Inocencia? Final
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Ya al pasar muchos meses e incluso unos añitos, mis visitas a la casa de Inés, la amiga de mi mamá, era muy seguido, cuando yo estaba por cumplir mis 17 años ya Carmen la hija pequeña estaba cerca de los 13 y su cuerpo parecía de una mujer de unos 19 años, de las hijas esta chica creció mucho más.
Un fin de semana en mis acostumbradas visitas se celebraba el cumpleaños de Esteban y se hizo una fiesta que duró hasta muy altas horas de la noche, bailamos, tomamos y jugábamos los chicos, mientras los adultos hablaban y bebían.
En una pieza que bailaba con Carmen ya avanzada la noche, su olor corporal era muy agradable, su aliento era como a fresas, sudábamos por el calor y ella se secaba con un pañuelo de tela gruesa, cuando nos tocó bailar una canción lenta, ella me tomaba del cuello y yo daba casi a su barbilla y por su puesto tenía cerca sus tetas que eran más grandes que la de sus hermanas, en nuestra danza nos alejamos un poco hacia la parte de la habitación más oscura y donde no se veía mucho lo que hacíamos.
Carmen agarró su pañuelo y comenzó a secar su sudor y metió la mano por sus senos para secar el que corría por allí, ella sabía que a mí ya me gustaba por lo crecida que estaba y no dudo que supiera lo que acostumbraba hacer con sus hermanas.
Ella al sacar la mano de su blusa, me pasó el pañito por la cara a lo que yo le dije, espero que todo tu cuerpo tenga el mismo olor y bajé la mano por su espalda y toqué sus nalgas y moví la mano hacia adelante y palpé por encima del pantalón su cosita, ella se sonrió y me apretó más y seguimos bailando, desde ese momento comenzó el cortejo, yo le sobaba su espalda y bajaba cuando nadie nos veía hacia sus nalgas, mientras ella sobaba mi nuca y apretaba su cuerpo contra el mío, me erección no se hizo esperar y yo ya sin vergüenza le hacía saber cómo me tenía para ese momento, mientras le apretaba la cintura contra mí miembro.
Las personas se fueron marchando y llegó un momento en que quedamos solo los jóvenes, poco a poco se fueron a costar.
Ya cuando solo quedamos Esteban, un amigo, sus hermanas, él me indicó que subiría a su cuarto y que me dejaría la puerta abierta porque en la organización para dormir yo lo haría en su cuarto que era lo normal.
El amigo se quedó dormido en un mueble y apagamos la luz por completo para no despertarlo, luego se retiraron Luisa y Mirian sin antes decirle a Carmen que no hiciera bulla cuando fuera a acostarse, nos quedamos solos Carmen y yo, la madrugada estaba muy fresca y salimos al porche de la casa porque yo quería terminar mi trago antes de ir a dormir.
Nos sentamos y comenzamos a hablar, yo fui directo y le dije que me tocara para que viera como me tenía y ella sin más puso su mano sobre mi pene.
Se rio en voz baja y yo le puse la mano sobre su medio.
Nos besamos pero estábamos pendiente que no apareciera ninguna de las hermanas y que nuestro amigo no se despertara.
Ya con el alcohol en la cabeza, me dejé llevar por la pasión y comencé a besar aquellos labios hermosos, su saliva era como dulce, su aliento fresco y mis manos comenzaron a hacer lo suyo, tocaba aquellas tetotas, las sobaba, bajaba mi mano y le tocaba su entre piernas, ella abría las piernas y al sentir mi mano las cerraba apretándola entre ellas, en un momento al bajar mi mano la metí por dentro de su pantalón y al llegar a su rajita, ella apretó nuevamente sus piernas dejando mi mano prisionera, como pude comencé a mover mis dedos y pude pasar el índice por el medio de su cuquita, ella abrió las piernas y pude palpar sus labios vaginales y logré tocar su clítoris, sentía aquella cueva muy mojada, sus líquidos salían y me inundaban la mano, solo recordar aquel momento me hace parar mi pene, saqué la mano y olí el aroma de aquello jugos, tenía un olor dulce, aquella cuca era virgen y limpia.
