Inocente tentación. Cap 1. Flor (Víctor)
Una amiga, un encuentro casual, inocencia juvenil y pasión. .
En esta cuenta somos dos personas, yo y Estefania, mi confidente. Ambos vamos a escribir nuestras vivencias reales solo cambiando nombres de los involucrados que no seamos nosotros.
Me llamo Victor y voy a contar a través de tres a nueve capítulos (y dos conjuntos de historias: «Inocente Tentación» & «Destrucción y comienzo») cómo a lo largo de seis años pasé de ser un chico pasionario con una linda chica a un hombre dominante con una bella sumisa. Tras eso, supongo que voy a escribir ficciones convinadas con vivencias de conocidos o amigos.
Para aquel tiempo, a inicios del 2004, yo tenía 18 años, no destacaba para nada en la escuela ni tenía un rumbo muy claro en la vida. No era ni muy inteligente ni muy atractivo, había ido algún tiempo al gimnasio, pero lo dejé al no sentir motivación. Al cabo de dos meses de terminar la secundaria en mi pueblo me mudé a la capital bonaerense para explorar nuevos horizontes y me topé con una chica que al año se convirtió en mi primer novia, se llamaba Florencia. Trigueña, de tierna cara, de actitud, medio inocentona y de un cuerpo que no destacaba mucho lo vieses por donde lo vieses. En principio fue mi amiga, y a los tres o cuatro meses de conocernos y entablar una amistad tuvimos un acercamiento. Cabe destacar que ella tenía mi misma edad.
Estábamos en mi departamento que a duras penas podía pagar, sentados en el sofá mirando una película que elegí y que era intensamente aburrida. Yo le acerté un disparo con un pedacito de una papa frita y ella sonrió. Empezó allí una guerra con lo que teníamos a la mano hasta que, en un intento por agarrar algo que se encontraba más cercano a mi que a ella en la mesita, se cayó al suelo y me arrastró. Allí estábamos, ella encima mío con mi pierna derecha entre las suyas, arqueada y apoyando a todo tacto mi rodilla con su vulva. Se sonrojó, me sonrojé y reí torpemente. Ella me acompañó en la risa y rápidamente se disculpó, mas no se movió de allí.
– Estás bien? -me aseguré yo en mi inocencia e intentando no darle más vueltas al asunto.
– Sí.. -respondió entre risas-. Al final parezco ser yo quien ganó…
– Si? -pregunté jugando con ella mientras sin querer moví mi pierna empujando levemente mi rodilla contra su vuelva.
No lo noté, pero al parecer ella sí y pensó que había sido a propósito. Yo permanecía risueño y ella de repente se convirtió en una lápida. Casi de la nada cuando iba a preguntarle si podía salir de encima mio me arrebató las palabras al lanzarse hacia mis labios y comenzar a besarme. Como diríamos vulgarmente, yo no titubié y le comí la boca, se lo continué. Entre ambos existía química, chistes y todo, pero creo que ninguno quería aceptar que formábamos una buena pareja y nos teníamos ganas. Al cabo de apenas unos minutos la situación se cortó, nos vimos rápidamente frenados por nosotros mismos al notar la situación. Nos quedamos pálidos de vergüenza, no sabíamos como reaccionar. Su mano se encontraba en mi entrepierna, camino por debajo de mi ropa interior a empezar a manosearme, y mis manos se habían desplazado hasta su cintura y su cuello. Ella pronunció algunas palabras que ya no recuerdo y yo asentí, empezó a masturbarme mientras seguiamos besándonos y yo le tomaba del culo. El beso coniinuó y en cierto punto ella se apartó de mi y con plena inocencia y ternura me preguntó si podía chuparmela. Yo acepté con algo de nervios, pero antes de darle oportunidad me acerqué a sus tetas no muy grandes y empecé a chuparlas, pude escuchar un gemido ahogado por ella misma antes de que me empujase y besase para luego empezar a probar mi pene con su boca y lengua. No tenía experiencia, mas de alguna manera lograba utilizar su lengua, quizás por intuición o habilidad oral nata. Al cabo de media hora de algo que hoy en día probablemente consideraría pseudo-monótono acabé directamente en su boca y en su cara.
Ella se apartó y tomó algo de agua para tragar mientras tosía. Impulsado por las ganas, me le acerqué y la besé apasionadamente hasta que ambos caímos nuevamente al suelo, ahora yo estaba encima de ella y, mientras continuabamos ambos perdidos en el beso, empecé a desnudarla, hasta que sin darnos cuenta, yo terminé por casi entrar dentro de ella. Nos contemplamos, nos vimos durante unos instantes y ambos supimos que íbamos a coger. Continuamos el beso tras esa leve intromisión y ella fue quien me ayudó a introducirme dentro de su vagina con mi pene, comenzando lenta y torpemente a penetrarla hasta tomar algo de entendimiento y empezar con algo más de placer para ambos con empujones más profundos y rápidos. Dejamos de besarnos y yo solo me limité a verla y disfrutar de ella y del acto. Ella gemia, no paraba y no parecía tener intenciones de hacerlo hasta que yo acabé nuevamente tras unos tristes, pero placenteros veinte minutos y caí sobre su pecho. Ambos nos quedamos así por hora y media, y supimos que a partir de ese punto nuestra relación cambiaría. Yo no sabía que ella iba a plantar en mi, sin saberlo ninguno de los dos, una semilla de un mayor carácter dominante.
Espero les haya gustado. Tefi les va a contar sobre los comienzos de sus experiencias de dominación incestuosa alguno de estos días mientras busco en mi memoria como construir el segundo capitulo.
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