HOGAR CARENCIADO (CAP 3) SEGUNDA NOCHE ENTRE MADRE E HIJO
Paula y Franco aguardaban con ansias la llegada de una nueva noche lluviosa, para mantener otro “encuentro mágico” en la cama de mamá..
CAPITULO 3:
SEGUNDA NOCHE ENTRE MADRE E HIJO:
Paula y Franco aguardaban con ansias la llegada de una nueva noche lluviosa, para mantener otro “encuentro mágico” en la cama de mamá.
Durante el día ellos guardaban la compostura, y mantenían una relación normal de madre e hijo, con alguna que otra miradita, sonrisita o gesto de complicidad.
Pero en el caso de Franco, noche tras noche volvía a escuchar aquel audio tan atrevido que le había mandado su mamá aquella noche de tan ardiente chateo vía WhatsApp estando cada uno en su habitación.
Por su parte, Franco quería retribuirle el favor a Paula con un audio similar, lo intentaba noche tras noche, pero nunca se animaba a mandárselo, incluso después de hasta haberlo grabado.
Por su parte Paula trataba de llevar todo esto con la mayor serenidad y normalidad que le fuera posible, noche por media se solía masturbar en el más absoluto silencio de su cuarto, pero siempre consiente de llevar todo esto con la mayor calma posible, y repitiéndose a sí misma que debía conservar ciertos límites en este peligroso jueguito que jugaba con su hijo Franco.
15 días después de la noche que le mandó el audio a su hijo, la lluvia tan esperada por madre e hijo llegó a la ciudad, marcando la llegada del momento de un nuevo encuentro entre ellos en la cama de mamá.
Ese día llovió desde la mañana, con chaparrones intermitentes bajo un cielo oscuro que prometía una noche lluviosa, ideal para un romántico y prohibido encuentro entre madre e hijo.
De mañana Franco fue a la escuela y Paula al trabajo, al medio día se encontraron en casa para almorzar juntos cómo de costumbre, por la tarde Paula regresó a su trabajo, llegando a las 9 de la noche a casa, cómo lo hacía habitualmente.
Ellos cenaron unos emparedados de jamón y queso, pues sus mentes ya no estaban puestas en una cena más compleja y que les llevara más tiempo prepararlas, sino por llegar a la cama. Ya que estaban impacientes, por dar comienzo a su nueva cita de amor prohibido.
Paula se encontraban en el cuarto de ella disfrutando de la noche lluviosa, que marcaba el segundo encuentro amoroso entre la madre de 34 años y su hijo de 13 años.
La habitación estaba tenuemente iluminada por la luz del corredor que Paula dejó encendida con la intención de tener una suave iluminación en su cuarto en ese momento tan especial.
Madre e hijo se encontraban acostados en la cama, manteniendo un dialogo liberal y abierto, que poco a poco iba subiendo de tono, entre besos y caricias.
Franco le agradeció una vez más el audio de WhatsApp que le envió mientras se pajeaba, confesándole lo excitante que fue escuchar su voz en ese momento tan íntimo.
Era la primera vez que Franco la escuchó gemir, jadear, mientras le decía cosas tan intensas. Ya que ella se había mantenida muy calladita durante el primer encuentro que habían mantenido.
- Mamá, ¿Puedo penetrarte esta noche por primera vez? Le preguntó Franco con timidez, pero ya muy excitado y con una gran erección encima, expectante por su respuesta.
- ¡ Jijijiji! …. ¿ Estás muy apuradito mi amor? …. El problema es que mami todavía no está preparada para dar ese paso mi amor, ya te expliqué que sería una locura si me llegaras a dejar embarazada. Y si bien podríamos tomar algunas precauciones para evitarlo, Yo aún no me decido a dar ese paso. Vayamos avanzando con calma y charlándolo mucho para consensuar cada paso que demos en todo esto, ¿Bueno? Le explica ella con gran ternura, entre caricias y besos.
- Está bien mamita hermosa, cómo digas. Le respondió resignado él.
El ambiente estaba lleno de complicidad y confianza, mientras ellos estaban acurrucados en la cama, compartiendo besos y caricias.
Entonces Franco, sintiendo que había llegado el momento adecuado para plantear una pregunta lo había estado intrigando desde hace tiempo, se armó de valor y mirando a los ojos a su madre, le preguntó con voz temblorosa:
- Mamá ¿Alguna vez haz hecho sexo oral?
