesela a la puta por el culo. A Reinaldo le gusta meter sobre culo lleno de leche…
– No… A mi las chicas no me atraen nada.
– No te digo que te atraigan. Te digo que lo hagas o será tu culo el que rompa sin miramientos. Tu primo no pondrá objeciones si digo que me has seducido. Elige, pequeña…
No quería que ese imbécil me quitas mi virginidad anal y más de manera violenta. No disfruté viendo como se la follaba. Cogí una zanahoria y me acerqué a Mabel que seguía en su posición. Como si esperara una orden.
-¡Bien, Helenita! – Javi sonrío mientras se bebía mi cerveza. – Chupala antes… Como si chuparás una polla. ¿Has chupado alguna?
La verdad que lo hice y sólo una vez sin contar a mi primo. Fue durante unos campamentos de la Iglesia. A uno de los monitores más mayores. Pero estaba tan nervioso que se corrió enseguida y no pude hacer mucho a pesar de mis 12 años salvo tragar semen.
-No. – mentí. – Jamás he hecho nada sexualmente hablando. Ignoraba que horas antes casi vomitaba comiéndole la polla a Julio.
– Es sencillo. Métete la zanahoria en la boca. No te levantes. De rodillas estas muy sexy. Tan menudita y tan manejable. Porque Julio nos lo ha prohibido, pero te quitaba la virginidad de la forma más dolorosa. Así es, despacito. Métete un poco más…
Me dieron arcadas cuando la zanahoria casi entró en mi boca y toco la campanilla. Quería acabar pronto. Y decidí repetir un par de veces más el movimiento.
-Que mal la chupas. Mabel tuvo que aprender con dureza a chupar sin arcadas y tragándola entera de golpe. La pegamos y quemamos cigarrillos en ella. A las malas aprendió. No creo que te pase lo mismo, enanita. Pero si tu primo Me dejase… ¡Basta!. He perdido mi erección. Métesela por el culo de una vez.
Hice caso a Javi y la zanahoria entró con una facilidad pasmosa. Algo así cerca de mi culo me habría aterrado bastante.
-Muy bien, pequeña. Ahora dale una nalgada fuerte. Y después prepara la mesa. Si para follar no vales, tampoco para vivir vagueando. Deja a la puta así. Creo que tenemos compañía y quizás sea la llave para cerrar el trato.
Le di una cachetada a Mabel lo más fuerte que pude. La muchacha ni se molesto. Me dirigí después al cajón de los cubiertos y preparé 4 platos mientras Javi terminaba de hacer la comida y grababa a Mabel con la zanahoria en su culo.
Julio entró con Reinaldo. Reinaldo era el más fuerte. Tío latino de gimnasio con una musculatura impresionante. Tras ellos, un hombre trajeado con un puro en la boca. Ya mayor, gordo y calvo. Aunque sus ojos azules se cruzaron con los míos mostrando una mirada de lujuria y deseo.
-Pon un plato más, Helenita. – Me dijo Julio con naturalidad, aunque en su mirada también había algo de perversión que me hizo estremecerme de placer. Le hice caso y pronto la mesa estaba completa.
– ¿El trato queda cerrado entonces? – dijo Julio mientras observaba al hombre – Una semana está puta llamada Mabel será suya. A cambio nosotros haremos ese trabajo y nos quedaremos con el dinero. El seguro triplicará las pérdidas para usted. – Julio chasqueó los dedos a Javi que saco una cerveza y se la dio al hombre.
– Verás. Me llama más la atención la otra chica. – dijo mientras me llenaba de terror en pensar que iba a ser moneda de cambio. El hombre gordo no dejaba de mirarme mientras su voz grave me empezó a asustar. – ¿Qué tienes 12, 13 años?
– 14, señor. – dije aterrada.
– Y es una parte esencial de nuestra banda. – dijo Javier mientras llevaba la bandeja de pasta con carne a la mesa. Es pequeña y puede acceder a muchos sitios que nosotros no podemos acceder. Cada cual cumple su función. Y la puta es la puta.
Me sorprendió que Javi saliera en mi defensa y más con la conversación que habíamos tenido antes. Corro intentando alejarme del hombre que se dirigió a Mabel que seguía apoyada en la mesa mostrando sus agujeros.
-Es joven todavía. ¿Qué años tienes? – preguntó el hombre a Mabel.
– Tengo 16. – susurró la muchacha sin levantar la cabeza de la mesa. El hombre le metió por el coño uno de sus dedos, tan gordos como una morcilla. – ¿Dilata bien?
