Juego de Niños 2
Continúa el juego. Pame quiere ser la ganadora.
Juego de Niños 2
A pesar de que había acabado hacía apenas unos minutos atrás, al ver caminar a Vivi y Pame hacia mí, y sabiendo lo que significaba, comencé a sentir que mi excitación volvía nuevamente.
Pame mi dijo en tono de burla, como había encontrado la “actuación” de Vivi y ésta se puso roja al escuchar la pregunta. Le respondí que había sido muy buena y que iba a tener que esmerarse si quería ganar la competencia. Mi comentario descolocó a Pame quien no esperaba esta respuesta. Su cara se puso roja como un tomate y dijo que ella ganaría sí o sí.
Pame caminó hacia la casa y me pidió que la siguiera. Vivi y Vale se quedaron en el patio. Al mirar hacia atrás, vi que Vivi tenía la mirada fija en mí, con los ojos tristes.
Permítanme antes de continuar describirles a Pame. Ella era una hermosa morena algo mayor de Vivi, aunque unos centímetros más baja. Su cuerpo era delgado pero muy bien formado. Se veía que tendría un gran cuerpo. Con un short de mezclilla y un top rosado, su figura resaltaba, a pesar de su corta edad. Sus pechos empezaban a apuntar bajo el top, pero era mucho más pequeños que los de Vivi. Sin embargo, lo que llamaba la atención de todos los niños, e incluso de algunos adultos, era su culo. Era muy bien formado y parado. Daban ganas de tocarlo.
A pesar de la corta diferencia de edad, ella era mucho más madura que Vivi. Ella era la que normalmente determinaba los juegos y ponía las reglas. Además, y según había escuchado de mi hermano mayor, ella había tenido un novio varios años mayor, con quien había terminado hacia sólo unos días.
Una vez dentro, le pregunté a Pame cuál era su historia. En resumen, ella y yo estábamos en un paseo por el campo, en donde haríamos un picnic para luego descansar y conversar bajo un árbol. La verdad es que no me llamó mucho la atención, ya en ningún momento se presentaría la oportunidad de recostarnos en la cama y, en mi cabeza, significaba que no podría repetir lo echo con Vivi.
Pamela tomo una colcha que estaba sobre una de las camas y la puso en el suelo de la pieza, sobre la alfombra. Luego se sentó y me invitó a sentarme al lado suyo. Su mirada era penetrante y debo reconocer que me intimidó un poco.
Tras sentarme y esperar a que ella hiciera el papel de servir algo para tomar o comer, me encontré con que ella sólo se me quedó mirando. Yo algo incómodo, le pregunté si pasaba algo. Ella me respondió con una pregunta. ¿Te gustó lo que hizo Vivi? Sin pensarlo mucho, le dije que sí, pero que no le diría que había hecho. Ella me dijo que Vivi le había contado todo. Que yo la había tocado sus partes íntimas y que ella había hecho lo mismo conmigo.
Se quedó mirándome para ver si decía algo, pero no lo hice. Entonces, me pidió que me parara. Yo le hice caso y ella se acercó y se quedó de rodillas frente a mí. Su mirada estaba fija en mis ojos y, sin quitar la mirada, subía su mano y comenzó a sobar mi pene por sobre el pantalón. Su mirada era como de un gato mirando a un ratón. Su mano empezó a sobajearme de arriba hacia abajo, con experiencia. No tardó mucho en que me pusiera duro. En cuanto esto sucedió, su mano se metió bajo mi pantalón y continuó con las caricias en directo.
Yo ya estaba totalmente empalmado y comencé a mover un poco las caderas, siguiendo su movimiento. Ella sólo se limitaba a mirarme a los ojos y a seguir masturbándome. Cuando ya vio que estaba muy excitado, sacó mi pene del pantalón y lo miró detenidamente. Lentamente descubrió el glande y, tras mirarme a los ojos nuevamente, le pasó la lengua por el frenillo. Luego continuó dándole besos al tronco y pasando la lengua de arriba hacia abajo. Todo esto sin quitar su mirada felina de mis ojos. Sentía un gran placer, aún mayor que el que había sentido con Vivi, ya que el erotismo de Pame era muy superior. Me sentía desfallecer. En unos momentos acabaría y derramaría toda mi leche. En la siguiente subida, su boca envolvió mi pene y comenzó a jugar con la lengua. Comenzó con un mete y saca lento, pero cada vez más profundo. Finalmente, y tras un par de embestidas, mi pene desapareció en su boca y permaneció ahí por unos segundos. Ya casi no podía aguantar y, seguramente, si no hubiera sido porque hacía sólo 30 o 40 minutos atrás había acabado con Vivi, ya hubiera eyaculado.
Ella se sintió victoriosa y así me lo hizo saber. “¿Soy mejor que Vivi, no es cierto?” “Se siente mejor si lo hago con la boca”. Y efectivamente se sentía mucho mejor que Vivi. Pame tenía una técnica más depurada que Vivi, pero me di cuenta de que no sabía que Vivi también había estado chupando mi pene.
