HISTORIA DE UNA COLEGIALA 04
………..
CAPÍTULO 04 – LA TENTACIÓN FUE MÁS FUERTE.
Habían pasado dos semanas de mi sumisa entrega… había evitado a García que era el que mas interesado se mostraba en poseerme de nuevo; a Ruiz lo veía pero era el quien me evitaba; y del portero, bueno… yo era quien lo espiaba a el… Aun no me sentía lista para una nueva aventura, aunque ya no sentía mis intimidades
adoloridas, de alguna forma con cierto pudor reprimía esos sentimientos… incluso deje de ver los canales pornográficos… Un día, estando en la sala, viendo una escena algo calentona en la televisión, fui lentamente deslizando mis manos entre mi ropa hasta llegar a mi conchita… rápidamente quite la mano de allí al escuchar la puerta de la calle abriéndose… Apague rápidamente la televisión y me encerré en mi cuarto donde me di una estupenda masturbada, use todos y cada uno de mis dedos a fin de darme mayor placer. Continúe con este régimen unos días mas… pero era obvio que necesitaba más. Una tarde al salir de una ducha fría, que me di para bajarme la calentura, ducha que a decir verdad no me sirvió de mucho, y en medio de unas caricias que no pude evitar darme… no resistí mas… me puse lo primero que encontré: un short suelto y un suéter grueso… no llevaba ropa interior… para lo que iba a hacer tampoco pensé que la necesitaría… Enrumbe al colegio, pero no quería entrar por la puerta principal, haría mucho ruido llamando al portón y quizás al ver al portero me arrepentiría… recordé que había una malla metálica semirrota por un lado del colegio que daba a una calle desolada… jaloneando un poco aquella oxidada malla logre entrar. Con el corazón a mil, y la conchita húmeda, me dirigí a la vetusta casucha que servia de guarida al portero…. escuche algo de ruido, seguro el estaba allí, mire al interior por una sucia ventana, se veía un poco oscuro… Mejor, así no podré verle su repulsivo rostro… me dije. Rodee la choza y encontré la puerta semiabierta… sin pensarlo dos veces entre… En aquella descuidada sala encontré al portero sentado viendo televisión… el me miro sorprendido… yo que no quería explicar nada, y que por la calentura tampoco tenia tiempo de hacerlo… solo camine hacia el, que seguía mudo, absorto… Al llegar al sillón, simplemente me arrodille y comencé a jalonearle con ansiedad su pantalón… el portero reaccionando intento ayudarme, pero yo en mi desesperación ya le había roto el cierre y ahora buscaba en su vieja ropa interior… Cuando tuve entre mis dedos aquel monstruoso miembro lo contemple excitada unos instantes y luego me lo lleve a la boca… mamándolo frenéticamente… El portero solo atinó a acariciarme mi castaño cabello, mientras me decía… – Sabia que volverías… No le preste atención, mas bien intentaba seguir metiéndome en la boca aquel mazo de carne que no había tardado en crecer y que ahora casi no me cabía…. Pero… ¿que estoy haciendo?… me dije, pensaran que me había arrepentido, que había vuelto a mis cabales… por el contrario, yo pensé: ¿que sentido tenia seguir chupando su verga si ya estaba completamente dura?, ¿por que perder mas tiempo en eso?, si lo que deseaba era que me penetraran… Me deshice de mi short como pude, mientras el portero apartaba mas su pantalón y su deslucida ropa interior. Al ver su pene completamente erecto, un frió temblorcillo me recorrió, no sentí miedo, sino mayor ansiedad… No espere mas y me fui a sentar (frente a el) sobre aquel colosal miembro… mis labios vaginales al sentir su dura verga se humedecieron mas, baje mi cintura dejando entrar a aquel monstruo, ingresaba con dificultad centímetro a centímetro… pero luego… mis piernas flaquearon por la excitación y me deje caer sobre su tieso miembro… – Ayyyyyyyyyyy……….. ahhhhh…… chille mientras temblaba, sentí como mi vagina era desgarrada por lo apresurado del movimiento. – Tranquila putita, tranquila… me susurro el mientras me abrazaba fuertemente, manteniéndome sentada sobre su verga… – Me estas partiendo mi conchita… me queje, mientras una lagrima deslizaba por mi mejilla. No sabia si aquella lagrima era por el dolor que me profería semejante mástil o era por la alegría de sentir nuevamente aquella barra caliente llenándome las entrañas. – ¿Te gusta?