Intercambio en el Adriático
Una escapada a un pequeño hotel de la costa del Adriático da lugar a un intercambio inesperado.
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Intercambio en el Adriático
Una escapada de una semana, un hotel en la playa y mucho ánimo para pasarlo bien, elegimos de nuevo una pequeña cala en una zona tranquila fuera del bullicio de sombrillas y juegos en la playa, solo nuestro hotel, casitas blancas de antiguos pescadores y dos edificios de apartamentos no demasiado altos, con un mar color turquesa y algún que otro restaurant de playa para tomar un pescado y un vino blanco bien frio.
Llegamos en la tarde, casi noche, nos instalamos en una habitación bien linda con vistas al mar, nos dimos un refresco y bajamos a un restaurant junto playa , música en vivo y decoración tipo tropical con cañas y velas, habíamos conseguido una mesa en este lugar tranquilo, junto a nosotros una pareja, ella rubia, con la piel clara aunque algo tostada por el sol, el coincidía que estaba de espalda a mí, nos saludamos, la velada transcurrió tranquila, después del día de ajetreo y vuelos nos apetecía retirarnos pronto, por lo que acabamos la botella de vino y un postre compartido y nos marchamos a descansar.
Ya en la mañana, al llegar a la playa coincidimos con la pareja de la cena, el día estaba brillante, el mar de un azul intenso, colores que son habituales en la costa del mar adriático a principio del verano, nos instalamos, extendiendo las toallas sobre las colchonetas de la cama balinesa, las cortinas de loneta blanca están recogidas, el sol aun no era abrazador, nuestro vecinos de playa estaban haciendo lo mismo, ella con un cuerpo de los denominados curvy, el no puedo decir que atlético, pero bien, con un aire varonil, eran algo más jóvenes que nosotros, percibí como mi esposo miró a ella, era ese tipo de chica que resulta tan sensual sin ser extremadamente delgada, su pecho más bien abundante en un pequeño bikini blanco, el hecho de ser joven le hacía que fuera su mejor arma, me saqué el vestido de malla, y me quedé solo con el bikini negro, había elegido uno anudado al cuello con la intención de soltarlo para que no me quedará marca en el bronceado, nos pusimos crema, mi marido soltó el cordón y el bikini cayó, dejo mi pecho desnudo, no me preocupé demasiado, era una práctica habitual, y las cortinas nos protegían ante las miradas de los vecinos, o eso pensé, cuando me giré me di cuenta que los dos me miraban mientras mi marido me ponía crema bronceadora, después volví a colocar el bikini en su lugar sin anudarlo al cuello, solo los pequeños triángulos de tejido cubrían parte de mis tetas, la mañana transcurrió entre pequeños baños en el agua transparente, siempre coincidamos con nuestros vecinos, unas veces, ella y yo, otras ella y mi marido o él y yo, nos sonreíamos en cada coincidencia, a media mañana el camarero les trajo una botella de champagne, los vimos brindar, esa botella dio paso a otra, cuando brindaban nos miraban y nos saludábamos mutuamente con gesto sonriente, nuestro comentario fue:
- Como sigan a ese ritmo estos no llegan a la tarde
Pensamos que están pidiendo una tercera, pero nuestra sorpresa fue que cuando llegó el camarero la depositó en nuestra cama, le pretendimos indicar que se estaba equivocando, pero insistió,
- Se la envían los señores,
No quedamos un poco atónitos, la aceptamos, nos dirigimos a ellos para agradecerlo, yo intenté explicarle que el alcohol y yo no éramos buenos compañeros, acabamos sentado en su colchoneta, brindamos, nos presentamos, Ivana y Marco, también eran turistas, aunque eran propietarios de un apartamento en el pequeño edificio tras nosotros, hablaban perfectamente nuestro idioma, volvimos a llenar nuestras copas, ella estaba un poco alegre, cada vez más cerca unos de otros, mas desinhibidos, Ivana mientras que hablaba no paraba de tocar a mi marido, lo mismo que Marco me miraba de una forma que podía resultarme algo incomoda si no me encontrara más liberal por estar tomando, Ivana se puso en pie sobre la colchoneta y dijo que tenía calor, se quitó el bikini de arriba, lo lanzó al aire y agarró a mi marido de la mano diciendo:
