HISTORIA DE UNA COLEGIALA 01
colegiala.
Mi nombre es Sandra y la historia que voy a narrarles ocurrió cuando yo tenía diecisiete años. Les diré que soy una joven de piel clara, ojos color caramelo, cabello rizado y de color castaño oscuro, labios gruesos y rojizos. De mi cuerpo que les puedo decir, tuve un desarrollo precoz, mis senos empezaron a crecer antes de los diez años, lo que al inicio me daba vergüenza, pero que después me acostumbre a ello, incluso algunas niñas me miraban con cierta envidia. Algunos mayores empezaron a fijarse en mí, cosa que también me incomodaba al principio pero que después acepte con cierto orgullo. Mi trasero comenzó a resaltar nítidamente de mi ropa a partir de los doce. Más de un adolescente, incluso algún adulto, volteo para verme mientras yo inocentemente me agachaba durante mis juegos infantiles. Por ese tiempo no falto algún pillo que disimuladamente rozara mis abultadas nalgas, cosa que me provocaba cierto cosquilleo interior que no supe como explicar en ese entonces. Con el tiempo aprendí a aceptar aquellos notorios cambios de mi cuerpo, que eran mayúsculos en relación a las chicas de mi edad… cabe decir que a los 14 ya tenía un cuerpo que muchas chicas de 20 quisieran: una cintura estrecha, senos esbeltos, un trasero firme y redondeado que ni siquiera el uniforme escolar podía disimular. Había visto fotos de mi madre en su juventud, ella también había sido exuberante a temprana edad, solo que a ella le gustaba vestirse con ropa conservadora, algo que a mí me incomodaba, pensé: si me dieron estos atributos porque no mostrarlos. Note como algunos chicos se ponían nerviosos ante mi presencia, sentí cierto poder en ello y comenzó a gustarme. Así, con una incipiente coquetería, empecé a provocarlos, quería apreciar sus reacciones al verme con ropas ligeras, o con algún traje apretado. Me acercaba a ellos y notaba como se atontaban, incluso aquellos que me llevaban más de 7 años perdían su aplomo conmigo, me daba risa. Pero nunca había pasado de estos simples e inocentes jueguitos provocativos.
Yo estudiaba en un colegio particular en el que nos obligaban a usar un uniforme que consistía en: una falda a cuadros (tipo escocesa) de color azul y negro y una blusa de color blanco. Era norma que la falda se usara por debajo de la rodilla, pero unas amigas y yo hacíamos caso omiso a esto, aunque era yo la que usaba la falda mas corta que ellas. Gracias a esta actitud me gane varias reprimendas y castigos de algunos profesores, pero mas de uno de estos había volteado a verme las piernas o como se levantaba mi falda por causa de mis posaderas. También más de uno de ellos disimuladamente habían apreciado parte de mis senos y de mi brassiere porque cuando hacia mucho calor tendía a desabotonarme un poco la blusa, en otras ocasiones usaba ropa interior negra que resaltaba a través de la blusa, poniendo en mas de un aprieto a algún profesor cuando me acercaba a preguntarle algo. Como les dije aparte de estos jueguitos, no había pasado mas allá con el sexo opuesto, claro que inocente, inocente no era. Había descubierto por casualidad el código de los canales pornográficos en la televisión del cuarto de mis padres a los 15 años, así que toda la teoría y la metodología sexual me la sabia, y confesare que más de una de esas imágenes humedeció mi núbil vagina, provocándome acariciármela, lo cual hacia cada vez mas seguido y con mayor vehemencia. Solo una vez me atreví a meterme un dedo y ese día llegue a la gloria… allí fue cuando comencé a decaer en mis estudios llegando a repetir año dos veces, mis padres fueron llamados a la coordinación y se les dijo que si decaía un año más iría a parar a la nocturna. Al día siguiente de aquella reunión tenía que dar un examen, de matemáticas. Examen para el cual no pude estudiar debidamente porque la tarde anterior me pues la pase enfrascada en una muy especial tarea de descubrimiento sexual, que tanto placer me otorgo que ya no pude pensar en mas que en eso, en como seria mi primera vez con un chico, incluso comencé a pensar en posibles candidatos para esa noble labor… Pero por el momento quería seguir descubriendo lo que mis dedos podían provocarme y luego de unas semanas tal vez, y habiendo elegido al chico perfecto, me animaría a llegar a ese punto, en el que por fin sabría que se siente ser penetrada por un hombre… ilusa si hubiera sabido que aquello ocurriría mas pronto de lo que imaginaba y de la manera mas salvaje… Volviendo al relato, no estudie para el bendito examen. Cuando recibí la hoja de preguntas tenia la mente en blanco, intente escribir algo, pero no hice mucho… voltee a ver a mi compañera de al lado, la estudiosa de la clase, logre ver algunas de sus respuestas… hasta que… – Srta. ¿Que hace?