… me pregunto sarcásticamente. – Ayyy… siii… me encanta… pero cojéeme de una vez por favor… le pedía. Sus ásperas y sucias manos me tomaron por mis redondas nalgas, subiéndome y bajándome con fuerza… me estremecí por aquella fricción… sobre todo cuando volví a caer sobre su musculoso miembro… – Uhmmm…. A la siguiente repetición entendí que yo también debía ayudar en los movimientos si quería disfrutar mas… apoye mis brazos en los hombros del portero y comencé a brincar sobre su miembro… al principio lo hice con algo de recelo, casi dándome ánimos para hacerlo, porque aun era dificultosa las penetraciones y sentía algo de dolor… pero luego dejando de lado los temores y por la excitación propia, yo misma saltaba mas rápido, mas fuerte… – Ahhhh…. uhhhmmm…. ufff…. no tarde mucho en experimentar un orgasmo, mi cuerpo lo había ansiado durante tanto tiempo, que no tarde mucho en lograrlo. Deshecha en sudor y lagrimas, descansaba sobre el recio cuerpo del portero, que aun me mantenía empalada. Este sujeto no me soltaría hasta quedar satisfecho el también, no una sino varias veces, y yo tampoco deseaba dejarlo por el momento… solo estaba dándome un respiro para iniciar nuevamente mi martirio… pero el no quería esperar… – ¿Que?… ¿Eso es todo?… me increpo malhumorado el portero. Yo sabia que eso no era todo, pero siendo fiel a mi instinto provocador decidí avivar el fuego de la discusión… – ¿A que te refieres?… mugroso… respondí exaltada, fingiendo que mi ego femenino había sido herido, luego agregue… agradece que te has deleitado con este cuerpo… – ¡Perra malagradecida!… replico furioso el, mientras me separaba de su lado. A mi me excitaba verlo así, iracundo, como bestia salvaje, mi instinto no me había fallado, ahora mi hambriento apetito sexual disfrutaría de toda la ira de aquel vulgar portero… Me jaloneo de mala manera, por momentos llego a asustarme de verdad, pero le seguí el juego. De pronto me encontré apresada en el sillón con el trasero a merced de mi inquisidor, solo me quedo aferrarme bien a los bordes del rotoso mueble y esperar el momento en que el lograra ensartarme. Creo que el portero intuyo el por que de toda esa escenita, al ver como me acomodaba e impacientemente esperaba ser clavada por detrás. Sin pensarlo dos veces y con el instinto animal que tenia desatado, me inserto cruelmente su verga por mi vagina, de una sola estocada…. – Ahhhhhhh…. exclame mientras el espinazo se me contraía de dolor . No tuve tiempo de decir mas porque el portero de manera vehemente comenzó a bombearme el culo. Aquella sensación de mis carnes rebotando contra su recio cuerpo me excito nuevamente, apagando el dolor, convirtiéndolo en perverso placer. – Auuu… uhmmm… eres un asqueroso…. ayyyy…. uhmmm…. le increpe. – Y a ti te gusta la suciedad… putaaa…. – Ohhh… siii…. soy tu puta… tu perra… dame mas… uhmmm… Mi deseo reprimido varias semanas, por convalecencia física y complejo mental, estaba siendo ahora saciado, de manera brutal, lo gozaba tanto que ya ni sabia lo que decía…. solo me avocaba disfrutar cada salvaje penetración, cada recorrido de esa enorme verga por mi hasta hace poco estrecha vagina… – Siii… mi perra… eso me gusta… exclamo el satisfecho. – Si, si… tu perraaa… uhmmm… repuse febrilmente. – Entonces… al suelo… en cuatro patas…. me ordeno el portero. Lo mire desde atrás con cierta lujuria. El recuerdo de aquella vejación, estando casi inconsciente en el escritorio, me hizo estremecerme… no quise protestar… solo quise incentivar mas mi morbo y el de mi verdugo… – Lo hago… solo con una condición…. dije como niña caprichosa, con la misma dulce voz y cándido gesto con los que antes conseguía que me comprasen golosinas. – ¿Cual?… respondió el con cierto sarcasmo. – Que… replique con cierta sorna, viendo como el se enojaba de nuevo, luego agregue con cierta coquetería y vulgaridad…. que me la metas por el ano… – Como gustes… celebro el portero riendo estruendosamente ante mi pedido. No tarde en colocarme en el suelo, en cuatro patas, como lo había pedido mi dueño y como yo anhelaba tanto… Al sentir la punta de la grandísima verga del portero explorando mis nalgas, un escalofrió recorrió toda mi espalda… – Se bueno conmigo, hazlo despacio… pedí sumisamente, mientras sufría la perforación de aquella colosal verga que se abría paso dificultosamente por mi estrecho agujero… Aunque estaba semiinconsciente la vez anterior, no recordaba que me hubiera dolido tanto. Lo que si recordé fue lo mucho que lo había disfrutado, me perdí tanto en esas sensaciones que deje de darle importancia al sufrimiento que ahora me causaba aquel grueso pene. Comenzó a gustarme la sensación de mi ano latiendo sobre aquel musculoso miembro, de mi esfínter abriéndose elásticamente y comiéndose aquel fenomenal mazo de carne… la ansiedad de tenerlo todo me devoraba… me impaciente…. – Caraj… olvídate de lo que te dije… clávamela yaaa….. chille impaciente y sobreexcitada. El portero sorprendido por lo que le pedía de manera golosa, al principio no reacciono, luego y por la expresión que vi en su rostro seguro pensó con algo de ira: Esta niña no va a venirme a gritarme así, menos en mis dominios… – ¿Que esper….?