Historia de Amor. C-7
Los acontecimientos se precipitan, uno tras otro, como un torbellino. .
El Velorio
Ingrid pegada a mí temblaba como una hoja al viento.
– Calma, debe haber un error – le dije al oído, su frente pegada a mi cuello. No podía ser que mi novia de dos años sea mi hermana.
– Qué vamos a hacer? – me preguntó. No sabía qué decir.
– Tengo que ir al baño, ahora – le dije, sentía unas enormes ganas de orinar. Caminamos abrazados por pasillo hasta un señal que indicaba Baño. Entramos al baño, levanté la tapa y saqué mi miembro con una erección, apunté al excusado y me descargué, chorro tras chorro hasta el último.
– Qué es éso? Semen? – había eyaculado en lugar de orinar, esa era la urgencia que tenía.
– Sí, no sé qué me pasó – dije desconcertado. Ella me abrazó y tomando mi miembro comenzó a darme suaves apretones de consuelo.
– No me importa si eres mi hermano, te amo – dijo con voz trémula. Qué locura, todo me daba vueltas, hacía dos años que estaba cogiendo con mi hermana.
– No te preocupes, nadie lo sabrá – le dije, guardé mi miembro y salimos del baño, caminamos por los pasillos de vuelta a la capilla.
– Dónde estaban? – preguntó mi hermana.
– En el baño – le respondí.
– Yo también tengo que ir, me acompañas ? – le preguntó a Ingrid.
– Vamos, yo te acompaño – siempre acompañaba a mi hermana al baño en lugares públicos, especialmente en discos o lugares así. Caminamos los tres de vuelta al baño, mi hermana bajó su bragas, se levantó el vestido y se sentó.
– No hay papel – dijo. Ingrid buscó en su cartera un pañuelo de papel y se lo pasó. Angy se secó, botó el papel y subió sus bragas. Me dieron ganas de orinar y antes que bajara la tapa le dije que yo también quería. Saqué mi miembro y oriné largamente. No me había dado cuenta de las ganas que tenía.
– No habían venido al baño recién? – preguntó Angy. Ingrid me miró sin responder, talvez estaba confundida como yo, mi hermana me veía orinar como si nada.
– Cuéntale tu – le dije a Ingrid mientras guardaba mi miembro.
Ingrid le contó lo que había ocurrido la vez anterior.
– En serio? Yo había oído de esas eyaculaciones espontáneas ante eventos traumáticos, pero no creo que sea para tanto – dijo Angy.
– Oye, te presento a tu hermana – dije muy serio.
– Qué? – me estas jodiendo? – dijo Angy abriendo sus grandes ojos.
– No, es cierto, tu papá es también mi papá, somos hermanos. Angy se echó para atrás apoyando su espalda en la pared con una mano en el corazón.
– Tu…tú no lo sabías? – me preguntó Angy.
– No, yo tampoco lo sabía, me di cuenta al ver la foto de mi padre sobre el ataúd – dijo Ingrid tapándose la cara con las manos echándose a llorar, la abracé y lloré con ella, no había llorado en ningún momento. Angy se acercó y lloramos los tres abrazados. Salimos caminando por el pasillo los tres con una hermana a cada lado en silencio.
– Qué van ha hacer? – preguntó Angy.
– No lo sé, realmente no sé qué hacer – dije.
– Yo lo amo y no me importa que sea mi hermano – dijo Ingrid.
– Además de que nadie más lo sabe, sólo nosotros tres –
– Te vas a casar con tu hermana? Te casarias conmigo? – dijo Angy.
– No es lo mismo, tú eres mi hermana –
– Ella también – dijo Angy.
– Si, pero legalmente no somos hermanos y podemos casarnos. Angy bajó la cabeza y me abrazó.
– Te amo, siempre te he amado y lo seguiré haciendo – le dije dándole un beso en la mejilla.
– Yo también te amo – me dijo dándome un beso en los labios.
– Angy, yo también te amo – le dijo Ingrid abrazándola.
– Tonta, si no es por ti, es por mí, no quiero que me abandonen – dijo Angy.
– Tú eres la tonta por pesar éso, jamás haríamos algo así – dijo Ingrid. Angy le dió un beso en la mejilla al mismo tiempo que lo hacía Ingrid y terminó por ser un beso en la boca. Se rieron juntas.
– No estuvo mal – dijo Angy con una mirada maliciosa.
