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Heterosexual, Infidelidad, Intercambios / Trios

Infidelidad III: Secuelas y daño colateral (3.2)

Cuando parece que todo va bien, la onda expansiva alcanza a la pareja, el esposo es un toro cornudo, ahora será la esposa una vaca con cuernos….

Recuerda valorar y comentar el relato, todas las críticas son buenas, me motivan a mejorar.


Me quitó el pantalón, la truza y calcetas mientras me dejaba acostado sobre una pila de almohadas, reclinado para mayor comodidad además de regalarme una magnífica vista.

Las dimensiones de mi esposa son un factor importante, cuando intimamos mi pene parece enorme, en medio de sus nalgas, por su vagina, cuando lo acuesta en su rostro.

EaEx es una mujer “gigante”, mi pene se ve normal, incluso, en alguno podría decir qué pequeño, sobre todo cuando se lo hundo por el ano, pero vayamos por partes, porque en ese momento se traga toda la longitud sin usar las manos.

Carajo, caí en el juego de mi esposa, comparaba la habilidad de felación de ambas mujeres de forma involuntaria, y debo decir que declaro a EaEx como la vencedora.

¿Cómo es eso? Simple, no era que su capacidad oral fuera mejor, tampoco que sus técnicas fueran muy superiores, la diferencia radica en la capacidad de EaEx para hacerme sentir deseado.

Antes de meter todo en su boca hasta la garganta me “apapacho” de una forma que nunca nadie había hecho.

Incada frente a mi recorrió mi piel hasta más allá de los límites explorados por mi esposa. Repto lento partiendo desde mi pelvis, su técnica es interesante, prensión suave alternada entre mano cerrada o palma abiert combinada con tenue fricción, papando mi carne ya sea ingle, testículos, entrepierna, muslos, abdomen, pechos, brazos regresando en sus pasos con círculos hasta bajar a mis nalgas, mis nalgas…

El promedio de los hombres y mujeres pasan desapercibida esa zona masculina, sentir la presión de sus manos, la suavidad, el filo de las uñas, esos movimientos circulares que separan mis “cachetes” exponiendo mi ano, sus dedos tocando por primera vez en mi vida ese espacio doblado entre nalga y pierna, la combinación de todo es, simplemente sublime, un masaje erótico que deba huella.

Mientras toca mi cuerpo transmitiendo afecto que me hace sentir deseado, mi pene es colmado con mimos faciales, no lo metió de golpe a su boca para tragarlo con desesperación, lo hizo con calma, disfrutó el momento restregando la erección por sus mejillas, captura solo entre oreja y cuello, frota la punta de su nariz con el frenillo subiendo por su entre ceja hasta la frente, habla con él directamente, le dice que es muy bonito, simplemente hermoso, más grande que el promedio, jugoso como corte fino, caliente como el fogón, le dice lo mucho que desea tenerlo dentro, de pronto planta un beso por aquí, otro por allá, lame desde la base hasta la punta, todo con esmero, como si lo amara, me hace sentir que realmente disfruta de complacerme y no un acto de venganza, despecho o porque se espera que dos adultos hagan en la intimidad.

Esa mamada que suele ser un acto vulgar o un acto de amor, fue en realidad un acto sublime de deseo, un acto de una mujer servicial que desea decirle a su hombre lo mucho que se muere de ganas de que le hagan el amor.

No puedo distinguir el momento en que pasó de ese acto supremo de amor a la mamada profesional que describí al inicio, se trató todo de una maniobra en su totalidad, un todo que me hacía suspirar, gemir y temblar como nunca lo habían hecho.

En algún momento liberó sus senos bajando su vestido y brasier, nunca había visto un par de senos tan grandes, flácidos, gordos, blancos, de pezón rosa intenso, tibios. Mi esposa tiene un par de hermosos senos que caben, si me pongo exigente, en una sola de mis manos, EaEx tiene un par tan grande que necesito 2 manos para cubrir en su totalidad uno solo.

Cruzó sus brazos extendidos hasta tocar mi pecho, se apoderó de mis pezones para jugar con ellos a hacer terrones, el cruce aprisiona mi pene entre sus senos, no en su pecho, justo en medio de sus senos, maldita sea, qué cosa más suave y tibia.

Me tenía estupefacto, juega con mis pezones aprisionando mi pene con sus senos mientras masajea lo que sobresale (glande nada más) con la lengua.