Paula se sorprendió por la pregunta de su hijo, pero decidió responder con calma y sinceridad después de un momento de silencio en el que pareció reflexionar sobre cómo abordar el tema de la manera más respetuosa.
- Si Franco, lo he hecho. Respondió ella a secas, algo avergonzada y nerviosa.
Franco tomó aire y con voz pausada le confesó:
- Mamá, me gustaría que me la chupes. Le dijo Franco.
Paula se quedó en silencio por un momento, sorprendida por la petición de su hijo, sin embargo, en su mente ya casi liberal y abierta, se decide a cumplirle la petición.
- Si esto es algo que realmente querés explorar esta noche, y te sentís cómodo haciéndolo, entonces estoy dispuesta a ayudarte. Dijo ella.
- ¿En serio mami? Respondió anonadado el chico.
- ¡Claro hijito mío! Respondió muy tiernamente ella.
Paula hizo poner de pie a Franco, y se arrodilló frente a él, y lo miró a los ojos con complicidad.
Ella le bajó el calzoncillo y lentamente comenzó a acariciarle el miembro con suavidad. Explorando cada contorno y respondiendo a los gemidos de placer de su hijo.
Poco a poco Paula comenzó a introducir el pene de su hijo en su boca, provocando sensaciones nunca antes experimentadas por el chico.
- ¡Ah, mamá, esto es maravilloso, no puedo creer que me la estés chupando así! Exclamó entre gemidos el chico, mientras su mamá se lo mamaba.
- Solo concéntrate en disfrutar hijo, quiero que esto sea inolvidable para Vos. Le murmuró ella.
- ¡aaa aaaahhh, mamá, aaaaaaahhh! Gime Franco mientras ella hace entrar y salir el pene de su boca.
Con cada movimiento de su boca y lengua, Paula lleva a Franco a un estado de éxtasis y placer indescriptible.
Sus manos expertas y su lengua hábil recorrían cada rincón del falo de su hijo. Haciéndolo estremecer de placer y deseo.
- ¡Mamá, no puedo más, esto es demasiado para mí, aaaaaaaaaa!. Dijo entre gemidos el chico.
- ¡Dejate llevar hijo, confía en mamá y disfrutá al máximo! Le respondió ella, y se la metió hasta la garganta.
- ¡ Aaaaaaaaaaaaa, aaaaaaaaaaa, mamita hermosa, aaaaaaaaaa!. Gemía Franco flexionando las piernas y casi desvaneciéndose de placer frente a ella.
- ¡ Aaaaaaaaaaggggg, aaaaaaaaaaaggg!. Decía Paula metiéndosela hasta la garganta.
- ¡ Aaaaaaaaaaaa, mamá, aaaaaaaaaaaa! Gimió fuerte él cuando sentía que ya casi no podía más.
- ¡Mamá, esto es increíble, aaaaaaa!. Dijo el chico entre gemidos y expulsando toda su leche sobre la cara y tetas de su mamá.
El chico se acuesta en la cama a descansar y reponerse, mientras ella lo mira victoriosa y orgullosa de sí misma, por el semejante orgasmo que le había hecho tener a su amado hijito.
Ellos permanecen abrazados en la cama, donde Franco se queda dormido durante varios minutos en brazos de su madre, hasta que ella lo despierta con dulces besos y caricias, recordándole que mamá aún estaba insatisfecha.
El chico al despertarse y verla en ropa interior acostada a su lado.
Paula se sentía excitada, nerviosa y emocionada a la vez, después de mamársela a su hijo, ella estaba ansiosa por ver cómo él le devolvía el favor, teniendo en cuenta que esta sería la primera vez que Franquito chuparía una concha.
Entonces Paula viéndolo emocionado a Franco, le dijo:
- Bueno mi amor, creo que ahora te toca a Vos ser un buen hijo con mami y devolverle el placer, ¿No te parece? Le dijo ella con voz excitada y una picara mirada.
- ¡Si mami, ni hablar! Respondió el chico emocionado, con el corazón latiéndole cómo si quisiera salirle del pecho, de la emoción de saber que estaba a punto de comer una concha por primera vez en su vida, y que esa concha sería nada más ni nada menos que aquella por donde salió él mismo, aquella que desde que la vio llena de pelos negros un día que accidentalmente vio a mamá saliendo del baño completamente desnuda, robó su mirada, se gravó en su mente y se convirtió en la musa inspiradora de las primeras pajas de su vida.
