In Debitum.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por porqueria15.
Capítulo 1.
La deuda, esa condición humana muchas veces repetida y más recientemente referida a los aspectos económicos de la coyuntura existencial.
Es una condición muy fuerte, y nos referiremos a ella en su condición de compromiso existencial, no a su percepción económica que a todas luces viene siendo la más vulgar de todas.
La deuda, el compromiso que se adquiere con otro ser humano, sea esté de mutuo acuerdo en la mayoría de veces, “hoy pago yo y vos pagas mañana”, “si te ayudo con tu tarea, vos me ayudas entrarle a la canchita”, “vos me salvaste el pellejo con el jefe, TE DEBO UNA”, esta última acepción del verbo es la que nos competerá en esta historia.
La definición generalizada de esta perspectiva es: “una deuda es también un concepto moral, ciertas deudas morales son imposibles de cuantificar o de reembolsar, por ejemplo, cuando una persona salva la vida de otra persona.
Las deudas juegan un rol central en la organización de las actividades humanas”.
Como veremos a continuación, ese concepto de deuda moral desencadenara varios eventos que, para placer de algunos y horror de otros, quebrantaran conceptos predefinidos de la misma moral.
Pero no adelantemos los hechos, primero conozcamos a nuestros héroes de esta obra, por delante esta Victor Arturo Andrade, de 36 años, de tez blanca, de 1.80 mts de altura, pelo castaño claro, fornido, con un poco de barriga, pero sin ser panzón, había jugado futbol en su juventud y aun practicaba un poco de gimnasio para no descuidarse, felizmente casado con Alejandra Morales de Andrade, desde hace más de 16 años.
Alejandra, de tez morena, pelo negro muy liso, de 1.65 mts. actualmente con 34 años, se había descuidado levemente después de su ultimo parto y bueno estaba lo que se dice comúnmente un poco “ida de vientre”, sin embargo conservaba su piernas firmes de gimnasta y su culo también firme, la lactancia había permitido que se desarrollaran sus senos de forma bastante generosa, y a pesar que ya habían pasado 8 años de que había destetado a su ultimo vástago, los conservaba grandes, pero sin ser melones, estaban a la altura de un par de generosos mangos tipo Tommy, su carita de rasgos finos con una nariz muy respingada, ojos café claros llegando a tonalidades miel.
Su matrimonio, como pocos, era muy estable, se podría decir que en la balanza pesaban mucho más los ratos buenos que los malos, lo cual también se traducía a su vida sexual, que, si bien no era tan consuetudinaria como al principio de su matrimonio, no pasaban los 15 días sin que hicieran al menos 2 veces el amor.
Acto que les permitía realizarse más a su gusto, ya que todos los conocían como una pareja correcta, que no utilizaba palabras soeces para expresarse y siempre fueron muy correctos y pudorosos en las reuniones, pero dentro de su alcoba daban rienda suelta a sus expresiones fuertes y sexuales, además que les gustaba practicar todo tipo de poses e inventivos juegos de rol y juguetes.
Fruto de esos encuentros, pues el cuadro familiar lo completaban 3 hermosos vástagos, Jose Victor de 15 años.
Victoria Margarita de 13 años y Maria Alejandra de 9 años
Jose Victor, joven muy apuesto, saco la altura de su padre, ya que a la edad que contaba, casi lo había alcanzado en altura, de complexión atlética gracias a que se encontraba en el equipo de gimnasia, de tez blanca como su padre, pero de pelo negro como su madre, era muy extrovertido y bastante maduro para su edad, era muy protectivo, especialmente con sus hermanitas, las cuales siempre molestaba y las hacia rabiar, pero se convertía en un león feroz si algo o alguien las intentaba dañar.
Victoria, se parecía mucho a su madre, morenita de pelo negro, lo usaba corto porque no le gustaba estar peinándose mucho, de cuerpo muy menudito y delgado, pero también como su madre, le gustaba mucho la gimnasia y por ello su bracitos y piernitas estaban muy atléticas, de carácter introvertido era la más pasiva de los tres.
Maria, era más parecida a su padre, de tez muy blanca y cabello castaño claro, al contrario de su hermana tenía el pelo largo hasta la cintura, era su mayor orgullo y lo cuidaba mucho, era un poco más haragana que su hermana y no disfrutaba del ejercicio, además era de buen diente ya que se lograba comer media pizza ella solita, claro, del tamaño mediano, sin embargo como toda niña de su edad, su metabolismo le ayudaba en conservarle su cuerpito tonificado, una pancita un poquito pasadita, pero que compensaba con la energía que desbordaba, era muy extrovertida y siempre quería llevar la vos cantante en todo, aspecto que le costó no pocos enfrentamientos con su hermana mayor.
