Julia se convirtió en mi pequeña esposa 1
Así llegaba la noche… y todas ellas habían sido una tortura para mí desde que mi esposa se fue, necesitaba calor humano, una piel que recorrer y sentirla palpitar, poder dejar en ella todo mi registro y hacer sentir a alguien mía nuevamente, las fantasías se apoderaban de mí más y más..
¿Cómo estás?
Primero que nada, me presentaré, mi nombre es Julian, tengo 34 años y soy viudo. Actualmente vivo en compañía de la mejor mujer que podría haber pedido y les cuento mi historia.
Al término de mis 29 años, la que fue mi esposa me dió la noticia que seríamos padres, debo confesar que realmente no me emocionaba la idea, no fue nada planeado y por supuesto no me sentía preparado. Conforme iban pasando los meses con el embarazo, me hacía más y más a la idea, me emocionaba saber que tendríamos una buena familia, ya que Carmina (mi amada) era una mujer en todos aspectos y todo lo que conllevaba iba moldeandose tal cual en mi imaginación.
Debo decir qué jamás quedé insatisfecho al estar con ella, en realidad había momentos donde no me apetecía tener sexo, simplemente pasar tiempo con ella… pero cualquier cosa la calentaba, cosa que terminaba excitandome y terminábamos follando como animales salvajes, jamás podré quejarme de ello.
Incluso cuando estaba embarazada follabamos inconmensurablemente, no se imaginan, aunque espero que sí…
Entre el primer y segundo trimestre ella estaba incontrolable, me pedía meterle los dedos, jugar, pedimos muchos dildos por internet, parecía insaciable y éso me prendía aún más.
A veces simplemente con masturbarla hasta su clímax hacia que me corriera con tanta lujuria, que parecía insensato. De solo recordarlo empiezo a sentir mi miembro duro. La verdad es que la extraño, pero tampoco puedo quejarme porque me dió un grandísimo tesoro…
Quisimos guardar la sorpresa del sexo del bebé para cuando diera a luz, realmente no teníamos preferencia entre niño o niña, ahora bien, para mí suerte, fue una hermosa nena, a la cual le pusimos Julia, habría optado por darle el nombre de su madre pero no sabía que ocurriría la tragedia.
A lo largo de 3 años, todo fue perfecto, sus primeros pasos, su disfrute con la comida, nuevas experiencias y nuestra familia… y así sin más, un día de laburo mientras ella regresaba a casa un accidente me la arrebato.
Debo decir qué no supe cómo tomarlo, pero sabía que no podía rendirme por Julia, fue ahí donde casi pierdo la cordura. Pero poco a poco cobre sentido y fui conciente de mi realidad. Desgraciadamente… o afortunadamente había quedado con todo ese vaivén y rutina sexual alocada, podíamos follar 3- 4 veces por día, como les comentaba ella pareció siempre insaciable y mi verga ayudaba mucho a contenerle las ganas.
Inicié con el porno, varias categorías debo decir; para saciarme, bdsm porque el rol dominante siempre me ha gustado, tríos, gangbang etc etc.
Pero en realidad y aunque tenía placer a montones cada que quería masturbarme, sentía que necesitaba calor, un roce piel a piel y estaba más que desesperado. Pero simplemente no me atrevía a dejar a mi nena por ahí mientras su padre se iba al hotel con cualquiera qué aceptara, prefería tenerla cerca para hacerme responsable como debe ser.
Así pasaron meses… un año y medio aproximadamente, Julia ya tenía 4 años y medio, casi cinco, ella siendo una nena muy lista, una noche de vacaciones le permití dormirse un poco más tarde de lo habitual, porque quería ver películas.
Aproveché yo en mi recámara para mirar alguno de los videos a los que ya era afecto, con el que sabía que tendría placer hasta el final, bien… me dispuse a tenerle a Julia la película en el sonido más alto qué se pudiera, tanto para yo escuchar que seguía corriendo y que ella no escuchará los gemidos de mi chica en la tablet.