Eso sobrepasó el umbral del placer brincando a la tortura, fue simple demasiado placer, tanto así que me sentí abrumador imposibilitado incluso a eyacular.

Pero no fue todo, parecía perro pavloviano respondiendo a la campana soltando una cantidad inmensa de saliva. Gracias al cielo no duró mucho, permitiendo a mis sentidos liberar el sobre estímulo y volver a los niveles normales… Pobre pendejo de mi. Delante mío se quitó el vestido quedando únicamente con su brasier.

EaEx: Esto es algo muy, pero muy especial, se he hecho a mi esposo únicamente, y solo en ocasiones muuuuy especiales.

Ajustó su brasier para levantar y juntar sus senos, guió mi pene para que entrara por debajo de la prenda justo en medio de sus ubres. Con la mirada fija en mis ojos se metió el glande en la boca para seguir complaciendo mis terminaciones nerviosas con su lengua liberando abundante saliva.

El fluido se desliza por mi pene mojando los senos que ahora ella presiona y mueve de arriba a abajo, a veces ambos, a veces uno solo, a veces los libera para usar sus dedos y torturar la punta con un masaje dactilar en círculos o azotarlo como si tocara el piano.

La combinación de todo era demasiada, abrumado por tanto placer no tenía que concentrarme en nada para no eyacular, aún así, la maldita se pausaba para sonreír y conversar.

EaEx: ¿Nunca notaste nada fuera de lo normal en su vida sexual? En casa el deseo de Ex bajó, decía que era el trabajo y yo le creí… A mi me cuesta trabajo creer que tu esposa no haya tenido otro tipo de intimidad… ¿Sín sexo anal? Puede ser ¿Siempre uso condón? Factible ¿Nunca les dió oral? Sospechoso ¿Ellos le daban sexo oral, pero ella no? Hmmm no lo sé…

Sus palabras me servían para despejarme, esos instantes eran peligrosos, me permitía concentrarme en el placer llevándome peligrosamente al orgasmo.

Ella siguió y siguió, tranquilamente se detuvo hasta que se le dio la gana, no sin antes detenerse varias veces al sentir y escuchar las señales previas del orgasmo, momentos en que dejaba mi pene de lado para dirigir sus mimos a otras partes de mi cuerpo repitiendo “calma, calma, tranquilo, hay tiempo, reeeespira, reeeespira, tranquilo, así, prolonguemos esto”.

Algunos “sustos” después decidió dar por terminada la sesión oral, dejó mi pene empapado de saliva, goteando preseminal, rojo por la presión sanguínea, creo que muchos hombres se habrían desesperado, pero yo no, vine a experimentar, a probar, a dejarme hacer y ser guiado, al menos hasta que sea mi turno de mostrar, el cuál llegó con una invitación.

EaEx: Aaah *exclamación de sorpresa con una sonrisa* mira cómo estás, duro, caliente, enooorme, creo que hasta aquí con el oral, debo decir tienes muy buen aguante y autocontrol.
Eo: Gracias… Eso fue… Hermoso…
EaEx: *muuuuuuuac, beso en la base, entre falo y testículos* Alguna vez te voy a complacer con mi boca hasta que termines… Te prometo que me voy a tomar todo *guiño sonriente*
Eo: Esperare paciente el día…
EaEx: Ahora, por qué no me muestras lo que puedes hacer con tu boca y manos… Te prometo que no hay sloppy seconds *risa pícara*.

La ayudé a levantarse, tanto tiempo de rodillas le pasó factura con su peso. Antes de tirarla a la cama la tome por su rostro para besarnos apasionadamente como agradecimiento. Por un momento pensé en mi esposa lo mucho que le dolería verme besando a otra y eso me llevó a pensar que nunca mencionó no haber besado a esos hombres.

No era la primera vez que sentía el sabor de mi pene, he besado a mi esposa después de un oral cientos de veces, y sin embargo, no es el mismo sabor, si lo piensas es obvio, el sabor del aliento de mi esposa no es el mismo de EaEx.

Disfruto besar a esta hembra con pasión, juega con su lengua en mi interior frotando todo. De nuevo las manos no se pueden quedar quietas, esas malditas manos capaces de hacer a un hombre flotar.

Dispuesto a no dejarme vencer devolví el favor recorriendo sus carnes, no solo sus glúteos, algo que cualquier hombre haría, me enfoqué en tocar su espalda, cuello, hombros, piernas.