- Sacále la bombacha a mamá. Le pidió Paula con una pícara sonrisa en sus labios.
Ella se acostó nuevamente en la cama, y su hijo con la ayuda de mami, comenzó a bajarle lentamente la bombacha azul que tenía puesta ella esa noche lluviosa.
A medida que la bombacha azul bajaba y revelaba a su paso la desnudes de la mujer de 34 años, la emoción y excitación del chico fueron en aumento.
Ella se había recortado su monte de venus, por lo que ya no la tenía tan peluda cómo antes, pero para su hijo la concha de mami era igual de hermosa con aquel nuevo “peinado”.
El chico la sacó la bombacha y la quedó observando unos instantes totalmente desnuda frente a él.
- ¿Estás listo para aprender hijo? Preguntó Paula buscando la aprobación de su hijo.
Él asintió nerviosamente, sabiendo que se encontraba en un momento crucial de su desarrollo cómo futuro macho.
Ella se acostó bocarriba en la cama, con las piernas abiertas y le pidió al chico que se arrodillara entre sus piernas.
- Sentile el olor a mami. Le pidió Paula.
El chico sin pensarlo 2 veces, empezó a olfatear cómo perro la concha de su madre.
- Aaaaahh, ahora sacá la lengüita y lámele toda la zanjita a mamá. Le indicó ella.
El chico, que había visto algunos videos ya de sexo oral, comenzó a lamérsela de arriba abajo, y de abajo hacia arriba, chupando y besándole el clítoris.
- ¡Aaaaaaaaaaaaahhhh, hijito mío, aaaaaahhhhhh, cachorrito de mami, aaaaaaaaahhhh!. Gemía suavemente Paula mientras su hijo ya le devoraba la concha.
- ¡MMMMMMMMM! Le lamía con habilidad sorpréndete Franco.
Franco la devoraba con pasión, sus labios y lengua exploraban cada rincón de la concha de Pula llevándola a un éxtasis que nunca antes había experimentado.
El aroma a sexo y deseo llenaba la habitación, envolviéndolos en una burbuja de placer mutuo.
- ¡Aj, ¡Franquito, si, no pares por favor, aaaaaaaahhhh! Exclama Pula entre gemidos.
Franco continuó con su exquisita tarea, llevándola a su mamá al borde del orgasmo una y otra vez.
El chico sentía por primera vez en su vida el sabor del deseo en su boca, embargándolo en la lujuria del encuentro, que los consumía a ambos.
- ¡Aaaaaaaaahhhh, ahahahahahahaha! Gimió y jadeó ella ya sin control.
Estos sonidos de su mamá excitaron mucho a Franco, que le recordaban al audio de WhatsApp, que ella le mandó y con el que él se pajeaba cada noche en su habitación.
Ella levantó sus piernas y abriéndolas lo más que pudo, le permitió a la lengua de su hijo, penetrarla cómo su fuera una verga.
¡Aaaaaaaahhhh, ahahahahahaha, ay si hijito mío, si mi amor, aaaaaaaa! Gimió fuerte Paula con su orgasmo.
Franco no podía creer lo que había logrado con su primera chupada de concha, ¡la hermosa morocha de 34 años de su madre, se le vino en la cara y boca casi cómo meandose!
Ellos descansaron un rato en la cama, mientras Paula le miraba la increíble erección que tenía la “fiera” de su hijo Franco.
Después de experimentar la increíble excitación de la primera experiencia oral, Franco se siente impulsado a llevar las cosas con su mamá, al siguiente nivel.
- Mami, ¿Podemos intentar algo diferente esta vez? Le preguntó Franco muy ilusionado.
- ¿Qué tenés en mente mi amor? Le preguntó su mamá con una tierna sonrisa en sus labios.
- Es que quiero cogerte, pero sé que tenés miedo a quedar embarazada, ¿Qué tal si lo hacemos por atrás? Le preguntó lleno de expectativas su hijo.
Paula se queda sorprendida por la propuesta e insistencia de su hijo con cogérsela por algún lado. Y es que ella nunca había considerado la idea del sexo anal.
Y esto la puso un poco nerviosa y la hizo sentirse asustada.
- ¡Ay Franco!, no sé si estoy lista para eso, creo que podría ser doloroso y no y no estoy segura de cómo me sentiría al respecto. Le responde ella tratando de persuadirlo.
