HOGAR CARENCIADO (CAP2)
El recuerdo de la noche que pasaron juntos madre e hijo, está muy presente en las mentes y corazones de Paula y Franco que con gran anhelo esperan la oportunidad de una segunda noche juntos..
LA TENSA ESPERA DE UN NUEVO ENCUENTRO EN LA CAMA DE MAMÁ :
El recuerdo de la noche que pasaron juntos madre e hijo, está muy presente en las mentes y corazones de Paula y Franco que con gran anhelo esperan la oportunidad de una segunda noche juntos.
El amanecer del nuevo día despuntaba sobre la ciudad donde Vivian Paula y su hijo Franco.
Paula despertó temprano en la cama, al lado de su hijo quien la sujetaba fuertemente abrazada. Su corazón se llenó de amor, y al ver a su hijo durmiendo plácidamente, con cuidado se liberó del abrazo de Franco y se levantó de la cama sin despertarlo sintiendo una mezcla de ternura y orgullo por su hijo.
Después de mear en el baño, Paula se preparó un café y se sentó en la mesa. Contemplando el hermoso amanecer mientras bebía de a sorbos de la taza, recordaba lo sucedido esa noche, y volvía a excitarse al sentir en su cuerpo las caricias de su inexperto, pero fogoso y pasional hijo
Los desesperados y torpes besos que Franco estampó en su boca, las curiosas caricias que esparció por su cuerpo explorándolo con inocencia y curiosidad y en su concha le parecía estar sintiendo la mano de su hijo, tocándola y jugando con su espeso monte de venus hasta hacerle cosquillas lleno de deseo y curiosidad.
Recordar los besos, caricias, manoseos y en especial, esa tremenda paja que le hizo su hijo en la noche de anoche, la hacía querer ir de inmediato a la cama con él para hacer el amor, o mejor dicho enseñarle a hacer el amor con mamá. Pero entonces Paula recordó lo que ella misma se había prometido durante esa noche de tanto placer en la cama con su hijo, y era justamente la promesa de luchar contra sus propios impulsos, para no cruzar ciertas barreras.
Al ver la hermosa mañana que había quedado después de una noche de tanta lluvia, ella recordó que todo aquello había sido posible gracias a la tormenta y más exactamente a la gotera en la habitación de Franco que la llevó a hacerlo dormir con ella y desencadenó todo un juego erótico digno de verdaderos amantes entre ella y su hijo.
Entonces Paula pensó que si es que todo este “juego” con Franco ha de continuar de ahora en más, y no quedar cómo una lisa y llana aventura entre madre e hijo, sería muy original, que esperaran a la próxima noche tormentosa para “escribir” juntos un nuevo capítulo de sus encuentros en la cama de mamá.
Entonces todo quedó cómo un “jueguito” en la cama de mami, que ellos tendrían cada vez que lloviera por las noches y Franquito tuviera que dormir con mami, a causa de la “maldita” gotera en su habitación.
Durante los próximos días no volvió a llover en la ciudad, más bien el clima fue muy frio cómo un buen y típico invierno en esa región del país.
Estos días fríos contrastaban y mucho con el “calor” que se sentía en la humilde casita de barrio en la que Paula y Franco vivían.
En donde las necesidades abundaban, pero el amor entre madre e hijo no faltaba.
Sin poder olvidar aquella Caliente noche de lluvia que vivió en la cama de su madre junto a ella, las ansias por un segundo encuentro nocturno con mamá lo consumían a Franco cada día más.
Durante esos largos días la impaciencia en Franco aumentaba, llevándolo a tener que desahogarse a fuerza de pajas, tratando de espiarla a mamá para ver si otra vez en algún descuido de ella podía verla desnuda o en ropa interior.
Paula, que ya no era ajena al deseo que había despertado en su rapaz de 13 años, disfrutaba de verlo espiándola, y encontrando evidencias de sus pajas en las sabanas de la cama del chico, en sus calzoncillos y hasta en sus bombachas que ella ya dejaba a propósito bien a la vista de Franco en el cesto de ropa sucia.
Cada nube gris que aparecía en el cielo de la ciudad, reavivaba en madre e hijo la ilusión de un nuevo encuentro entre ellos en la cama de Paula, pero pronto el pronóstico en sus celulares los desanimaba con la renovada promesa de una noche fría y despejada.
Un día Paula buscó en internet, si es que acaso existían casos similares al de ella y Franco, donde madre e hijo vivieran una relación “especial” cómo la de ellos.
Encontró muchas páginas de condena al asunto, cosa que la llevó a reflexionar seriamente sobre su situación con Franco.
Pero entonces encontró páginas de relatos eróticos, que reavivaron sus deseos por Franco.
Durante las noches Paula se quedaba despierta hasta altas horas, o hasta que el sueño la vencía con el celular en la mano, leyendo historia tras historia de madres e hijos. Algunas parecían mera y burda literatura erótica de algún divagador con mente calenturienta, pero otras historias le parecieron tan reales e increíbles cómo la de ella misma.
