Intentado ser adulta – 4
Mi papá me mete su verga por mi ano y lo estira y llena de mecos.
«¿Que haces?» – Pregunte a Valeria quién seguía con su lengua bien adentro de la boca de otra niña de grado menor.
– «Sexto ya es nuestro último año de primaria, hay que encontrar a las niñas que van a jugar como nosotras cuando nos vayamos».
Levantando la falda de la niña, que por la pose, está sentada frente a Valeria sobre sus piernas, hacia que su redondo culo sobresaliera aún más.
– «Eso te vale madre, eres una lesbiana y las niñas de nuestra clase ya no se dejan contigo».
-«Es que ella ya está iniciada, no es tímida».
-«¿Deberás, como te llamas?» – Le pregunté a la niña
«Carmen» – Respondió sonrojada, con saliva derramando por su barbilla. – «Soy de cuarto».
En realidad era una niña muy bonita, de esas que en vez de cuerpo de adulta y cara de niña, era cuerpo de niña y cara de adulta, su joven piel delataba su edad, pero estaba claro que sus facciones no iban a cambiar mucho.
– ¿Como que te iniciaron?
– Mi papá juega conmigo a…
«¿Como te dije que se decía?» – Interrumpió Valeria.
«Mi papá me mete su verga por mi ano y lo estira y llena de mecos» – Se corrigió Carmen.
– «Es en serio, compruébalo».
Con duda pero ya prendida me ensalive mucho mis dedos, prácticamente mojados, Valeria, aprovechando su posición abrió las grandes nalgas de la niña y le metí un dedo en el ano sin dificultad, le metí un segundo dedo y si bien hubo resistencia no fue mucha y Carmen no se quejó.
Maldita sea, otra niña menor que yo que tiene más experiencia, me recordó a las imágenes en mi mente de mi primita y me molestó, volví a ensalivar mis dedos. Al meterlos a mi boca estaban limpios y sin sabor a mierda, a esta puta le dan tan seguido que no tiene tiempo ni de ensuciarse.
Por puro rencor le metí tres dedos, eso sí le dolió.
– «Hay, por favor para».
«Shhhh, tranquila, te voy a abrir un poco más, no vas a sentir a tu papá por una semana» – Desquitándome con ella, le metí los dedos hasta los nudillos y los doble como ganchos, levantandola de su agujero.
«Grrrrrfrffggggg» – Se quejaba, apretando los dientes tratando de no hacer ruido.
«Ya dejala en paz» – Me recriminó Valeria mientras sacaba los dedos. – «No es culpa de ella que no te den verga, es tuya, si quisieras la podías pedir y cualquiera te la daba, pero estás tú de miedosa» – dirigiendo su mirada a los ojos de la niña, la calmo susurrando en su oído mientras masajeaba las orillas de su agujero anal.
Yo siempre fui una niña muy caliente, no se porque, creo que lo aprendí subconscientemente de mamá y sus amantes secretos, no tenía edad para comprender lo que hacían pero algo de la calentura me afectó a mi.
Conocí a Valeria en cuarto de primaria a kid 9, ambas nos sentíamos muy aisladas y avergonzadas por lo calientes que éramos ya, entendíamos que no podíamos contárselo a nadie, y ambas nos sentábamos al fondo del salón, un día note como es que ella no aguanto y tuvo que masturbarse durante la clase, fui la única que la vio, y me atreví a hablar con ella por eso.
Me dijo que le gustaban las niñas desde que su prima mayor la dedea y a mi también pero igual los niños.
A Maria la conocí meses después, en clase de natación. Sus papás son ricos pero están todo el día fuera de casa, por lo que ella se volvió una niña muy independiente y con mucho dinero a su alcance, la poca supervisión también la volvió una adicta al porno desde los 10, sola en casa nadie la detenía por lo que terminaba encontrando porno muy extremo que nos mostraba a nosotras.
En quinto grado logro convencer a sus padres de cambiar de escuela a la nuestra.
Juntas fuimos pésimas influencias para nosotras mismas, a alguna se le ocurría algo pervertido para hacer, y si alguna tenía miedo las otras la obligaban, así las tres nos fuimos arrastrando a mayores niveles de perversion cada vez.
Excepto la penetración, en el caso de Valeria no tenía sentido pues es lesbiana, María ya tenía quien le diera verga, pero no tenían la oportunidad, no confiaba en nadie más para ello. Y yo, ni eso tenía. Alguien que nos cogiera tenía que venir fuera de nuestro círculo y eso daba miedo.
- Señor del Sex Shop.
- Mi primo mayor
- Papá de María.
- Papa de Carmen.
Era mi lista de posibles parejas para darme verga.
Escucho un ruido por mi ventana, pero solo son niños jugando en la calle a las atrapadas, la niña se veía de mi edad, tenía más tetas que yo, grandes de hecho, y le rebotaban mientras corría. ¿Acaso no le importaba?
«¿Entonces?» – Dije pasando el dedo por mi barbilla.
«Espera, no te limpies, tu cara está llena de semen se ve genial» – y el dueño de la Sex Shop tomo la foto.
– «Pensé que no querías evidencia»
– «Es irresistible».
«Y que hay de esto» – Abrí mis piernas junto a su casa registradora para que viera mi vagina.
«Muy tentador, pero ya te dije, no te voy a cojer hasta que dejes de ser virgen».
-«Carajo, bueno. ¿Pero al menos podrías hacer eso por mi?»
– «¿En serio te gusta?» – Asentí expectante, pero lo hizo, me escupió en la cara. – «Estas bien jodida de la cabeza niña».
Bueno, una oportunidad se va a presentar pronto, la próxima reunión familiar es el próximo fin de semana. Pensé mientras abrí la boca para que entrara el escupitajo que bajaba por mi cara.
Uff a la espera de más aventuras y exhibiciones escénicas de la nena como la foto 😍