Helena I: Mis inicios
La historia sexual de una muchacha llamada Helena vista desde sus propios ojos..
Que puedo decir a mis casi 28 años de mi, pienso mientras miro mi figura desnuda, empapada por el agua caliente de una buena ducha tras recibir una mediocre follada de un tío al que nunca volveré a ver. Es lo que tiene vivir sola. Puedes meter a quien quieras y decides tú si se queda o se va. Y eso que la noche había empezado bien.
Me presentó, me llamo Helena. Mido 165 centímetros y peso unos 56 kilos. Mi cuerpo es fibroso y duro ya que siendo pequeña hice mucho ballet y distintos deportes. Tengo un culo pequeño pero duro y deseable. Unas piernas torneadas y firmes, unos finos tobillos adornados con pulseras que hacen que los hombres y mujeres se fijen en mis piernas con excesivo descaro. Tez clara, casi albina. Un rostro redondo con unos grandes y maravillosos ojos verdes. Pecas por toda mi cara que infantilizan aún más mi cuerpo. De tetas, poco la verdad, pero en principio no quiero ponerme más. A muchos chicos Y chicas suelen gustarles succionar mis tetas como si fuesen un flan. Algo que me hace gemir de placer. Tengo el pelo corto de un color azul clarito.
Mi vida es sencilla. Estudio historia en la Universidad. Voy un poco al Gym para cuidar mi cuerpo. Sin obsesión por ello. Luego salgo y me como tres hamburguesas del restaurante más cercano. Quedo con mis amigos y dos veces a la semana soy chica de compañía para hombres adinerados y maduros. Te llevan a cenar, te hacen regalos, te tratan como una dama. Son muy cariñosos follando y duran muy poco. Me pagan más que lo que gana mi padre en un mes por noche. Y follar es lo que menos hago. Pero ese dinero es el que me hace ser independiente, pagar mis gastos y tener una vida cómoda. No soy rica pero me permite tener mis vicios y sobre todo alejarme de mi familia.
Me considero una persona bisexual. Por mi cuerpo han pasado pollas y coños en distinto orden, a veces juntas y a veces separadas. Me gusta el sexo desde que era joven y si la persona me atrae pues quiero acostarme con ella. No penséis con esto que soy una puta que tan sólo se dedica a follar, para eso tengo dos días a la semana. Me considero una persona exigente.
Mis inicios fueron a los 14 años y con uno de mis primos que tenía por aquel entonces 5 años más que yo. Julio se llama. Era el típico malotillo, tío duro que se metía en problemas y en líos. Fumador habitual de porros y consumidor habitual de todo tipo de drogas. Alto, fuerte y calvo, lo que le daba aún un aspecto de macarra de barrio sacado de un supermercado barato. Pero era verlo y el coño se me deshacía en líquidos abundantes. Me ponía bastante burra la verdad.
Sin el consentimiento de mis padres empecé a salir con el y con su banda. Empecé a fumar y me metí de lleno en el mundo de los porros. Mi primo, de forma lógica, no me dejaba probar más. Su banda estaba formada por 2 chicos y una chavala algo más mayor que yo y que la gran parte del día solía ir fumada. Robábamos en pequeños establecimientos y a gente sola en las calles tan sólo para comprar cervezas, droga y algo básico de comida.
Dejé de ir a la escuela y empecé a pasar más tiempo con mi primo. Se refugiaban en una pequeña casa abandonada de un pequeño resort de lujo, que se empezó a construir a las afueras de la ciudad, pero que con la llegada de la crisis quedó en el olvido.
Me acostumbré a ver de todo. Peleas, discusiones y broncas sobre todo cuando no se podían meter. También escenas sexuales en las que Mabel, la otra chica, era literalmente violada por los 3 hombres reduciéndola a un mero objeto. Su coño, su culo y su boca era utilizado para descargar semen día si y día también salvo cuando invitaban a algunas chicas que conocían cuando salíamos por ahí. Sobre todo chicas pijas de vestiditos cortos y tacones altos que de dejaban follar a cambio de drogas y una aventura que contar entre sus amigos.
Fui yo, con 14 años, quien tomó la iniciativa y una noche me metí en la cama de mi primo. Estaba borracho y olía a sexo desenfrenado con Mabel unido a 3 días sin ducharse. Mi primo no era la persona más limpia del mundo. Aun así me dirigí a su polla con curiosidad. Una herramienta más que decente y que descansaba como su dueño agotado tras una noche de placer. Semen reseco y el olor a fluidos femeninos unido al hedor corporal me hicieron arrugar la nariz. No me importó y me la metí en la boca imitando lo que Mabel le hacía a los chicos. Poco a poco con mi subida y bajada de cabeza la polla de mi primo empezó a crecer en mi boca. Mis primeras arcadas se produjeron cuando intenté tragármela hasta los huevos sin éxito.