Mi esposa se derrite con mis manos, ella no, es decir, estoy seguro que le gusta, tanto como a mi, pero no se trata de eso que mi esposa siente, me pregunto si su esposo se vuelve loco con sus manos como mi esposa con las mías.

Al terminar el beso bromeamos con sentir el sabor de mi pene ahora si directo de la botella y no de los labios de su esposo, reímos como adolescentes acalorados con la ocurrencia cerrando ella el momento con *Sabe muuuucho mejor directo*.

Ayudé con el peso de su carne usando mis brazos para acostarla en la misma posición que tenía yo hace un momento.

Antes de ir a devolver el favor en su genitalia me detuve para besarla montada sobre ella como si nos amaramos. El beso era profundo y muy rico pero carece de esencia, es puro placer físico, profundo y con una innegable conexión y química, pero definitivamente no hay amor o ninguna posibilidad de que evolucione a algo más que no sea un cariño profundo.

En mi camino cuesta abajo me detuve en los senos, más que senos son sandías. Había visto en revistas para adultos, Internet y películas senos enormes, pero tenerlos frente a tí es otra historia, una más suculenta.
Debo decir que al me pegue a sus glándulas mamarias como becerro o neonato hambriento, estaba asombrado con lo que tenía para mí, engolosinado mame y mame tiernamente, debía aprovechar, no hay forma en el mundo que mi esposa desarrolle un par de senos de este tamaño, al menos no de forma natural.

Entre chupada y chupada alternada entre pezones fui recuperando la cordura gracias a los dulces gemidos de placer de EaEx, recordé que soy un caballero y es mi deber devolver el favor. Reduje el ritmo de succión, incorporé mis dedos y dejé volar mi imaginación.

Alejado del centro comencé a lamer desde afuera hasta el centro sin llegar a la aureola, usé mis manos para palpar suavemente usando la yema de los dedos alternando entre caricias y presión.

Cuando usé la boca para estimularlos se pusieron duros de golpe, ahora que juego con ellos usando su técnica en su contra ví como subieron un poco de altura, aumentaron su tamaño y se pusieron más duros.

EaEx seguía gimiendo, exclamaba dulces palabras de satisfacción llegando a ser indiscreta y confesando que sus pezones son extremadamente sensibles, incluso llegó a caer en el juego de las comparaciones y se le escapó decir “Ningún hombre me había hecho esto”.

Motivado y decidido a darle mucho placer redoble mi esfuerzo amasando las ubres, exhalando sobre las aureolas y pezónes, lamiendo las aureolas sin llegar al pezón, en ese proceso hubo un cambio de rol y ahora era yo el perro pavloviano.

Salivaba tanto que dejé caer gotas sobre los pezones humectando con fresca saliva tan sensible zona para beneplácito de EaEx quien en medio del placer recibo hizo otra confesión “Me encanta que me mojen con saliva, como nene que juega con el pezón”.

No caía en cuenta de lo hábil y sutil que es esta mujer, pues “soltando” indiscreciones me iba guiando de cómo es que debía hacer las cosas, incauto yo que seguía las instrucciones pensando que era un maestro en la cama, pero supongo que la experiencia y diferencia de número de amantes juega un papel importante.

Continue con mi asalto besando las aureolas con besos húmedos con algo de succión, en mi cabeza recordaba todo eso que le hago a mi esposa y como lo disfruta, así que simplemente estoy emulando lo que hago con ella con resultados mucho más exponenciales gracias a su sensibilidad.

El pináculo del placer fue cuando volví a retomar el acoso a los pezones, parece ser que jugar punta con punta es altamente efectivo porque EaEx dejó la sábana para aferrarse a mi cabeza gimiendo, gritando de placer palabras de gratitud. Habiendo llegando a eso hice una combinación de todo integrando mis dedos al asedio, nunca había leído y jamás se me había cruzado por la menta la idea de que una mujer pudiera tener un orgasmo sólo como tocar sus senos, y sin saberlo o buscarlo, EaEx me pedía berrando que me detuviera gritando falsas advertencias a la par que ofrecía una apócrifa resistencia.

En ese momento mi esposa dejó de ser la única hembra que se había beneficiado de mi cuerpo, pienso en eso mientras beso apasionadamente a EaEx, dios, esa mujer sabe y le encanta besar, sobre todo tras haberse venido.

