Junto al rumor de las olas…
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Sarita__21.
Seguía lloviznando bajo el cielo encapotado de Donosti. Volvía a perderme en sus calles, donde todavía quedaban algunos músicos habituales empapándose en algún portal y dándole un encanto característico a las callejuelas donostiarras… Mientras acudia a el local donde cada noche acudía, el sonido triste de un violín se adueñaba de mi alma y hacia que recordase todas las veces que al pasar por allí el volvía a abrazarme, aunque hoy, otra vez iba sola…
Llegue a la puerta del bar donde sabía que me esperaba mucha gente para darme ánimo e intentar que pasara un buen rato donde no debía acordarme de el, todos sabían que era imposible…
Al entrar la música familiar junto a la cancioncilla de las risas, me hizo sonreír, en la pared una ikurriña, junto a un póster de la II Republica y una bandera tricolor donde Mariana Pineda bordo antaño…”Libertad, Igualdad y Fraternidad” perdiendo la vida por un pensamiento firme k inunda mi cabeza hoy día…
Al fondo del local había unas mesas con unos sillones viejos pero cómodos que hacían que te sintieras en tu casa mientras veías las paredes recubiertas de recortes de periódicos, de lauburus grabados en la madera de las vigas…
Mientras buscaba caras conocidas, encontré una mirada familiar en uno de los que se sentaban en la barra, por un momento pensé que le conocía pero no supe como reaccionar cuando no apartaba la mirada de mis ojos…
-Iratxe!!! Por fin apareces nena, te estábamos esperando…
Solo el saludo de Eneko me pudo despegar de aquella mirada…
– Que vas a beber cielo?
– Bufff… no se, dame lo que quieras pero que lleve alcohol…
– Vale, Arantxa y Gorka están allí esperando a Itziar, hoy llegara tarde…
– Allí te espero…
Cuando cruzaba el bar me gire para ver si aquel desconocido seguía allí, una parte de mi esperaba que no estuviera, después de 5 meses sola tras la detención de Víctor y de 2 meses tras recibir su carta que me decía que rehiciera mi vida, que me olvidara de el, mi corazón no estaba preparado para iniciar un nuevo camino, pero por otra parte tenia una curiosidad increíble por saber la historia que había detrás de esa mirada, por saber que pasaba por la cabeza de ese desconocido…
Seguía allí, sin quitarme la vista de encima…
Llegue a la mesa tenia mi sitio reservado, Gorka y Arantxa empezaban su discusión diaria sobre los celos, los amigos de ella, los amigos de el, una verborrea que ya me sabia de memoria…
Mi mirada volvía a perderse entre la gente, buscando sin cesar, esa mirada que había calado en mi curiosidad.
Eneko llego con una cara de preocupación increíble, al llegar a la mesa nos contó que unos amigos de Víctor habían ido al cuartel de la Guardia Civil a quemar una bandera española, me dijeron que me quedara que ellos se ocupaban,
– Así nunca se arreglaran las cosas, siempre nos meterán a todos en el mismo saco!! Ostias!!!
– Tranquilo Eneko, haber si llegamos antes de que se líe mas y conseguimos que esos locos dejen de hacer el gilipollas…
Ya estaba inmunizada a este tipo de cosas, me querían demasiado y me alejaban de cualquier persona que pudiera recordarme a Víctor, aunque aquel día no estaba tan sola como creía…
Me senté en la barra, nada mas sentarme alguien me puso su boca cerca de mi cuello y me susurro… “Sígueme…”
Su voz, esa voz me cautivo, sabia que todo lo que dijera esa boca sonaría a poesía para mis oídos, mi curiosidad me podía, así que cogi el bolso y le seguí entre la gente…
Al salir del local le perdí por un momento pero sus pasos retumbaron en los adoquines húmedos, acelere el paso no quería perderle de vista y quería saber a donde me llevaba esa voz, pasamos por uno de los puentes que unían las 2 orillas de la ría, teníamos una vista maravillosa de Los Cubos de Moneo o el Kursal, nada mas pasar giro a la derecha nos acercábamos al paseo marítimo nuevo…
Ahora solo podía seguirle con la mirada pues en mis oídos solo retumbaba el rumor de las olas que entraban desde el mar a la ría, su choque con las grandes piedras hacia que salpicase mi rostro, el aire, puro aire del cantábrico, llenaba mis labios de salitre…
Era curioso que la sensación que afloraba en mi en ese momento era una sensación de libertad, a cada paso que daba me alejaba un poco mas de Víctor para acercarme a ese desconocido…
El desconocido paro de repente sorprendiéndome de nuevo, la imagen de ese joven apoyado en la barandilla mirando al mar se iba acercando a medida que mis pasos avanzaban y mi respiración se agitaba al notarle mas cercano…
-Es increíble sentir esta libertad, el mar, el viento, tú y yo… Por que me has seguido?
– tu me lo pediste…
-Y si fuera un loco? ¿Un depravado?