Victor tiene un negocio prospero, era el dueño de una empresa de contratistas de sistemas de seguridad, básicamente se encargaba de instalación de puertas de seguridad, cámaras de video vigilancia, porteros automáticos, cuartos de pánico, etcétera, tiene un staff muy reducido de 5 técnicos instaladores, 2 secretarias, 1 contador, 1 guardia de seguridad.
Anteriormente había trabajado para una trasnacional como encargado del área de infraestructura de cableado estructurado y mientras trabajó en dicha compañía obtuvo su diploma universitario de Licenciado en Comunicaciones, lo cual le permitió al renunciar y poner su negocio, agenciarse de clientes muy importantes, los cuales ha conservado por su buen desempeño y el excelente equipo con que cuenta.
Alejandra era una ama de casa dedicada a sus hijos y a mantener todo el hogar en óptimas condiciones, lo cual no la demeritaba y tampoco la hacía sentir mal, ya que de ella así lo deseaba, desde que fueron novios con Victor habían acordado que ella se encargaría del hogar y él se encargaría de proveerlo en todo.
Los niños, bueno, Jose Victor en el Bachillerato, mientras Victoria estaba en Básicos y Maria en primaria.
Dentro del equipo de técnicos de Victor esta otro de nuestros personajes principales, don Manuel Castillo, el hombre de confianza de Victor, a pesar que era mucho mayor que él, ya que Manuel rozaba los 45 años, el respeto hacia Victor como el patrón era más que comprobado, Manuel había sido el primer técnico reclutado por Victor cuando este se fue de la transnacional, y Manuel estaba muy agradecido ya que fue oportuno, dado que no completó sus estudios universitarios y lo despidieron pronto de la compañía.
Victor supo capitalizar la experiencia de Manuel y lo puso a cargo del resto de Técnicos de su empresa, y hasta hoy no había tenido ningún reparo con dicha decisión.
Manuel era viudo, su esposa Margarita había fallecido hacia unos 3 años, dejándolo con dos hijos, Manuelito, el mayor que ya contaba los 23 años y su hija pequeña, con tan solo 7 años, Cristina, fue lo que se diría, una gran sorpresa ya que doña Margarita ya rizaba los 35 años cuando nació.
Como bien les explique, Manuel y Victor se conocieron hace mucho tiempo, en la transnacional, si bien Manuel tenía mucha experiencia, el empuje y la visión de Victor lo motivó desde el principio, y así la amistad que surgió fue muy apreciada por ambos, tanto así que cuando falleció Margarita la familia de Victor fue la que apoyo en todo a Manuel y sus hijos, tanto así, que si bien el sueldo de Manuel no le permitía pagar un colegio a su hija, Victor en común acuerdo con Alejandra, se ofrecieron pagarle el mismo colegio que en el que tenían a Maria.
Manuel era totalmente leal a Victor y no en pocas ocasiones se lo demostró, no dejando que los proveedores le tentaran con mordidas para conseguir las compras de suministros y otras cosas que Victor se llegaba a enterar, lo cual no hacía que creciera la confianza en su supervisor.
Lastimosamente Manuelito no tenía mucha cabeza para las ciencias, y a duras penas termino los grados básicos, “es un cabeza dura” decía lamentándose Manuel, sin embargo el muchacho era muy respetuoso y noble al igual que su padre, al salir de Básicos se enroló en el ejército y estuvo por 5 años, luego le dieron la baja con honores, debido a un accidente en el cuartel, donde sufrió una herida en la pierna derecha que le provocó que le operaran la rodilla, recuperó su capacidad de andar y correr, pero ya no era apto para el servicio, por lo que Victor continuo apoyándolo al darle trabajo en el compañía como guardia de seguridad.
Pues como verán, la vida de los Andrade corría normal como las de la mayoría de familias en una ciudad típica latinoamericana, el mayor evento de su vida hasta ahora era la mudanza en que se encontraban, ya que vivian en un barrio donde Victor creció, que si bien tenía muchas cosas accesibles como un Mercado, Tiendas de conveniencia, y acceso a buses colectivos estas comodidades no lograban soslayar el hecho que el barrio se estaba yendo al carajo con la proliferación de las bandas de delincuentes, más conocidas como “maras”, que si bien se dedicaban al trasiego de drogas, pillaje, violaciones, sicariato, hasta el día de hoy no habían tocado a la familia Andrade, razón por la que Victor tomo la decisión de salir de ahí y moverse a una zona residencial que contaba con servicios de Seguridad las 24 horas y garitas y todo lo que una moderna Colonia Residencial tiene hoy por hoy.
En esa coyuntura encontramos a los Andrade, despertando esa mañana de viernes:
Beep, beep, beep, beep – sonó la alarma intempestuosa, provocando que Victor extendiera su mano cual zombi buscando cerebros, hasta encontrar el reloj despertador y presionar el botón de SNOOZE.
