Inolvidable casualidad
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Y el paisaje era hermoso.
Me inspiraba mucha paz.
Cuando veo que se acercaba una señorita, que al entrar se me quedo mirando fijamente sin parpadear y yo no le di importancia.
Pedí un café y lo fui tomando poco a poco, cuando ella se acerca y me dice me permite acompañarlo yo sorprendido y un poco nervioso accedi
Empezamos a conversar, era una charla amena y sin querer se nos paso el tiempo sin darnos cuenta.
Ya eran las 8 de la noche cuando le pedí que si quería podíamos ir a caminar y seguir conversando.
A lo que ella me dijo que sí.
Así paso un rato, cuando sin querer roce su mano y no dijo nada, fue entonces que me a tomar su mano y seguir caminando, solo me miro y sonrió.
Buscamos dónde sentarnos pero preferimos quedarnos de pie recargados sobre un pasamanos.
Empezamos con el juego de la seducción, ella tenía una mirada hermosa y yo no podía dejar de verla.
Miraba el resplandor de sus ojos, su cuerpo.
Mmm mmm tenerla tan cerca me inquietaba.
La tome por la cintura y la repegue a mi cuerpo.
Iba lentamente acariciando su cuello al mismo tiempo que lo besaba.
Sentirla ya me tenía tan excitado que fui desabrochando de su blusa un botón y otro hasta que pudiera sacar de entre su ropa su tetita.
Se la empece a acariciar, a besar, pensé que me rechazaría pero no fue así, al contrario le gustaba lo que le hacía, empece a sentir como se le aceleraba el corazón y su respiración se agitaba, mientras que ella buscaba la forma de meter su mano dentro de mi pantalón.
Y acariciar mi verga.
Quería sentirla y yo de lo caliente que estaba baje el cierre de mi pantalón y lleve su mano hasta mi verga, para esto mi verga ya estaba bien dura y sentir su mano me encendió más.
Yo la seguí acariciando hasta lograr que ella me pidiera no dejarlo de hacer.
Nos habíamos puesto en un lugar muy discreto dónde nadie nos viera.
L,a puse delante de mí, para que ella me diera la espalda.
Y así pude acariciar su tetita e ir buscando por debajo de su falda su panochita.
Cuando logre acariciar con mi mano tan rico lugar pude darme cuenta que su panochita ya estaba húmeda y sentía como se retorcía de lo excitada que se encontraba,, jadeaba mmm ahhhh mmm dame que ricoooo siento, damela por favor, y yo me rehuse pues sentía que aún no era el momento y aún así pedía mi verga.
Yo por mi parte, le decía mamiii tienes una rica panochitaaaa, que me encanta y me vuelve locooo ahhh mamitaaaa siento como se hunde mi verga en tu panochita.
Mientras la metía una y otra vez a veces lento otra muy fuerte y rápido.
Pues decidí no hacerla sufrir más por temor a que ya no me dejará seguir.
Pero no permití que se viniera aún pues yo quería seguir disfrutandola y así fue.
Seguí acariciando por completo su cuerpo pues ya tenía la blusa desavbrochada, la falda se la había subido y doblado permitiendo que no estorbará para acariciar libremente su panochita.
Cuando nos intercambiamos de posición yo la recargue en el pasamanos y yo quede enfrente de ella cara a cara.
No quería quedarme con las ganas de probar con mi boca tan deliciosa panochita.
Le abrí la panochita con mis dos manos y empece a lamer con mi lengua, quería meter mi lengua hasta lo más profundo y así lo hice moviendola de una forma que ella lo disfrutará, la movía como si quisiera devorala, mientras que yo veía en sus ojos como se ponía y escuchando como jadeaba.
Eso hizo que hiciera quererme venir pero me aguante.
Y volvimos a cambiar de posición, esta vez hice que se apoyara con sus manos del pasamanos dándome la espalda a mí.
Y le deje ir mi verga hasta lo más profundo.
Y ella la recibió feliz pues hizo que le diera mi leche y la llenará de ella.
Me dejó que me vaciara por conpleto para luego pedirme que la dejara probar mi leche en su boca.
Nos acomodamos la ropa y nos dimos al final un beso agradeciendo todo lo hermoso que había pasado esa noche.
Y nos dispusimos a caminar para al final despedirnos, sin saber nuestros nombres.
Y solo llevar en nuestra memoria todo lo bello que nos habíamos dado.
A pesar de ser dos extraños que la vida decidió regalarles tan memorable momento.
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