Cierta noche, encontró una que le pareció un caso muy similar al de Franco y ella, y no pudo resistir escribirle al autor preguntándole con suma inocencia y curiosidad, que, si esa historia era real, e incluso le preguntó si es que acaso él pasó por alguna experiencia de ese tipo.
Paula tuvo entonces la tentación de confesarle al autor su propio caso, pero a último momento decidió guardarse el secreto, por lo menos hasta recibir alguna respuesta.
Luego de leer y releer esa misma historia cada noche en la soledad de su cuarto, una noche tomó coraje y se la envió a su hijo Franco, quien la leyó sorprendido y sin poder creer lo que allí se narraba.
En esa noche Franquito encontró en los relatos eróticos de diferentes páginas, una razón más para masturbarse.
Y así madre e hijo noche tras noche intercambiaba relatos por celular.
Entonces una noche Paula y franco dialogaron vía mensajes de texto sobre el tema que tanto evitaron tocar en sus conversaciones diarias.
Estaba Franco en su habitación leyendo un relato de madre e hijo en su teléfono, cuando recibe un mensaje de Paula.
Hola hijito, ¿Cómo estás mi amor? Le pregunto ella.
¡Hoooola mami, me sorprendiste, pensé que estarías dormida! Le responde él.
¡ Jajaja, no! No me puedo dormir, pienso mucho en nosotros, pienso en lo que pasó la otra noche en mi cama. Le responde ella.
¡Si, ¡Yo también pienso mucho en esa noche, me acuerdo exactamente de todo, me encantó besarte, acariciarte, tocarte la concha, pajearte y que me hagas esa paja divina que nunca más me la voy a olvidar! Le escribió el chico.
¡Jajajaja, a mí también me encantó hacernos todo eso, me encantó que me masturbes con esa manito divina que tenés!. Le respondió ella.
Mami, ¿Puedo ir a tu habitación ahora? ¿podemos volver a hacerlo ahora? Le preguntó él muy excitado ya.
¡ No mi amor, ahora no! …. ¡ mantengamos la magia de nuestras noches juntos! Que la lluvia sea siempre nuestra “señal de amor”, que la lluvia marque el tiempo de nuestros encuentros en la cama de mamá ¿Te parece? Le dice Paula.
¡Bueno está bien! ¿Pero por qué tiene que ser siempre así con lluvia? Le pregunta su hijo.
¡Porque así fue nuestra primera noche! Fue gracias a la lluvia que viniste a dormir con mami, y pasó lo que pasó entre nosotros ¿Entendéis mi amor? Es un caprichito de mami, pero lo que sí quiero es que seamos cuidadosos con no pasar ciertos límites en nuestros encuentros, me encantan nuestros besos, caricias y pajas, ¡pero no podemos cruzar ciertos límites! ¿Entendéis lo que te dice mami? Le remarcó ella.
¿Ósea que no vamos a coger como en los relatos eróticos? ¡Ufa! ¿Por qué mamá? Le pregunta él.
¡Nene, me podés dejar embarazada! además, no estoy lista para llegar tan lejos con todo esto todavía, para seguir con nuestras travesuras, te pido firmemente que sepas respetar los límites que pone mamá ¿Bueno mi amor? Le explica ella.
Está bien mami, tenés razón en eso, vamos a tener cuidado con esas cosas…. Pero algún día me gustaría poder cogerte. Le confiesa su hijo.
¡ Jajajaja! ¿En serio? Le escribe Paula.
¡En serio mami! Le responde él.
Bueno mi amor, ya se te dará, en algún momento mami te lo va a conceder, pero por ahora disfrutemos de todo lo nuevo que estamos explorando juntos. Le escribió Paula.
¡Si mami, y estoy aprendiendo muchísimo gracias a vos! Le reconoce su hijo.
¿Te masturbás todas las noches? Le pregunta muy curiosa Paula ya muy excitada con el dialogo, las confesiones de Franquito y sus propios pensamientos. Y mientras espera la respuesta de su hijo, comienza a acariciarse la concha por encima de la bombacha negra que tenía puesta esa noche, y su vagina comienza a lubricarse, mientras ella veía en su teléfono que Franquito escribía y escribía.
¡ Si mami, muchísimo, hasta varias veces por día! …. Desde esa vez que te vi desnuda saliendo del baño, nunca pude borrar la imagen de tu cuerpo desnudo, tus hermosas tetas y tu concha llena de pelos, nunca más te borré de mi mente ¡Te deseo con todo mi ser mamá, sos mi mejor y más grande fantasía, sos mi musa inspiradora en la cama, estoy ansioso por tenerte otra vez en la cama, Sos mi sueño hecho realidad y mi mayor anhelo! Estoy listo para vivir aventuras de pasión y deseo a tu lado. ¡Mamá Sos mi amor prohibido y mi mayor tentación! Le escribió su hijo y permanecía en línea esperando su respuesta.
