Historia de Amor. C- 8
Las cosas se complican cada vez más, mi novia de dos años resulta ser mi hermana. Ya no sé qué pensar. .
Llegué a la casa pasado la media noche, me fui s la cocina, saqué del refrigerador una botella de whisky que siempre mantenía en el congelador, porque le gustaba el whisky helado pero sin hielo y el whisky no se congela.
Me serví dos dedos, encendí un cigarrillo y fui dando sorbos y bocanadas de humo. Antes de terminar el cigarrillo se me terminó el whisky por lo que me serví dos dedos más.
– Hola, que bueno que llegaste – dijo mi hermana tomando mi vaso y vaciándolo de un trago.
– Te sirvo otro? –
– No, estoy bien, ése era el segundo – le respondió, la verdad que con el estómago vacío me agarró fuerte.
– Entonces vamos a acostarnos – dijo ayudándome a levantarme. No estaba ebrio pero me sentía relajado. Llegamos a mi cama y comenzó a sacarme los zapatos, sentado en la cama me hice hacia atrás y la dejé hacer. Me sacó los zapatos, los calcetines, los pantalones y los bóxer. Tomó mi miembro y lo metió a su boca, que rico se sintió éso, sólo cerré los ojos y la dejé hacer. Después la sentí montarse arriba de mi miembro.
– Qué haces? – le pregunté.
– Hago el amor contigo, no se nota? – dijo mientras desabotonaba mi camisa blanca, la corbata negra la había tirado al sofá.
– Pero somos hermanos – le dije.
– Ingrid también es tu hermana y llevas cogiendo con ella más de dos años. No crees que yo también tengo derecho? – dijo moviéndose lentamente.
– No lo sabía, no sabía que era mi hermana –
– Ahora lo sabes, vas a dejar de coger con ella? –
– No lo sabía, no sabía qué iba a pasar de ahora en adelante, lo único que sabía en ese momento era que mi hermana me hacía el amor y lo encontraba delicioso, la miraba con ojos de amor porque siempre la amé, ahora hacia el amor con ella, a lo que siempre me negué y siempre quise.
– Ella se está sacando las ganas de tener sexo conmigo y yo de tener sexo con ella, no la detuve, todo lo contrario, puse todo mi empeño en que ella lo gozara y yo también. Después de su primer orgasmo me besó feliz, descansó un momento y al sentir mi erección completa, siguió moviéndose hasta su segundo orgasmo y tuve el mío llenando su útero con mi semen. Ella se levantó y fue al baño. Volvió y se acostó a mi lado.
– Estás bien? – me preguntó.
– Si, estoy bien – le respondí.
– No estas enojado conmigo? – preguntó.
– No, tu estás feliz con lo que hicimos? – le pregunté.
– Si,estoy muy feliz –
– Yo también – dije, ella acarició mi mejilla y me besó en los labios, no era la primera vez que nos besabamos en los labios, pero era la primera ves que lo hacía con amor, un amor que sentí en sus labios y un amor que le devolvi de la misma manera.
– Tengo que ir al baño a lavarme – le dije.
– Si, anda, no me despiertes si me encuentras dormida -»
Me levanté al baño y me metí a la ducha, necesitaba una ducha caliente. Me sequé y fui a la cocina por otro trago. Me tomé los dos dedos de un trago. Sentí el calor que recorría mi cuerpo, un relajo que sólo quería dormir.
Al pasar por la habitación de mi madre la sentí sollozar. Estaba dada vuelta para en otro lado, no me sintió caminar descalzo por la alfombra. Levanté las tapas y me acosté detrás de ella abrazándola. Ella tomó mi mano y la apretó contra su estómago, se pegó contra mí y se quedó quieta. Sentí sus nalgas desnudas contra mí pelvis, pero no me produjo nada, sólo quería dormir.
Desperté a la mañana siguiente abrazándola y con una erección. Al principio pensé en mi hermana que tiene un cuerpo parecido al de ella, después recordé que me había acostado con mi mamá. Sentía mi erección en alguna parte porque sus nalgas seguían pegadas a mí.
Lentamente me fui retirando y sacando mi miembro mojado, mi pelvis mojada y mi bello púbico mojado. Me levanté y fui al baño a ducharme, era obvio que había eyaculado.
Tuve sexo con mi madre y no me di cuenta? O sólo eyaculé afuera? No, afuera no porque sentí como salía, sería su ano?
– Te estas duchando sin mi? – dijo mi hermana metiéndose a la ducha.
La bañé y me bañó. Nos secamos y cada uno se vistió en su dormitorio. Cuando íbamos a la cocina sentimos a la mamá que se duchaba.
En la cocina preparamos el desayuno, un de campeones porque no sabíamos a qué hora íbamos a volver. Yo tenía mucha hambre, no había comido nada de la tarde del día anterior.
– Hola mamá – le dijo mi hermana dándole un abrazo.
– Hola, yo estoy ahora contigo, no vas a estar sola – le dije con un fuerte abrazo.
– Mamá, siéntate que te voy a servir –
– Sólo quiero un té – dijo ella.
Se tomó el té en silencio, se comió un par de galletas de agua con mermelada. Se quedó sentada con la cabeza gacha. Le tomé una mano con cariño, ella tomó la mía con la otra mano y la acarició.
Mi hermana levantó la mesa y lavó la loza. Me puse la corbata negra y con mi madre del brazo salí de la casa y la subí al auto. Con sus gafas de sol no se le veían las ojeras.
Mi hermana salió, cerró todo y nos fuimos a la capilla. Después de dejarlas a ellas tenía que ir a buscar a Ingrid y a Katy.


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