Juanita, una colegiala genial – parte I
La pubertad hace que las niñas se liberen, y con la reforma de sus cuerpos también viene la inquietud de conocer y experimentar, principalmente si de sexo hablamos.
Juanita, la conocí en la escuela donde soy preceptor de sexto grado, a la que concurren exclusivamente mujeres de entre seis y once años. Ella está en su ante último año de la primaria, es una coloradita genial, es alta para su edad, tiene un cuerpo fenomenal, principalmente sus piernas largas terminan en un hermoso par de nalgas, redonditas y rotundas, sus pechitos recién están comenzando a formar bulto, pero obvio que el sostén infantil se los aprietan, seguro que como creció le queda chico.
Es muy agradable, compañera y muy solidaria. Y eso fue el detonante de lo que posteriormente tuve que definir como una relación pedófila, pero no puedo ahora finalizarla dado que Juanita está muy enamorada y muy prendida al sexo que tenemos prácticamente a diario.
Para no hacerlo tan largo contaré que tuve una caída en el gimnasio del colegio mientras practicábamos gimnasia de aparatos. Ella cada vez que se tiene que subir a las argollas, o a las barras paralelas o asimétricas solicita mi ayuda, yo obviamente siempre estoy cerca suyo, me atrae sobremanera. Cada vez que miro sus nalgas contenidas en su calza de lycra, ajustadita, donde se pueden apreciar sus pequeños y carnosos labios vaginales. Eso me tiene bastante excitado, a cada rato debo girarme para que no vea que mi verga está dura como una tabla y el bulto dentro del pantalón de gimnasia es importante. En cuestión es que me pide ayuda para que la suba a las barras asimétricas, la tomo de la cintura y de paso le apoyo la pija en medio de esas hermosas nalgas. Seguro que la sintió, pero no demostró nada, es más, mientras la tenía tomada por detrás, ella se agacha para atarse el cordón de la zapatilla propiciando así el roce contundente de mi verga dura. Gira su cara pecosa enmarcada en ese pelo rojizo y sonríe pícaramente. Se endereza y se apoya en mi pecho. Me dice, dele profe, levánteme. Lo hice y comenzó su rutina, ella es muy buena y tiene una gran elasticidad, pero la confianza a veces se paga caro, y ella llevando el ejercicio al máximo se pasa de velocidad, se le escapa una mano y sale literalmente volando hacia donde yo estaba, solo atiné a ponerle mi cuerpo delante y tomarla en mis brazos. El golpe en mi pecho fue tremendo, caí hacia atrás sin poder respirar, Ella gracias a Dios no se hizo nada, pero la verdad es que yo recibí un porrazo importante. Cuando me recuperé vi su cara preocupada, sus compañeras me rodeaban para ver como estaba. Y lo más llamativo es que Juanitas me miraba a los ojos y luego miraba hacia mi entrepierna, es que a pesar del golpe todavía mi badajo estaba duro, el bulto se notaba mucho, prominente. La única que le prestaba atención era Juanita, se sonrojó y se puso más colorada todavía. Estaba encendida. Y preocupada. Finalmente me pude parar, es que con mis treinta y cinco años y un buen estado físico lo sucedido no era para nada preocupante. Finalmente me fui caminando lentamente hacia los vestidores. Me lavé la cara con agua fría, y me dirigí al mijitorio donde tranquilamente saque mi pija del pantalón, todavía bastante morcillona por la reciente excitación, y debo comentar que no es una verga larga, son apenas 17cms pero sí destaco que es bastante más gruesa que el promedio. Algo cabezona también. Me encontraba orinando cuando siento un ruidito, giro la cabeza y allí estaba Juanita, mirándome. Al girarme un poco obviamente lo hice con todo el cuerpo y ella pudo tener un primer plano de mi palo. Sus ojos estaban agrandados y fijos en mi protuberancia, lo zamarree un poco a su vista y no sacó los ojos de encima, finalmente solté mi pija, la cual quedó colgando frente a Juanita, le pregunto si le gusta lo que ve, ella un como avergonzada me dice que es la primera vez que ve un pene. Le ofrezco si quiere tocarlo, se me acerca y estira su brazo tomando desde el tronco con su manita mi pedazo. Lo acaricia, lo aprieta, se acerca y lo huele, aprovecho y le digo que le dé un besito en la punta, ella me mira, y finalmente decide que está bien y toma la cabeza de mi pija entre sus calientes y húmedos labios. No sabe como hacerlo pero coraje no le falta. Le explico que debe chuparlo como cuando come un helado de palito, con los labios, sin dientes. Es aplicada, la tomo de la cabeza y le hago iniciar un vaivén, penetro en su boca, ella toma mi badajo con las dos manos y se aplica a chupar durante unos cinco minutos, yo suelto su cabeza y tomo sus pechos por arriba de su blusa, sus pezones están duritos, está muy excitada. Sigue chupando, ya se mete mitad de mi falo en su boca, es tantas la excitación que prontamente estoy a punto de llenarle la boca de semen, se lo digo, y le pido que no desperdicie ni una gota, que eso la haría mucho más hermosa todavía. Me creyó, y cuando comencé a acabar, los chorros llegaron directamente a su garganta, ella se lo metió más adentro y aguantó a pie firme su primer mamada.