Pero para recibir la respuesta de mamá, tuvo que esperar un rato largo, pues Paula tuvo que leer varias veces la tremenda respuesta de Franquito, y a la tercera vez que lo leyó, tuvo que masturbarse desesperadamente. Pero entonces quiso hacerle un regalo a su hijito amado para retribuirle semejante mensaje.
Paula estaba acostada en su cama, con su corazón latiendo rápidamente ya desde hacía un muy buen rato, mientras chateaba con Franco
Paula a la vez estaba muy nerviosa, con el celular en la mano, pero la decisión estaba tomada, le daría a su hijo un regalo muy especial:
Paula puso a grabar audio su celular, y entonces comenzó a pajearse:
- ¡Franco cariño, espero que este mensaje te haga sentir especial! Quiero que sepas lo mucho que te amo y lo hermoso y atractivo que Sos para mí. Comenzó el audio Paula en voz baja y sensual.
Y mientras Paula continuaba hablando, su voz se volvía más entre cortada y jadeante:
- ¡Estoy imaginando tus manos recorriendo mi cuerpo, acariciándome suavemente, cómo aquella noche,,,, mmmmmmmhhh!. Los gemidos de placer escapaban de sus labios, mientras se imaginaba a su hijo tocándola de la manera más íntima.
Franco escuchaba el audio sorprendido, emocionado y muy excitado.
El chico estaba estupefacto por la audacia de su mamá. Nunca había imaginado que Paula pudiera ser tan atrevida y sensual.
Su corazón corazón latía con fuerza mientras escuchaba cada palabra de mamá, sintiendo una mezcla de incredulidad y gran excitación.
Entonces Paula continuó con sus palabras:
- ¡Quiero que sientas todo el placer que soy capaz de darte, hijo, quiero que te pierdas en el éxtasis conmigo! Susurró Paula entre gemidos.
Franco estaba totalmente hipnotizado por las palabras de su madre. ¡Nunca en sus 13 años había experimentado una excitación tan intensa, y estaba ansioso por más!, entonces cerró los ojos y se dejó llevar por la fantasía de su mamá. Imaginando cada gesto y sonido, con una intensidad abrumadora.
Paula por su parte se sentía completamente liberada.
- ¡Franco, estoy acostada en la cama, pensando en cómo sería tenerte de nuevo en mi cama! Franco hijo mío, me estoy masturbando pensando en Vos, cada vez que cierro los ojos te imagino a mi lado, acariciándome con delicadeza. Susurrándome lo mucho que me amás y cuanto te caliento. Continuó diciendo ella en su audio.
Paula estaba acostada bocarriba en el centro de su cama, con los ojos cerrados y la mente llena de pensamientos eróticos, y una sonrisa en el rostro.
Ella se acariciaba suavemente el cuerpo recordando el último encuentro pasional, que tuvo con su hijo.
Mientras se acariciaba en la cama, ella recordaba cada detalle de la noche lluviosa que pasó con Franco en su cama.
Mientras se acariciaba la concha con una mano por dentro de la bombacha negra que llevaba puesta, con cada caricia, su dedo entraba un poco más adentro de su concha.
- ¡Aaaaaaj…. aaaaaaaajj….. aaaaaaj!. Se quejaba cada vez que su dedo la penetraba luego de cada caricia, y el saber que Franco escucharía el audio, la excitaba más y más.
Ella dejó de lado las palabras pasionales a su hijo, y su dedo empezó a entrar y salir de su concha, cada vez con mayor rapidez y frenesí.
- ¡Aaaaaaaaaa, ahahahahahahahaha, aaaaaaaaa, ¡Franquito de mi alma, mi amor, mi bebé, mi todo, aaaaaaaaaaa! Gemía ella en el audio que le grababa a su hijo.
De pronto todo queda en silencio durante unos segundos, y entonces un fuerte jadeo vuelve a escucharse en la grabación.
- ¡Ahahahahahahahahahahaha! Jadeó enérgicamente Paula con su orgasmo, hasta quedarse rendida por unos instantes. Y cuando recobró la conciencia, le envió el audio a su hijo.
Franco escuchó una y otra vez el audio de su madre, no lo podía creer, era demasiado excitante, demasiado fuerte y atrevido, si bien es verdad que también había sido muy excitante y atrevido estar con ella en su cama, besarse, acariciarse y masturbarse mutuamente, ¡Nunca la había escuchado gemir, jadear así y diciéndole todas las cosas que le dijo en el audio!
El chico desde ese entonces empezó a usar ese audio de su madre para masturbarse cada noche siguiente, mientras madre e hijo aguardaban la llegada de una nueva noche lluviosa para su segunda cita de amor en la cama de mamá.
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