Juanita la sirvienta y sus hijas en mi casa
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
En ese momento yo vivía con Manuela, una mujer que llegó a mi vida después de mi segundo divorcio. No estabamos casados. No teníamos hijos. Y desde hace un año le había contratado una sirvienta para el quehacer de la casa. Juanita era nuestra empleado doméstica, de unos 40 años, con dos hijas Martha de 17 y Matilda de 15 años. Juanita era una morena alta delgada, no tenía marido pues la había abandonado desde hace 3 años y la verdad estaba muy buena todavía, tenía un culo en en pantalón su silueta era casi perfecta, yo soñé varias veces en hacerlo mio. Juanita era muy humilde y todo el ingreso de su casa era lo que ganaba conmigo y su hija Martha de 17 años tenía trabajos temporales.
Yo tenía dos negocios y de lunes a viernes trabajaba hasta 12 horas al día. En una ocasión me tocó regresar al trabajo por algún problema, en ese momento Juanita estaba esperando el autobus para su casa, pensé -ésta es mi ocasión!- y le ofrecí llevarla, entramos a un barrio bastante humilde y durante el camino le dije a Juanita que todavía era una mujer muy atractiva, ella se sonrojó y le dije que me gustaba mucho y que me parecía que estaba muy sola. Juanita se confesó conmigo y casi llora, diciéndome que le ha costado sacar adelante a sus hijas y que casi no tiene tiempo libre. Llegamos a su casa, no estaban las hijas, al parecer estaban estudiando en una escuela nocturna. Juanita me vio a los ojos y ya casi me iba cuando me invitó a pasar adelante, yo que debía llegar a mi negocio, llamé diciendo que me retrasaría un poco, entré y ella me invitó a un café, me senté en una sala sin muchos muebles, alrededor estaban 3 habitaciones, la de sus hijas y la de Juanita, no tenían puertas sino eran cortinas de tela.
Cuando me sirvió el café le dije que se sentara conmigo, lo hizo ella. La tomé de las manos y le dije que siempre me había gustado desde que trabaja en la casa, ella trataba de soltarse, es que usted es el marido de la patrona, -no es verdad!-, le dije -no estamos casados y ya ves que ni hijos tenemos Manuela y yo-. Se notaba que yo también le gustaba a Juanita, pues empezó a decir que ella tenía tantos años sin tener una relación con alguien, lo cual me fue poniendo excitado. Le intenté dar un beso en la boca y ella esquivó la boca y se lo di en la mejilla, luego fui besando su cuello mientras la abrazaba, poco a poco le fui buscando la boca de nuevo y ahora ella ya no puso resistencia. Nos besamos largamente, le fui tocando sus piernas y luego sus muslos, ella decía que no, pero no ponía resistencia. Luego le toqué sus senos sobre la blusa, después metí mis manos debajo y le haciendole a un lado su sostén le acaricié sus tetas que era bastante buenas y duritas todavía. Levanté su blusa y le mamé sus tetas, le busqué primero sus pezones y los tomé con los labios y ella comenzó a gemir, una hembra con varios años sin que la toquen es un tesoro sexual.
De pronto ella me soltó, se puso de pie y me dijo que se quería dar un baño, pues había trabajando todo el día y quería estar mejor para mi, eso me gustó y dejé que se fuera a dar un baño. Entro en su habitación y luego se oyó la regadera de la ducha, a los diez o quince minutos, salió solo envuelta en una toalla y se puso parada en la cortina de su habitación, como invitándome a entrar, me puse de pie y caminé hacia allí. La tomé de la cintura y la besé, esta vez ella respondió con todas sus fuerzas y nos envolvimos en un rico beso de lenguas, la fui llevando a la cama y caimos encima, le desabotoné la bata y de nuevo comencé a mamar sus tetas frescas por el agua fria de la ducha. Le abrí totalmente su bata y pude ver su chuchita recien cortada, seguramente en la ducha se eliminó una buena parte de sus vellos púbicos, dejándoselos bien cortitos. Mis labios con hambre de sexo bajaron hasta su chuchita y comencé lamer y tomar con mis labios sus labios vaginales, Juanita comenzó a gemir, cada vez que mi lengua pasaba por la entrada de su vagina y llegaba a su clitoris, ella se retorcía en la cama y casi gritaba de placer, tantas ganas retenidas por ella salieron a flote. Mis dedos jugaron con su chuchita, con su clitoris y con su ano, ella no tardó en llegar a una corrida fenomenal, su chuchita se llenó de su jugos íntimos y mi lengua recogió una buena parte de ellos. Luego de eso me subí sobre ella y mi verga que ya estaba totalmente empalada entró en su vagina lubricada, comencé a follarla entrando y saliendo de su vagina, ella me abrazó y nuestros cuerpos quedaron pegados el uno al otro, solo mi cintura y pelvis se movían ritmicamente penetrándola sin cesar, ella no tardó en llegar a otra corrida, comprendí que era un mujer muy caliente en la cama, de esas mujeres que les puedes sacar varios orgasmos en una sesión.