… escuche una voz detrás mío. – Nada profesor… respondí nerviosa. – Ha estado copiando… permítame su examen… – Pero profesor… intente protestar. – Pero nada… hace rato que la vengo observando…. déme su examen y salga del aula… hablare con usted después de clase… me dijo en un tono mas enérgico. Avergonzada agarre mis cosas y salí del salón. Como no me pude dar cuenta que el estaba cerca, me recrimine, pero ya era tarde… además hace tiempo venia mal en ese curso, y si no pasaba ese examen, lo mas probable es que lo repitiese y ahí si mi padre pondría el grito en el cielo. Comencé a maldecir mi suerte y luego me dedique a pensar como resolver este incidente. Me di cuenta que ninguna de las soluciones por los procedimientos académicos me resultaba factible, en todas resultaba afectada para mal. Así que como última arma pensé en usar mis atributos físicos, no en regalarle mi cuerpo profesor, solo pensé en coquetearle, ser un poco provocativa con el, de tal forma que fuera más benigno y me diera una segunda oportunidad. Después de todo lo había atrapado mas de una vez dándome miradas no muy santas, así que creí que seria fácil que el cediera a mi encantos. Antes había logrado que algunos muchachos me compraran golosinas y cumplieran con otros de mis pequeños caprichos… pero hacer que aquel profesor de 35 años cediera a mis pretensiones seria una tarea difícil, sin embargo lo asumí como con un reto, además era la única opción que me quedaba. Al terminar el examen, espere que todos los alumnos salieran, no le di importancia a las miradas de reproche que algunos me dieron. Cuando el salón estuvo vació, me solté un par e botones de la blusa e ingrese. Encontré al profesor con gesto serio, a decir verdad no era un tipo feo, con un buen corte de cabello y ropa mejor combinada se vería más guapo. Instantáneamente me disculpe con el, puse mi cara de niña arrepentida, casi al borde de las lagrimas. El seguía con sus recriminaciones, aunque de vez en cuando miraba de reojo mi blusa, sentía que estaba cediendo, pero faltaba un poco mas… ya casi en la desesperación, me acerque a el y sin miramientos apoye mi seno derecho contra su hombro, mi pezón endureció ante el contacto con su piel, nunca había sentido mis senos tan henchidos. El tartamudeo al sentirme, luego yo me incline un poco hacia delante, si ya había hecho lo impensado, nada me costaba mostrarle un poco mas de mis encantos… mi blusa se abrió mas, sus ojos saltones se perdieron en mis redondeados melones atrapados por un pequeño brassiere negro. Como el estaba mudo… me atreví a decirle: – Ayyy… no sea malo profesor…. debe haber algo que pueda hacer para solucionar esto… insinué con voz seductora. Note como el dudaba, por un momento volteo, miro por detrás de mí, por si alguien estaba en la puerta o en el pasillo, cuando su rostro volvía hacia mi disimuladamente paseo su vista por mi respingado trasero, yo instintivamente me arquee un poco para que se deleitara con el. Después de tragarse algo de saliva y de haberse calmado, al fin me dijo: – Bueno… como sabe, según reglamento, tengo que conversar el caso con el profesor García que es el que se encarga de los asuntos disciplinarios… me dijo intentando lucir calmado. – Pero… me queje, intente disuadirlo, creyendo que todo había sido en vano, ¿seria gay?… – Me voy a reunir con el, en su despacho esta tarde, a eso de las 4… si lo desea puede venir, su presencia ayudaría a esclarecer las cosas… yo intentare interceder por usted para que el castigo no sea tan severo… me dijo dando una ultima mirada a mis senos. – ¡Gracias profesor!