– Claro. Hasta 3 pollas la hemos metido por ese coño y por el culo. Recibe ostias como si nada. La hemos quemado con cigarrillos y alguna vez la hemos vendido como puta a cambio de dinero. Es un buen pago y más sabiendo sus gustos por gente de estas edades, Señor García. – Julio sonreía mientras le pasaba una cerveza fría.
– ¿Y la otra?- volvió a preguntar el Señor García. – Esa también es interesante.
– Es parte importante de la banda. Gracias a ella hemos conseguido hacer bien las cosas. Nadie se preocupa de una adolescente. No entra dentro del trato. – dijo Julio.
– Es una pena. La daría buen uso. Seguro que es Virgen. Podría haber más dinero en juego…
– No entra en el trato. Pierdo entregándote a Mabel. Nos quedamos sin nuestra herramienta para follar. Y estos dos andan muy desesperados. Se follarían entre ellos si fuese necesario.
– ¿Puedo probar la mercancía? – dijo el señor García mientras se bajaba sus pantalones. Una descomunal Anaconda salió de entre sus piernas dirigiéndose hacia el pequeño coño de Mabel.
– ¡Claro! Tiene tres agujeros para su disfrute.
– No. Dos. En uno hay una zanahoria . – dijo el hombre empujando su polla hasta el fondo del coño de Mabel. – Bueno. Aunque a la enana esa no me la dejes para follármela si puedes dejar que se trague mi corrida. No quiero dejar preñada a la puta está.
– A ver…
– Incremento en un 50% los beneficios. – El señor García penetró con más rudeza aún a Mabel. – Sólo la quiero desnuda y de rodillas a mi lado.
Mire aterrada a Julio que me devolvió una amenazante mirada aunque a su vez me estaba mostrando que había perdido en parte el control de la situación. El hombre tenía a dos chicas jóvenes a su entera disposición.
-Desnúdate Y ponte de rodillas. – me dijo Julio mientras me seguía mirando. – No tenemos todo el día.
Me quite mi ropa mientras observaba al grupo. Me devolvieron una mirada lasciva. Javi, incluso, hizo un comentario con respecto a mi coño lampiño.
-¡Joder! Tienes pocas tetas. No eres nada interesante. Si hubieses entrado en el trato me hubieras válido, nada más, que para romperte el culo. Hay niñas más pequeñas con mejor cuerpo que el tuyo. No estás ni formada. Ponte aquí. La voy a sacar y me la vas a llenar bien de saliva. Y por favor, otra cerveza.
Sacó la polla del coño de Mabel y la llevó a mi boca. La abrí todo lo que pude. Sentí como esa barra de carne entraba con violencia en mi boca hasta la campanilla. Era más gorda que la de Julio. Sentía como me desencajaba la boca. No podía ni vomitar y me quedaba sin aire. Cuando la saco babas cayeron por la comisura de mis labios. Mis ojos se llenaron de lágrimas.
-Y hay niñas más pequeñas que la chupan mejor que tú. No valdrías ni para hacer la calle. ¿Eres virgen?
– Sí…
– No te follaría yo aunque te regalasen. Pero tengo un amigo que pagar la un buen precio por follarse un bicho palo como este. – El señor García seguía bombeando el coño de Mabel que permanecía callada. – Conseguirías un buen dinero. – Y ahora a abrir más esa boca.
Me volvió a meter la polla hasta el fondo sin miramientos. Volví a llorar conforme me quedé sin respiración y volvía a soltar arcadas. Esta vez empezó un suave pero intenso mete saca sin sacarla eso sí de mi boca.
-Lo único bueno es que su boca es tan estrecha que se ahoga. No vomites en mi polla. Un coño dado de si y una boca novata. Que maravillosa coincidencia. – dijo el hombre mientras bebía un trago de cerveza y seguía follándome la boca.
Se corrió sin avisar. Tres chorros de lefa fueron directamente a mi estómago. La saco para terminar en mi cara. Tuve que cerrar los ojos pero noté como algo viscoso caía por mi pelo cara Y pechos.
-Mabel me gusta. – sonrío el hombre mientras usaba mi pelo para limpiarse la polla. Yo escupía babas y semen. – Esto habrá que limpiarlo, entonces.
Agarró a Mabel del pelo. Y la puso de rodillas a mi lado.
-Mira. Esa putita está sucia. La vas a limpiar con tu lengua con tranquilidad. Nosotros vamos a comer y vosotras vais a dar un espectáculo. Muy sumisas y obedientes.
Mabel no tardó en perderse entre mis pechos comiéndose el semen del hombre que tan sólo sonrío divertido y se sentó en la mesa mientras no dejaba de mirarnos.
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