Así inicie y recorrí media hora con vaivenes de placer, la idea también de imaginar que Julia podría verme de sorpresa me calentaba aún más, ya que siempre que me masturbaba era muy de madrugada o mientras ella no estaba.
En mi mente pasaban tantas cosas mientras me la jalaba, miraba con excitación la porno, escuchaba corriendo la película de la nena y a la vez recordaba varios relatos que había descubierto de incesto, justamente de un papá con su nena, la idea había pasado por mi mente muchas veces, controlandome… incluso sintiendo la necesidad de abofetearme por pensar en ello; pero por más que quisiera, la idea me excitaba más y más.
Todo eso recorría cada segundo y minuto de mi mente… de un momento a otro, simplemente cerré los ojos y me deje llevar por un relato que me había encantado, sentía mi mano recorrer mi verga tan dura, el líquido preseminal estaba al cien lubricandome, ése cuentico donde juegan papá y la nena a las cosquillas y comienza a rozarle su partecita… Señor, que éxtasis imaginarme así con mi Julia.
Mientras pensaba más y más en ello, me deje ir del todo, no me había percatado de mis gemidos, eran tan elevados, rápidamente me sacudí hasta el climax total.
-Santo cielo! Que venida tan deliciosa y todo gracias a mi nenita…por supuesto, en mi imaginación.
La tablet quedó dando hacia mí y tenía todo hecho un batidero, me dispuse a limpiar y en cuanto apagué la pantalla logré ver una pequeña carita asomada en mi pieza, rápidamente me tape con la cobija y pregunté
-Nena, ¿Qué haces hasta aquí y mirando?, yo tenía la puerta cerrada.
¡NO LE HABÍA PUESTO EL SEGURO MALDITASEA!
No quería provocarle un trauma ni mucho menos, ¿conciente o inconscientemente la había dejado sin seguro?
Bien, no me quedo más que hacerla pasar a mi pieza, Julia había pasado de tener los ojos como plato mirando hacia mi miembro a la carita agachada con mucho miedo y pena.
-Nena ¿dime, qué has logrado ver, porque yo recuerdo qué tú querías ver tu película, qué haces aquí?
–papi y….yo, quería más leche y escuché ruidos
Bueno, ella sabía que si yo tenía ésa expresión y le hacía múltiples preguntas, era porque no había estado bien lo que hizo, realmente para su corta edad lograba darse a entender bien y su expresión me lo decía todo.
-Bueno, hay cosas que tienes que saber cuándo seas más grande, solamente así, olvida lo que viste y oíste ok?
–dale papi.
Pobre de mi nena, tenia cara de regaño peor que haber roto un vaso.
Le pedí que me dejara solo para vestir y que iba a darle su vaso con leche y algunas galletas, salió rápidamente y me espero más tranquila.
No pasadas más de las 12:30 ella ya estaba en cama con su pijama. Conciliaba el sueño tan rápido que en ocasiones le he tenido envidia.
Fui a mirar si estaba tapada con su cobertor, la ví tan linda ahí acostada, estaba toda echa bolas con sus mantas, con una piernita media salida de la cama, el cabello todo enmarañado y en posición boca abajo, me dispuse a acomodarle todo, mientras la movía para desenredarla de su cobertor, no pude evitar recordar en mi mente la escena de su rostro mirando mi miembro, casi en automático sentí brincar y palpitar mi verga.
-No no no, ésto no, imaginamos solamente. Pensé
Pero en ése punto, ya no había retorno. Comencé a sobar mi verga sobre el pijama y acariciándo la cabecita de mi nena, ésa sensación me hizo poner al mil, sentir su cabellito tan sedoso.
Comencé a recorrer su espaldita con mis dedos, poco a poco, mi nena tenia puesta el pijama favorito, un conjuntito rosita con estrellas amarillas que dentro de poco no le quedaría. Miraba como se le veía un poco de su espaldita, a esto yo siempre la he bañado, pero en verdad que ha sido de la forma más normal como siempre y en ése momento, así con el pijama …me ponía arrecho como si tuviera a su mamá abierta para mí estando embarazada. Así de mal me estaba poniendo mi nena.