… dije sintiendo que me dejaba una ventana abierta para salvar mi situación, ilusa, no sabia lo que me esperaba. Le di un beso en la mejilla, note como se sonrojaba, luego me aleje feliz. Regrese a mi casa, no había nadie, solo una nota donde mi madre me explicaba el motivo de su ausencia. Comí algo, pensé en revisar un poco las lecciones de matemáticas, pero aquel contacto con el profesor me había inquietado, así que puse el canal pornográfico. Poco a poco mi dedo fue bajando a mi conchita que ya estaba empapada, no necesite mayor estimulo… mis dedos se perdieron en mil y una caricias hasta que me metí uno de los dedos, nuevamente llegue a un orgasmo brutal, viendo una de las imágenes donde una chica era empalada por dos tipos a la vez. La manera en que gemía esa chica me erizaba la piel… si hubiera sabido que aquello era un presagio…. Cuando me di cuenta eran poco mas de las 3. Pensé en cambiarme de ropa, pero luego me dije: a algunos hombres les gusta esto de ver a las muchachas vestidas con uniforme escolar, lo había visto mas de una vez en una película… así que jugaría con las fantasías de esos profesores. Tome una de mis blusas blancas de vestir, la mas transparente, quería ponerme ropa interior provocativa… como jugando llegue al cuarto de mi mama, hurgue entre su ropa y encontré en el fondo de su ropero una tanguita negra muy sexy que hacia juego con un diminuto brassiere, dude que aquella tela pudiera contener mis senos, pero decidida como estaba a no repetir ese curso, me puse esa diminuta ropa interior. Cuando me mire el espejo note como mis senos translucían nítidamente por la blusa, mis pezones estaban casi por salirse de su guarida. Me levante mi corta faldita escolar y vi como aquella delgada tanguita dejaba algunos vellos desprotegidos, quise rasurarme pero ya era tarde… Finalmente tome una chompa, la puse en mi espalda con las mangas por delante, de tal forma que taparan mis senos, ya que no quería ser tan evidente cuando me vieran por la calle… luego salí… supuestamente estaba decidida a todo… Al llegar al colegio toque el portón, el portero un hombre de más de 50 años me miro un poco sorprendido, mejor dicho gratamente sorprendido por el banquete que se dieron sus ojos con mi cuerpito. Le explique el motivo de mi visita, el me hizo pasar y me indico que los profesores estaban conversando en una de las oficinas. El colegio estaba desierto, cruce el patio sintiendo la mirada del portero recorriéndome de pies a cabeza. El habrá agradecido el viento que hizo que mi corta falda se levantara dejándole mis imponentes nalgas al descubierto. Pensé que el pobre hombre no tendría mayores satisfacciones, así que no me apure en cubrirme y deje que apreciara mi linda colita. Cuando llegue a la oficina encontré a los profesores Ruiz (el que me pillo copiando) y García (el de asuntos disciplinarios), este último era un señor de unos 45 años de un rostro y gestos severos, parecía inflexible. Lo primero que hice al entrar fue descubrirme, es decir quitar la chompa que cubría mis senos… Ellos nerviosamente se apuraron en guardar una botella de whisky, al parecer habían hecho unos brindis, aunque lucían de lo más normales, o tal vez fue que al verme vestida de esa forma se les quito la borrachera. El asunto es que ninguno de los dos dejaba de comerme con la vista, al principio me incomodo un poco, nunca había tenido unas miradas tan sugerentes como esas clavadas en mí, pero luego aquello me fue agradando, sentí que estaba en posición de manejarlos a mi antojo. Hasta que mi profesor de historia le dio un leve codazo al distraído profesor García, y el saliendo de su morbo (¡que no me habrá hecho con su vista y pensamiento!), decidió hablar: – El profesor Ruiz me hablo de su caso… espero Srta. que sea consciente que ha cometido una falta grave… dijo tomando un tono serio. – Si, lo se… dije con pesar, viendo que las cosas no serian tan fáciles. Comenzaron con sus sermones mientras se acercaban a mi, quizás en esta aproximación querían verse paternalistas, pero se que su verdadera intención era apreciar mejor mis apetecibles senos. Viendo el efecto que producía esto, decidí avanzar un poco más. – ¡Que calor hace aquí!… dije y disimuladamente me desabotone un poco la blusa. Ahora casi no podían despegar su vista de mi busto, sin embargo continuaban hablando acerca del reglamento, de las sanciones y otras cosas a las que no prestaba mucha importancia porque disimuladamente yo veía sus entrepiernas. Note que uno de ellos comenzaba a formar ligeramente una carpa en su pantalón, aquello me produjo un rico cosquilleo interior, mi tanguita se iba humedeciendo. Me saco de mi abstracción una de las palabras de ellos: – Lamentablemente en este examen no tendrá calificación… sentencio finalmente aquel que no podía contener ya su erección. – Y… ¿no hay nada que se pueda hacer?