- Lucas, Vamos a darnos un baño,
Mi marido me miró como pidiendo permiso, le levanté la copa sonriéndole, yo también me comenzaba a encontrar un poco más suelta de lo habitual en mí, mientras observábamos como se marchaban hacia la orilla, Marco me llenó de nuevo la copa, hice ademan de no más , pero tuve poco éxito, observé que ella no soltaba la mano de Lucas,
Marco me dijo que si no tenía calor, y sin pedirme permiso, soltó el cordón de mi bikini, lo retiro diciendo que así mejor, hice ademan de cubrirla, estaban más claras que el resto de mi cuerpo, aún no había tenido el tiempo necesario para ponerlas totalmente bronceadas, me bajó la mano dejándolas al aire y las acarició, me dijo que las tenía preciosas, me sentí algo ruborizada, pero creo que el alcohol estaba haciendo de las suyas, ahora su mano bajó hasta mis muslos, noté como se le paraba la verga, cogió mi mano y la puso sobre ella, diciéndome que si quería darme un baño junto a él, estaba desconcertada, pero mi asombro fue total al ver a Lucas besándose en la chica en el agua, que nos estaba pasando, no era posible, nosotros habíamos tenido fantasías, éramos muy activos, practicábamos sexo tres veces por semana, habíamos ido alguna vez a espectáculos eróticos, pero nunca algo así, tan directo, tan rápido, tan inesperado.
Me di cuenta que Ivana estaba tocándole la verga a mi marido, ¿le estaba masturbando?, él se escapó de ella que intentaba retenerlo, se dirigieron hacia nosotros, creo que él venía con sentido de culpabilidad, pero se tranquilizó al cruzarme con el, sin bikini y de la mano de Marco, le guiñe un ojo y me besó, me lancé al agua junto a Marco, nadamos solo cuatro o cinco brazadas, después me abrazó por la cintura y comenzamos a besarnos, su mano bajo y la metió en mi braguita, tenía ganas de abrir mis piernas y que me metiera un dedo o su verga, pero decidí dejarlo hasta ahí, y salir del agua.
Cuando llegamos hasta la tumbona Ivana me besó como certificando nuestra complicidad, nunca pensé que llegaría a estar en una situación como esta, provocada en tan corto espacio de tiempo y prácticamente en público, Lucas y yo nos mirábamos sin dar crédito a lo que estaba ocurriendo, mientras Marco me acariciaba los muslos estando los cuatro sobre la colchoneta, Lucas besó a Ivana, ella dijo:
- ¿Porque no subimos al apartamento?, tenemos una gran terraza, señalando hacia atrás, podemos pedir que nos suban una ensalada o un sándwich y después hacer una siesta, estaba claro que sería intercambiando las parejas
Recogimos nuestras bolsas, ellos por delante, mientras nos encaminábamos, le pregunté a mi marido si estaba seguro, me dio un beso en los labios respondiéndome
- Más seguro que nunca, quiero verte disfrutar de otro hombre y yo quiero comerme a esa chica,
Seguidamente nos volvimos a besar, ya en el ascensor cogí la mano de Ivana a modo de complicidad y ella me besó, me vi reflejada en el espejo mientras subíamos, efectivamente el apartamento era lindo, todo en color blanco, desde la terraza la playa a nuestros pies, Marco se acercó diciendo lo magnifico que estaba el día mientras me tocaba el culo, llegó mi marido junto a Ivana a nuestro lado, disfrutamos durante un minuto de las vista y seguidamente dijo:
- Los chicos que pidan la comida mientras las chicas nos cambiamos de ropa.
Yo realmente solo disponía del vestido de malla transparente que usé para bajar con el bikini a la playa, ella tenía más talla que yo, la acompañé al vestidor, no imaginaba la cantidad de ropa que tenía esa chica, me dijo, te voy a poner bien linda, mientras me besaba en los labios, miraba el armario y escogió tres mini vestidos, y de pronto dijo, todos estos él ya los tiene vistos, se dirigió a otro perchero y trajo uno en color amarillo cogido al cuello con la espalda totalmente desnuda, y bastante más corto de lo que yo acostumbro a usar, bien, será este, y procedió a quitar la etiqueta, ya que lo compré demasiado pequeño.