- ¡Mamá confía en mí, te prometo ser cuidadoso! Le suplica él intentando convencerla.
- ¿Y si me das un tiempo para pensarlo…? Vuelve a intentar persuadirlo, aunque sea posponiendo lo que suponía sería una dolorosa experiencia.
- ¡Mamá por favor, quiero que tengamos algo nuevo hoy, quiero que los dos disfrutemos de algo nuevo! Insiste el chico.
- ¿No te pareció nada nuevo la mamada que te hice, y haberme chupado la concha? Le replicó ella.
- ¡Si mamita hermosa, y me encantó que lo hayamos hecho, pero bueno, pensaba en que hoy podríamos avanzar un poco más! Insistió Franquito.
Paula reflexionó sobre lo que su hijo le propone, por un lado, tenía miedo a la posibilidad de sentir dolor en su primera vez anal. Por otro lado, se sentía atraída por la idea de explorar su sexualidad de forma diferente.
- Está bien hijo, vamos a intentarlo. Respondió la mamá.
Franco se acercó a su mamá con ternura y emoción. Le besó el cuello y acarició su cuerpo suavemente. Paula se relajó bajo sus caricias, preparándose mental y emocionalmente para lo que está a punto de suceder.
Franco comienza a acariciarle el trasero a su madre, preparando el terreno para la penetración.
Entonces ella se sube a la cama y se pone en 4 patas.
Entonces el chico echa saliva en el ano de la mamá, y tras estimularle el orificio anal durante varios minutos, comienza a penetrarla muy suavemente.
Paula se estremeció ante el contacto con la verga de su hijo en la entrada del ano, pero trató de relajarse y entregarse a la experiencia. Franco acarició suavemente su espalda. Cuando finalmente empujó su verga adentro del ano de Pula.
- ¡Aaaaaayyyyyy, no hijito, no, sacala, sacala que me duele, me dueleeee, basta mi amor, basta! Gimió y suplicó ella antes de echarse a llorar, mientras su hijo se movía lentamente abriéndose camino en su interior.
Ella continuó llorando ya sin decir más nada, pero con el correr de los minutos Paula se fue calmando, y de pronto su llanto se convirtió en suaves gemidos.
- ¡Ah, aaaahhhh, aaaaaaaahhhhh, mamá te amo, aaaaaaahhhhh, aaaaaaaahhhhhh, mamita de mi vida te amo! Gemía y decía Franco embistiéndola con fuerza y energía ahora que ya no la escuchaba llorar.
- ¡Aj, ¡Franco, que bien que lo haces mi amor! Exclamo Paula entre gemidos de placer
Franco seguía concentrado en darle placer a su madre, continuaba moviéndose rítmicamente dentro de ella, sintiendo la estrechez de su interior anal.
- ¡hahahahaha, ay hijito, nunca pensé que me ibas a coger así por atrás, aaaaaaahhhh, te amo Franquito, te amo mi vida, mi amor, aaaaaaa! Gemía Paula, mientras su hijo estaba a punto de llenarla de leche.
Entonces Franco se detuvo unos segundos y volvió a la carga contra su madre, volviendo a escuchar sus jadeos de perra sedienta.
- ¡AHAHAHAHAHAHAHAHA! Jadeaba Pula perdida cómo jamás imaginó en el placer del sexo anal.
- ¡Aaaaaaaa, aaaaaaa, mamá, mamá te amo, te amo! Gemía su hijo.
Entre gemidos y jadeos, el tiempo se detuvo para ellos, todo se prolongó durante varios minutos, hasta que Franco explotó en un tremendo orgasmo, llenándola de leche.
- ¡Ahahahahahahaha! Jadeaba el chico, mientras le arañaba la espalda a su mamá con desesperación.
El chico quedó totalmente exhausto y se tumbó en la cama.
Ella sentía que todo le daba vueltas, ¡Hacía tanto tiempo que no cogía…!, Jamás pensó que lo disfrutaría tanto por atrás, y menos después de que al principio llegó hasta llorar. Y todo gracias a la insistencia de su hijo de desvirgarle el hoyo de atrás.
Ella se fue al baño, y mientras se echaba un buen cago y una meada, pensaba que después de esa noche, ya no le podría negar más nada a su hijito, y que, en el próximo encuentro, se dejaría dar por la concha si así él se lo pidiera.
Al volver a la habitación, Franco estaba completamente dormido, Ella lo abrazó y se durmieron hasta el día siguiente.
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