Luego la puse en la posición perruna, quería verle ese bello culo que me atraía cuando usaba pantalón, y desnudo era rígido y durito, la penetré tomandola de las nalgas, se las tocaba, las apretaba y en ocasiones la nalguee, ella retozaba de gusto. Le penetré el culo con mi dedo pulgar mientras la follaba, ella pegaba de gemidos y de ese modo llegó a su siguiente orgasmo, me pedía que le diera más fuerte, la follé más duro, pero con eso no pude evitar el llegar yo a mi primero, deposité un buen chorro de esperma en su chuchita, yo casi grité de placer cuando me estaba corriendo. Pude haberme quedado para echarle otro polvo y sé que ella lo hubiera querido, pero debía llegar a mi negocio. Asi que me vestí, ella se envolvió de nuevo con la bata y me salió a despedir, ella tenía cierto arrepentimiento por lo sucedido, pero yo la calmé diciendole que la habíamos pasado bien y que cuando las cosas salen sin planearlas son mejores.
Solo pasaron cinco días para estar con Juanita de nuevo, le pedí que me esperara en la parada de autobuses, ahora si inventé que debía ir al negocio y la pasé trayendo, de nuevo fuimos a su casa, esta vez los dos entramos desnudos a la ducha y alli comenzamos a tocarnos y a besarnos, ella se hincó para darme una buena mamada de verga, vaya si Juanita tenía destreza en eso, la mamó como una diosa y me hizo eyacular en su boca, ella tomó una parte y la otra se la echó sobre sus tetas. Luego nos fuimos a la cama, ella se volvío a meter entre mis piernas para seguir mamando y ponerme la verga empalada, en ese momento vi unos rostros viéndonos, eran sus hijas que estaban espiándonos en una pequeña ventana al lado de la cortina. Las caritas estaban atentas, entonces yo que tengo cierto fetiche de exhibicionista, traté que Juanita no se diera cuenta y la puse en cuatro viendo ella hacia la pared y poniéndome atras la comencé a penetrar con energía, con fuerza y no tardó ella en comenzar a gemir como una desesperada, yo le preguntaba si le gustaba y ella casi gritaba que si, que le diera más duro, yo trataba que las chicas tuvieran la mejor vista de su mamá ensartada por mi verga, luego la puse cabalgarme, ella dándo la espalda a la ventana, y yo jalaba a Juanita hacia mi para mamar sus tetas y para que se viera bien como mi verga hinchada y mojada de los jugos de su mamá entraba y salía de su chuchita, alli cabalgando ella tuvo un brutal orgasmo, gimió y gritó como una puta, yo sabía que sus hijas que casi no se perdían nada, debían tener mojadas su cuquitas.
Por fin la última posición, la del misionero, me subí sobre Juanita y la penetré sin misericordia, mis bombeos eran tan fuertes que movían la enclenque cama y rechinaba como si quisiera romperse. Juanita llegó a otro orgasmo y parecía que en ese momento tenía asma. Yo me corrí y le llené su chuchita de esperma, nos quedamos un rato yo encima y ella abajo, mi verga fue perdiendo su dureza hasta que sola salió de su vagina, un pequeño rio de esperma salió casi al mismo tiempo. Las hijas de Juanita desaparecieron de escena.
Cuando ya salimos vestidos con Juanita, vimos que las hijas estaban viendo tv en la sala, Juanita se asustó y les preguntó a que horas habían entrado, un poco avergonzada, ella les dijeron que hacia unos quince minutos, cuando la verdad es que ellas estuvieron viéndonos por más de media hora. Juanita me presentó a sus hijas, que se miraban tímidas, Martha la mayor era muy bonita, con el cuerpo de su mamá y Matilda estaba aún en desarrollo, pero se notaba que sería un linda hembrita.
Luego pasó el tiempo, unos dos meses y todas las semanas teníamos encuentros sexuales con Juanita. Pero me fue llamando la atención Martha, morena con un cuerpo que me erectaba la verga de solo verla. Le propuse a Juanita darle trabajo a Martha en mi empresa, ella estuvo de acuerdo. Aunque no era muy estudiada, apenas había sacado noveno año. La puse cercana a mi, asi fui ganando confianza con ella, se notaba con el pasar los días que Martha era muy cachonda, yo la invitaba a almorzar y luego de hablar un poco del tema sexual, le pregunté si tenía novio, me dijo que tenía unos meses de haber terminado con él. Luego le confesé que la había visto mirandonos en la ventana cuando había tenido sexo con su mamá, ella se sonrojó y al principio lo negó, pero yo le dije que no había nada malo en eso, -y te gustó lo que viste?- le pregunté, ella dudo y luego dijo que si ante mi sorpresa. -te gustaría hacerlo conmigo?- fui directo, ella dijo que no, que yo era novio de su mamá, yo le corregí y le dije que solo eramos amigos con derechos, -qué es eso??- preguntó ella, le expliqué que no eramos novios, sino que amigos y que podíamos tener sexo entre nosotros y cada uno podía tener su novio o novia aparte. -Te gustaría ser mi amiga con derechos?- le pregunté a Martha, ella dijo que no, pero yo comencé a casi rogarla, -es qué mi mamá se puede enojar!- decía la pequeña, yo le decía que ella no sabría, que nadie le diría, que sería nuestro secreto. Ella cedió como dos semanas después, de almorzar juntos y de darle algunos obsequios que tal vez ella no estaba acostumbrada a recibir.