Aprovechándome de la situación, le dije que hasta ese momento iban iguales, lo cual desconcertó a Pame. Sacó mi pene de su boca y me reclamó el porqué iban iguales si Vivi no me había hecho una felación como ella. Al escuchar esto, sonreí y levanté los hombros, en señal de no estar de acuerdo con lo que ella decía.
Se dio cuenta de inmediato de lo que había pasado y se dijo para si misma, que Vivi era una mentirosa y que no le había contado para ella ganar.
Mientras todo esto pasaba yo seguía con mi pene apuntando al cielo, pero las ganas de eyacular se habían calmado. Ella, nuevamente me miró con cara de indecisión. Sabía que estaba tramando algo, pero no se decidía.
Me dijo que haríamos otra cosa, pero que no debía decirle a nadie. Ni siquiera a Vivi. Si lo hacía, le contaría a Manuel, su ex novio, para que me golpeara. Yo estuve de acuerdo, lo único que quería era acabar luego.
Pame buscó en el velador de Viví y sacó una crema. Tomo mi pene y comenzó a repartir crema por toda su longitud. Fue muy generosa con la crema. Luego de eso, me miró nuevamente y me hizo prometerle que no le diría a nadie, lo cual hice. Acto seguido, se comienza a bajar su pantalón, quedando en un calzón tipo bikini casi transparente, muy bonito pero inapropiado para su edad.
Mis ojos se quedaron fijos en ese culo redondo y parado. Era de una belleza sin par y no podía sacarle los ojos de encima. Ella luego bajó el calzón y se acercó a la cama. Tomó un poco de crema y se lo comenzó a pasar por entre sus nalgas. Yo estaba en el cielo. Iba a tener sexo por primera vez y con una chica que, además de ser muy bonita, tenía un cuerpo de ensueño. Me acerqué por detrás para ponerlo lo antes posible. Estaba muy excitado y quería penetrarla. Después de un minuto en que ella se ponía más crema entre sus nalgas, se detiene y me dice que me acerque.
Ella apoyó el cuerpo boca abajo en la cama, dejando las piernas colgando por el costado, dejando su culo a mi completa merced. Cuando me puse detrás de ella, tomo mi pene y lo dirigió ella misma. Pero las sorpresas no acababan y al darme cuenta, ella estaba poniendo mi pene en la entrada de su culo y no en la entrada de su vagina.
Me pidió que me acerca lento y que no fuera a meterlo de golpe. Y así lo hice. Fue lentamente acercándome y al llegar, ella puso la cabeza en su agujero lleno de crema. Antes de meterlo, introdujo uno de sus dedos en su culo y luego otro. Con 2 dedos dentro de su culo, acerqué más mi pene y comencé a pedirles permiso para ocupar su lugar. Ella sacó sus dedos y puse la cabeza en la entrada. Comencé a presionar, pero no entraba. Ella tomo mi pene y lo puso en la entrada y luego, ella misma echó su cadera para atrás. Pude ver como la cabeza de mi pene desapareció. Ella se quedó quieta un momento, pero ya no estaba para seguir esperando, así que presioné.
Ella se quejó y me dijo que no tan fuerte, pero yo ya no estaba para esperas. Con la derecha tomé fuerte mi pene y con la izquierda su cadera y comencé a bombear cada vez más fuerte. Mi pene comenzó a entrar cada vez más hasta que luego de 3 o 4 embestidas, ya mis testículos golpeaban sus nalgas. Ella se quejaba un podo, pero no me pidió que parara. Yo seguí dándole, cada vez más fuerte. Al cabo de un minuto, ella gemía, pero ya no sólo de dolor. Era evidente que le gustaba. Con sus manos abrió las nalgas y me dejó ver como mi pene desaparecía dentro de ella.
Con esta visión ya no pude aguantar más y comencé a descargar lechazo tras lechazo en sus intestinos. Mis manos acariciaban sus nalgas perfectas para luego tomarla de las caderas y darles los últimos embistes. Después de eso, caí sobre su espalda. Mi pene palpitaba aún dentro de su ano. No quería sacarlo. Quería que ese momento se prolongara indefinidamente en el tiempo. La sensación de placer de mi cuerpo, acompañada de la agitación de la respiración de Pame, eran lo mejor que había experimentado.
Con esas sensaciones en mi cuerpo y mi mente, la voz de Pame me devolvió a la realidad. Con su voz entrecortada me pregunta, ¿Soy o no mejor que Vivi?
Este día, fue el primero de muchos que siguieron en los que disfruté a Vivi, a Pame y luego incluso a Vale. Pero eso se lo contaré en otra ocasión.
Continua por favor estan muy cachondas las niñas
Muy excitante y con morbo.
wow que rico este capitulo
lo unico es que no describiste como tenia la cuca la nena
Qué rico relato.