Durante todo este tiempo no he perdido ni un solo bar de presión en mi ariete de carne, palpita caliente ansioso por penetrar la carne de la rolliza madre de 3, pero aún no es momento, primero tengo que bajar a beber agua, es el deber de todo hombre que valore la compañía de una hembra.

Tengo frente a mí lo que esperaba de una mujer con sobrepeso y 3 hijos en su haber. Labios grandes “deformados” por la grasa, labios menores salidos formando alas de mariposa, depilada a la perfección emanando dulce néctar de su interior, sus piernas tenían un color más oscuro que el resto de su piel, algo de pellejo colgando, si ignoras esos detalles físicos propios de una mujer de sus condiciones, todo lo demás es impecable, huele bien, a limpio y jugos, sabe mejor.

Cuando retome el descenso pase a morder las orejas y besar el cuello descubriendo algo más de EaEx.

EaEx: Ahhh, basta, por favor, hay cosas que quiero seguir conservando solo para mí esposo…
Eo: ¿El qué?
EaEx: Soy muy sensible en esas zonas… Puedes tocar, pero no usar tu boca.
Eo: Entiendo… ¿Lo amas cierto?
EaEx: Con locura…
Eo: Está bien… Hagamos lo nuestro, guardemos nuestros secretos para nuestros cónyuges y creemos nuestros propios secretos…
EaEx: Aceptó…

Seguí con mi descenso besando su cuerpo, tanta carne a mi disposición me volvía loco. Soy un buen alumno, imitando a la maestra iba tocando su piel arrancando sonrisas y gemidos, haciendo alarde de fuerza tallaba mis dedos como arañando con las yemas dejando sendas marcas.

El final del trayecto fue una maravilla, tenía frente a mi la segunda vagina de mi vida, pero antes de pasar al ataque exploré las piernas, gordas, flácidas, tersas. Inclinado besé todo menos la vulva, esa la quería dejar para el final.

Tener manos grandes es una ventaja, pero no hay manos tan grandes para abarcar toda esa carne, a todo eso ella respondía gimiendo y hablando…

EaEx: hmmm… Antes de los hijos… Ahhh, siii… Trabajé con una… Oooh dios que delicia… Criminologa forense… entiendo por qué tu esposa… Mmmm… Ama tus manos… Ella me dijo que… Oooh dios repite eso… Los asesinos quieren ser atrapados… Justo ahí, delicioso… Por eso dejan hmm, pistas o fiiiiirman… Hmmm su trabajo… Tu esposa no es una asesina… ¡Ah!… Pero definitivamente Hmmm… Quería ser atrapada… ¡Ya basta, comeme el coño!

Fiel a sus deseos formé un triángulo con mis manos sobre la vulva estirando suave la piel exponiendo esos detalles que la gordura oculta, un clítoris prominente, labios abiertos mezcla de lo flácido y el deseo ardiente, jugos cristalinos impregnando su interior.

Tener presos sus labios menores estirados por succión hasta el fondo de la garganta fue una experiencia nueva, podría mascarlos, pero quizá le dolería, la opción más viable fue jugarlos en mi boca mientras juego con su clítoris.

Sabía que las mujeres gimen cuando disfrutan, intuía que era diferente entre una mujer y otra, EaEx gime conteniendo su placer, años de hacer el amor en silencio para no despertar a sus hijos la acostumbraron a privarse de los berridos de juventud.

A todo esto sus manos simplemente no se pueden quedar quietas, nuca y hombros reciben amor mitigando el cansancio gracias a sus caricias.

Está mujer me comparte su forma de hacer el amor, aquella que estaba hasta ahora disponible solo para su esposo. Ella, a diferencia de mi mujer, no tiene ninguna faceta que explorar, no le queda nada nuevo, tiene muy marcada su forma de amar.

Una pregunta sin formular surgida de sus preguntas ronda desde hace rato por mi cabeza, embriagado de placer me es imposible estructurar las palabras, pero simplemente no me deja en paz.

Recojo el exceso de saliva que corre hacia la apertura anal, usando mi dedo anular tanteo el terreno del esfínter para descubrir que es, como el resto de su cuerpo, grande.

2 falanges se hundieron sin problema arrancando un gemido largo ahogado por la sábana que muerde con fuerza. Abandonada a su placer soltó la sábana y se enfocó en decirme como darle placer.