Aunque para el aperitivo aquí en casa mejor algo más cómodo y me invitó a darme una ducha, me acompaño, se desnudó, soltó mi bikini y me cogió de la mano, no tardó demasiado en meter sus manos por todo mi cuerpo, en la ducha comenzamos a besarnos, sus manos entraban entre mis piernas llenas de jabón, yo estaba encendida con sus tocamientos y comencé a chupar sus pezones, puso champú en mi pelo y me lo lavó dándome un masaje de esos que te dejan muerta, me besaba el cuello desde atrás, mis manos buscaron su entrepierna, su coño estaba suave, metí un dedo y ella gimió, después me volví e hice lo que nunca había hecho con otra mujer, la masturbé, el agua había dejado de caer sobre nosotras, hasta que ella llegó al orgasmo, no había presenciado nunca en vivo el orgasmo squirt, se dejó caer la espalda contra la pared de cristal, temblaba mientras salían chorros de líquido que llegaron a mi cuerpo, incluso a mi cara, después nos abrazamos y nos quedamos bajo el agua durante un rato, me besó y me dijo:
-De ti se encargará mi marido, es buen amante, espero que lo disfrutes
Me dejó un caftán en algodón blanco casi transparente, mi ropa interior se quedó en el hotel, por lo cual me encontraba bajo totalmente desnuda, los pezones se marcaban y transparentaban, y la marca de sol de mi braguita junto al pequeño mechón de vello, ella me dijo que mejor así, que los hombres se excitarían más, ella usó otro similar en color negro.
La comida resultó muy amena, ligera para no encontrarnos pesados en la digestión, Ivana invitó a mi marido a una tumbona, el me miro como deseándome suerte ya que Marco me cogió de la mano y me llevó al dormitorio, nos besamos, me sacó el caftán por la cabeza y me dejó desnuda, caí en la cama y sin preámbulos abrió mis piernas, comenzó besando mis rodillas, subió por los muslos hasta llegar a mi coño, a diferencia del de su mujer, el mío tenía un pequeña zona de vello que lo tenía abstraído , como dijo Ivana, su marido era un buen amante, lo sentí nada mas como pasaba su lengua, había encontrado mi punto al momento, primero los labios y después con la punta de la lengua en el clítoris, si seguía así no tardaría en tener un orgasmo, y así fue, no podía contenerme, estaba extraña ante esa situación tan íntima, pero me dejé llevar y comencé a temblar hasta llegar creo al más rápido de mi vida, estaba muy sensible, si me tocaba me excitaba de nuevo, él había caído hacia el lado, su polla no era más grande que la de mi marido, pero sí bastante más gruesa, cuando me la metí en la boca, casi no me cabía, me agarró del pelo y me forzó a mover la cabeza, si seguía así iba a llegar algo que hasta este momento detestaba, no me gustaba el sabor del semen, por lo menos el de mi marido, efectivamente se cumplió lo esperado un chorro viscoso y caliente me inundó la boca, me sorprendió que cuando me iba a mostrar reacia a ello, no me molestó el sabor, no era tan ácido y acre como el de mi marido, casi lo noté algo dulce ya que lo acabé tragando, tuve poco tiempo de disfrutar, porque sin que se le pusiera blanda, comenzó a introducirla dentro de mí, con sus manos agarró mi culo e hizo por separar para que mi coño estuviera a su antojo, empujo con fuerza y creo que sentí que me partía en dos, después un mete y saca continuo y violento, notaba su cuerpo caliente, su espalda comenzó a humedecerse y en un instante y sin condón ni otro tipo de protección descargó dentro de mí, me quedé parada, no quería que saliera, no quería que la sacara, y me llegó un orgasmo, le clavé las uñas en la espalda, y el apretaba su cadera contra mi pubis, y sin acabar tuve otro, estaba ida, me venía otro, hasta caer extenuada, no recordaba haber tenido tres orgasmos en uno, me sentí muy bien, me levanté para ir al baño y su semen cayó por mis muslos, me volví y lo besé, me gustaba aquel hombre, rudo, salvaje y suave a la vez, ya me lo había dicho su esposa, él era un buen amante.