… pregunte con voz dulce, metiéndome un dedo en la boca, mordiendo mi uña y dejando mis labios en mueca sugerente. – Bueno… dado que fue tan valiente en venir a confrontar su castigo… creo que podemos hacer una excepción profesor García… dijo Ruiz en mi ayuda. – Si creo que puede haber una salida… repuso pensativo. – ¿Cual?… dije ahora colocando mis manos en mi cintura y conteniendo un poco de aire en mis pechos que crecieron tanto como sus ojos. – Bueno tendrá que dar otro examen… dijo Ruiz. – Pero será aquí y ahora… agrego rápidamente García que lucia por demás excitado. Preocupada porque no había estudiado nada, intente poner alguna excusa… – ¡Ay profesores no sean malos!, si se dan cuenta no traigo nada… dije haciendo alusión a mis útiles escolares, pero sus ojos y su morbo lo interpretaron de manera diferente. Aun así Ruiz se resistió a aquella idea que parecía que ya corroía la mente de su colega. Casi sudaba, parecía luchar contra sus instintos, llego a decirme: – Tome… le presto un lapicero… dijo con voz ahogada. Pero en su nerviosismo soltó el lapicero antes de tiempo, quizás porque al acercarme mi blusa se abrió más y noto que uno de mis pezones había logrado liberarse de su prisión y se mostraba desafiante. Vi el lapicero en el suelo, a mi izquierda estaba Ruiz, muy cerca de mi y a mi derecha García esperaba el desenlace de esta escena. Me jugué mi última carta, pensé que solo así me salvaría de ser reprobada, a decir verdad ahora era más que eso. Quería saber en que terminaría todo eso, quería quitarme aquel incesante cosquilleo que crecía en mi interior, quitarme mi tanguita que ya estaba mojada, tanto que temía que goteara en el piso. Entonces me incline dándole la espalda a García, mi tórax bajo, hasta que mis pechos casi dieron con mis piernas. En esta acción sentí todo el cuerpo de Rodríguez haciendo contacto con el mío, porque después de todo el estaba muy cerca de mi. Además sentí como mi falda se iba replegando, por efecto de mí accionar, dando paso al contacto con la tela del pantalón de García con mis muslos. Mi estrecha tanguita se fue hundiendo en la raja de mi trasero apretando deliciosamente mis intimidades, y después sentí una nueva forma de opresión, era como un mazo cubierto en tela intentando abrirse paso entre mis nalgas… era la erección de Rodríguez que ya no podía ser disimulada, y que yo gentilmente me dedique a disfrutar. No sabia que hacer, mi razón y mi excitación estaban en conflicto, sentía un shock eléctrico recorriendo mi columna. Aquel dulce contacto de su dura verga contra mi rajita me ponía a mil y a duras penas podía contenerme, estaba al borde de un orgasmo. García sucumbió primero, se aferro a mi cintura y me oprimió su enorme bulto contra mi húmeda conchita, me estremecí de placer al sentirlo mas cerca, respiraba entrecortadamente por la excitación… – Que le parece Ruiz si le cambiamos la prueba a la Srta… dijo con voz apagada García. – ¿Como?… dije intentado oponerme a mi excitación. – Me parece bien… dijo Ruiz. Escuche el ruido de la bragueta de su pantalón deslizándose frente a mi, cuando levante la vista, entre la maraña de mis cabellos pude ver su grueso pene. Ruiz se limito a agregar… – Srta. que le parece… un examen «oral»… – ¡No!, ¿que me van a hacer?… dijo en un reflejo lo que me quedaba de cordura. – ¡Basta de jueguitos!… me dijo en tono mas serio, colocándome su verga mas cerca. Había dejado de sentir la presión en mi conchita, y escuche otra bragueta abriéndose. Mis ojos no dejaban de ver maravillada aquella rechoncha verga ante mis ojos, era la primera que veía tan cerca… se mostraba rígida, desafiante… era hermosa… y yo ya no podía contenerme… – ¿Y bien?… dijo el con sarcasmo para sacarme de mi autismo. Creo que el mismo se sorprendió cuando yo me abalance sobre su duro miembro y lo engullí con desesperación, nunca había probado un manjar tan delicioso… – ¡Epa!… con calma niña… con calma… decía el complacido. – Mira… que la putita estaba recontra caliente… dijo burlonamente García. Por detrás los dedos de García escarbaban en mi ansiosa y palpitante conchita… mis piernas flaqueaban con el estimulo de sus dedos y su lengua… oh, su lengua áspera me hacia temblar…. – Ayyy…. ¿que me haces?