Seguía besándola y le afloje el botón del pantalón para poder meter la mano con comodidad, ella tomó mi mano y me dijo al oído, vamos al cuarto de mi hermano, que como está tomado no se despierta con nada, entramos a la casa y subimos al cuarto sin hacer ruido.
Al llegar el colchón donde dormiría estaba tendido y listo para usar.
Nos acostamos con cuidado y comenzamos a besarnos nuevamente, yo metía mi mano en su cuca, sobaba sus labios vaginales, bajaba hacia su culo y volvía a hacer la misma rutina.
Ella mientras me sobaba la espalda con una mano y con la otra sobaba mi pene, le quité el pantalón y su blusa, quedando en pantaletas y sostén y yo hice lo propio quedando en interiores, seguía mi rutina con los besos y me monté encima de ella, besaba sus labios con pasión, frotaba mi verga contra su vientre y ella abría cada vez más las piernas, cuando ya estaba a reventar me saqué el pene y lo volví a frotar sobre su entrepierna, ella metía su mano y me lo sobaba, le aparté a un lado su pantaletica y puse la cabeza de mi mástil en su rajita y ella me decía al oído bajito, soy virgen y yo le respondí lo haremos con cuidado y hasta donde tú quieras.
Di inicio a la penetración, lo hacía de a poquito, mi pene estaba full de líquido preseminal y cuando entraba en su raja se iba solo hacia dentro, entonces, cuando yo sentía que ella apretaba las piernas, sabía que era porque sentía dolor, me quedaba quieto en mi movimiento y seguía besando aquellos labios, cuando sentía que ella aflojaba y movía su vientre yo empujaba para meterlo más adentro, nunca, que recuerde tomé un virgo con tanta delicadeza, esta rutina fue seguida hasta que noté que ya mi verga había entrado toda, ella me decía palabras al oído, que le gustaba, que le diera, que no le dolía, que rico se siente y aquello a mí me inspiró y tomé su cuerpo con suficiente confianza, besaba sus labios, ojos, sus senos, metía mi mano por debajo de su cadera para que mi guevo entrara hasta la pata, mi mete y saca era pausado para el goce y disfrute de ambos, cuando ya estaba por llegar le dije que llegaría fuera de ella y me dijo que llegara en su culo, aquello acabó con mi sensatez, cuando ella se dio vuelta, palpé el agujero de su culo, puse la cabeza de mi verga ya por explotar y con lo lubricado que estaba, comencé a empujar ya con cierta presión por estaba que reventaba, cuando entró la cabeza ella apretó su esfínter y no aguanté más y me desparramé en un torrente de semen que ni yo mismo lo podía controlar, ella me había tomado de las manos y me apretaba indicando que sentía dolor, pero cuan do uno está eyaculando por inercia busca es de meterlo todo y así lo hice, ella gimió y nos quedamos quietos mientras de mí salía hasta la última gota de leche, así estuvimos un largo rato hasta que mi falo se salió por sí solo.
Nos besamos y la acompañé al baño, al ella salir del baño entré yo para asearme y luego nos despedimos con un largo y profundo beso y un abraso fuerte, ella me dijo lo mucho que le había gustado y que deseaba se repita, antes de entrar en su habitación la volví a besar y pasé nuevamente la mano por su entrepiernas.
Al día siguiente estuvimos en la playa y no tuve contacto con ella para que no supieran sus hermanas lo pasado con nosotros.
Por un largo tiempo estuve visitando aquella casa, hasta que me fui del estado a otro por razones de estudio.
No volví a tener relaciones con ninguno de ellas, ni con Esteban, ni con sus hermanas.
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