Retozamos en la cama acariciándonos y besándonos, escuchaba gemir a Ivana y Lucas, sabía que mi marido lo estaba dando todo, solo con oírlo desde la distancia, nos excitamos y tras tocarnos, Marco me volteo y me indicó que me pusiera a cuatro, le dije que mi culo era virgen, lo había intentado en la juventud y con mi marido y solo el dolor de iniciar me hacía retirarme, él no me hizo mucho caso, hizo que mi cara y hombros tocaran el colchón, mi culo se quedó arriba, con sus rodillas separó las mías, lo comenzó a acariciar, note que me ponía saliva, después crema, me fui relajando, notaba la punta como hacia discretos intentos de entrar, me sentía cómoda, no como en otras ocasiones, aunque sabía que aquella verga gorda y dura no sería capaz de entrar en mi chiquito, pero muy lejos de mi imaginación, Marco con un solo golpe, en el cual se me escapó un grito y me corrió un latigazo por la espalda hasta la nuca, la coloco dentro, me besaba y me decía palabras de tranquilidad, yo sudaba de dolor y por qué no decirlo, de placer, ahora comenzó con un lento y suave mete y saca, fue a más y en unos minutos estaba disfrutando de haberme desvirgado el culo, metí mi mano por abajo y comencé a tocarme el clítoris, notaba como el me daba con más fuerza, su cuerpo se tensaba, yo no quería apretar mi chiquito para no sentir dolor, hasta que en mi interior note el cálido liquido viscoso, eso me llevo a otro orgasmo, después caí aplastada por su cuerpo caliente y mojado sobre el mío que se encontrar igual, su polla salió despacio, dejando salir de nuevo su leche por mi culo, estaba extraña, algo dolorida pero satisfecha de haberlo hecho, no metimos bajo el agua de la ducha y limpiamos nuestros pegajosos cuerpo, me frotó la espalda y yo a él su verga, después besos y más tocamientos.
Salimos hacia el salón y pude ver a Ivana cabalgando sobre el cuerpo de mi marido, se había corrido varias veces, su pelo rubio le caía sobre sus tetas que rebotaban en la cabalgada, él agarraba sus caderas y ocasionalmente le tocabas esas tetas que una hora antes yo había tenido en mi boca, me excitó ver a mi marido ajeno a mí, con aquella mujer sobre él, nuestros anfitriones realmente eran una pareja muy activa, Marco me agarró por la cintura desde atrás, me besó en el cuello, me pregunto: ¿te gustas verlos?, le dije que sí, -nos fuimos cerca de ellos, Lucas se corrió dentro de ella, cuando separaron sus cuerpos y se incorporó vi caer lo que le había dejado dentro, creo que no lo veía tan potente desde hacía tiempo, y eso que era su segunda descarga, nos abrazamos los cuatro en el sofá de la terraza, besos cruzados entre todos, especialmente Ivana y yo,
Después Marco me dijo que Ivana había provocado esta cita porque me había visto por la noche y ya tuvieron fantasías, y al llegar por la mañana y encontrarnos en las camas y quedarme en bikini le había dicho:
-“Quiero follar con esa chica”, y desde entonces lo había provocado, primero decidió calentar a mi marido, y después a mí, ellos eran expertos en intercambio de pareja y en crear situaciones similares, parece que lo habían hecho bastantes veces antes, nosotros habíamos sido los de estas vacaciones, aunque aún quedaban cinco días de cenas, playa, sol y sexo.
Lucas y yo nos quedamos un momento, solos y tranquilos, lo besé y él a mí, le dije:
- Te tengo que confesar algo, a lo que él me contestó:
- Lo sé, te han desvirgado el culo, cuando he escuchado el grito Ivana me ha dicho, no te preocupes Marco tiene la costumbre de desvirgar los culos de sus amantes, y lo hace muy bien.
Volvimos a besarnos, el sol estaba cayendo, se había quedado una tarde estupenda, los cuatro más tranquilos tomamos una copa mientras bajaba el sol hasta el horizonte
No os quiero cansar con todas las vacaciones en el mismo relato, pero próximamente os diré como fue la noche que Ivana y yo dormimos solas en el apartamento o la vista del chico del restaurant cuando nos trajo una botella de champagne bien frio al apartamento.
Bss
Se me han pasado los años sin cumplir esa fantasía. Excelente y excitante relato.
Gracias «camionerochileno», pueden cambiar las situaciones, pero siempre hay un momento, un beso, que pases un feliz día
Gracias «camionerochileno», pueden cambiar las situaciones, pero siempre hay un momento, un beso, que pases un feliz día