Finalmente la convencí y sin perder tiempo la llevé a un motel cercano al negocio. Besándonos rodamos en la cama, ella tenía una cinturita de avispa y luego unas bellas nalgas, como su madre. La fui desnudando sobre la cama y ella lo hacía conmigo, le comencé a chupar sus todavía pequeños senos, le mamé y chupé los pezones que se pusieron como hule, ella gemía y gemía de placer. Por iniciativa de Martha ella se puso a mamar mi verga, me dijo que era la más grande que había visto, me mamó hasta los huevos y me hizo vibrar de gusto. Luego fue mi turno, aunque ella quería seguir mamando, asi que le propuse hacer una 69, ella no sabía asi que me puse abajo y le fui diciendo, ella comprendió muy bien, me puso su chuchita en la boca y comencé a lamer su vagina y su culito tierno, ella seguía mamando mi verga y mis huevos, fue una increible 69, mamamos por un buen rato, la hice correrse en mi boca y ella me hizo correrme, no se se bebió algo de mi semen, pero sus labios tenían manchas cuando la vi.
Luego la puse de lado y yo atras, mi verga tuvo contacto con sus bellas nalgas morenas, le froté mi falo contra su chuchita y su culito, finalmente se la dejé ir en su chuchita, ella gimió y se acomodó para voltear la cabeza y darnos un suculento beso muy húmedo, poco a poco comencé a bombear mi verga en su chuchita, ella tenía tan ricas nalgas, que mis huevos y mi vientre pegaban contra ellas, dándome un placer extra. Lentamente la fui colocando de la posición de lado a una posición boca abajo, yo montado sobre sus nalgas y espalda, le abrí las piernas y comencé a bombear mi verga en su chuchita, ella fue pegando gemidos frenéticos, se estaba corriendo, yo aceleré, pero fui reduciendo mi velocidad, pues su cuquita estaba muy estrechita y me llevaría sin remedio a otra corrida, y no era mi intención, mi objetivo era cogerla en otras posiciones. Asi que me detuve después de algunos minutos y aprovechando esa posición, la puse ahora sobre sus rodillas en la posición perruna, yo me aferraba de su cintura y la penetraba con fuerza, los gemidos de Martha eran sonoros, y eso me excitaba más. En esa posición perruna, sentía que la vagina de la pequeña me atrapaba la verga como si fuera un guante, y lo estrechito de su vagina me llevó al limite, todavía le pregunté si ella se controlaba para no quedar preñada, ella me dijo que no, asi que cuando estaba a punto de soltar la leche, la saqué de su chuchita y eyaculé sobre sus nalgas y su espalda, fueron varios estallidos.
En los siguientes meses, nos separamos de Manuela, pues ya nuestra relación estaba desgastada, fue de mutuo acuerdo, siempre me sacó una buena cantidad de dinero, pero se la dí para que todo fuera en paz. Luego llevé a Juanita y a sus hijas a vivir conmigo. Seguí teniendo sexo con ambas, les he roto el culo a ambas, de joven era fanático al sexo anal, pero eso terminó cuando me uní a Manuela porque ella tenía hemorroides, asi que volver a coger por el culo fue un rico regreso, a ambas no les gustaba al principio, pero he adquirido un gel que hace que no tengan dolor y ahora les he sacado orgasmos a través de su orto.
Ahora Matilda ya es toda una señorita y es cachonda como su hermana y su mamá, la he cachado viendo videos porno en su computadora y sé que esta en la edad de experimentación. Una vez viendo una peli en netflix ella y su hermana se quedaron dormidas en mi cama (Juanita no duerme conmigo), desperté a Martha para que se fuera a dormir a su habitacion, me quedé con Matilda, la empecé a tocar las piernas y los senos sobre su blusa, luego acaricie su cuquita sobre su braguita, sé que ella se despertó, pero no abrió los ojos, se quedó como si estuviera dormida sintiendo todo lo que yo le hacía, acerqué mi rostro hacia su cuquita, aspiré el olor de su zona íntima y luego delicadamente toqué su cuquita sobre su braguita y luego la lamí varias veces siempre sobre la tela de su braga. Eso solo fue un ensayo y sé que le gusto cada cosa que le hice esa noche. Solo es cuestión de tiempo convertirla en mi amiguita con derechos también.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!