-¡Joder, Mabel! ¡Qué puta zorra eres! Siempre tienes ganas. Pero hoy dormías con Javi, no conmigo…
– ¡Shhhhh! – le dije a mi primo – Soy Helena…
– ¿Prima? ¿Qué cojones? Tu madre ya nos mata si nos ve juntos. Fíjate si encima descubre que nos estamos acostando. – mi primo Se quejó. Un bajón en el tamaño de su polla también reflejó ese nerviosismo. – La mía Nos crucifica. Te considera una mala influencia para mi.
– Mi madre no está. La tuya tampoco. Sólo estamos tu y yo. Y estoy cansada de masturbarme mientras veo como a Mabel la folláis día si y día también..
– Mabel es una puta que viene con nosotros porque se droga. Luego con ella hacemos lo que nos da la gana. Es cierto que nos estamos cansando de ella y… Pero tú eres intocable.
– Yo no voy a ocupar el puesto de Mabel. Pero si puedo dormir contigo y me enseñas a ser una mujer en la cama. Solos tú y yo… Tus amigos ya tienen a Mabel. Tú a Mabel y a mi. – dije mientras me volvía a meter la polla de mi primo en la boca. Esta vez soltó un gemido de placer.
No hizo nada más salvo encenderse un porro y fumárselo, mientras disfrutaba de la mamada. Me marcaba el ritmo apretando de vez en cuando mi cabeza haciendo que me la metiese más en mi boca. Eso me producía arcadas y la polla salía llena de babas que caían hasta llegar a sus huevos. Así me tuvo un rato largo mientras me acariciaba el pelo y de vez en cuando me daba a fumar su porro. Ni me quitó la ropa ni me tocó nada. Sólo guiaba una mamada que le estaba haciendo y al parecer le estaba gustando.
– Ponte de rodillas en el suelo con las manos en la espalda. – me dijo mi primo mientras apagaba la colilla del porro.
Hice lo me dijo. No tardo en meterme su polla hasta la garganta y dejándola ahí un rato. Me ahogaba, me daban arcadas y notaba como no podía respirar. La saco haciendo que escupiese un montón de babas. De mis ojos caían lágrimas por mantener esa herramienta dentro de mi boca.
Volvió a hacerlo. Esta vez, la dejo más tiempo. El mismo resultado. Una polla babeante y yo intentando no vomitar. Y luego otra vez y luego otra. Después me cogió la cabeza con las dos manos y empezó un rudo mete saca que paraba sólo para que pudiese respirar unos instantes. Siguió follando mi boca sin ningún tipo de piedad mientras me dijo.
-Suspendiste la mamada. Pero voy a terminar. Me voy a correr en tu boca y tú te vas a tragar todo lo que salga de ella. Después me la vas a limpiar de tus babas de mierda y te vas a ir a dormir. Mañana aquí a la misma hora. Tienes 3 días para aprender a comerla sin arcadas ni nada que me haga perder interés. Si lo superas te desvirgaré y te follaré cuanto me apetezca ya que te has ofrecido, pues lo voy a aprovechar. Pero si en 3 días no has aprendido a tragarte mi polla olvídate de más.- decía entre jadeos y sin dejar de usar mi boca a su voluntad. – Serás sólo mía. Sólo follarás conmigo.
Se corrió. Toda su lefa fue directa a mi garganta haciendo que intentase toser. Aún así logré tragar algo aunque vomite conforme mi primo la saco de mi boca. Pero me acerqué a él de rodillas y se la limpie como dijo poniendo mucho esmero. Volvió a ponerse dura mientras lo hacía.
Me apartó de un manotazo mientras me dijo.
-Voy a follarle el culo a Mabel. Ella si se lo merece. Tú, limpia esto y vete a dormir. Mañana tenemos trabajo. Un trabajo que si sale bien nos dará mucho dinero y podré disfrutar de ti como mi hembra sin problema alguno. Pero eso depende de ti.
Me dejó sola en la habitación y mientras escuchaba los gemidos de Mabel al ser penetrado por mi primo y quizás también por Javi. Me dediqué a masturbarme con violencia y frenesí mientras los oía follar pero con el regusto del semem de mi primo en la boca. Mi orgasmo fue silencioso, como de costumbre, pero mis fluidos delataron lo mucho que me gustó la experiencia.
Primer relato de una serie sobre Helena. Una muchacha con pocos tabúes que nos cuenta su experiencia sexual. Espero os guste.
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