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Heterosexual, Sexo con Madur@s

La arrendadora y su joven inquilino

Madura se enrolla con jovencito disfrutando los dos.
Me haré llamar Maru , tengo 45 años, y vivo junto a mi hija, les contar que hasta hace 3 años estaba casada, mi esposo decidió abandonarnos, y digo abandonar porque se fue y no supimos más de él, dejándonos a mi hija, que en ese tiempo aún no terminaba la secundaria, y a mí sin apoyo financiero.

 

Este año mi hija entró a la universidad y eso elevó considerablemente mis gastos, así que, aprovechando que teníamos un par de cuartos vacíos, decidí rentar uno para aumentar mis ingresos, me decidí por alquilarle la alcoba matrimonial a un joven de 20 años, estudiante de derecho, la habitación tenía baño privado, así que podría estudiar con tranquilidad, sin alterarnos nuestra rutina, yo me instalé en un cuarto un poco más pequeño, al lado del de mi hija, con la que compartíamos el baño.

 

Felipe, así llamaré al muchacho, los fines de semana se iba a casa de sus padres, y en la semana solo llegaba a dormir, por lo que no pasaba mucho en casa, en n las mañanas salía de casa un poco más tarde que mi hija, que se iba de madrugada, así que compartíamos todos los días a la hora del desayuno, luego que él se iba, yo me duchaba y me arreglaba para irme a trabajar.

 

Era un chico muy educado, se veía de buena familia, alto y delgado, pelo castaño, una barba insipiente y sus ojos caramelo, es decir era bien lindo el mocoso, dijo no tener novia, que no había “una mujer que lo aguantara”, ese motivo parecía extraño, pues era un chico muy agradable.

 

“Esta noche no llego” me aviso Felipe, era habitual que los jueves no llegara a dormir, yo suponía que se quedaba a estudiar con algún compañero, además a la mañana siguiente se iba directo a su facultad, como cada viernes me levanté, preparé el desayuno de mi hija, la despedí en la puerta y subí al baño a ducharme, l pasar por el cuarto del pequeño Felipe ví que seguía su cama estirada, no había llegado, nada raro.

 

Me duché y me fui envuelta en mi toalla a mi habitación. cómo sabía que estaba sola no me molesté en cerrar la puerta de mi cuarto, me maquillé sentada en la cama como acostumbro, busqué mi ropa y me dispuse a vestirme,dejé caer la toalla y, tras contemplarme brevemente frente al espejo, me puse primero un brasier negro de encajes, luego me enfundé una pantaleta a tono, pantys negras, luego la blusa y la falda,me senté en la cama para ponerme los tacones y cuando me puse frente al espejo para ver que todo estuviera en su lugar, vi por el reflejo a felipito parado en su puerta, que daba frente a la mía, viéndome hace no se cuánto rato.

 

– Buenos días – dijo con la voz apretada al ver que me volteé hacia él, y entró rápidamente a su habitación, cerrando la puerta tras él,no alcancé a responder, solo atiné a cerrar mi puerta, me quedé un rato avergonzada antes de irme a la oficina, mientras revisaba mis redes me convencí de que venía llegando y por lo tanto no pudo haber visto mucho.

 

Cómo era habitual, fui la primera en llegar a casa en la tarde,ahí es cuando aprovecho de limpiar los cuartos, parto por el de Felipe, ordeno su escritorio, retiro la ropa sucia y la basura,pero esa tarde encontré en el papelero al lado de su escritorio mucho papel higiénico, cómo era inusual me dio curiosidad, así que lo tomé con cuidado y descubrí que estaba algo tieso y pegoteado, de inmediato mi me lante lo asoció a lo ocurrido en la mañana y deduje que felipito se había estado masturbando “en mi honor” esa mañana, ¡debió ver más de lo que creí!, pensé.

 

Esa noche, sola en mi cama, recordé mi hallazgo y me sonreí al pensar que ese mocoso se calentó con esta veterana, y que se pajeó pensando en mí, no es que no me sienta guapa a mi edad, pero tampoco esperaría ser el objeto de deseo de un jovencito,yo llevaba al menos un par de años en sequía, así que mi mente voló por sí sola, cerré mis ojos e imaginé a “felipito” tirando de su miembro conmigo en mente.

 

No tardé en calentarme visualizando, mis manos bajaron a mi entrepierna y comencé a tocarme por sobre el pijama, pero no me resistí y me bajé el short para poder tocarme mejor, ya estaba húmeda, subí mi polera y me amasé simultáneamente los pechos hasta que acabé,no era la primera vez que me masturbaba, pero hacía mucho que no lo hacía, así que quedé tan relajada que me dormí.

 

A la semana siguiente, cuando llegó felipe lo noté distinto, me miraba de otro modo, sentado a la mesa conmigo bajaba la mirada, estaba pensativo,yo opté por no tocar el tema de lo que creo que vio, y menos del papel que encontré tirado en su tacho, total es natural que un muchacho de su edad se masturbe, y yo debería tener más cuidado,mi idea era dejarlo pasar.

 

Llegó de nuevo el jueves, y recibí el texto de Felipito avisando que no llegaría esa noche,sola en mi cama, mi hija también se quedaría fuera hasta el fin de semana, me sentí particularmente sensible y volví a excitarme con la imagen de Felipe masturbándose por mí e hice lo propio hasta dormirme.

