La amiga de mi hija.
Una amiga de mi hija que tiene 16 años, es 2 años mayor que ella. A sus 18 años, tiene un cuerpo de diosa..
Mi tía siempre alquilaba un apartamento en la playa, pero esta vez alquiló una parcelita con piscina. Como siempre, estábamos, mi tía, mi cuñado, mi hermana y yo. Iba con ellos desde que me divorcié. Yo tenía 50 años por aquel entonces. Ese verano, mi hija se vino con nosotros y trajo a su amiga, con permiso de mi tía. Yo no sabia nada, y cuando fui a recogerla a casa de mi ex, me llevé la grata sorpresa.
La chica era casi tan alta como yo, un poco rellenita, por lo que lucia un buen culo y unas deliciosa tetas que querían escapar del escote. Ya no era la niñita tímida que recordaba. Me dio dos besos en cada mejilla y se sentaron en el asiento trasero del coche. Por el camino, ellas iban riéndose y hablando de sus cosas, mientras yo miraba con disimulo el escote de la chica, por el retrovisor. Llegamos a la parcela y después de los saludos metieron las maletas en la habitación.
Salieron con los bikinis, y mis sospechas eran ciertas, VAYA PAR DE MELONES tenía la chica, para su edad, y su culo no digamos. Mi polla quería salir de mi bañador tipo bóxer. Ella pareció darse cuenta y empezó a coquetear. Con movimientos sutiles.
Antes de entrar en la piscina, sin tiempo a reaccionar, la chica, se puso detrás de mi, y pegando sus tetas a mi espalda, sintiendo sus pezones a través de la tela del bikini, se subió a caballo, y así entramos en la piscina, ante las risas de mi hija.
Entre juegos, intentaba tocar algo de sus encantos, con el disimulo, sin pasarme de la taya, aunque a ella parecía gustarle y cada vez se acercaba más a mi. En uno de los juegos, metió su mano por mi bañador y me agarró la polla. Yo no supe como reaccionar, ante la sorpresa. Por suerte estábamos solos, pues mi hija estaba en el baño y los demás dentro de la casa.
Me hizo sentar en el primer escalón y bajándome el bañador comenzó a pasar su mano por mi polla, recorriéndola desde los huevos hasta el glande. Después le dio un beso al glande, y lamio todo el tallo hasta los huevos, y al subir se la metió en la boca y sentí un escalofrió cuando sus labios comenzaron a bajar y subir por mi polla. Como mamaba, se veía que no era la primera polla que se metía en la boca. Me corrí, soltando unos tres chorros de leche, que la chiquilla tragó. Casi vomita, pero pudo aguantar.
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