Karina y sus hijas, sexo al por mayor Parte III – Marcela la menor
Para Karina, Sofía y Julieta, tener sexo conmigo ya se les había echo una costumbre. A veces se turnaban entre las tres para no agotarme, pero convengamos que las tres eran adictas a mi verga. Solo Marcela la más pequeña de las hijas de Karina, todavía no había probado las mieles de mi badajo. .
Como dije, solo Marcela hasta ahora se mantenía alejada de mi badajo, aunque ya de a poco se le notaba que la inquietaba, hasta ahora no había presenciado ninguna acción de sexo donde participaran sus hermanas o su madre. Pero indiscutiblemente el tema sexo y el tamaño de mi pija era conversación común entre las cuatro mujeres.
Una tarde luego de haber tenido sexo con Karina, me comentó que Marcela estaba inquieta y que ya pretendía tener sexo y quería que yo la cogiera al igual que hice y hago con sus hermanas. Obviamente ella es la menor, con sus 14 años a pesar de tener un cuerpazo formidable, todavía sigue siendo una niña. Convengamos que está para darle verga a más no poder. Luego de mantener esta charla con su madre, nos pusimos de acuerdo que Karina traería a Marcela para que presenciara una sesión de sexo y que fuera aprendiendo a manejar una buena verga. Luego se vería que pasaba.
Al otro día llega Karina con su hija menor. Marcela vestía una pollerita corta tableada, y una remerita de algodón y se notaba que no traía sujetador por lo que sus pechos empujaban la tela y sus pezones se podían apreciar en su magnitud. Eso ya me predispuso, por lo que mi verga comenzó a ponerse dura. Luego de que Karina dijera a su hija que debía observar y aprender de lo que ella hiciera, me bajó el pantalón y se adueñó de mi tripa. Marcela no sacaba la vista de mi pedazo de carne. Es que 24×6,5cms es imponente para cualquier mujer, más para una nena. Aunque estuviera más que dispuesta a ser cogida.
Karina se afanaba en la mamada, de pronto llama a Marcela y la invita a que comparta la mamada con ella. La piba se acerca medio timorata, pero al fin se arrodilla al lado de la madre y tomando mi tronco por la base no sin esforzarse, se mete la cabeza a la oca y comienza a mamar. La madre la dirige y pronto la pendeja ya es capaz de darme una buena chupada. Para esto yo meto mis manos por debajo de su pollera y descubro que la niña no trae bombacha. Y para mi sorpresa su conchita cerrada ya está algo mojada, la piba está ya lubricando, tamaña calentura va agarrando. Mojo mis dedos con saliva y se los puerteo en su virginal conchita, Marcela gime, luego meto la punta de mi dedo mayor en su ano, lo acepta sin quejarse, es más, se mete ya media verga a la boca, que le llega hasta la garganta.
Para esto Karina ya está muy caliente y quiere pija, saca a su hija, se acomoda de espaldas en el sillón y me invita a penetrarla, sin perder tiempo, levanto sus piernas hasta mis hombros, lo que me brinda una inmejorable posición frente a su brillosa vagina, y sin más pérdida de tiempo se la ensarto hasta que hace tope en su útero, Karina emite un gemido y un largo suspiro ante la entrada de tamaña verga, pero ya está acostumbrada, y pronto comienza a disfrutar del pedazo de carne, claro con la calentura que traía en pocos minutos ya está lista para acabar. Me lo hace saber, acelero las embestidas y logro sacarle un gran orgasmo. Para mientras su hija no se pierde detalle, una vez que la madre acabó le saco la verga que está bien dura y llena de jugos de su madre y se la hago chupar de nuevo, luego la pongo en la misma posición que a su madre, la que se pone a su costado para ayudar a la penetración, me chupa un poco la verga para lubricarla con saliva, luego hace que Marcela ponga las piernas sobre mis hombros y tomando la verga por el tronco se la ubica bien en medio de sus apretados labios vaginales, mueve la verga hasta que los pétalos de tan hermosa flor se abren y dan paso a la cabezota de mi pija que comienza a entrar, bastante apretada, pero va, de pronto ya estoy chocando con su himen, se lo hago saber y la madre le dice que ahora viene el peor momento, cuando la pija rompa su virgo pero que luego será todo placer. Y me da carta blanca para desvirgar a su hija. No me hago rogar y de un buen empellón perforo su telita y me meto hasta el fondo en esa ya no tan virginal conchita. Marcela pegó un grito y comenzó a llorar, la madre le dice que aguante, que al final fue ella la que pidió que yo la cogiera, entonces que se las aguante. Pronto se calmó, estaba ya totalmente penetrada, y todavía quedaba una tercera parte de verga afuera. Por lo que suavemente comencé a bombearle la conchita. Pronto ella se acopló y comenzó a disfrutar de la poronga. Si bien se quejaba un poco, le ponía empeño cuando se la sacaba, luego era ella con su pelvis que venía al encuentro de la tripa y se esforzaba para que le entre más adentro. Y así llegó el momento sublime en que su excitación llegó al máximo y se vino en un tremendo orgasmo, con llanto y suspiros, me arañó todo el pecho y me mordió. Yo seguí dándole bomba por otro ratito hasta que se calmó. Pero no contento con eso, me propuse que hoy la piba dejaría de ser virgen de ambos agujeros, por lo que intentaría hacerle ese hermoso culito. Tomé gel lubricante y le pedí a la madre que le dilate el culito mientras yo seguía garchándole la conchita, la niña gustosa se dejaba hacer, luego de que tres dedos de la madre le entraran en el ano, me dió permiso para hacerle el culo. No me hice rogar, pusimos mucho gel en la cabeza y en toda la verga, llenamos su culo de lubricante y luego le posicioné la punta de mi poronga en su dilatado ano, empujé un poquito y pronto entró la cabeza y detrás fue entrando el resto de la poronga, Marcela solo se quejaba muy levemente, y en menos que canta un gallo tenía los 24 cms de verga dentro de su culo. Eso me gustó mucho y me excitó en demasía, mi verga se hinchó al máximo y de pronto comencé a llenarle el culo de semen con potentes chorros. La niña solo sonreía. Cuando finalmente mi verga se ablandó y procedí a sacársela, su culo parecía el agujero de un volcán, no se le veía el fondo. La madre la abraza y le pregunta si está bien. Marcela estira la mano, toma mi verga por el tronco y sacudiéndola me dice, bueno, cuando hacemos el organigrama, por que ahora yo también quiero participar de las sesiones familiares de sexo. Por lo que ahora son cuatro conchas y cuatro culos a conformar.
Excelente erotico excitante y con morbo, espero la continuacion.