-Tenia que correr el riesgo…
-Una chica valiente, me gustas… Aitor a tu servicio…
-Iratxe… Porque me mirabas así en el local…
Se empezó a acercar a mí…
-Porque tienes unos labios increíblemente apetecibles, unos ojos de ensueño…Además pienso que no hay mejor lugar que perderse entre las nubes de tu pelo…tan negro y rizado… Me encanta…
-No sabes nada de mí, solo me conoces por mi aspecto…
Seguía acercándose…
-Eso es lo que tú piensas… Pides alcohol para estar con tus amigos, miras unos recortes donde sale siempre el mismo chico, y si te miman tanto hasta el punto de dejarte sola, es que has tenido una dolorosa perdida…
– No fue dolorosa, simplemente sucedió ya esta…
Estaba tan cerca que podía sentir el vaivén de su respiración en mi pecho…
-Libérate conmigo, no tienes nada que perder, excepto un montón de recuerdos dolorosos, y una larga agonía tras su despedida…
Lo cogi del cuello, le bese como nunca había besado a nadie, quería hacerlo, quería liberarme con el, sus manos comenzaron a bordear mi cintura, buscando los botones de mi abrigo, palpándome a través de la rugosa textura de la pana… Al soltar los botones de mi chaqueta sus manos siguieron dibujando mis curvas tras la liberación de mi abrigo…
Una ola enorme choco en ese momento junto a los bloques de piedra que había a nuestro lado, lo que nos hizo despegarnos y despertar de aquel beso…
-Ven te llevare a mi ático, esta en el portal de enfrente del paseo. Tiene unas vistas preciosas…
No respondí, simplemente le cogi de la mano acerque mis labios a los suyos de nuevo, y le bese dulcemente…
Al llegar al portal no podíamos parar de besarnos, mientras el buscaba el botón de llamada del ascensor mis manos se metían dentro de su pantalón buscando la excitación que sabía que estaba produciendo en el, sin embargo para mi sorpresa su reacción fue sacar mi mano de su pantalón y meterme en el ascensor agarrando las mías y sosteniéndolas en el espejo, teniéndome casi inmovilizada…
“Tienes ganas de saber lo excitado que me tienes verdad…” me susurro al oído, apartando mi abrigo de mi culo y sosteniéndome las manos contra el espejo paso su dura polla por todo mi culo, aun teniendo pantalón se notaba la excitación que tenia… He de confesar que esa sensación de no poder hacer nada, me excitaba demasiado…
Al llegar a la puerta del ático, mi chaqueta estaba arrastrando por el suelo la suya la habíamos dejado olvidada en el ascensor, mientras buscaba la llave fui yo la que me puse detrás suya, y comencé a buscar la cinturilla de su pantalón, buscando su entrepierna, pasando mis manos por ella, desabrochando su pantalón y bajando su cremallera…
Abrió la puerta, entramos casi desnudándonos, cerró la puerta con mi cuerpo liberándome de mi jersey de punto, mientras empezaba a quitar su camiseta…
Sus manos me volvían loca, su mirada fija en mi cuerpo, en mis ojos, en la ropa que iba tirando al suelo, me hacia olvidar por completo el recuerdo de Víctor, para concederme una libertad desconocida para mi, una libertad que no quería perder bajo ningún concepto…
Tras tener un derroche de pasión por toda la casa, llegamos desnudos a su cuarto… Con unos ventanales enormes que daban al paseo marítimo nuevo, desde donde se escuchaba el rumor de las olas, no me dio tiempo a contemplarlos, me cogio de la cintura y me empotro contra una de las paredes de su cuarto subiendo mis manos por encima de mi cabeza sosteniéndolas con la suya mientras con la otra recorría mi cuerpo desnudo ansioso de libertad…
En 5 segundos tenia su polla metida en mi cuerpo, no hizo falta mucho trabajo para meterla, pues ya estaba muy excitada desde hacia bastante rato, al ser mas o menos de la misma altura no tuvo que cogerme, ya que su cintura quedaba a la misma altura que la mía, así empezó con un movimiento de cadera que me volvía loca, que me hacia gemir como nunca lo había hecho, su respiración en mi cuello mientras me liberaba las manos para poder acariciarme mejor y así yo podía acariciar su costado, su cuello… Estaba llegando a un punto e la excitación desconocido para mi, estaba totalmente desbocada… el movimiento de su cadera se iba acelerando, haciendo que se me encogiera el alma y que el orgasmo estuviera muchísimo mas cerca…
Otra embestida mas y caería desfallecida de puro placer…
Un susurro mas, y ya no gemiría, gritaría…
Entonces paro de repente, y me cogió en brazos sin sacar su polla de mi cuerpo, llevándome cerca de los ventanales donde tenia un escritorio de dibujo amplio. Me puso encima y tiro todas las cosas que había en la mesa al suelo colocando mi culo en el filo de la mesa, y siguió dándome embestidas que me llevaban al mismo cielo…
En ese instante, mi mano empezó a deslizarse por mi cuerpo para llegar a mi clítoris y empecé a acariciarme al principio muy despacio ya que si lo hacia mas deprisa llegaría al orgasmo enseguida, en cuanto Aitor se dio cuenta de lo que estaba haciendo no dudo un segundo en empezar a follarme con mas dureza aunque con mas ternura en sus caricias y besos… Agarro mi cintura para poder acelerar el ritmo mientras acercaba su boca a mi oído… “No sabes las ganas de liberarte que tenia cielo…”
Así me vino el orgasmo entre un mar de caricias y embestidas increíbles que hicieron que mi amante de una noche se corriera al mismo tiempo que yo mientras me miraba a los ojos, mientras acariciaba mi pelo y besaba mis labios…
Al terminar caímos cansados en la cama, desde donde se veía toda la costa que bordeaba Donosti, un cielo lleno de estrellas, y un mar embravecido que hacia que el ambiente oliera a sal, a mar, a libertad…
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