… ahhhhhhhhhhh…… ayyyyy…….. El portero me había enterrado lo que faltaba, era mas de media verga, cosa que no sabia o que mi impaciencia no me hizo notar… me habían empalado rápida y duramente, en mi doloroso delirio creí que la cabeza del pené del portero saldría por mi boca…. – Mierd… me partiste el culo…. auuuu…. le increpe casi sin aliento. – ¿No es lo que querías?… replico con sarcasmo el portero. Mi cuerpo seguía tambaleándose por semejante perforación. Mis brazos no soportaron mas, apoye mi cabeza contra el suelo, algunas lagrimas escaparon de mis ojos. Intentaba reponerme de aquella bestial incursión, del dolor, pero el portero no quería esperar y procedió a meter y sacar su verga. Yo no tenia voz ni para protestar, solo me quejaba con algunos gruñidos… – Ouchhh…. Ayyy…. uggg….. auuu…. Ayyy… musitaba entre sollozos, sin que el portero me prestara atención. Con la cabeza enterrada en el suelo y mis brazos aferrándose al piso soportaba las embestidas de aquel sátiro, que aprovechaba mi postura para insertarme mas profundamente su verga, taladrándome, empujándomela hacia abajo… – Ayyy…. auuu…. hummm…. Ahora sentía aquella barra caliente dilatándome mi pequeño agujero, la fricción era mas placentera. Voltee un poco y pude ver como el sudoroso portero me clavaba su verga, presionando hacia abajo con fuerza… sentí mis nalgas estremecerse, mis henchidos senos casi me levantaban del piso, y sobre todo experimentaba un gran alivio, al fin estaba siendo satisfecha como era debido… – Asi… hummm… así mugroso… reviéntame toda… hummm…. – ¿Mugroso?…. respondió el con rabia, luego me perforo con mayor fuerza. Ahora sus penetraciones eran mas rápidas, me sorprendí por el ritmo y fuerza que me imprimía aquel viejo portero. Me sentí desbordar, casi no lo soportaba, no sabia cuanto tiempo mas aguantaría mi cuerpo, eran muchas emociones, lo disfrutaba demasiado, temía que mi cuerpo explotara… – Ahhhh…. detenteee…. ayyy… que me matas…. hummmm….. – Toma… perraaa… exclamo el, en un ultimo grito de batalla, luego inundo mi pequeño orificio con abundante semen caliente. Contraje mi espinazo, solté un alarido mezcla de dolor y placer, disfrute unos instantes del magnifico orgasmo que me había propiciado todo esto. Sentí mi ano llenándose con su leche, aquello fue mas gratificante aun, al menos mi suplicio había terminado… por el momento… Poco después, mi cuerpo no me sostuvo mas, simplemente caí de lado, desparramando mi figura por el frió piso. Intentaba recuperar mi ritmo normal de respiración, mientras mi trasero botaba algo del liquido que el portero había descargado en mi ano. Sentí unas ultimas gotas de semen rebotando en mi piel… de reojo mire hacia arriba, el portero continuaba en su posición, con su verga semierecta. El lucia satisfecho, y solo se dedicaba a contemplar como yo había sucumbido ante su labor… – Todavía te falta algo… me dijo tranquilamente. El portero se me acerco, se ubico a la altura de mi rostro, se arrodillo, luego se sentó sobre sus propias pantorrillas, dejando su semitiesa verga apuntando hacia arriba, como para que pudiera apreciarla. Y así fue, contemple unos instantes su enorme miembro, pensé que estaba loca por haber dejado que todo eso entrara por mi diminuto esfínter, luego recordé todo el placer que me había proporcionado… y supe lo que tenia que hacer… Casi arrastrándome me acerque al cuerpo del portero, trepe sobre sus piernas hasta llegar a su pene, con una mano lo cogí, asome mi rostro y lo engullí. Los dos soltamos un suspiro de alivio, los dos sonaron a gratitud… yo limpiaba lentamente su verga, mientras el acariciaba mi ensortijado cabello… cuando termine, recosté mi cabeza sobre su ingle y me quede dormida… estaba agotada… Continuara…
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!