– Aaaahhhhg, – bostezo Victor, intentando abrir los ojos, pudo ver que el reloj acusaba ya las 05:30 horas, y sabía que debía iniciar su rutina de ejercicios.
Se sentó en la cama, y volteo a ver a su espalda para encontrar la silueta en curvas de su adorada esposa, recostada de lado, esa figura de reloj de arena siempre lo excitaba, y de repente recordó que sus equipos de gimnasio ya habían sido movidos ayer a su nueva casa, por lo que no podría hacer su rutina de ejercicios acostumbrada, ya solo quedaban en la casa las camas, el armario de Victoria que nunca terminaba de empacar, y las cajas con ropa de Jose y Maria.
Si todo salía bien, hoy sería el último día en esa casa.
Sentado en la orilla de la cama se puso a pensar un poco de toda la historia que dejaban atrás en esa casa, cuando llegaron por primera vez, solo estaba Jose Victor de 4 años, y Victoria de 2, habían vivido casi 5 años con los padres de Alejandra, que si bien no se metieron mucho con ellos, no dejaba de ser un poco incomodos estar tanto tiempo como “arrimados”, se sonrió al pensar en esa palabra que por cierto enojaba a Ale, (así le llamaba de cariño) y le había dicho que no la mencionara delante de ella o de sus papas.
Por la ventana ya empezaba a filtrarse un poco la luz del amanecer, a pesar que el sol no reventaría en rayos hasta las 5:45 según el reporte meteorológico de su móvil, la luz que penetraba en la habitación permitía ver en penumbras a su alrededor, volteó a ver nuevamente a Ale y pudo notar como la suave sabana marcaba toda su figura, extendió su mano y encendió su lampara de cabecera y esta descubrió el cuerpo de su esposa, permitiendo que se trasluciera un poco a través de la delgada sabana que estaba como a ella le gusta dormir, solo en ropa interior, hermoso calzoncito de encaje y un top que le daba comodidad y ajuste a sus senos durante la noche.
Victor no lo dudó, tenía tiempo, usualmente hacia 20 minutos de ejercicio en su gimnasio personal, así, que bueno, tenía 20 minutos para ejercitarse de alguna otra manera.
Se recostó nuevamente y levantó las sabanas para hacer cucharita con su esposa, le besó su hombro descubierto y pudo sentir el dulce aroma del cuerpo de su mujer, el cual siempre lo prendía, una mezcla entre jazmín y rosas dulce, adoraba esa fragancia, y así comenzó a besar poco a poco todo el hombro y la parte de atrás del cuello de Ale.
-mmmmmm, – un dulce quejido que emitieron los hermosos labios de su esposa fue lo que logró arrancar Victor con sus besos y caricias que estaba propinando a la espalda de su mujer, un quejido entre aceptación y reclamo por ser despertada.
Victor continúo besándole toda su espalda, y conforme fue recorriendo la misma iba retirando los tirantes del top, con lo cual pudo descubrir sus generosos senos los cuales fueron atrapados por su mano derecha, ya que la izquierda estaba casi inmovilizada por la posición en que estaba.
– Vaya que cariñoso amaneciste hoy mi amor – le susurro Ale, que a todas luces empezaba a disfrutar de las caricias de su esposo, principalmente la mano que tenía aprisionado su seno derecho y peleaba con su pobre pezón al cual estrujaba suavemente con su dedo pulgar e índice.
– ¡Que rico papi! – exclamo Ale, repegando su generoso trasero a su castigador, que la estaba calentando de forma experta, como a ella le gustaba.
Realmente Ale estaba en disposición, habían pasado una semana de locos con todos los cambios de la mudanza, y ya que Victor no podía descuidar el negocio familiar, ella fue la lideresa que se encargó de coordinar todo durante esa semana, y ya tenían más de 15 días sin echar un polvo, así que muy agradecida llevo su manita hacia atrás acariciando las piernas de su esposo.
Luego subiendo un poco más pudo notar que la disposición de Victor era total, ¡no tenía puesto su bóxer!, Victor anticipándose ya se lo había quitado, así que cuando la manita de Ale siguió explorando pudo encontrarse con el pene de Victor ya en plena erección, su manita lo rodeo y apretándolo, volteó la cara hacia Victor, encontrándose con un par de ojos brillantes de lujuria y pasión – Wow bebe, sí que tienes ganas, ¡que rico estas papito! – exclamo sonriendo ampliamente Alejandra, volteándose completamente para poder tomar con las dos manitas el tolete de su esposo.
