Karina y sus hijas, sexo al por mayor – Parte I
Karina es mi empleada, tiene tres hijas, Sofía de 18, Julieta de 15 y Marcela de 14. Esta es la verdadera historia de mi relación y la familia de mi empleada..
Karina y sus hijas, sexo al por mayor Parte I
Karina es una mujercita que está muy buena, tiene un hermoso culo y sus pechos son contundentes, y ni hablar lo que hace con su boca, pero por sobre todas las cosas, es adicta al sexo y también a llevado a sus dos hijas a que disfruten de una muy buena verga. Hoy por hoy el sexo sobra entre nosotros.
Hola, que tal. Les traigo a colación una serie de hechos, que gracias a Dios puedo disfrutar y contar. Karina es la chica que viene a limpiar a casa. Hace ya unos 18 meses que trabaja conmigo. Soy soltero de 34 años, bien parecido, buen pasar económico y muuuuuyyyyy bien dotado. Para presentarles mi tripa son 24×6.5cms y bien cabezona. Físicamente soy bastante bien parecido y musculoso, de 1,8 de estatura y de origen nórdico. O sea rubio de ojos claros.
Soy Andrés, trabajo en una empresa petrolera norteamericana, por lo que dinero no falta. Yo trabajo en rotación, o sea que voy 28 días a las plataformas de perforación en el golfo y paso 28 días de franco en casa. Sin hacer nada. Solo descansando. Soy propietario de un semi piso de 145m2 en una torre bastante exclusiva de la ciudad. Y como no siempre estoy, Karina y sus niñas suelen habitarlo mientras yo estoy trabajando, de paso lo mantienen limpio y ordenado.
Karina tiene 38 años, es nativa de Honduras. Está separada o divorciada hace al menos unos cinco años. Se conserva muy bien. Es bonita, de pelo largo y sus caderas son algo anchas sin ser exageradamente grandes. Y sus pechos más de una vez me han llamado la atención. Es que suele venir a trabajar solamente en remera sin sostén, por lo que sus pezones agresivos estiran la tela llamativamente. La verdad es que son unas personas maravillosas, las quiero como si fueran de mi familia. Cosa que no tengo cercanamente. Entonces el trato que tengo con Karina y sus hijas es muy ameno y cariñoso.
Las hijas de Karina son. Sofía de 18 años, Julieta de 15, y Marcela de 14 años. Todas son un calco de su madre. Aunque más pequeñas, tienen sus genes. Son muy bonitas, con hermosos cuerpos y por sobre todo muy cariñosas y apegadas a mi. Es que en realidad parecemos una familia. Yo estoy solo y disfruto mucho de su compañía. Me tratan como si fuera un tío. Aunque debo reconocer que últimamente al crecer las niñas, ya que estoy volviendo un poco degenerado. Ya les miro la cola, los pechos, cuando puedo las toqueteo, más de una vez en la kitchenet que es algo estrecha cuando nos cruzamos les hago sentir el tamaño de mi verga.
Nos llevábamos muy bien, tanto que con el correr del tiempo cada vez más me demostraban su cariño. Y también hay que tener en cuenta que a Karina le pago un excelente sueldo, lo que facilitaba nuestra relación. Las chicas están casi siempre en mi depto. Yo no estoy y gozan de los privilegios de un buen pasar económico, como por ejemplo el mejor servicio de video cable/internet que hay en la ciudad. Mi depto queda bastante cerca de sus colegios y universidad por lo que prefieren vivir conmigo que en su casa, que queda como a tres horas en las afueras de la ciudad.
Fueron pasando los días, las niñas creciendo, la madre sola, y yo cada vez que estaba de franco cada vez salía menos. Una mañana creyendo que estaba solo, me levanté con ganas de orinar, por ende la verga dura como un tronco, salgo de mi pieza y me encamino al baño y de repente me encuentro con Karina que venía con ropa para guardar. Mi sorpresa fue mayúscula al encontrármela. Pero la verdad es que estaba totalmente desnudo con la pija parada en medio del pasillo enfrente de mi empleada. Karina no pudo evitar mirar mi verga y abrió bien los ojos. Luego levantó la vista algo sonrojada y rápidamente sin emitir palabra pasó para la pieza donde está guardada mi ropa. Fui al baño , oriné y al volver a la pieza Karina estaba sentada en el borde de mi cama toda compungida. Yo seguía con la verga a medio parar. Tomé el pantalón del piyama y me lo puse. Y esperé a ver que pasaba con karina.
Ella comenzó por mirarme directamente a los ojos, y con una triste sonrisa me dice que está sola hace tanto tiempo, que sus hijas están creciendo sin la figura de un hombre al lado y que las chicas me quieren como si yo fuera de sus familia. La verdad no sabía adonde terminaría esta charla. Me senté a su lado, ella no se corrió. Le pasé el brazo por sobre sus hombros cariñosamente y ella recostó su cara en mi hombro. Me contó sus tristezas y de sus necesidades. Y de cuánto me querían, de lo bueno que yo era con ellas, etc. Pronto pude apreciar que esta mujercita necesitaba una buena verga, como la mía. Mi mano por sobre sus hombros se adueñó de su pecho derecho, su mano izquierda se posó sobre mi pierna prácticamente sobre mi verga. Levantó la cabeza y propició el encuentro de nuestras bocas en un ardiente beso. Ahí ya Ella directamente apretó por sobre el pantalón mi pedazo. Y todo se desmadró. Me fuí encima de ella con muchas ganas de cogerla, y ella no se resistió, al contrario facilitó todo. La fui desvistiendo con su propia ayuda, luego me saqué el pantalón del piyama y mi verga ya estaba dura, Karina primero la miró, luego la acarició con amor y finalmente se la metió a la boca con muchas ganas. Me estaba dando una mamada de novela, yo no quería acabar enseguida por lo que la detuve, entonces fui yo el que arremetió entre sus piernas, su depilada vagina ya estaba brillosa de sus jugos, la fui llevando con la lengua en su vagina y en su culito. Pronto los dos estábamos muy calientes y excitados, no quise demorar más las cosas, puse sus piernas sobre mis hombros, tomé mi pija por el tronco, se la presenté a sus labios vaginales y se empecé a meter. Costó un poquito pero fué entrando hasta que topo la punta con su útero. Karina se movía como una anguila disfrutando de la verga, gemía y se quejaba con ganas, me arañaba la espalda, me mordía todo, estaba muy excitada y así llegó a su primer orgasmo, yo seguía dándole caña, logré llevarla a su segundo orgasmo y al fin pude acabar llenando su vagina de semen. Finalizada la interacción, nos quedamos recostados en la cama, disfrutando del momento del relax post coito. Se levantó y se encaminó al baño a lavarse. Volvió y me dice que hacía muchos años que no tenía una sesión de sexo de tamaña magnitud. Y me lo agradecía. Que no me preocupara que siempre que yo quisiera Ella estaría disponible para mi. Y se volvió al living a seguir limpiando. Yo quedé totalmente perplejo por lo que había pasado. Obviamente a la semana le aumenté un 15% el sueldo. No se pierdan la continuación de este relato.
Hola; estoy buscando a una amiga del anterior foro SEXO SIN TABÚES, se llamaba RoxyC. Si lees esto te saluda el chico que ayudaste con el asunto de su mamá. Espero que pueda contactarte, para saludarte y agradecerte.
Hola sauloariel2002 pienso tendrías que contactar con los que manejan
La página.Saludos desde Argentina.