EaEx: ¡Aaaah! Qué delicia, usa tu boca, succiona mi amor, hmmm, assiiii cariño, chupa mi clítoris, así, así, así, así, ooohmmm, me tienes mojada amor, Aaah, detente, detente, detente, basta, para, me voy, me voy… ¡Hmmm!

Ignore todas sus súplicas y avancé hasta hacerla venirse, bendito sea Ex, bendita sea mi esposa, bendita sea su infidelidad, me estaba perdiendo de mucho, me estaba perdiendo de todo.

EaEx se vino apretando sus labios con un tímido chorrito, lo suficiente para dejarme probar su sabor.

Ea sonríe agitada despatarrada en la cama abierta de piernas, sus gordos senos cuelgan a cada lado de su cuerpo, mantiene los ojos cerrados, su rostro que normalmente da miedo, ahora transmite paz.

Acostado a su lado la abrazo “picando” su panza, mantengo una pujante erección, estoy listo para penetrarla, pero primero necesito transmitirle el afecto y deseo que hasta ahora ella me ha transmitido.

EaEx: Eso no es justo… Llevo 2 orgasmos y tú ninguno…
Eo: Soy todo paciencia… Además, nuestros cónyuges jugaban más o menos igual, mi esposa tenía muchos orgasmos, tu esposo uno solo.
EaEx: ¿Nosotros vamos a jugar igual?
Eo: Bastante similar, quiero conocer bien tu cuerpo, explorarlo, disfrutarlo hasta colmarte de orgasmos, mandarte a casa saciada… Al menos de mí, procuremos guardar un poco para tu esposo.
EaEx:… Hay de sobra para él, lo hacemos 1 o 2 veces por semana.
Eo: ¿Cómo es posible?
EaEx: Así… Antes pensaba que era el cansancio del trabajo o la costumbre, apenas si lo hacemos de 3 o 4 maneras, baja a tomar agua esporádicamente, lo único constante son mis pechos, zonas sensibles y anal… Ahora sé que su falta de interés se debe a tu esposa, aunque ahora sigue sin mostrar mucho interés, aunque 2 veces por semana es algo así como la nueva norma.
Eo: ¿Eso es todo? Unas cuantas poses y 2 veces por semana ¿Al menos tienes orgasmos?
EaEx: 1 o 2 en cada encuentro…
Eo: Ahora estoy furioso con tu esposo, a mi esposa la hacía venirse varias veces en varias poses ¡Y contigo solo 2 veces por semana, algunas poses y con suerte un par de orgasmos!
EaEx: Cuando tienes tanto tiempo juntos y has tenido 3 hijos, la pasión se apaga un poco.
Eo: Yo digo que a la mierda con eso, me vas a hacer una lista de poses que quieras probar y las haremos juntos, voy a hacer que te corras una y otra vez como plaza de toros y cada vez que nos veamos iremos creando secretos íntimos solo para nosotros. *Sosteniendo su rostro sosteniendo la mirada*.
EaEx: ¿De verdad quieres hacer eso?
Eo: Sí.
EaEx: ¿Por venganza o por coraje?
Eo: Por el puro puto placer de hacer sentir bien a mi amante *cerrando la conversación con un beso apasionado*.

Presas del deseo posicionamos nuestros cuerpos para por fin consumar el coito. Deslizar mi carne penetrando profundo la segunda humanidad de mi vida fue una experiencia divina, tibia, húmeda, esponjosa, agarre suave, los gemidos de ambos fusionados deleitando la primera penetración.

No hubo palabras, solo movimientos de pelvis alternados, acostada sobre su espalda con las piernas en mis hombros comencé rotando la cadera moviendo de un lado a otro la verga empujando hasta el fondo y salidas diminutas, ayudando de paso en el proceso de dilatación, ella cooperaba con estimulación física y visual, una mano acaricia mi cuerpo, la otra estimula sus rígidos pezones.

Les juro que me dolía el pito de lo duro que lo tenía, al menos estaba capturado en su interior disfrutando de la sensación térmica, la humedad y el sutil tanto como exquisito estrangulamiento de su interior.

Continúa.

16 Lecturas/27 julio, 2025/0 Comentarios/por RelatistaDan
Etiquetas: anal, culo, infidelidad, madre, mayor, orgasmo, sexo, vagina
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