Ya de esta forma Victor pasó su mano izquierda por la cabeza de Ale, atrayéndola hacia él, y buscando con sus labios los de su esposa, para luego entregarse ambos a un beso largo y profundo, poniendo a sus lenguas en una lucha mortal, intentando ambos envolver al otro para poder disfrutar a su totalidad de ese encuentro.
Mientras que se besaban, Ale soltó la verga de Victor para poder sacarse su calzoncito rosado de encajes, que ya presentaba una gran mancha de humedad provocada por el momento, se terminó de sacar la prenda con los pies y libre de ella pasó su pierna sobre las de su esposo, aun acostados uno frente al otro, y repegó su entre pierna buscando sentir la cabeza del tolete de su marido que le rozara su canal de placer.
Víctor, acostumbrado a ese movimiento, empujó sus caderas para permitir a Ale que lograra encontrar con su conchita el cabezón de su verga, pudo sentir como rozaban ambos y el placer se multiplicaba, sus manos no dejaban de acariciar a su esposa por todos lados, sus pechos, sus caderas, sus nalgas, toda ella recibía las caricias de sus manos.
Ale, sentía que la respiración se le aceleraba, sabía que su condición de precoz siempre la ponía en desventaja con su esposo, ya que casi siempre ella se venía primero que él, así que no lo dudo más, y en un movimiento de lo más practicado por mucho tiempo, se colocó sobre su marido, viéndolo de frente y con su manita derecha busco el tolete de su esposo y lo guió a la entrada de su cuquita, y al tenerla apuntada a ella, se procedió a penetrar ella misma, poco a poco.
Victor podía sentir como resbalaba su verga dentro de la puchita de su esposa, tenía que reconocer que ya no estaba tan apretada como en otros tiempos, pero el calor que se sentía lo compensaba y la forma de mover las caderas igualmente era lo mejor, tenía un movimiento que él había bautizado como “la lavadora” en la que la cintura de su mujer rotaba haciendo círculos, permitiendo que su verga tocara todo el interior de ella.
Ale gozaba con la verga de su esposo dentro de ella, podía sentir esa barra de carne caliente muy profundo en su interior, y a pesar de que ya no tenía un útero para que topara, dado que después de tener a Maria, los doctores le recomendaron hacerse la histerectomía para evitarle problemas futuros, ella podía sentir que la verga de su esposo le saldría por la boca – Así papito, así, dame duro, rómpeme la cuca con esa vergota que tienes, ufff, que rico, que ricoooooo, sigue así, mi amor dame duro, duroooooo.
Las exclamaciones de Ale no hacían sino encender más a Victor, y ella lo sabía, ya que él respondía en la medida que ella lo azuzaba – Si, te gusta, te gusta mi verga verdad mi amor, te gusta mi verga en tu concha riquísima verdad mi cielo, te gusta que te coja verdad, ahaaahgggg, que rico como me cocinas con tu horno mi putita, mi adorada putita… agggg.
– Si Victor, siiiiieee, dame más verga, vamos mi dueño, métele esa verga rica a tu puta, soy lo que quieras, haaaaahggggg, me vengo, me venggoooo mierdaaaa, ya no aguantoooo, aprietameeeee, más hasta el fondoooooo, ah!.
– Que ricoooo … que rico mi amorrrrr, yo también, ahí te vooooy, haggggg,
En un abrazo total ambos sintieron que sus sexos explotaban en una tormenta de sensaciones, con cada lechazo que salía de la verga de Victor y se estrellaba en el fondo de Ale, ella podía sentir cada pulsación del tolete de su esposo, cada vibración emitida por la verga de Victor provocaba una reacción en cadena en las paredes vaginales de su adorada Ale, la cual sentía como si la elevaran al quinto cielo.
Al terminar el ultimo lechazo, ya Ale está totalmente desparramada sobre Victor, y no dejaba de darle besos en toda su cara, Victor sabía muy bien que esa era una señal de que había disfrutado incondicionalmente del polvo en cuestión, aun con la verga metida dentro de su esposa, le sostuvo su carita y le dio un beso tierno en sus labios – Te amo mi chaparrita.
– Yo también te amo mi canche lindo – le respondió Ale, que entonces hizo un movimiento simple de dejarse caer sobre su izquierda y suavemente el tolete semiflácido de su esposo se escurrió fuera de su conchita que se veía muy colorada por la batalla recién librada.
Ambos quedaron acurrucados, mientras el reloj marcaba las 06:00 A.M, el sol ya tenía 15 minutos que había salido y sus rayos, atravesando la ventana habían presenciado la faena que esta pareja acababa de realizar, siendo un mudo testigo de una sesión de amor y sexo, mientras que al fondo de la habitación se oía casi imperceptiblemente como cerraban lentamente la puerta que había estado semiabierta durante toda la escena.
Continuará.
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