… uhmmmm….. – No te preocupes por el… tu sigue chupándomela… ¡perra!… me ordeno Ruiz. Le hice caso. Había visto tantos videos, que ya sabia como debían efectuarse las caricias a aquel delicioso miembro, poco a poco fui agarrando ritmo… por otro lado en mi interior rogaba que el que estaba detrás me penetrara de una vez… y si tenia suerte el grueso miembro delante mío me escupiría aquel liquido blanquecino que ya ansiaba degustar. Mis deseos no tardaron en cumplirse, en mi conchita comencé a sentir una opresión diferente, sabia que no era un dedo, aquella masa era diferente, un poco mas gruesa, estaba tan concentrada en la magnifica verga que tenia en mis labios que no me di tiempo de observar como seria la de García, ¿seria igual?… – Ohhh…. ahhhh… nooo… despacito… ouchhh… por favorrr…. ayyy…. De pronto sentí un fuerte empujón que me hizo tragar toda la verga de Ruiz… ahogue un gemido mientras sentía como me perforaban las entrañas, ahora mas lentamente, aquello no parecía acabar… mis labios vaginales apretaban dulcemente a aquel intruso. Cuando al fin la tuve toda adentro, sentí que me ahogaba, desfallecía de placer, en ese momento Ruiz me empujo su grueso miembro hasta mi garganta, aquella sensación única me llevo a mi primer orgasmo… ellos se dieron cuenta por mi estremecimiento y se dedicaron a acariciarme, uno el cabello y el otro masajeaba mis carnosos glúteos. Pensé que con eso seria suficiente, pero al rato sentí como García me bombeaba desde atrás… como su largo pene entraba y salía dificultosamente por mi estrecha aunque bien lubricada vagina. – Ahhh… ouchhh…. ahhhh…. ohhhh…. comencé a quejarme tibiamente. Cada vez sus incursiones eran mas frecuentes, me llegaban mas profundamente, sentía el golpeteo y armónico sonido de mis nalgas contra su ingle… por un momento me perdí en estas sensaciones, pero Ruiz me devolvió a mi labor, que reanude con la misma pasión con las que me castigaban mi conchita… y no tarde en lograr que se viniera… – Ohhh…. uffff…. ¡que rico la mamas!… ahhh… grito satisfecho Mientras yo me ahogaba intentando engullir su viscoso liquido, cuando escuche aquel halago levante la vista y le di una sonrisa, por mis labios aun escurría su rico y tibio semen. Me pase la lengua mientras con un dedo me ayudaba a recolectar lo que quedaba en mi barbilla… mi otra mano se resistía a soltar su gordo pene, aun quería sentirlo entre mis dedos… – No has terminado… límpiamela bien… me ordeno. No me queje y sin chistar lamí y relamí toda su verga, en especial aquella comisura del cabecita de donde había salido aquel blanquecino liquido. Por detrás las incursiones se hacían con mas frecuencia, mi conchita ofrecía menos resistencia… – Ohhhh…. hummmm….. ahhhh…. hummmm….. mis primeros gemidos a voz viva se hacían presentes. Cuando creí terminada mi labor con Ruiz, observe frente a mi otra verga… sorprendida levante la mirada y vi el grotesco rostro del portero. Luego observe como me acercaba su dura, larga, gruesa y sobre todo sucia verga a mis labios, la vi con algo de asco, pero una vez que la tuve frente a mis narices poco me importo, la engullí de buena gana. Era casi del mismo grosor que la de Ruiz, pero sin duda más larga… – Ohhhh…. ayyyy…. que rico….. ahhh…. hummmmm….. – Como le gusta a la putita…. decía el portero mientras apuraba mis movimientos. En mi conchita, García realizaba sus últimas incursiones, mientras Ruiz me desabotonaba la blusa y jaloneaba mis senos que ya habían saltado del brassiere y duritos vibraban a gusto con cada arremetida a mi conchita. – Hummm…. ohhhhhhhhhh…. exclame sorprendida sintiendo un nuevo espasmo. – Ohhh…. tomaaa perraaaaa… uffff….. grito satisfecho García mientras esparcía su semen por mis glúteos. Yo me sentía desfallecer, pero aun faltaba complacer varios requerimientos. El portero me aparto de su monstruosa verga a la que yo me había asido como sanguijuela. – Ahora me toca a mi… dijo con una grotesca sonrisa. Todo mi ser se estremeció al ver lo descomunal de su verga, ahora completamente parada… Continuara…
Que rico, me encantan las jovencitas calientes y que les gusta disfrutar de las vergas
Con gusto leo tu siguiente relato
Haste una cuenta así leerlos todos
Que morbo me la puso re dura. Nada me calienta tanto como una colegiala con su uniforme. Te felicito. Besitos