– No, no me molestó, todo contrario – dijo Ingrid. Las dejé conversando abrazadas como buenas hermanas y fui a ver a mi mamá. Le pregunté si necesitaba algo, si tenía hambre, dijo que no quería nada.
– Quieren comer algo? – le pregunté a mis hermanas. Ya era media tarde y no había comido nada del desayuno temprano.
– Si, tengo hambre – dijo Angy y salimos los tres a buscar dónde comer algo por ahí cerca.
Al final de la tarde teníamos que irnos porque cerraban la capilla. Fui a dejar a mi madre y mi hermana, luego fui a dejar a Ingrid.
– Tengo que contarle a mi mamá – dijo Ingrid.
– Si, merece saber que el que falleció era su pareja – dije.
– Y que somos hermanos – dijo ella, al escuchar esa palabra se me apretaba el estómago. Seguimos en silencio, pensando que se nos venía ahora.
En cuanto llegamos a la casa de Ingrid, Katy me abrazó llorando.
– Ay mi niño, ni sabes cuanto lo lamento – dijo entré sollozos, no podía hablar, las lágrimas se atropellaban por salir. Mis emociones seguían revueltas, Katy me abrazaba con fuerza, mi corazón latía fuerte, su cuerpo pegado al mío levantó una erección y nos quedamos abrazados un momento mientras Ingrid fue a la cocina a buscar agua. Katy me lleno de besos la cara, incluso los labios. Fue tanta la emoción que terminé por besarla en la boca chupando sus labios y metiendo mi lengua en su boca, la que me la chupó.
– Traje agua – dijo Ingrid con un vaso en cada mano.
– Gracias hija – dijo Katy. Tomé el vaso y le di un sorbo, luego abracé a Ingrid y le di un beso en la boca, luego terminé el vaso con agua.
– Mamá, tengo que contarte algo – dijo Ingrid muy seria.
– Qué pasa hija? Preguntó Katy.
– El papá de Carlos es también mi papá –
– Qué? – dijo Katy casi soltando el vaso que Ingrid prontamente tomó.
– La foto del papá de Carlos esta sobre el ataúd y es la foto de mi padre, te lo digo para que no te lleves una sorpresa mañana y hagas un escándalo – Katy puso una mano sobre su pecho y caminó hasta el sofá donde se sentó. Nos sentamos uno a cada lado y la abrazamos, lloró en silencio un momento.
– Mi pobre niña que perdió a su padre – dijo Katy haciéndole cariño a Ingrid.
– Mamá, sabes lo que éso significa? – parecía que Katy aún no sopesaba la situación.
– Que Carlos y yo somos hermanos – dijo Ingrid muy seria. Katy abrió los ojos.
– Y qué van a hacer? – preguntó.
– No sé mamá, que crees tú? –
– Ay hija, yo tampoco sé, nunca he estado ni je sabido de una situación como ésta –
– Nos vamos a casar igual, yo la amo no mi importa que sea mi hermana – dije muy resuelto.
– Y qué dices tú hija? –
– Yo también lo amo y no me importa que sea mi hermano – dijo Ingrid.
– Entonces no hay nada más que decir, yo no me voy a oponer, todo lo contrario, estoy feliz de que así sea.
– Gracias mamá, estaba preocupada por lo que ibas a decir –
– Lo único que quiero es tu felicidad, ámense siempre lo más que puedan y estén juntos siempre, también tengan muchos hijos –
Nos quedamos sentados en el sofá un rato como recuperando el aliento y la cordura.
– Alguien quiere un café o un té – dijo Katy parándose.
– Yo no mamá, gracias –
– Yo tampoco Katy, gracias. Nos quedamos abrazados con Ingrid en el sofá, nos dábamos besos pequeños y suaves, poco a poco fuimos aumentando la intensidad, la mano de Ingrid agarraba mi erección.
– Buenas noches, me voy a acostar – dijo Katy con una taza en las manos.
– Buenas noches Katy, que descances – le dije parándome del sofá, abrazándola y dándole un beso en la mejilla
– Yo también me tengo que ir – dije mirando a Ingrid.
– No te vas a quedar? – me preguntó Ingrid abrazándome.
– No, no puedo dejarlas solas, menos esta noche – le dije.
– Yo quería coger con mi hermano, me excita la idea – dijo ella.
– A mi también me excita la idea de coger con mi hermana, pero mañana me quedo a dormir contigo.
Me despedí de ella en la puerta y me fui a mi casa. Me quedó dando vueltas lo de dijo Ingrid- » me excita la idea de coger con mi hermano » .


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