Habiendo acabado en su boca, ella seguía caliente, la llevé a uno de los reservados, la subí al inodoro y procedí a bajar su calza de lycra, apareció su bombacha con motivos de animalitos, propio de una niña de su edad, yo ya estaba lanzado, bajé también su pantaleta y me deleité con su púber vagina, sin pelitos, pero bien lubricada, sus jugos corrían por sus piernitas, me aproximé y me adueñe de su conchita, metí mi lengua entre sus pliegues y tomé entre mis labios su pequeño e inflamado clítoris, procedí a darle una tremenda chupada de concha que rápidamente la llevó al éxtasis y finalmente se vino en un intenso orgasmo que inundó mi boca con sus jugos. Me los bebí todos, ella casi se desmaya, pero sosteniéndola contra mi pecho le pregunto si le gustó, ella me dice que sí, yo recién ahí me di cuenta de lo que había hecho, y si Ella hablaba y contaba lo que paso yo iría a parar a la cárcel. Entonces le digo que esto que pasó tiene que ser un secreto entre Ella y yo. Juanita accede muy solemnemente. Yo le prometo que si Ella quiere lo podemos hacer todos los días y ella podrá disfrutar mucho y aprender. Ella está de acuerdo. Así fue el primer encuentro sexual con Juanita.
Al otro día finalizado los ejercicios de gimnasia, le hago una seña y voy al baño, Juanita viene detrás mío. Nos metemos en un reservado, saco mi verga y Ella prontamente la toma y comienza a chuparla, yo le saco la remera y el pequeño sostén liberando sus pequeños pero bien formados pechos, los cuales empiezo a besar, morder y acariciar, ella gime por la excitación mientras sigue chupándome la verga, ya a esta altura se mete casi todo el pedazo dentro de su boca. Acaricio sus piernitas, su cola por sobre su lycra, se la bajo junto a su bombacha y se las saco, dejándola totalmente desnuda. Es hermosa, la hago darse vuelta y me apodero de sus nalgas, tomo mi pija y se la paso por el canal apoyando la cabezota en el agujerito de su culo. Mientras con una mano dirijo mi verga entre sus nalgas, con la otra mano acaricio y toco su conchita, meto los dedos dentro, excitándola, ella gime y se retuerce, ya está lista para algo más. Yo ya había ido preparado, saqué el tubo de lubricante anal, puse una gran porción en la entrada de su culito y otro tanto en la cabezota de mi verga. Entré primero con un dedo, ella gimió pero no se quejó, luego un segundo dedo, ella medio se agachó buscando que le entre más, yo seguía masajeando su vagina, metí un tercer dedo en su culo y Juanita se vino en un tremendo orgasmo, temblaba, se agitaba, se le doblaron las piernas y chorrearon los jugos de su vagina, aprovechando su excitación la tome de las nalgas, la hice agachar un poquito, abrí sus glúteos y apoyé la cabezota de mi pija que para ese entonces estaba inflamada y gruesa como pocas veces antes había sucedido, presioné su esfinter y hoooo sorpresa, limpiamente la cabeza de mi verga entró toda de una, estaba por demás relajada y aceptó que le entrara sin un solo gemido, seguí presionando y entrando en su estrecho canal trasero, ella solo gemía, pero empujaba cada vez con más ganas, se ve que le gustaba que la empernara por el culo, tanto es así que prontamente tenía mis 17cms metidos en su culo, empecé a bombearla, primero lentamente, pero luego me excité ante lo caliente y estrecho de su conducto que se la metía hasta que mis testículos chocaban contra sus nalgas y salía casi toda mi pija de su ojete y volvía a entrar, estuve así como 10 minutos hasta que finalmente le llené el culito con unos tremendos chorros de semen, mientras ella llegaba nuevamente a lograr otro orgasmo. Cuando le saqué la tripa del culito, quedó tremendo agujero que fué cerrándose de a poquito, estaba muy enrojecido pero no lastimado. Le pregunté si le había dolido, Ella contestó que un poquito pero que le gustó mucho. Y que mañana quería volver a hacerlo por ahí. Me quedé perplejo y muy caliente. Había conseguido una amante juvenil que adoraba el sexo anal. En el capítulo dos les contaré como sigue el tema con la colorada Juanita.
Buen relato de profe con alumna! Hacía rato no salían. ¡Ojalá vuelva la ola!
Graficas muy bien la situación en la mente, felicidades por eso.
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Que rico relato espero con ansias segunda parte
Hermosa experienciencia me he dabo una transportada imaginaria y lo veía
me gusta como escribes, besitos
Buen relato, estoy esperando la continuación, me gustaría saber que más pasó, sigue con el relato.
Así da gusto cojerse una nena, caliente y morbiso pero con amor, mimándola. Que le guste y solita pida más. Una belleza.
Eso, disfrutarse y que lo caliente de cojernos una criatura vaya con darle amor ^^ tan lindo que es!