 

A la mañana siguiente, mientras estaba en la ducha, tenía una sensación extraña,al salir hacía mi cuarto, y mirar al cuarto de Felipe, lo ví sentado en la cama.

 

– Hola – le dije algo nerviosa y sorprendida.

– Buenos días – respondió en un tono distinto al que acostumbraba, – Voy a ducharme y luego me quedaré acostado, no iré a clases hoy –. ¡Nunca faltaba a clases!.

 

Algo se movió en mi estómago, no supe cómo responder a lo que me dijo, así que solo murmuré “ok”, entré a mi cuarto y cuando me disponía a cerrar la puerta, vi que él dejó la suya abierta, lo que tampoco era habitual,sentí la ducha activarse, y tras un instante avancé sigilosa, no hacia mi cuarto, sino que hacía el Felipe,me asomé al baño, a través de la ventana pude ver su silueta bañándose, me quedé observando un instante, sabía que desde la ducha no se veía hacia afuera,observé como se enjabonaba el cuerpo, los brazos, el pecho, bajó por su vientre y me quedé atónita al notar que tomaba algo entre sus manos de un gran tamaño, considerando que debía estar en reposo.

 

No soy fácil de impresionar en ese sentido, ya que mi ex lo tenía muy grande.tragué saliva, o eso pensé, quizás se me escapó algún sonido, porqué él detuvo la ducha y preguntó «¿Tía?»,salí rauda y me encerré en mi habitación, me senté en la cama por un minuto, el corazón me saltaba, pero como buena mujer me ganó la curiosidad, abrí suavemente la puerta y ahí estaba Felipito, apoyado en su puerta mirando hacía la mía, con su delgado pecho desnudo y mojado, una toalla a la cintura dejaba notar el relieve de algo importante,nuestras miradas se cruzaron, mi pulso estaba a mil, no había frase alguna apropiada para el momento así que todo fluyo en silencio,como por instinto caminé hasta quedar frente a él, que retrocedió hasta el borde de la cama mientras me acercaba,estiré mi mano y solté su toalla, él respiraba agitado, sin dejar de mirarlo a la cara tomé su miembro y comencé a acariciarlo, pensé que ya estaba erecto, pero noté que seguía ganando volumen entre mis dedos.

 

 

Lo empujé obligándolo a sentarse, me arrodillé entre sus piernas y comencé a recorrer su miembro con mi cara, olía tan rico al estar recién salido de la ducha, me lo pasaba por las mejillas, lo empecé a besar, a pasarle la lengua mirándolo a la cara mientras recorría el largo tronco, era realmente largo, intenté metérmelo en la boca, no fue fácil porque era bastante grueso, pero tras bajarle el prepucio logré envolver el glande con mis labios, jugué con el liquido que asomaba por su punta,volví a verlo a la cara y noté que si seguía haciendo esto no tardaría en acabar, así que lo dejé,lo hice recostarse, y poniéndome de pie dejé caer mi toalla al suelo, me sentía tan sensual, y caliente por supuesto me subí a la cama y puse una rodilla a cada lado de sus caderas, su largo pene se había inclinado sobre su vientre, lo acomodé aprisionándolo entre mis labios y comencé a sobarme en él, mi propia humedad ayudaba a que se deslizara con suavidad, se sentía tan rico, sobre todo por sus venas muy marcadas que hacían el roce mucho más estimulante, acompañé mi juego de caderas tomando mis senos acariciandolos y jugando con mis pezones.

 

Al mirarlo a la cara nuevamente, tenía su ceño fruncido, claramente estaba tratando de contenerse, me dejé apoyar en sus hombros y me moví con mas rapidez, logre levantarme justo a tiempo hasta que no se aguantó y lanzó un chorro blanco y espeso sobre su pecho, luego un par de disparos más provocaron fuertes pulsos en su miembro y por efecto en mi clítoris que mantenía contacto total ya que estaba su miembro de mi sexo, me excitó mucho ver lo abundante de su eyaculación, algo que tampoco había visto antes, me volví a introducir ese trozo de carne y me moví un poco más y logré acabar también, bajé el ritmo sin detenerme hasta sentirme totalmente satisfecha, me puse de pie, le alcancé un rollo de higiénico para que se limpiara y me volví a envolver en la toalla.

 

En eso me comentó tener la esperanza de haber perdido su virginidad conmigo esa mañana (yo ya sospechaba que era virgen), pero que entendía que, como otras chicas con las que había estado a punto, me diera miedo esa “deformación” que tenía.

 

– Chiquito – le dije, tomándole el rostro con ternura– no me asusta tu pico, ¡y no eres deforme!, – le insistí – si eres capaz de mantener esto en secreto, otro día te mostraré como puedes hacer disfrutar a una mujer con ese maso tuyo, pero ahora debo irme a trabajar -, yo siempre había sido una mujer muy ardiente, que me había postergado después de mi separación, pero en ese momento sentí en mis entrañas que tal vez tenía la oportunidad de volver a sentirme una mujer sexualmente completa, Felipe prometió guardar el secreto, así que después de una ducha rápida, me vestí y me arreglé para irme a trabajar.

 

68 Lecturas/29 mayo, 2025/0 Comentarios/por Acabrerg
Etiquetas: baño, hija, joven, jovencito, madura, secundaria, sexo, virgen
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