Rocé con mis dedos su espaldita, metiendo mi mano entre ella y el pijama, -Señor, que sensación; que suavecita que está su piel, tan tersa, linda, que vellito tan fino, que poros más pequeños.
Su respiración tan tranquila me daba paz para continuar. Saqué mi mano de su blusita y pase a sus piernitas, tan rechonchas, exquisitas para sus cuatro añitos, las recorrí completamente y subí nuevamente hasta tocar sus nalguitas, deliciosas, redonditas… la cosa más suave que había tenido entre mis manos desde hacía mucho. Mi verga estaba incontrolable, con una mano rozaba sus tiernas nalgas mientras con la otra me sacaba pijama para darle rienda a mi verga… soltandola al aire y comenzando a masturbarme después de rozarme sobre el pantalón.
Que sensación más placentera, Señor mío no me contengo, tan chiquita, tan rica mi nena, con cada apretón de mis manos sobre sus nalguitas me daba miedo que despertará, pero siempre ha tenido el sueño tan pesado y profundo.
La idea de despertarla manoseandola también me prendía, pero no quería darle algún shock de verme nuevamente con mi «cosa» parada como seguramente pensó para su corta edad.
Con cautela seguí rozando esas redonditas nalgas, su cabello… subía y bajaba a mi antojo.
Pero no podía más, tenía que sentirle, aunque sea sobre el pijama… o bueno, sobre su trusita al menos. Baje poco a poco su pantaloncito, tenía sus bellos calzoncitos de figuritas que tanto le gustaban, ése pequeño pedazo de tela era lo único que se interponía entre ella y nuestro calor.
-Dame fuerzas. – Pensaba. -No está bien, no está bien, pero está dormida, no me escucha ni me siente, ella está en el sueño profundo.
Con ésas palabras de ánimo para mí, continúe rozando sus nalguitas, Dios, que rico que está ésto, no puedo creerlo, tan calientita… tan linda. -Solo un poquito –
Ahí, empecé mi idilio de locura… me levanté y me puse a la altura de ella, a modo de quedar encima, estaba tan pero tan arrecho que sentía que cualquier roce con ella iba a estallar.
Me dispuse solamente a darle unos pequeños golpes entre sus nalgas, que rico, una rica golpeteada de la verga de papá.
Pap pap pap * le daba con fuerza y a la vez me contenía, rápido baje y comencé a frotarme con ella… era el cielo, yo solo escuchaba su respiración, que incluso sus pequeños ronquiditos, mientras me tenía en el cielo, empecé el rico vaivén sobre ella.
-Asi nenita, así, ¿te gustan las cosquillitas de papi?.- Le decía al oído sabiendo que no tendría respuesta pero imaginando que me respondía:
-Si papi, así, que ricas cosquillitas
Replicar su tono de voz en mi mente respondiendome me hacía retocer aún más de placer, me dispuse a dejar de torturarnos, me restregue un par de veces más en sus braguitas y comencé a jalarmela como loco… así así así nenita, así, ten mi lechita, tenla toda… Querías lechita de papi hace rato no?
Ahhhhhhhhhhhhhhhhh….ahhhhhhhhhhhhhhhhh Dios, ahhhhh que rico
-No no no no, ¿que he hecho?
Mierda, tenía ahora todas las braguitas de mi nena llenas de mi semen, rápidamente tomé mi pantalón y le limpié, me sentía ahora culpable pero había sido tan rico. Mi nena no se despertó… bueno, punto a favor y yo podré dormir bien.
Termine de hacer lo que primordialmente era el plan: arroparla, le subí su pantaloncito tranquilamente después de limpiarla, la voltee boca arriba, le puse su cobertor, acomode su cabellito… le di un besito en su linda boquita y le deseé buenas noches.
…mierda
Pensé.
Así fue el inicio de mi pequeña esposa.
Espero que les haya gustado, déjenme comentarios para saber y continuar platicándoles, ya que tengo muchísimas anécdotas más para compartir.
Wow que erótico relato! Me encantó. Seguí con la historia por favor que promete mucho.
Excelente relato platica más. Me pusiste al cien